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Nido de águilas

Drama En una base aérea de los Estados Unidos, el oficial al mando no ha conseguido superar una inspección y lo relevan. Su sustituto, el Coronel Cadwell, es un héroe de la guerra de Corea (1950-1953) que carece de experiencia para dirigir una gran unidad en permanente estado de alerta. La necesidad de hacer valer su autoridad le planteará graves problemas de relación con sus compañeros e incluso con su esposa. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
25 de mayo de 2014
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida en una Base militar aérea repercute en el matrimonio de los trabajadores. La película no ofende el papel de la mujer, ni mucho menos trata a la mujer de mujer florero (cuánto daño han hecho los floreros a la mujer) ni la ridiculiza, al contrario porque cuando la mujer empieza a ver turbio el matrimonio está dispuesta a separarse.

Lo que diga un personaje en una película lo dice un personaje, y la película no tiene por qué hacerse responsable de lo que diga ese personaje. Si un coronel de la película, dice que quiere una mujer para que le quiera y le planche la ropa, por ejemplo, es un guión, igual que si John Wayne mata un indio es porque forma parte de un guión, no creo que por ello John Ford tenga la culpa o que la película tenga que indemnizar a la familia del indio.

Respecto a la otra crítica sobre lo de panfleto (¿?, ¿Utópica?, ¿Película artificial?) para referirse a la película, en realidad Nido de Águilas no es más que un sencillo y simple argumento expuesto muy eficazmente sobre un colectivo de trabajadores, los del Ejército del Aire, ni más ni menos que como los que existen en todos los países del mundo.

El coronel jefe es un tío inflexible y así lo dice su mujer. Además, la película muestra las relaciones matrimoniales del personal de la Base Área muy superficialmente, sin niños ni más problemas, muy por encima, sólo para entrar en la polémica del argumento. Este coronel no duda en echar fuera al primer subordinado que le falle porque un fallo puede costar la vida de los compañeros. El drama está servido porque a alguno le retirará del servicio y le deja sin trabajo, lo que es un drama realmente, y una putada.

En el otro punto está en el simpático y siempre bienintencionado Rod Taylor que es un jefe más permisivo y su amigo el coronel quiere destituirlo también por esa razón. ¿Es suficiente razón destituir a alguien por tener un carácter diferente y más flexible con los subordinados cuando puede serlo?

En este caso Rod Taylor aún no se ha casado y dicen (lo dicen en la película y se ve que es verdad) que se lleva muy bien con la mujer del coronel; no me extraña, hacen mejor pareja. ¿Será por eso que el coronel (Rock Hudson) quiere destituir a su amigo?

Unas maniobras por sorpresa en la Base, pondrán a cada uno en su sitio. Película bien hecha, sencilla y sin más intenciones.
floïd blue
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24 de enero de 2009
13 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Típica y tópica película tan artificial como esos pueblos fantasmas en medio del desierto de Nevada congelados en el tiempo con imagenes utópicas del "american way of life". A veces pareces estar viendo uno de esos documentales sobre las buenas maneras, totalmente pasados de moda; la esposa florero abnegada, el marido que suelta frases del estilo "me conformo con una mujer que quiera y que me lave la ropa" (y no en ese orden, diría yo). Sabiendo hoy cuál fue el final del malogrado Rock Hudson, tiene un interés meramente curioso esos besos de película en la comisura de los labios o la conversación entre Caldwell (Hudson) y el sargento de mecánicos (Lansing) en la sauna. Por lo demás, transfondo de un ala del ejército del aire encargada de estar siempre alerta ante una posible respuesta nuclear, con la presión para el recién nombrado comandante de la base, Coronel Caldwell, en donde se encontrará con su viejo amigo de Corea Hollis Farr (Rod Taylor). Conforme Caldwell vaya asentándose en su puesto, su nivel de exigencia, irá poniendo a prueba su integridad como oficial, su capacidad para incentivar a los hombres bajo su mando e, incluso, salvar su matrimonio. Aunque no eran tiempos para que la mujer pensara más allá del deber de la esposa de un oficial, mesa puesta y camisón de encaje, momentos estos, en los que roza el ridículo.
En definitiva, soso pastel de drama que no carga las tintas en ninguno de sus frentes, con una fina capa de thriller nuclear y aderezado con el duelo interpretativo entre Hudson y Taylor que nunca va más lejos.
Ragnarok
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1 de febrero de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Delbert Mann fue uno de los más reputados artesanos del cine hollywoodiense de los años cincuenta y sesenta, e incansable director de producciones televisivas durante más de cuatro décadas. Aunque tenía más de 60 títulos en su haber, Mann es recordado sobre todo por ser el responsable de esa maravilla titulada “Marty”, un delicioso drama romántico de 1955 que él mismo había llevado a la pequeña pantalla un par de años antes y protagonizada por unos memorables Ernest Borgnine y Betsy Blair. Otros títulos emblemáticos dentro de su filmografía son la inolvidable “Mesas separadas” (1958), en la que reunió un reparto apabullante que contaba con Deborah Kerr, Burt Lancaster, Rita Hayworth y David Niven, la notable “En mitad de la noche” (1959), la estupenda comedia “Pijama para dos” (1961), con Rock Hudson y Doris Day, o la película que hoy nos ocupa, el drama bélico “Nido de águilas” (1963), de nuevo con Rock Hudson.

El drama de un militar inflexible, duro como una roca, que tiraniza a sus subordinados en una estratégica base aérea, hasta el punto de ganarse la antipatía general, constituye la base de un film que se mueve en dos direcciones: la estrictamente dramática y la documental, siempre bajo el signo de la guerra fría. Junto a Rock Hudson protagoniza la historia la atractiva actriz sudafricana Mary Peach, de irregular carrera artística –más centrada en la televisión– y cuya última aparición en pantalla fue a los 60 años en “La Isla de las Cabezas Cortadas” (1995).A destacar la banda sonora de Jerry Goldsmith, en uno de sus primeros trabajos. Robert L. Bratton fue candidato al Oscar por los mejores efectos de sonido.

Una interesante y entretenida película, con un buen guión y que cuenta con unas magníficas escenas aéreas.
Juan Marey
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5 de febrero de 2015
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En este lujoso melodrama de Delbert Mann, Rock Hudson es un hombre pegado a un teléfono (rojo, aunque el doblaje se entocine en convertirlo en "encarnado"). En esto que no puede atender a su mullidita esposa, porque quiere convertir a su unidad en la mejor de la fuerza aérea, lo cual le lleva a enemistarse con casi todo el mundo, incluido su mejor colega (Rod Taylor), el coronel Farr. Éste se dedica a entretener a Mrs. Hudson (la poco conocida Mary Peach), hasta que los celos se disparan, las tensiones estallan, y llega un simulacro general que hay que superar para lograr una inspección excelente. Las aguas volverán a su cauce. Aburrido ejemplo de un cine obsoleto ya en su momento, esos dramones cargados de ruido y de furia que hacían "`puf!" enseguida, en que las pasiones se encendían hasta que la censura elevaba su veto y cada oveja con su pareja. Estupenda foto en technicolor del gran Russell Harlan, vigorosa banda sonora de un joven Jerry Goldsmith dispuesto a comerse el mundo, como así fue, y suntuoso reparto. Además de los mencionados Hudson y Taylor, reseñar la aparición de secundarios míticos como Barry Sullivan, Kevin McCarthy y el entrañable Henry Silva, uno de nuestros malvados favoritos. Brevísimas apariciones de Leif Erickson y una jovencísima Louise Fletcher. En conjunto, tampoco hay que protestar demasiado. Se deja ver, y punto.
Eduardo
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22 de abril de 2024
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No estamos acostumbrados a ver a Rock en un papel tan rocoso y duro como en esta cinta. Pese a su buena interpretación, no terminamos de verlo como un estajanovista de su responsabilidad que raya en la crueldad con sus subordinados.
Aunque hay que decir que estamos en plena guerra fría y las obligaciones del coronel Caldwell son máximas. Nada menos que iniciar los procedimientos de respuesta armada ante un eventual ataque comunista, para lo que permanentemente siempre está en contacto con el famoso teléfono "encarnado".
Naturalmente, aquí se trata de inspecciones y ensayos rutinarios que confirman la puesta a punto del dispositivo. Habrá que esperar un año para que Kubrick presente la versión satírica del tema con su "¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú".
Una buena idea, un guion correcto, pero una realización más preocupada por glorificar las "alas" de la aviación encargadas de la respuesta rápida ante posibles ataques. Se hace un canto a la enorme responsabilidad de sus integrantes que llega al extremo de condicionar su vida familiar e, incluso, a expulsar sin contemplaciones del Ejército a los mandos que puedan no estar a la altura de las circunstancias en un momento de crisis.
Hudson más que una roca es una piedra dura y la cinta acaba siendo un poco peñazo con su rigurosísima interpretación de la disciplina militar. No hubiera estado de más suavizar un poco el mensaje.
En fin, cinta pasable de épocas pasadas.
Lafuente Estefanía
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