You must be a loged user to know your affinity with Kyrios
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
10 de octubre de 2024
Sé el primero en valorar esta crítica
Strange Darling (2024) es la última película de J.T Mollner y su segunda película en general, después de su opera prima Ángeles y Forajidos. La película se puede ver en el Festival de Sitges de este año, mientras que en cines se estrena el 11 de octubre. Los roles protagonistas de la película recaen sobre Willa Fitzgerald y Kylle Gallner.
La estructura narrativa que impactó a Gabriel García Marquéz
El subtítulo es evidentemente ironía. Strange Darling es de aquellas películas que a cada fotograma, intenta chillarle al espectador a la cara lo muy posmoderna que es, lo muy pretencioso y bien pensado que es cada plano, lo saturada que es la fotografía, la originalidad de su narrativa, lo estridente que es su banda sonora, lo rompedora que es su propuesta, los continuos aspavientos de los actores...cuando en realidad, el resumen de la película se podría escribir en una servilleta.
Para que nos hagamos una idea, en los primeros diez minutos de la película nos encontramos con cinco falsos inicios. Poco después, la película nos presenta una estructura alterada, que no tiene ninguna coherencia interna con lo que la propia película está contando. Porque la película trampea, para poder hacer cuadrar las piezas, de tal manera que las personalidades de los personajes protagonistas están deformadas para hacerlas cuadrar con la deformada estructura. Una vez descubierto el pastel, qué el espectador se pregunte porque los actores han realizado su interpretación de esa manera en los primeros compases de la película.
Así pues, nos encontramos con una de esas películas artefactos, que lo que cuentan queda opacado por todo lo demás. Más allá de ello, algunos críticos podrán sacar de ella algún tema como es el consentimiento en las relaciones, pero para un servidor los temas tratados en la película no pasan de apuntes preliminares. Y en cuanto su originalidad, tengamos en cuenta que estructuras narrativas en el cine como las que propone la película vienen ya de obras mucho más antiguas, por poner uno de los ejemplos más evidentes y a los que la película hace referencia, el cine de Tarantino o sí queremos, el de Gaspar Noé, al que por cierto le da mil vueltas tanto en forma como en fondo.
Más allá de todo ello, la película cuenta con una cacareada fotografía en 35mm, que quizá sea lo único mencionable.
Conclusión
Si te "flipó" Corre, Lola, Corre esta es tu película.
La estructura narrativa que impactó a Gabriel García Marquéz
El subtítulo es evidentemente ironía. Strange Darling es de aquellas películas que a cada fotograma, intenta chillarle al espectador a la cara lo muy posmoderna que es, lo muy pretencioso y bien pensado que es cada plano, lo saturada que es la fotografía, la originalidad de su narrativa, lo estridente que es su banda sonora, lo rompedora que es su propuesta, los continuos aspavientos de los actores...cuando en realidad, el resumen de la película se podría escribir en una servilleta.
Para que nos hagamos una idea, en los primeros diez minutos de la película nos encontramos con cinco falsos inicios. Poco después, la película nos presenta una estructura alterada, que no tiene ninguna coherencia interna con lo que la propia película está contando. Porque la película trampea, para poder hacer cuadrar las piezas, de tal manera que las personalidades de los personajes protagonistas están deformadas para hacerlas cuadrar con la deformada estructura. Una vez descubierto el pastel, qué el espectador se pregunte porque los actores han realizado su interpretación de esa manera en los primeros compases de la película.
Así pues, nos encontramos con una de esas películas artefactos, que lo que cuentan queda opacado por todo lo demás. Más allá de ello, algunos críticos podrán sacar de ella algún tema como es el consentimiento en las relaciones, pero para un servidor los temas tratados en la película no pasan de apuntes preliminares. Y en cuanto su originalidad, tengamos en cuenta que estructuras narrativas en el cine como las que propone la película vienen ya de obras mucho más antiguas, por poner uno de los ejemplos más evidentes y a los que la película hace referencia, el cine de Tarantino o sí queremos, el de Gaspar Noé, al que por cierto le da mil vueltas tanto en forma como en fondo.
Más allá de todo ello, la película cuenta con una cacareada fotografía en 35mm, que quizá sea lo único mencionable.
Conclusión
Si te "flipó" Corre, Lola, Corre esta es tu película.
1 de octubre de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El excéntrico cineasta español Miguel Llansó vuelve a la carga con Infinite Summer (2024) su película quizá más mainstream por decirlo de alguna manera, que se estrenará en el Festival de Sitges de 2024.
Paradójicamente, y a pesar del historial, se trata de la película más convencional de este extraño director. En realidad Infinite Summer es un coming of age que se cuenta de una manera más inusual de lo habitual, pero que en el fondo tiene muchas semejanzas con películas más comerciales y corrientes. Recargada y aliñada, eso sí, de numerosos detalles personales.
Nuestra protagonista, interpretada por Hannah Gross, es una adolescente estonia que no tiene muy claro que hacer con su vida. Después de acabar el instituto, tiene que escoger una carrera, sin embargo, su personalidad indecisa y reservada le impiden tanto desenvolverse en la vida social como en su futura carrera. Dicho esto, que suena a argumento que tantas veces hemos visto, el director añade ciertas notas muy personales, como es ese uso de la tecnología tan estrafalario que ya habíamos visto en Jesus Shows you the Way to the Highway, en la que se mezclaban tanto la visión Cyberpunk de la ciencia ficción, apañada por un presupuesto obviamente menor (en realidad ridículo si la comparamos con películas Hollywoodienses) pero que servía también para darle una fuerte personalidad, así como una visión particular, anclada tanto en el localismo que evoca a figuras como a Manuel de Pedrolo y que le dan mucho valor al cineasta. El filme se centra muy específicamente en las posibilidades de la tecnología como un narcótico más, camuflado eso sí bajo el espíritu de la meditación y la pseudofilosofía new age.
Así, nos encontramos con una película que con una notable factura, nos mezcla una trama de investigación policial, una nueva droga muy de corte New-Age y una película con adolescentes que estéticamente resulta agradable a la vista (a diferencia de la fealdad de Crumbs, aquí la película se apoya en cierto locus amoeni, que puede comprobarse tanto en la fotografía, como en el guion o los propios paisajes de Estonia donde sucede la acción) e hilvanada con una tranquila naturalidad.
La pega principal de la película es quizá el distanciamiento excesivo con el que el cineasta ha acometido su último proyecto. Quizá esta frialdad podía servir para películas tan experimentales como sus anteriores proyectos, pero en esta película, que pretende en realidad contarnos una historia que de alguna manera todos hemos vivido, la falta de conexión con el reparto, incluido la protagonista, es notable. El espectador puede sentirse perdido y es fácil que deje de prestar atención.
Conclusión
Infinite Summer es una película que vuelve a demostrar que Miguel Lladó es uno de los directores más interesantes del panorama nacional. Un cineasta inclasificable que es capaz de hacer maravillas con los escasos recursos de los que dispone.
Cinemagavia.es
Paradójicamente, y a pesar del historial, se trata de la película más convencional de este extraño director. En realidad Infinite Summer es un coming of age que se cuenta de una manera más inusual de lo habitual, pero que en el fondo tiene muchas semejanzas con películas más comerciales y corrientes. Recargada y aliñada, eso sí, de numerosos detalles personales.
Nuestra protagonista, interpretada por Hannah Gross, es una adolescente estonia que no tiene muy claro que hacer con su vida. Después de acabar el instituto, tiene que escoger una carrera, sin embargo, su personalidad indecisa y reservada le impiden tanto desenvolverse en la vida social como en su futura carrera. Dicho esto, que suena a argumento que tantas veces hemos visto, el director añade ciertas notas muy personales, como es ese uso de la tecnología tan estrafalario que ya habíamos visto en Jesus Shows you the Way to the Highway, en la que se mezclaban tanto la visión Cyberpunk de la ciencia ficción, apañada por un presupuesto obviamente menor (en realidad ridículo si la comparamos con películas Hollywoodienses) pero que servía también para darle una fuerte personalidad, así como una visión particular, anclada tanto en el localismo que evoca a figuras como a Manuel de Pedrolo y que le dan mucho valor al cineasta. El filme se centra muy específicamente en las posibilidades de la tecnología como un narcótico más, camuflado eso sí bajo el espíritu de la meditación y la pseudofilosofía new age.
Así, nos encontramos con una película que con una notable factura, nos mezcla una trama de investigación policial, una nueva droga muy de corte New-Age y una película con adolescentes que estéticamente resulta agradable a la vista (a diferencia de la fealdad de Crumbs, aquí la película se apoya en cierto locus amoeni, que puede comprobarse tanto en la fotografía, como en el guion o los propios paisajes de Estonia donde sucede la acción) e hilvanada con una tranquila naturalidad.
La pega principal de la película es quizá el distanciamiento excesivo con el que el cineasta ha acometido su último proyecto. Quizá esta frialdad podía servir para películas tan experimentales como sus anteriores proyectos, pero en esta película, que pretende en realidad contarnos una historia que de alguna manera todos hemos vivido, la falta de conexión con el reparto, incluido la protagonista, es notable. El espectador puede sentirse perdido y es fácil que deje de prestar atención.
Conclusión
Infinite Summer es una película que vuelve a demostrar que Miguel Lladó es uno de los directores más interesantes del panorama nacional. Un cineasta inclasificable que es capaz de hacer maravillas con los escasos recursos de los que dispone.
Cinemagavia.es
21 de septiembre de 2024
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Secta (2024) se trata de una película dirigida por Jordan Scott que se estrena en nuestros cines el 27 de septiembre. La película, basada en la novela de Nicholas Hogg, cuenta con un gran reparto, entre los que destacan: Eric Bana, Sadie Sink y Sylvia Hoeks.
Que hay ciertos grupos de ecologistas excéntricos que bordean el sectarismo es algo evidente. Y no, no me refiero ni siquiera a los grupos que se dedican al vandalismo artístico con tal de salir en las noticias y ganar repercusión mediática. Me refiero a ciertos grupos que hablan de demografía y de superpoblación, haciendo referencia al supuesto exceso de personas en este mundo (entre ellas, científicas supuestamente reputadas como Jane Godall). Entre las medidas que se proponen, una de ellas se encuentra la reducción de dicho problema mediante la no reproducción y en casos mucho más extremos, los que podemos encontrar en la película. El neo-Malthusianismo es algo que está de moda.
Porque efectivamente, La Secta trata de estos temas, mostrándonos el lado oscuro de ciertos grupos ecologistas. Y los afronta valientemente, en una discusión polémica, lejos de estridencias, sino tomando bien el pulso a todo lo que significa debatir un tema tan complejo como este.
Sadie Sink interpreta a la hija adolescente del personaje de Eric Bana, un reputado sociólogo que se ha decidido mudar a Berlín después de la separación con su esposa. Para poder ver a su padre, la hija se trasladara a la capital alemana, donde contactará con un grupo sectario que se aprovechará de sus circunstancias personales para tratar de captarla...
El culto sectario de hecho no es visto desde una perspectiva sensacionalista, sino que la película intenta mostrarnos la visión del personaje de Sadie Sink, la hija que ha sufrido la ruptura de sus padres y que se ve emocionalmente conmocionada, una presa fácil para este tipo de sectas. Pero lo que vemos de la película es precisamente el método de captación emocional, los horizontes que a priori podrían parecer más atractivos para una persona que se encuentra sola en el mundo. La película tiene una sensibilidad que es su punto fuerte y que le sirve de diferencia respecto a otras películas de temática similar.
A diferencia de numerosas películas de terror, Jordan Scott ha querido dejar claro desde la primera secuencia que su película no es una más al uso. Por ello nos encontramos ante una película que en realidad en numerosas ocasiones parece querer desatenderse del género e irse a otras propuestas. El ritmo de la película es rápido, pero no nos encontramos secuencias que pretendan asustar de manera barata al espectador (olvídense de Jumpscares o escenas morbosas). Por otro lado la puesta en escena cuenta con un gran repertorio de planos que parecen haberse pensado con precisión. Tenemos señas de identidad como esos montajes grabados al revés que conceptualmente se unen al sentido de la película de la vida como elemento circular (pasar de la muerte a una nueva vida, la comunión con la tierra etc...), así como una banda sonora bien escogida y compuesta para definir el mensaje del filme, como son los coros que pretenden emular ese tono "New-age" de la secta.
Algo más
El único problema es que la película no es todo lo profunda que aparenta ser. Los diálogos, así como los monólogos de la secta y sus terapias de autoafirmación no son todo lo potentes que deberían acabar siendo, y así la película termina sin que podamos decir que la obra nos va a dejar alguna secuencia histórica para el recuerdo.
Conclusión
La Secta se trata de una película que engaña por su maliciosa traducción (en realidad debería traducirse como Un Sacrificio). Una película mucho más inteligente de las numerosas producciones de terror que se estrenan periódicamente. Claro que en realidad la película juega en otra liga. Solo es una pena el hecho de que el filme se haya quedado a medio gas, sin dejarnos momentos para el recuerdo.
Cinemagavia.es
Que hay ciertos grupos de ecologistas excéntricos que bordean el sectarismo es algo evidente. Y no, no me refiero ni siquiera a los grupos que se dedican al vandalismo artístico con tal de salir en las noticias y ganar repercusión mediática. Me refiero a ciertos grupos que hablan de demografía y de superpoblación, haciendo referencia al supuesto exceso de personas en este mundo (entre ellas, científicas supuestamente reputadas como Jane Godall). Entre las medidas que se proponen, una de ellas se encuentra la reducción de dicho problema mediante la no reproducción y en casos mucho más extremos, los que podemos encontrar en la película. El neo-Malthusianismo es algo que está de moda.
Porque efectivamente, La Secta trata de estos temas, mostrándonos el lado oscuro de ciertos grupos ecologistas. Y los afronta valientemente, en una discusión polémica, lejos de estridencias, sino tomando bien el pulso a todo lo que significa debatir un tema tan complejo como este.
Sadie Sink interpreta a la hija adolescente del personaje de Eric Bana, un reputado sociólogo que se ha decidido mudar a Berlín después de la separación con su esposa. Para poder ver a su padre, la hija se trasladara a la capital alemana, donde contactará con un grupo sectario que se aprovechará de sus circunstancias personales para tratar de captarla...
El culto sectario de hecho no es visto desde una perspectiva sensacionalista, sino que la película intenta mostrarnos la visión del personaje de Sadie Sink, la hija que ha sufrido la ruptura de sus padres y que se ve emocionalmente conmocionada, una presa fácil para este tipo de sectas. Pero lo que vemos de la película es precisamente el método de captación emocional, los horizontes que a priori podrían parecer más atractivos para una persona que se encuentra sola en el mundo. La película tiene una sensibilidad que es su punto fuerte y que le sirve de diferencia respecto a otras películas de temática similar.
A diferencia de numerosas películas de terror, Jordan Scott ha querido dejar claro desde la primera secuencia que su película no es una más al uso. Por ello nos encontramos ante una película que en realidad en numerosas ocasiones parece querer desatenderse del género e irse a otras propuestas. El ritmo de la película es rápido, pero no nos encontramos secuencias que pretendan asustar de manera barata al espectador (olvídense de Jumpscares o escenas morbosas). Por otro lado la puesta en escena cuenta con un gran repertorio de planos que parecen haberse pensado con precisión. Tenemos señas de identidad como esos montajes grabados al revés que conceptualmente se unen al sentido de la película de la vida como elemento circular (pasar de la muerte a una nueva vida, la comunión con la tierra etc...), así como una banda sonora bien escogida y compuesta para definir el mensaje del filme, como son los coros que pretenden emular ese tono "New-age" de la secta.
Algo más
El único problema es que la película no es todo lo profunda que aparenta ser. Los diálogos, así como los monólogos de la secta y sus terapias de autoafirmación no son todo lo potentes que deberían acabar siendo, y así la película termina sin que podamos decir que la obra nos va a dejar alguna secuencia histórica para el recuerdo.
Conclusión
La Secta se trata de una película que engaña por su maliciosa traducción (en realidad debería traducirse como Un Sacrificio). Una película mucho más inteligente de las numerosas producciones de terror que se estrenan periódicamente. Claro que en realidad la película juega en otra liga. Solo es una pena el hecho de que el filme se haya quedado a medio gas, sin dejarnos momentos para el recuerdo.
Cinemagavia.es
11 de septiembre de 2024
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Juega o muere (2020) es una película que se estrene en cines en España el 20 de septiembre y a la vez es el debut en la dirección de Eren Celeboglu y Ari Costa. La película se enmarca dentro del género de terror y se ambienta en la ciudad de Salem, donde en la época de los peregrinos hubieron los célebres juicios por brujería, hecho que en parte es explotado por la película.
El argumento de la película nos podría hacer pensar irremediablemente en Truth or Dare, una serie de protagonistas adolescentes que van sufriendo horribles muertes una tras otra debida a una maldición, relacionada con los juicios de Salem acontecidos entre el 1692-1693. Pero lo cierto es que la película se aleja en muchos aspectos de las películas de la factoría Blumhouse. Para bien y para mal.
Por un lado, la factura es extrañamente estilizada y bien cuidada. A diferencia de otras muchas películas de terror adolescente, en esta ocasión se ha prestado atención a detalles estéticos, especialmente en la fotografía, que firma Ricardo Díaz (quien ya trabajó en el remake de la Matanza de Texas estrenada en Netflix). La película transcurre prácticamente en la nocturnidad, y se aprovechan muy bien tanto el color oscuro del filme, que liga muy bien con el tema de la brujería.
Pero claro, poco se puede hacer cuando el eje central de la película fracasa estrepitosamente. Porque la película es, a diferencia de Truth or Dare, muy aburrida. Y eso en una película de entretenimiento es pecado mortal. La película no explica demasiado bien la relación entre la ciudad y el tipo de juego al que se hace referencia, y sobre todo, la trama de terror se desenvuelve principalmente a través de poca imaginación, más cercano a un slasher que a una película de otro tipo.
Y es que la película no tiene más profundidad que un juego al escondite con un asesino (poseído supuestamente por la bruja) que tampoco tiene unas muertes demasiado originales o bien facturadas. Por si fuera poco, la dirección es tremendamente efectista (jugando con un montaje que presenta imágenes que pretenden asustar) y desluce el resultado del apartado artístico de la película. Y por último, el guion resulta confuso en numerosos momentos del metraje.
Conclusión
Juega o muere es una película rutinaria que no destacará ni para bien ni para mal. Quizá pueda servir como un aperitivo, pero a los amantes del género de terror les dejará demasiado fríos y al espectador ocasional no tiene demasiado que ofrecerle.
Cinemagavia,es
El argumento de la película nos podría hacer pensar irremediablemente en Truth or Dare, una serie de protagonistas adolescentes que van sufriendo horribles muertes una tras otra debida a una maldición, relacionada con los juicios de Salem acontecidos entre el 1692-1693. Pero lo cierto es que la película se aleja en muchos aspectos de las películas de la factoría Blumhouse. Para bien y para mal.
Por un lado, la factura es extrañamente estilizada y bien cuidada. A diferencia de otras muchas películas de terror adolescente, en esta ocasión se ha prestado atención a detalles estéticos, especialmente en la fotografía, que firma Ricardo Díaz (quien ya trabajó en el remake de la Matanza de Texas estrenada en Netflix). La película transcurre prácticamente en la nocturnidad, y se aprovechan muy bien tanto el color oscuro del filme, que liga muy bien con el tema de la brujería.
Pero claro, poco se puede hacer cuando el eje central de la película fracasa estrepitosamente. Porque la película es, a diferencia de Truth or Dare, muy aburrida. Y eso en una película de entretenimiento es pecado mortal. La película no explica demasiado bien la relación entre la ciudad y el tipo de juego al que se hace referencia, y sobre todo, la trama de terror se desenvuelve principalmente a través de poca imaginación, más cercano a un slasher que a una película de otro tipo.
Y es que la película no tiene más profundidad que un juego al escondite con un asesino (poseído supuestamente por la bruja) que tampoco tiene unas muertes demasiado originales o bien facturadas. Por si fuera poco, la dirección es tremendamente efectista (jugando con un montaje que presenta imágenes que pretenden asustar) y desluce el resultado del apartado artístico de la película. Y por último, el guion resulta confuso en numerosos momentos del metraje.
Conclusión
Juega o muere es una película rutinaria que no destacará ni para bien ni para mal. Quizá pueda servir como un aperitivo, pero a los amantes del género de terror les dejará demasiado fríos y al espectador ocasional no tiene demasiado que ofrecerle.
Cinemagavia,es
4 de septiembre de 2024
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Snack Shack (2024) se trata de una película dirigida por Adam Rehmeler, quien a la vez escribe el guion (basado en parte en las propias experiencias de su juventud que pasó el cineasta en Nebraska) y se enmarca dentro del género de la comedia juvenil. La película está todavía por estrenarse en España y en Estados Unidos ha tenido un estreno desigual, con problemas legales, lo que ha condicionado el rendimiento en taquilla de la cinta.
Si por algo era conocido Adam Rehmeler era por su extravagante película The Bunny Game, dirigida en el 2010. Una obra prácticamente clasificable dentro del videoarte, que apenas presentaba una delirante línea argumental en la que un asesino torturaba durante todo el metraje a su víctima. Después de esta película que llegó a ser un escándalo, siendo censurada en lugares como Gran Bretaña, el director apenas volvió a dirigir exceptuando el hiato que supuso Cena en América (2020). Y ahora, vuelve con una película que supone un giro de 180 grados, pasando a una mucho más convencional y que sigue la estela de las películas juveniles de la década pasada, como fueron Superbad o Adventureland.
Como decíamos, el tono de la película es prácticamente el mismo que se ofrecía en películas como las anteriormente citadas. Una combinación de gamberrismo, descubrimiento de uno mismo en su paso a la madurez pero siempre con un fondo de cierta humanidad. Obviamente, el padre lejano de todas estas películas fue el gran John Hughes, pero el guion de la película introduce algunos detalles que la hacen bastante peculiar.
Si en la mayoría de películas adolescentes el objetivo principal de estos protagonistas consiste en socializar con personas por las que se sienten atraídas (por decir finamente que van chorreando hormonas), en este caso, a pesar de que sí aparece por supuesto un interés sexual en la película, lo cierto es que el guion va directamente enfocado en otro camino: El de hacer dinero. Gran parte del metraje y la mayoría de los diálogos entre los dos personajes está relacionado con el tema.
Y es que la película muestra desde el primer minuto esta peculiaridad. Nuestros dos personajes protagonistas, dos jóvenes varones interpretados por Conor Sherry y Gabriel La Belle se pasan el rato intentando conseguir dinero. En ese sentido la película capta bastante bien la burbuja económica de los años noventa del siglo pasado, momento en que está basado la película, pero a la vez, esta insistencia en el dinero, parece añadir cosas más de la nuestra, y es que las comparativas entre la época boyante que se describe y el pesimismo de la nuestra son notables. Desde luego es una película que sería muy atrayente para ser analizada mediante la crítica cultural.
A pesar de lo que podría parecer, no se trata de una película excesivamente agresiva en su sentido del humor o que abuse de los chistes sexuales o groseros. Lo cierto es que el guion recurre a otras tácticas, y aunque nunca llegue a ser una comedia redonda, puesto que recurre a numerosos lugares comunes sin pena ni gloria, tiene un par de gags realmente buenos. Quizá el problema que ha tenido la película en su estreno en Estados Unidos, aparte de la poca promoción recibida, es la de haber llegado en una época donde este tipo de comedias se encuentran en el exilio o son carne de VOD.
Conclusión
Snack Shack no supone el retorno de la comedia adolescente a la gran pantalla, pero desde luego esa era una tarea titánica que no le compete a una película de cine independiente que simplemente viene a intentar distraernos durante el tiempo que dura. Un buen par de gags y ce fini.
Cinemagavia.es
Si por algo era conocido Adam Rehmeler era por su extravagante película The Bunny Game, dirigida en el 2010. Una obra prácticamente clasificable dentro del videoarte, que apenas presentaba una delirante línea argumental en la que un asesino torturaba durante todo el metraje a su víctima. Después de esta película que llegó a ser un escándalo, siendo censurada en lugares como Gran Bretaña, el director apenas volvió a dirigir exceptuando el hiato que supuso Cena en América (2020). Y ahora, vuelve con una película que supone un giro de 180 grados, pasando a una mucho más convencional y que sigue la estela de las películas juveniles de la década pasada, como fueron Superbad o Adventureland.
Como decíamos, el tono de la película es prácticamente el mismo que se ofrecía en películas como las anteriormente citadas. Una combinación de gamberrismo, descubrimiento de uno mismo en su paso a la madurez pero siempre con un fondo de cierta humanidad. Obviamente, el padre lejano de todas estas películas fue el gran John Hughes, pero el guion de la película introduce algunos detalles que la hacen bastante peculiar.
Si en la mayoría de películas adolescentes el objetivo principal de estos protagonistas consiste en socializar con personas por las que se sienten atraídas (por decir finamente que van chorreando hormonas), en este caso, a pesar de que sí aparece por supuesto un interés sexual en la película, lo cierto es que el guion va directamente enfocado en otro camino: El de hacer dinero. Gran parte del metraje y la mayoría de los diálogos entre los dos personajes está relacionado con el tema.
Y es que la película muestra desde el primer minuto esta peculiaridad. Nuestros dos personajes protagonistas, dos jóvenes varones interpretados por Conor Sherry y Gabriel La Belle se pasan el rato intentando conseguir dinero. En ese sentido la película capta bastante bien la burbuja económica de los años noventa del siglo pasado, momento en que está basado la película, pero a la vez, esta insistencia en el dinero, parece añadir cosas más de la nuestra, y es que las comparativas entre la época boyante que se describe y el pesimismo de la nuestra son notables. Desde luego es una película que sería muy atrayente para ser analizada mediante la crítica cultural.
A pesar de lo que podría parecer, no se trata de una película excesivamente agresiva en su sentido del humor o que abuse de los chistes sexuales o groseros. Lo cierto es que el guion recurre a otras tácticas, y aunque nunca llegue a ser una comedia redonda, puesto que recurre a numerosos lugares comunes sin pena ni gloria, tiene un par de gags realmente buenos. Quizá el problema que ha tenido la película en su estreno en Estados Unidos, aparte de la poca promoción recibida, es la de haber llegado en una época donde este tipo de comedias se encuentran en el exilio o son carne de VOD.
Conclusión
Snack Shack no supone el retorno de la comedia adolescente a la gran pantalla, pero desde luego esa era una tarea titánica que no le compete a una película de cine independiente que simplemente viene a intentar distraernos durante el tiempo que dura. Un buen par de gags y ce fini.
Cinemagavia.es
Más sobre Kyrios
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here