El chef, la receta de la felicidad

Antes de ser estudioso del cine y sus técnicas, soy espectador; del mismo modo en que, antes de ser escritor de novelas, soy lector. Filmaffinitty es un punto de referencia para el espectador, y todo aficionado al cine que desea saber si un filme merece o no la pena; a pesar de que opiniones las hay como estrellas en el firmamento. De buena, buenísima, a mala, malísima, o simplemente pasable, la película que nos ocupa merece el calificativo de: PASABLE.
El cariz simpático de la cinta se hace notar desde el mismo comienzo. Esto nos predispone a seguir las aventuras de este personajillo alocado e irreverente, por los vericuetos de la ciencia gastronómica. No por ello, la cinta perdona su lado crítico sobre dicho mundillo. Esos chefs y restaurantes, más preocupados por el sabor y el dinero, que por la ingesta alimenticia del cliente. Sobre todo, en un momento en el que necesitamos llenar muestros estómagos sin debilitar el bolsillo. No sólo de sabores y olores vive el hombre; sino de las buenas viandas que puede llevarse a la boca. Por lo demás, la cinta cumple su cometido, si pasamos por alto cierto voltaje de humor galo, y el lamentable pasaje de Santiago Segura. Y es que lo exquisito está reñido con lo vulgar, y algunos gags no quedan bien con el tono pretendidamente culto de la historia.

No nos engañemos: El chef es un cuento de hadas, bellamente pergeñado, con ese savoir faire inigualable del cine que hacen en nuestro país vecino. Se combinan actores de probada suficiencia, diálogos bien escritos, gags ingeniosos, buenos sentimientos (algo que ofende a mucha gente, lo sé), la cantidad justa de azúcar para que no empalague, la cantidad justa de sal y pimienta para que no pueda disgustar a nadie, salvo a los que están siempre prestos a disgustarse, se ajusta a un metraje calculado al segundo para evitar indigestiones, todo ello ambientado con una bonita banda sonora, en este caso del veterano Nicola Piovani, y ya tenemos una estupenda diversión para pasar un buen rato. Y casi sin soltar tacos, algo impensable en el cine actual. Me sobra la aparición de Santiago Segura (claro que este hombre me sobra siempre), pero a este respecto no abandonar la película hasta que finalicen los títulos de crédito...

Película de consumo de sobremesa para pasar el rato los domingos después de comer. La vi porque me encanta Jean Reno y tiendo a pensar bien de una película en la que trabaje él. Previsible y simpática, que creo que es su objetivo. Se echa en falta quizás algún cameo de algún chef y como curiosidad, la presencia de Santiago Segura durante 5 minutos haciendo de experto en cocina macrobiótica.

Los franceses, cuando se adentran en los terrenos de la comedia, tienen una mano especial para tratar según qué temas y llevarlos al campo de los espacios comunes que tan bien conocen, es ahí donde se mueve “El chef, la receta de la felicidad”, que juega sobre seguro en el convencimiento de unos actores solventes y un guión típicamente francés que va a lo seguro para ofrecernos una comedia amable y simpática que no decepciona (aunque tampoco sorprende). Es como la comedia italiana de los 80s o la comedia española de los 90s, nada puede salir mal pero todo suena a ya visto y, a pesar de eso, te hace feliz porque son historias fáciles de seguir, con gags dosificados con (moderado) ingenio y eso que tan bien saben hacer los franceses: rodar una película. El único detalle negativo es que a media película, coincidiendo con la ridiculización de la cocina molecular, el guión entra en una espiral de humor demasiado simple que desentona con el conjunto, después vuelve a retomar el elegante planteamiento inicial y deja al espectador con una media sonrisa en la boca de complacencia. No es “El chef, la receta de la felicidad” una maravillosa cena en “El Celler de Can Roca” pero tampoco es una cena en un McDonald’s. Y eso es más que suficiente para el que suscribe. Recomendable para los amantes de la cocina, de la comedia francesa y de ese monstruo de la gestualidad contenida que es Jean Reno.

De buenas a primeras, esta comedia francesa ya me tenía atrapado con solo ver el trailer. Vale, que los trailers hacen eso, darte buenas esperanzas, para muchas veces que el film a promocionar te acabe dando una desilusión. En este caso no, al menos para mí, y es que la disfrutas de principio a fin. Personalmente, me ha recordado a la cinta animada de Pixar, la obra maestra Ratatouille, aunque salvando las distancias y sin una rata de por medio, claro está. Un film de colegas, una buddy movie. Jean Reno y Michaël Youn se desenvuelven muy bien y todas sus secuencias están geniales. Le he dado un nuevo, ya que no es perfecta del todo, pero el que esto suscribe se la ha pasado muy bien, y esto es lo que me importaba. Pasar cerca de hora y media la mar de entretenido. Los título de créditos del inicio dan en el clavo y adecuados con la trama que se va a tratar. Y la colaboración especial de Santiago Segura le da un sabor español al plato, digo al film.
A quién le guste la buena comedia francesa, el señor Reno y los varios toques románticos, merece su visionado.