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Feliz Navidad, Mr. Lawrence

Drama. Bélico Durante la Segunda Guerra Mundial el soldado británico Jack Celliers (David Bowie) llega a un campo de prisioneros japonés. El comandante del campo cree firmemente en valores como la disciplina, el honor y la gloria. En su opinión los soldados aliados son cobardes al entregarse en vez de suicidarse. Uno de los prisioneros trata de explicar a sus compañeros la forma de pensar de los japoneses, pero éstos le consideran un traidor. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 47
Críticas ordenadas por utilidad
22 de mayo de 2016
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me convence que la película escape hacia adelante con el uso de un supuesto simbolismo. El choque de culturas o es o no es, y aquí, pese al empeño en defenderlo por parte de la mayoría de usuarios, no existe tal choque cultural. Existe un campo de prisioneros en territorio invidadido por Japón y el choque se produce porque son enemigos de guerra. Lógicamente durante las dos horas de película aparecen rasgos de la cultura japonesa, pero nada extraordinariamente profundo o filosófico. Es más, creo que el abuso del recurso del 'harakiri' empobrece la película. El honor, la disciplina y la severidad del soldado japonés no es algo excepcional.

Sí es excepcional la presencia de Bowie, cuyo personaje rebosa singularidad y básicamente se convierte en lo mejor de la película. No por su interpretación, sigo pensando que lo suyo fue la música. Si llegué aquí es por él, recientemente nos dejó y me sentía obligado a rendirle homenaje. Más allá de aquella película horrible que interpreta a un extraterrestre, aquí cuenta con un personaje de lo más atractivo. Lo de comer flores o lo de darle un par de besitos al capitán del campo es muy raro. Me gusta más el diminutivo, y si pudiera lo escribiría en cursiva: muy rarito.

Porque la película es justita, con algún pico dramático destacable, pero tamnbién con unos flashbacks innecearios. Ah!!; y por supuesto con el mejor Kitano visto en pantalla. Su personaje sí es el más agradecido, tanto, que hasta merece el título de la película.
Luisito
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10 de mayo de 2011
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
En las Indias Orientales Holandesas, soldados aliados están prisioneros en un campo japonés. La dureza de su vida no es el marco rudo de la película, si no la relación estética (y siempre después, homosexual) del comandante del campo con un prisionero del imperio británico.

En medio de una vegetación lujuriosa, el comandante lleva una vida ascética, ordenada y limpia, cortada por sus patrones japoneses, sus tatamis, sus maderas, sus prácticas con katana, hasta que conoce al nuevo prisionero, y todo cambia y se desmorona.

Interpretaciones fantásticas del sargento Hara (Kitano) y el coronel Lawrence. Encontronazos irreconciliables entre la mentalidad japonesa y la occidental. Libertad y compromiso del mayor Celliers (Bowie).

La banda sonora de Sakamoto (capitán Yonoi) me parece sublime, e inunda la película de una cálida intensidad.

Simplemente, hermosa película
CHOMSKY
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4 de mayo de 2019
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Navidad de Mr. Lawrence reverbera una década histórica por el año de su producción, y no tanto por lo que allí se cuenta, que podrá ser de mayor o menor interés, sino por las reglas rotas, desde un más que evidente cambio social.
Aún reflejando un episodio de la segunda gran guerra, lo narrado es tan extraño, indefinido y de alguna manera caótico que resulta complicado calificarla.

Fue un trabajo de Nagisa Ôshima, premiado, alabado; tal vez por su propuesta rompedora, en la época, y la intervención siempre sugerente de Bowie, como catalizador de todo aquel peculiar y atípico momento.
ALIENTO
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15 de octubre de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sensibilidad a flor de piel en esta historia sobre un campo de concentración japonés en la Isla de Java en plena II Guerra Mundial, que tiene como punto diferenciador de otra muchas que hemos visto, que está realizada por japoneses sobre la especial idiosincrasia de este pueblo, de su sentido del honor, la disciplina, y la gloria al más puro estilo nipón, pero su celo oculta una homosexualidad reprimida ya que desvelarla le reportaría la ignominia absoluta.

Dirigida por Nagisa Oshima, con la excepcional banda sonora de Ryuichi Sakamoto, el actor que interpreta al comandante del campo que se enamora de David Bowie bajo la atenta mirada de Tom Conti, "Mr. Lawrence", el único que hablaba japonés y que intentaba poner cordura en su mediación entre japoneses e ingleses.

Dura, emocionante, cruenta, y sensible, entrañable, distinta. No cabe duda de que los japoneses ven la vida de una manera muy diferente a los occidentales, y como tal lo plasman en sus obras.

Notable, 7.
andeltor
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17 de marzo de 2008
26 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Japón es una colonia. Lo es desde hace más de 60 años. Casi todo lo que sale de allí desde entonces está teledirigido de alguna manera por el Tío Sam. Poco queda auténtico en la tierra del Sol Naciente. Tampoco su cine, sobre el todo el actual, pensado para empalmados.

Lo peor de todo, no es eso, sino en vender lo contrario. Presentar un producto claramente occidental como es “Feliz Navidad Mr Lawrence” y tener la cara dura de hablar de choque de civilizaciones.

Toda la película está pensada para nosotros. Hasta la música de Sakamoto –que siendo bonita no pega ni con cola-. ¿Qué pinta David Bowie con su pelo ochentero y su aire julandrón, haciéndose pasar por un comandante británico de los años cuarenta?

Si Nagisa Oshima hubiera tenido decencia hubiera dirigido un campo norteamericano o británico de prisioneros japoneses dentro, donde no jugaban al bridge precisamente y donde no todos eran tan simpáticos con los japoneses como el coronel Lawrence. Ni mucho menos. Oshima no es objetivo, es más, continuamente fuerza las situaciones más caricaturescas de la vida de los nipones con el archifamoso Hara Kiri. En realidad, toda la cinta es puramente almodovariana en el sentido de reducir lo esencial y potenciar lo folclórico. Lo del sintoísmo, no tiene precio.

Si en los sesenta y setenta su cine fue bien visto, sobre todo por sus contenidos atrevidos, con esta película apuesta por conquistar Hollywood, y creo que el resultado no deja de ser un engaño. Si en vez de Bowie, tuviéramos a un amarillo, y se hablase de la guerra birmana, hubiera sido olvidada. Pero claro si hay blancos por el medio, la cosa ya cambia. Lo verdaderamente japonés allí, no se muestra, no se menciona, simplemente no existe, lo que vemos es un simple espejo pensado para nosotros.

Su forma de retratar un campo de prisioneros es simple y peyorativa. Haber si nos enteramos, estamos hablando de la Segunda Guerra Mundial, no de Fernando Alonso. Un país, un pueblo, una civilización se jugaba su futuro, es normal que se les fuera la mano, no conozco a ninguna nación que no lo haya hecho cuando hablamos de las cosas de comer.

Por todo ello, me quedo con “El puente sobre el río Kwai” –que tampoco me apasiona- ya que aún siendo menos realista, al menos es más entretenida que al fin y al cabo es lo que cuenta.

La apruebo más que nada porque Nagisa nació el mismo día que yo... y la cabra tira al monte.
vircenguetorix
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