Magistral film que transcurre en el Hong Kong del siglo pasado. La película está conformada por secuencias de interiores y calles de un preciosismo estético, movimientos de cámara que acarician a los personajes. La cámara no invade las estancias. En el plano estético es sublime. Sensualidad contenida. Wong Kar-Wai es un maestro de la elipsis y de la omisión, dejando que el espectador hile la trama. El personajes del periodista, relata en ocasiones en primera persona y con un gran sentimiento de Pérdida, en un Hong Kong en dónde reinan los convencionalismos. Ambos protagonistas se quedan atrapados en boleros, ya incapacitados para el amor, pero encontrando Consuelo mutuo. La protagonista lleva siempre el mismo corte de vestido, es como un exoesqueleto. Prácticamente en cada escena estrena un estampado, dando ritmo al paso de los días. En uso del tiempo da saltos que propician cierta dinamicidad.

Una pareja de chicos viaja a Argentina desde Hong Kong, su relación, sembrada de actos fallidos, se encuentra en el filo de la ruptura y en un constante: "volvamos a empezar". Pero no hay ingredientes ni valores fundamentales para que la relación tenga éxito, sino más bien sordidez y destrucción mutúa. El protagonista se siente más cómodo en la expectativa del amor o relación, que la propia realización. El tema es recurrente en la obra de este cineasta: la imposibilidad del amor romántico. El uso del Blanco y negro, las tomas "Slow", paisajes urbanos, fluviales del Rio de la Plata, el Buenos Aires del Tango, la sordidez de los interiores, hacen un conjunto estético cuidado. Las cataratas Iguazú funcionan como una metáfora de la caída o "fallo", la imposibilidad de acceder a ellas juntos, lugar de peregrinación de las parejas al casarse. A pesar del anhelo representando en la lamparilla que proyecta un efecto de movimiento, cuando el protagonista accede a ellas la grandiosidad de las mismas empequeñece las miserias y el cretinismo.

Fui a ver Perfumes, cine francés, tres espectadores en el cine Lys. No está mal, pero para mí le ha faltado información y explicaciones sobre la fuerza, poder y símbolos de los aromas que se suceden en las diferentes escenas. La trama es un encuentro entre dos personas, como los de la vida real azaroso y enriquecedor.

Una película tremenda. Estéticamente fotografía muy cuidada, color espectacular con una conseguida saturación de los colores pastel. Los paisajes, los interiores, son un lujo. La ropa que luce la protagonista. El argumento te atrapa, logrando que adores a los personajes desde un principio. Los actores están muy bien elegidos. Vincent Price hace también un papel casi teatralesco. Es una alta expresión del lenguaje del cine americano. Una película para disfrutar.

En esta película el director se permite la licencia de no respetar la unidad de acción en el conjunto del film. Comienza con una historia trepidante. En un momento determinado nos dirige hacia otra trama. Las relaciones están marcadas por el desencuentro y la imposibilidad del estereotipo amor romántico. La fugaz felicidad se encuentra en las expectativas iniciales o en el recuerdo. Los relacionarse, o se rozan erosionándose, o se deslizan en planos o dimensiones sin un punto de encaje ni compenetración. La estética del filme es notable, juega en ocasiones con filmaciones 'slow' y animación con imágenes fotos fijas captadas con baja luminosidad. Es un modo de omitir fotogramas.