Los caballeros las prefieren rubias

Los caballeros las prefieren rubias adapta una novela de Anita Loos para convertirse en una comedia clásica que, deste la parte de atrás de las cámaras hasta la de delante, destila litros y litros de humor.

El gran Howard Hawks dirige la película y lo hace introduciendo algunos gags que crearon escuela. Muchos de ellos los habíamos visto antes en comedias puras, pero encontrarnos con ellos en una de las madres de la comedia romántica como género era algo totalmente nuevo, pues aquí antes tenía cabida, solamente, un humor más fino y delicado dirigido mayormente al público femenino. Sin embargo, el guion de Charles Lederer nos prepara el terreno para que los disparates más grandes tengan espacio y Howard Hawks los ejecuta con maestría, arrancando carcajadas a cada minuto. Los personajes cumplen todos los estereotipos posibles, pero la mezcla está calibrada con precisión de cirujano para que no sobre ni falte nada en ninguno de ellos ni en ese gran personaje que es la historia en sí misma y que se forma cuando el trío protagonista logra acoplarse a la perfección. Los vivos colores, que juegan con las diferentes formas de ver la vida de las dos protagonistas femeninas, dejan paso en ocasiones a tonos más pálidos que denotan la seriedad con la que deben llevarse a cabo las comedias.

Marilyn Monroe, esa auténtica bomba de relojería, protagoniza la película, una de sus obras más conocidas y seguramente uno de sus mejores trabajos a nivel personal, pues sabe controlar los matices de su personaje aunque éste no se aleje demasiado, en principio, a la imagen que tenemos de la prestigiosa actriz. Jane Russell consigue sacar partido a su personaje y brillar con luz propia, algo complicadísimo cuando se comparte pantalla con una persona con tanto carisma como Marilyn y lo hace gracias a una seguridad en sí misma apabullante. Elliott Reid, un actor del viejo Hollywood de los que más que talento tenían presencia y cuatro caras distintas que utilizaban con verdadero acierto, está correcto y poco más. La interpretación del graciosísimo Charles Coburn es un verdadero regalo para el espectador.

Resumiendo, que es gerundio: Los caballeros las prefieren rubias es una grandísima comedia romántica que cuenta con tres nombres de envergadura comandando el cartel, entre los que destaca el de Marilyn Monroe, una de las más grandes y el ejemplo más claro de que no es necesario tener más pecho que trasero para ser una mujer de una belleza legendaria.

Por alguna razón algunas películas que no se encuentran entre las más elevadas en su género (en este caso comedia-musical) acaban siendo icónicas de él. En este caso la razón se llama Marilyn Monroe cuya consagración como estrella de la pantalla por esta película la convirtió y estigmatizó como un icono sexual que a su vez realimentó a la propia película. La rubia tontita de andares curvilineos del que nunca pudo desprenderse del todo. No se puede luchar contra lo que el público sentencia. “Niágara” el thriller de Henry Hathaway que había protagonizado ese mismo año contribuyó también poderosamente a su imagen sexual.

Y todo ello a pesar de que el guión de Charles Lederer (nominado al Oscar por el) a pesar de dejarse en el tintero casi todas las andanzas de estas dos chicas, deja claro en los momentos finales que el personaje de Lorelei es mucho más lista de lo que aparenta y de alguna forma reivindica que es tan licito casarse por amor que por conseguir una estabilidad económica, sobre todo en un mundo donde la mujer estaba todavía comenzando a liberarse del sistema machista y patriarcal. después de su participación esencial en el esfuerzo de guerra.

El éxito de la comedia, que lo tuvo y mucho en su momento, ya venía de antiguo. Anita Loos (1889-1981), escritora, guionista y dramaturga cuya figura habría que recuperar y cuyas obras autobiográficas “A Girl like me” y “Besos Hollywood. Adiós” no deben tener desperdicio, escribió una serie de historias cortas en la revista “Harper´s Bazar” cuyo éxito popular culmino en el libro: ” Los caballeros las prefieren rubias. Diario intimo de una dama profesional” en 1925 sobre la base de sus propias “andanzas” en un viaje a París con la consagrada actriz de cine mudo Constance Talmadge y para vengarse según cuenta ella misma de que el intelectual H.L. Mencken al que ella admiraba bebiera los vientos por una rubia descerebrada. El libro se convirtió en un best-sellers por encima de la crítica y se tradujo a 14 idiomas incluido el chino. Al año siguiente se estrenó con igual éxito la versión teatral y en el 28 una película hoy desaparecida y cuya actriz principal Ruth Taylor, acto seguido siguiendo su papel se casó con un millonario y dejó la profesión.

Ya en el 49 vendría el musical de Broadway interpretado el papel de Lorelei por la actriz Carol Channing que a pesar de su éxito, “Tony” incluido, fue sustituido por una emergente Marilyn que tratando de emularla acabó por ser ella quien inmortalizara el personaje. Anita Loos no participó en la producción pero reconoció el trabajo de la adaptación y su puesta al día.

Tal fue el impacto de Marilyn que todavía no hemos hablado de la morena Jane Russell, que en ese momento era la autentica estrella y cuyo sueldo era infinitamente superior al de su rubia compañera. Las dos están estupendas en sus roles. La comedia es amable, algo acartonada por el paso del tiempo, moderadamente transgresora para la época y filmada con oficio por Hawks en su segunda y última incursión en el género.

Los números musicales, algunos tomados de la obra de Broadway no son como para tirar cohetes por mucho que “Los diamantes son los mejores amigos de las mujeres” se convirtiera en fetiche de Marilyn y Madona lo actualizara, se requiere entrar en el juego promulgado por Hawks que decía que las comedias tienen que ser siempre irreales. La presencia de estas dos poderosas mujeres es a la postre su mayor baza y la producción colorista se luce sobre todo con el vestuario. Me encantó la imitación que Russell hace de Marylin en el juicio por lo demás el director de cine alemán Fassbinder dijo que es una de las mejores películas de la historia. Sobre gustos…

cineziete.wordpress.com

Entretenida comedia de Howard Hawks. Y cuando digo comedia lo quiero dejar claro: "Los caballeros las prefieren rubias" funciona muy bien como comedia, y no tanto como musical. La película tiene el pulso alocado del mejor Hawks, el argumento es disparatado pero funciona, las situaciones son muy divertidas, los diálogos resultan ingeniosos y el sentido del humor lo impregna todo. Destacaría la escena de Marilyn pretendiendo escaparse por una escotilla y, por supuesto, toda la parodia (autoparodia) que supone la escena del juicio. El final puede resultar forzado, y el ingrediente romántico hace que el conjunto quede un tanto edulcorado, pero seguramente el propio desarrollo de la trama debía desembocar irremisiblemente en este "happy end".

Eso sí, como musical la película no funciona tan bien. Los números son más bien sosos, rompen con el ritmo de la historia y parecen ser meros instrumentos de lucimiento de las protagonistas. Sólo merece destacarse el memorable número de "Diamonds are the best girls' friends", con una deslumbrante Marilyn. La canción es tan pegadiza que no dejaré de tararearla durante un año. Se trata de un número aislado que, por su brillantez, funciona por sí solo. Sin embargo, el resto de números tiene una calidad muy inferior, a mi juicio, y el engarce con la historia no está bien conseguido. De verdad, no es de mis musicales favoritos, ni mucho menos.

En cualquier caso, una película entretenida y disfrutable. Marilyn Monroe está correcta y desprende todos sus encantos. Eso sí, interpretativamente hablando queda eclipsada por Jane Russell. De todos modos, ambas funcionan muy bien como dúo y dan el tono adecuado a una película que seguramente resultó audaz en su tiempo, por el marcado componente sexual y el predominio de los personajes femeninos.

Luego de unas sesenta tareas como guionista o colaboradora en filmes que ya nadie recuerda, por fin la novela y la obra teatral que hicieron famosa a la escritora Anita Loos, resultó ser “LOS CABALLEROS LAS PREFIEREN RUBIAS”, una novela que salió a la luz en 1925 -tras la larga publicación de cortos sketches en la revista Harper’s bazaar-, en la que aludía a las relaciones sexuales con gracia y picardía, pero cuidando de no tocar terrenos de alcoba que pudieran alertar a las ligas puritanas. El personaje de Lorelei Lee, según la misma autora, le fue inspirado por una de las coristas de las Follies de Ziegfeld, Lillian Lorena, quien se hizo famosa por ostentar en todas partes los diamantes que le obsequiaban sus pretendientes. Por su parte, Dorothy Shaw era un modelo (alter ego) del sentir y la visión de la vida que tenía la propia Anita Loos.

“LOS CABALLEROS LAS PREFIEREN RUBIAS”, título que alude a la gran importancia que se venía dando en sociedad a los cabellos dorados (quizás derivado de la anterior fiebre del oro y que motivó a que muchas actrices tiñeran su cabello. Marilyn entre ellas), había sido primero llevada al cine por Malcolm St. Clair en 1928, y en Broadway se representó en numerosas ocasiones con bastante éxito.

Es Howard Hawks el llamado para dirigir este remake, y el resultado es un musical en cinemascope hecho con tanta eficacia, que lo convierte en uno de los que mejor se conserva con el paso del tiempo. Argumentalmente, es muy interesante la diferencia de intereses que manejan las leales amigas, pues mientras Lorelei, la rubia, vive chiflada con los hombres, jóvenes o viejos, atractivos o feos, gordos o flacos, pero que tengan diamantes, para Dorothy, la morena, la sensatez, el respeto y que se la ame de verdad, es todo lo que busca en el hombre al que dará su corazón…

Tanto la novela como la película, darán a ambas los mejores argumentos… y queda en cada quien, la decisión de elegir lo que prefiera para su vida: grandes lujos y una íntima y profunda sensación de vacío (pues podrá dar solamente el cuerpo), o una vida modesta pero sintiéndose aceptado y valorado como ser humano (pudiendo entregarse en cuerpo, mente y con fortaleza de espíritu).

Maravillosa actuación de Marilyn Monroe, convertida en gran estrella desde “Niágara”, quien, como Lorelei, desborda su natural instinto para la comedia, demuestra que podía hacer un show de primera línea, y que tenía el encanto a flor de piel para fascinar a cualquier hombre… y no precisamente por el color de su cabello. Junto a ella, Jane Russell está mejor que nunca física y actoralmente, logrando jugar a la parodia y a la mujer aterrizada con absoluta propiedad.

¡Ah! Y no esperen encontrar en la película a los tales caballeros que las prefieren rubias… yo no conseguí verlos. Y en realidad, a los hombres pies en tierra, nos da lo mismo de que color sea el cabello, los ojos o la piel de una chica, todo lo que nos interesa es que nos haga sentir que estamos en presencia de una mujer bien puesta, sensual, brillante o dulce.

En 1955, la continuación de la famosa obra, “Los caballeros se casan con las morenas”, también sería llevada al cine, dirigida por Richard Sale. Jane Russell y Jeanne Crain serían sus protagonistas.

""Yo siempre he dicho que un beso era agradable, aunque un diamante es mucho mejor".

Vista dos veces en mi vida, la primera de elllas tendría yo, pues... unos ¿quince años o así?, y esto fue lo que escribí en aquel entonces:

"Buena comedia musical, estupendamente dirigida e interpretada.
Sin embargo, y sin duda porque no me gustan demasiado las películas musicales, a mí no me ha agradado en exceso. Me ha parecido irregular".

Bueno, pues viéndola ahora, en octubre de 2022, por aquello de ver recientemente "Blonde", y así repasar las dos pelis de la gran Marilyn que no había visto o no las recordaba bien (la otra es "El millonario"), mi opinión esta:

"Buena y bastante disfrutable comedia musical, donde Marilyn Monroe está preciosa, amén de estupenda actriz.
Todos los gags, bastante sencillos por otra parte y basados en el ingenio de sus diálogos, funcionan y la peli se sigue con interés y placer.
No, no la considero una gran cinta, pero mientras se ve gusta por lo agradable, simpática y bien hecha que está.

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