Que el cielo la juzgue

Una película tremenda. Estéticamente fotografía muy cuidada, color espectacular con una conseguida saturación de los colores pastel. Los paisajes, los interiores, son un lujo. La ropa que luce la protagonista. El argumento te atrapa, logrando que adores a los personajes desde un principio. Los actores están muy bien elegidos. Vincent Price hace también un papel casi teatralesco. Es una alta expresión del lenguaje del cine americano. Una película para disfrutar.

La vi por primera vez el 23 de enero de 2011 y 3 de 7 usuarios les pareció útil. En esa primera crítica, que le di 7 puntos, comentaba que es interesante y que lo único malo es que "la acción" comenzara tarde, ya que el principio que es para situarse en la historia me pareció larga. También comentaba que es bien curiosa estudiar los personajes y sobre todo, por la época en la que se desarrolla. Quizás plantean los celos a un punto extremo, pero está bien como película de intriga. Y acababa comentando que también gusta ver a un Vincent Price tan joven y espléndido.

Vista de nuevo, y después de subirle de un 7 a un 8, comento que me quedé corto la primera vez... vista de nuevo, no me parece largo ese principio, me parece genial esa situación de personajes, y de que como poco a poco vas viendo a una protagonista retorciéndose en sus ideas, comentarios e incluso sueños...

No me extraña que esta película fuera la más taquillera de Fox durante de los años 40, ganando 8 millones de dólares de un presupuesto que seguramente sería de 1 o 1,2. Gene es guapísima y haciendo este papel aún se acentúa más la belleza, una belleza extraña.

Momentos tensos se viven durante la misma, con unos giros que quizás te los puedas imaginar, pero seguramente no todos. Es por eso que le subo la nota, y por la magnífica fotografía en color, algo inusual en este tipo de cine, ya que en blanco y negro, siempre queda mejor este tipo de historias, pero vista en color, tampoco queda nada mal.

Muchos en su día la catalogaron como cine negro, porque seguramente no sabría catalogarla mejor, con los años, al final se le he puesto como thriller psicológico, algo muy inusual en su época. Y seguramente, por la novedad de este tipo de historias, tuvo el éxito que tuvo, eso sí, tuvo problemas con la censura: quitaron cualquier referencia a que hubo relaciones sexuales antes del matrimonio y también esquivaron el tema del aborto, enfocándolo sobre todo a que le hijo haría distanciarse de su marido.

Lo que la diferencia de todas las demás películas que vinieron varias décadas después formaron el subgénero de la mujer psicópata, es que en todas esas se las vieron venir, acá no, es totalmente progresiva.
La historia juega todo el tiempo entre el culebrón, el thriller, el drama psicológico y con todos esos elementos logra que quede algo uniforme.
El ser en technicolor, cuando esta historia tenía todos los elementos para venderla como noir, ya que el noir es un poco como el peronismo, basta decir que lo es para serlo. En cambio elige una hermosa gama de colores en general pastel, cuando, en contraste con la historia que es un melodramón truculento.
Lo peor: la primera hora si bien es necesario para ver como va avanzada la obsesión de Ellen, puede resultar para muchas aburridas y cursi. Y algo de razón ahí ya que ates de que Ellen y Richard se casen no hay demasiado, pero era necesaria esa presentación de personajes.
Richard queda bastante ahí como el títere emocional de Ellen, probablemente haberle dado más profundidad.
Lo mejor: Gene Tierney está perfecta, no hace mojines, ni echa miradas matadoras, ni grita, todo lo contrario a lo que solían ser los villanos de la época. Si la comparamos por ejemplo con el personaje de Richard Widmark, Tommy Udo en El beso de la muerte, son totalmente opuestos, aunque ambos son iguales de siniestro, pero donde Tommy había impuso en Ellen hay cálculo, todo lo que hace está totalmente planeado.
Hace un retrato lo más profundo que una historia de género de la época permitía sobre una psicópata obsesiva.
La escena del lago entre ella y Danny es excelente, mucho más sutil de lo que se puede pensar para el cine de la época, lo que la vuelve mucho más perturbadora, no hay música, ni nada que indique el peligro.

El melodrama y el cine negro se dan la mano en esta maravillosa película narrada en flashback y rodada en Technicolor por John M. Stahl, todo un experto en el género dramático.

La espectacular y colorida fotografía de Leon Shamroy brilla en todo su esplendor a lo largo de todo el film, especialmente en las gloriosas escenas acontecidas en el lago, que representan algunos de los mejores y más conseguidos momentos de esta potente historia conducida por Stahl con tanta sutileza como tensión emocional.

Encabezando el fenomenal reparto aparece Gene Tierney, una de las actrices más bellas de toda la historia que aquí luce con todo su fulgor para regalarnos una de sus más destacadas interpretaciones que le valió una nominación al Oscar como mejor actriz principal. Y es que Tierney compone admirablemente su personaje, convirtiéndose en una de las más perversas y manipuladoras mujeres fatales que se recuerdan, un ser lleno de maldad que víctima de unos celos patológicos y de un sentido enfermizo de la posesión amorosa, no duda en llevarse por delante a quien se interponga entre ella y el objeto de su obsesión y en expandir su veneno más allá incluso de su propia existencia.

La breve pero sensacional aparición de Vincent Price como fiscal ex-prometido de la malvada protagonista es digna de mención.

Que el cielo la juzgue se aleja del tradicional esquema del cine negro. La película no transcurre en una ciudad, ni en escenarios cerrados, sus personajes no pertenecen a los bajos fondos ni son policías o detectives y, por su puesto, no está rodada en blanco y negro, utiliza un estupendo Technicolor que valió un Óscar a Leon Shamroy y permite destacar los ojos verdes de Gene Tierney.

Sí, la película se aleja tanto del cine negro que se asemeja más a un drama, un drama que se va volviendo turbio a medida que vamos conociendo a su protagonista, personaje que pasa de encantador a causar incomodidad y malestar con su mera presencia.

Mucho se ha hablado de que Tierney encarna a una mujer fatal, personalmente no la veo así, una mujer fatal tiende a manipular, destruir, pasar por encima de todos para lograr sus propósitos. El personaje de Tierney, Ellen Bernes, lo hace así, pero no es una mujer fatal, es un monstruo, está mucho más cerca de Norman Bates que de Phillys Dietrichson, no actua por malicia, lo hace porque es así, un monstruo.

Tierney llena la pantalla, hace que ese personaje atractivo y fascinante se vuelva odioso, repelente, sin perder un ápice de atractivo, la película es ella y se reciente cuando no sale en pantalla, bajando algo el nivel.
Se puede criticar que el protagonista es un pusilánime, pero se puede entender ha quedado atrapado por el amor de Ellen.

Que el cielo la juzgue, con un título claramente explícito, resulta una gran película, con un par de momentos inolvidables, incluso hoy día. Demuestra que puede alejarse de todo lo que es cine negro para aun así dar uno de sus más grandes personajes, crear una atmósfera malsana en un lugar idílico, mostrar una de las más terribles muertes, a plena luz del sol. Reinventar las normas para hacer un drama-cine negro de los que dejan huella.

Selección de la película "Film Noir" edición Taschen e "Into the Dark" de Mark A. Vieira.