Carta a tres esposas

Estamos ante lo mejor de aquellos años en el cine, los mejores actores y directores.

A veces estoy harto de ver películas de hoy en día que han ganado premios, festivales, y todo son grandes críticas, y luego las ves y pareces tonto porque no ves lo que dicen los críticos.

Por eso me encanta ver cine clásico, siempre aciertas, las actuaciones son magistrales, el guión, siempre consciente y elaborado, y los directores, está claro, han sobrevivido a décadas y décadas, y luego ves sus películas y entiendes la razón, son películas que no envejecen.

El guión es muy peculiar para aquella época, trata de los celos, pero al mismo tiempo se analizan cosas como la sociedad de la época, la aristocracia, y algo más, el alma humana, cada personaje es analizado y retratado, en eso consiste este gran guión, es saber analizar a las personas dentro de un contexto social.

Todo esto se debe a la mano del director, sabe como dirigir a los actores y como trabajar con ellos para sacar lo mejor y plasmarlo en la pantalla, mientras elabora un retrato de los celos humanos, también retrata a una sociedad y el alma de estos personajes en esta sociedad.
En el fondo es una historia muy sencilla, pero está tan bien trabajada que se saca mucho.

Es sin duda, una singular y peculiar historia, con un reparto de lujo y un fantástico director.

Tal vez Joseph L. Mankiewicz saltaría definitivamente a la fama con “Eva al Desnudo” (All About Eve, 1950) con sus entresijos sobre el mundo del espectáculo, pero dirigiendo y escribiendo dos años antes “Letters to Three Wives” (pero que según la novela de John Kempner eran cinco), ya dió muestras de su magistral forma de diseccionar los hábitos y ritos sociales de las pequeñas comunidades aposentadas en norteamérica, flamantes de un nuevo estilo de vida que empezaba a sonreír de manera sonrojosa después de la II Guerra Mundial y que otros directores como Douglas Sirk también expondrían con soprendente rigor.

Mankiewicz resalta con una voz en off (de la actriz Celeste Holm) femenina y que se identifica con el nombre Addie Ross. Dicho personaje nunca aparecerá pero que se convertirá en la mancha y objeto de discordia en ese aposentado trio de mujeres de origenes sociales distintos pero que han conseguido llegar a alcanzar la vida que deseaban. Por una parte Deborah (Jeanne Crain), una joven campesina que conoció a su marido Bradford (Jeffrey Lynn) en el ejército. También conocemos a la intelectual Rita (Ann Sothern) que escribe guiones para la radio y está casada con un apuesto profesor de literatura, George (Kirk Douglas) y finalmente la interesada Lora Mae (Linda Darnell) que solo disfruta de los caprichos que le ofrece su adinerado esposo Porter (Paul Douglas), ya entrado en la madurez.

La voz en off de Addie transcrita en una carta a modo de despedida que reciben las tres esposas se convertirá, dicho sea como antirecurso a la palabrería entre ellas hacia su supuesta amiga, en un catalizador en que cada una de ellas saca sus trapos sucios memorizando momentos en su vida en que creyeron que Addie podía haber influído con unos esposos algo distantes (las discusiones frecuentes, por ejemplo, entre Lora Mae y Porter o la duda que tiene George acerca de la literatura de las masas ejemplificada en los desmenuzados guiones radiofónicos en los que colabora su esposa). Se sacan a la luz todos los detalles de un status social mancillado por cierta hipocresía perpetuada por la habladuría y las apariencias

Película premiada como mejor director y mejor guión, ambos por Joseph Mankiewicz.
Aquñi nos enseña una mezcla de comedia y de drama, de diversión y de intriga. Cuando las tres amigas reciben la carta de su otra amiga, Annie Rossavisándoles de su despedida, les mete un cvaballo de Troya en su cabeza al decirles que se va con uno de los 3 maridos. a partir de ahí las historias de los 3 matrimonio van adar un vuelco pero lo más interesante es en el papel de cada una de las mujeres, las decisiones que toman, las preguntas que hacen, las que no hacen, y la relación entre ellas que cambia con sus maridos y su entorno buscando el quid de la cuestión. Tres parejas muy diversas pero muy bien interprestadas,sobre todo por ellas, todas y cada una representan muy bien su papel y de loshombres me quedo con unjovencísimo Kirk Douglas,su interpretación con os jefes de su mujer es estupenda.
No obstante lo más llamativo es que la auténtica protagonista no aparece en toda la película, ¿cómo sería esa mujer tan misteriosa? Al final creo que no es para tanto.

La película, interesante la verdad.

Joseph L. Mankiewicz dirigió y co-escribió junto a Vera Caspary (autora de la novela "Laura" en la que se basó el clásico homónimo de cine negro de Otto Preminger) este brillante estudio psicológico expuesto por medio de diferentes flashbacks (recurso muy del gusto de Mankiewicz), en el que se analiza a diversos personajes en situación de angustia emocional tras un desencadenante de infidelidad.

Esta deslealtad es utilizada por su autor como un simple pretexto para escudriñar psicológicamente con enorme causticidad en la sociedad del sueño americano dentro de una población de clase media.

También se indaga en las debilidades y apariencias de la relación matrimonial, y más ampliamente en la agitación suscitada por un supuesto hecho que trastoca una existencia marcada por la rutina.

El texto, como no podía ser de otra manera siendo obra de Mankiewicz y Caspary, es de primerísimo nivel y de una enorme opulencia literaria, destacando por su perspicacia, sarcasmo y cinismo.

Maravilloso reparto en el que deslumbra una fascinantemente arrebatadora Linda Darnell.

Clásico de esos casi desconocidos a pesar de llevarse el Oscar a mejor guion y director en 1950. Esto no es que yo lo sepa sino que lo estoy viendo ahora y me llama la atención que en aquel año el premio a mejor película fuera para «El político», por cierto con menos nota media en la página. Yo llevo tiempo preguntándome: ¿cómo puede una película sin el mejor guion y sin el mejor director ser la mejor película? Que alguien me lo explique amablemente, por favor.

Mankiewicz escribe y dirige «Carta a tres esposas», un melodrama en torno a tres parejas muy diferentes y sus problemas conyugales. El principio es penoso, penoso de ridículo y plasta, pero luego con las siguientes dos historias la trama gana interés. La mejor es la última, porque yo quería saber de una vez cómo era posible que la bella y estilosa Lora Mae se hubiese casado con el mendrugo de Porter; no ya solo eso, sino que ese hombre la tratara de una forma tan despreciativa e insensible me estaba poniendo de los nervios. La cosa tiene su explicación, pero de todos modos su historia es bastante difícil de creer.

Así, la trama nos muestra las dificultades a las que puede exponerse un matrimonio. Inseguridades, diferencias de opinión, celos, desconfianzas y falta de sinceridad son algunos de los conflictos que tendrán que solucionar, o no, estas tres esposas, todas buenas mujeres americanas con el arrastramiento que conlleva en menor o mayor grado.

Entretenida.