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Sputnik

Ciencia ficción. Terror. Thriller. Drama El único superviviente de un enigmático incidente de una nave espacial no ha regresado solo a casa, escondiéndose dentro de su cuerpo una criatura peligrosa.
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Críticas 31
Críticas ordenadas por utilidad
26 de junio de 2020
25 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando una filmografía, sea del país que sea, se dedica a copiar al mainstream, entonces corre varios riesgos: desde perder su esencia a caer en el más absoluto de los ridículos. Países como Francia, Alemania, Suecia o Reino Unido, se han especializado en un tipo de cine que funciona sin perder la esencia de lo que es su país, evitando copiar el cine norteamericano porque son conscientes de que no todo el mundo busca el mainstream yankee.

En muchas ocasiones, el cine ruso ha intentado adentrarse en lo descaradamente comercial, copiando al cine de su eterno enemigo, los USA. Y muchas veces les funciona porque, además de buenos cineastas, tienen recursos económicos para hacerlo. "Sputnik" es una muestra de un cine ruso que busca al espectador global. Ese espectador acostumbrado a una narrativa y formas de hacer del cine norteamericano. Curiosamente, en "Sputnik" todo funciona bien, tiene detalles propios del cine ruso (lo político, la denuncia, el heroísmo), tiene cosas propias del cine norteamericano (la acción, la forma de estar rodada, el propósito) y este extraño binomio acaba convirtiendo a este perro de dos cabezas en un producto de lo más disfrutable. Tiene ritmo, tiene acción, tiene sangre, tiene sustos, tiene todo cuanto un espectador ávido de aliens, espera. Además de original, la historia está ambientada en un espacio que nos es común con una manera de ser que no es común. Ese bunker militar es el mismo de todas las películas del género, pero la manera en que interactúan los mandos y los protagonistas, es propio del cine ruso. Y lo que podría ser, nuevamente, un inconveniente, acaba siendo una virtud.

"Sputnik" es una película entretenida y original a la que hay que darle una oportunidad, aunque su procedencia y sus maneras nos puedan echar atrás.
El Criticón
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25 de abril de 2020
26 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sputnik (2020) se trata de una producción rusa que en teoría había de haber sido estrenada en cines este año, pero debido a las circunstancias relacionadas con la Pandemia del Covid-19, la película ha sido distribuida por plataformas digitales como IVI, More TV, Wink. La película supone el debute en la dirección de Egor Abramenko, quien trabajó como asistente de dirección en la película también de ciencia ficción Atracction (2017), dirigida por el veterano Fedor Bondarchuk, que a su vez aparece en el filme como actor.

La crítica rusa ha acogido la película de manera considerablemente más negativamente que el público. Muchos de los críticos han relacionado la película con el nombre de Fedor Bondarchuk, un actor y director, conocido en su faceta de cineasta por realizar películas de consumo fácil, como podría ser la citada anteriormente, Atracction (2017). Pero lo cierto es que la huella de Bondarchuk solo se puede comprobar en su faceta de actor. En contraposición, la película ha recibido mejor acogida entre el público, en la página virtual Kinopoisk, la película tiene un 6,2 de valoración media. 

Sí, es cierto que el alienígena de la película tiene varias similitudes con el de la película americana Life (2017), en su concepción artística, pero también que el diseño de producción es notable. A pesar de que se cuida de no explotar localizaciones que podrían ser muy caras (y por eso hay una economía de localizaciones palpable), todo lo que vemos en pantalla denota mimo por representar la época en la que está ambientada el filme. Teniendo en cuenta, claro, que estamos ante una película de ciencia ficción y terror, y no ante una película histórica. 


Sí, es cierto que el alienígena de la película tiene varias similitudes con el de la película americana Life (2017), en su concepción artística, pero también que el diseño de producción es notable. A pesar de que se cuida de no explotar localizaciones que podrían ser muy caras (y por eso hay una economía de localizaciones palpable), todo lo que vemos en pantalla denota mimo por representar la época en la que está ambientada el filme. Teniendo en cuenta, claro, que estamos ante una película de ciencia ficción y terror, y no ante una película histórica. 

De hecho, la película tiene bastantes similitudes en términos argumentales con Life (2017), película de ciencia ficción reciente. Al igual que en aquella obra, el extraterrestre no aparece definido como un ente peligroso desde el primer minuto (más allá de la secuencia inicial), sino que es un objeto de estudio científico (o de contención) en primera instancia. Los personajes protagonistas se enfrentan a una amenaza desconocida cierto, pero el miedo precisamente viene por lo que no se sabe, y no por la primera reacción. 

Eso en cuanto a la primera mitad del metraje, donde la película está más cerca de la ciencia ficción que de otro género. Posteriormente, en la segunda parte la película gira al terror. 


La película cumple, aunque se le echa en falta algo de profundidad. Se dedica a limitarse un esquema sin añadir nada complejo o que resulta interesante para un análisis profundo. Una película comercial, en todos los sentidos del término. Además, a mitad de película nos encontramos con un bajón importante dentro del ritmo. La película se estanca y no tiene muy claro que quiere contar, entrando en subtramas (con flashbacks absurdos) sobre traumas infantiles que solo sirven para rellenar metraje. Quizá, a pesar de que pueda sonar tópico, recortando metraje habría funcionado mejor. 

Como ya apuntamos en la crítica hecha a la película Kalashnikov (2020), uno de los leimotivs de las películas rusas comerciales actuales ambientadas en el período soviético es el de presentar a las autoridades soviéticas como funcionarios cuadriculados que son incapaces de seguir lo que no sea seguir los márgenes de la regla. En la película incluso las autoridades dan de comer al parásito para tenerlo bajo control, que por otra parte, en cuanto a términos estéticos resultan los más interesantes, en gran medida por no tener parangón en otras películas contemporáneas rusas. 

Conclusión

La película no es la gran obra de ciencia ficción que estábamos esperando, pero tiene un cierto interés para poder ser vista como curiosidad.


Crítica escrita para Cinemagavia.es
Kyrios
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3 de septiembre de 2020
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es interesante que se quiera comparar con ALIEN ya que nada ni nunca ni nadie ni ninguna película jamás pudo, puede o podrá compararse con ALIEN. Bien, aclarado este punto debo decir que la empecé a ver sin expectativas (ya que la ciencia ficción últimamente tiene muchos efectos y ninguna historia) pero me soprendió muy gratamente. Le pongo un 6 porque esperaba más terror, pero se volcó más hacia un drama un poco más realista y que funciona de manera interesante para el universo que plantea. No es una maravilla pero la recomiendo para quienes gustan de la ciencia ficción oscura con un pequeño nudo socio/filosófico entremedio.

PD: No tiene absolutamente nada que ver con ALIEN, ¡por favor!
El Mirante
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19 de septiembre de 2020
16 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
–«Soy un héroe; viajé al espacio y conseguí volver»
–«No eres un héroe, los héroes son los que no abandonan a sus hijos, ahora sé porqué ESO te eligió».

Las comparaciones son odiosas y no voy a hacerlo. Sputnik tiene su propia alma, su propia historia. No es Alien y tampoco es Super 8. De hecho su director no es conocido, aunque dos de los actores principales sí. La magnífica Oksana Akinshina, a la que conocí en Mocow Zero, allá por el 2007 y el guapísimo Pyotr Fyodorov (Stalingrad), hacen un dúo perfecto, se nota la química entre ambos. La película está cargada de tensión, sin subidas de volumen, sin terror al estilo que gusta ahora tanto, sosteniéndose en el trabajo de todos los actores que no decae en ningún momento. El guion es original y a la vez no lo es, pero es una buena mezcla de cosas ya contadas. La banda sonora que ha sido criticada por algunos para mí es absolutamente perfecta para este filme. No creo que sea estruendosa y lo dice una a la que esas cosas le molestan mucho. Es ciertamente inteligente, con una atmósfera absorbente y que nos lleva a esa Rusia de los años 80. Puedes sentir el frío, el mal rollo, el misterio, las dudas, la mala leche y el hambre de miedo. Me ha gustado la nieve en el exterior, las luces artificiales en el recinto del ejército, las habitaciones de los camaradas, las preguntas sin respuesta, los giros de guion.

Quizás me han sobrado los últimos diez minutos, pero entiendo que había que cerrar todas las historias que se habían abierto en el nudo.

Por cierto: molaría que no se dijese en ninguna sinopsis que el protagonista lleva algo dentro de su cuerpo, ya que lo descubrimos pasada media hora. Yo no leí el resumen y me gustó mucho más la sorpresa. Es destripar innecesariamente un argumento guay.

Otro detalle: ya van unas cuantas cintas rusas vistas y son muy recomendables. Al menos para los que disfrutáis del buen cine; aunque todo parezca una «copia» tienen un buen estilo visual, saben crear atmósferas y cuentan con actores bastante buenos.
Teresa
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9 de septiembre de 2020
13 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aun sin ser fan de la cinematografía rusa, observo que esta nueva generación de cineastas ha tomado un paso acertado (mirar hacia el exterior para exportar sus películas) y otro equivocado (no buscar la voz propia sino imitar).

Tatyana Klimova es una joven doctora cuyo lema es “el paciente antes que todo”. Esto le trae problemas con sus superiores pero, a cambio, hará que el coronel Semiradov aparezca en su vida: debe ayudarle con el caso de un cosmonauta ruso, Konstantin, que volvió amnésico del espacio… Tatyana no tardará mucho en descubrir que lo prioritario no será curar la amnesia de Konstantin, sino salvar al ser extraterrestre que anida en el interior del cosmonauta.

La ópera prima de Egor Abramenko no oculta sus inspiraciones: por un lado el clásico indiscutible de Alien y por otro, aunque Abramenko no quiere reconocerlo está ahí a la vista, el fallido intento de J.J. Abrams por hacer una película a lo Steven Spielberg con Super 8. No vamos a negar que el primer tercio de Sputnik, heredero del espíritu de Ridley Scott, es entretenidísimo con el prólogo de la cápsula espacial, la presentación de la dura – aunque de tan fría parece un congelador – Tatyana Klimova, los primeros estadios de la investigación con el cosmonauta Konstantin y el secreto que oculta.

Pero ya luego entramos en el tramo puramente ruso, con un error que ya hemos visto repetido en otras películas de esta generación de cineastas: inconsistencia del guion, búsqueda de giros aunque aporten poco – o como en este caso resten – a la trama central, personajes que van para un lado y otro. Y esto unido al síndrome J. J. Abrams – lógico o no, la cuestión es que “mole” – pues ya convierte Sputnik en una deriva que Abramenko, con el guion de Oleg Malovichko y Andrei Zolotarev, sobrelleva como puede. La historia se mueve al ritmo de la valiente – ¿y he dicho que fría? - Tatyana Klimova mientras se desaprovecha algo muy interesante que subyace en la historia: todos quieren algo del extraño ser que mora en el interior del cosmonauta, y harán lo que sea por conseguirlo sin importarle las vidas que ello conlleve; atención a la subtrama que involucra un niño: horrenda.

Así como el trabajo fotográfico de Maxim Zhukov es brillante, con una gama de colores que nos llevan a los años duros de la dictadura soviética, el compositor de Olev Karpachev está con la mirada puesta en lo que Hans Zimmer compuso para Inception y abusa de una música siempre ominosa que aleja al espectador de la empatía. Respecto al trabajo actoral está comandado por Oksana Akinshina como la intrépida, efectiva e inteligente Tatyana Klimova y, bueno, se pasa toda la película con gesto de témpano de hielo y el ceño fruncido; Fedor Bondarchuk, el coronel Semiradov me ha parecido el más convincente mientras el cosmonauta Pyort Fuodorov da vueltas por ahí mientras Anton Vasilev, como el científico gubernamental, entra y sale de pantalla sin mucho impacto.

Sputnik vale como acercamiento a la nueva cinematografía rusa, pero su último tercio es predecible y se podrían haber ahorrado casi media hora de metraje; pero los efectos especiales están curiosos y toda esa primera media hora está repleta de aciertos.

https://www.terrorweekend.com/2020/09/sputnik-review.html
TerrorWeekend
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