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Voto de Natxo Borràs:
7
Drama Tres mujeres reciben una carta de una amiga llamada Addey Ross en la que les dice que se ha fugado con uno de sus maridos. A partir de aquí veremos las dudas y los temores de las tres esposas sobre sus respectivos matrimonios, en una narración articulada en flashbacks en los que vemos diversas escenas de sus matrimonios. (FILMAFFINITY)
16 de agosto de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tal vez Joseph L. Mankiewicz saltaría definitivamente a la fama con “Eva al Desnudo” (All About Eve, 1950) con sus entresijos sobre el mundo del espectáculo, pero dirigiendo y escribiendo dos años antes “Letters to Three Wives” (pero que según la novela de John Kempner eran cinco), ya dió muestras de su magistral forma de diseccionar los hábitos y ritos sociales de las pequeñas comunidades aposentadas en norteamérica, flamantes de un nuevo estilo de vida que empezaba a sonreír de manera sonrojosa después de la II Guerra Mundial y que otros directores como Douglas Sirk también expondrían con soprendente rigor.

Mankiewicz resalta con una voz en off (de la actriz Celeste Holm) femenina y que se identifica con el nombre Addie Ross. Dicho personaje nunca aparecerá pero que se convertirá en la mancha y objeto de discordia en ese aposentado trio de mujeres de origenes sociales distintos pero que han conseguido llegar a alcanzar la vida que deseaban. Por una parte Deborah (Jeanne Crain), una joven campesina que conoció a su marido Bradford (Jeffrey Lynn) en el ejército. También conocemos a la intelectual Rita (Ann Sothern) que escribe guiones para la radio y está casada con un apuesto profesor de literatura, George (Kirk Douglas) y finalmente la interesada Lora Mae (Linda Darnell) que solo disfruta de los caprichos que le ofrece su adinerado esposo Porter (Paul Douglas), ya entrado en la madurez.

La voz en off de Addie transcrita en una carta a modo de despedida que reciben las tres esposas se convertirá, dicho sea como antirecurso a la palabrería entre ellas hacia su supuesta amiga, en un catalizador en que cada una de ellas saca sus trapos sucios memorizando momentos en su vida en que creyeron que Addie podía haber influído con unos esposos algo distantes (las discusiones frecuentes, por ejemplo, entre Lora Mae y Porter o la duda que tiene George acerca de la literatura de las masas ejemplificada en los desmenuzados guiones radiofónicos en los que colabora su esposa). Se sacan a la luz todos los detalles de un status social mancillado por cierta hipocresía perpetuada por la habladuría y las apariencias
Natxo Borràs
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