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El desprecio

Drama Paul Javal (Michel Piccoli), un dramaturgo francés, acepta reescribir algunas escenas para "La Odisea", una película que se va a rodar en Capri bajo la dirección del renombrado director alemán Fritz Lang (Fritz Lang). En un primer encuentro con el productor norteamericano, el arrogante Prokosch (Jack Palance), el escritor deja que su mujer, la bella Camille (Brigitte Bardot), se vaya en el coche con el productor a la finca de éste. Este ... [+]
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Críticas 60
Críticas ordenadas por utilidad
23 de diciembre de 2008
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde mi consciente ignorancia habitualmente trato de afrontar este tipo de comentarios de un modo…, diré que académico, con información que pueda resultar útil para el lector potencial, pero pasaré por alto (sólo por esta vez) la, por otro lado, reconocida capacidad de Godard para construir esos perennes planos de la turgente Bardot aleteando desnuda en el mar de Capri o el leve trasfondo aleccionador del meta-discurso cinematográfico (excusa ésta para su personal homenaje a la figura de Fritz Lang) para hablar de lo que considero abarca el grueso de la película (aunque si a una película se le priva de sus caprichos estilísticos y se le extirpa su espíritu fundacional lo que nos quede puede que sea… ¿una película porno?).

En este ejercicio de casquería cinematográfica me llama la atención cómo anteriores demostraciones de la capacidad de esta generación de cineastas franceses para convertir el más mínimo conflicto sentimental en toda una vehemente oda al amor y el romanticismo se torna aquí en…, sí, desprecio. Porque Jean-Luc, creo que con este desencuentro amoroso te has pasado.

Personalmente, no acabo de comprender la actitud de unos personajes atrapados en unos cenagosos sentimientos que les impide respirar naturalidad.

Siguiendo los mismos pasos que provocan el distanciamiento de la pareja en tu relato he sufrido yo mi particular desengaño. En primer lugar, un contenido fervor personal; después, el frío distanciamiento para, finalmente, descubrir el desprecio. Una historia de amor así, tan virginal, tan cursi, tan inverosímil, es posible que sólo se encuentre en tu mente y, si llegase a producirse en el mundo real, sólo pediría que, por favor, se cuidase de no tornarse banal e inacabable.

No digo que me sorprenda la actitud de ella, al fin y al cabo es mujer y no puede evitar aferrarse a una insustancial situación que finalmente sólo le conduce a su propia insatisfacción personal, pero él, el obstinado marido, al menos podría haberse marchado a ver el fútbol mientras todo se calmaba, o se olvidaba (cosa esta más probable).

Ah, y todo esto Jean Luc, te lo digo sin acritud.

En cuanto a lo de valorar la película, no sé, ponedle un 6, por ejemplo.

FIN.
John Doe
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8 de junio de 2020
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que Godard tenía buenas localizaciones, buenos actores, buena fotografía... y por la razón que fuera no supo o no quiso aprovecharlo. Ni rastro del Godard de Band-a-part (película que puntué con un 8/10 y que me pareció creativa y fresca, en un nivel solo superado por lo que haría Varda en años posteriores, por ejemplo en "Las criaturas"). No veo una construcción de los personajes o un hilo argumental aunque sea fino, como hizo Truffaut en "La piel suave" o Chabrol en "Le beau Serge". El montaje es totalmente descuidado, nada que ver con el montaje genial que hizo Varda en "Le bonheur". En determinado momento se nombra a "M" de Lang, una de mis películas favoritas (10/10) pero casi parece una broma, "El desprecio" es lo opuesto a "M" tanto en construcción de una historia como en interpretaciones. Tampoco es una película que avance sobre un guión ligero pero que te atrape como podría ser "Alicia en las ciudades" de Wenders. Simplemente son escenas rodadas y empastadas entorno a un par de ideas ligeras. Por otra parte la banda sonora no acompaña a las imágenes, pareciera que se acopló a la película en el último momento para cumplir con el trámite. Lo único salvable es Fritz Lang haciendo de sí mismo en medio de todo el batiburrillo.

En mi humilde opinión, con otra banda sonora y recortando sesenta minutos de metraje hubiera quedado un mediometraje pasable, pero tal como está hecha no merece la pena dedicarle un visionado. A no ser que consideres "2046" o "Belle de jour" obras maestras, o tengas especial interés en ver el trasero de Bardot en todo su esplendor.

Como puntuación le doy un 3/10 por la fotografía, por Lang y porque Bardot brilla simplemente estando delante de la cámara.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Shep
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19 de septiembre de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues... quizás lo más interesante es ver a Fritz Lang como actor y no de director.

El prólogo pone demasiadas espectativas para lo que vamos a ver. La parte del apartamento es interminable: ver discutir algo tan tonto (tonto porque no van directo al grano, si no que dan rodeos y rodeos) mientras se desnudan, se bañan, se secan y se visten... pues se me hizo eterno.

Porque me lei la sipnosis (cosa que no me gusta hacer), porque si no...
edugrn
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15 de agosto de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé hasta qué punto debo sentirme zafio al decir esto, pero la única idea preconcebida que tenía de esta película antes de enfrentarme a ella era que iba a ver el culo más lustroso del séptimo arte. No sé si es culpa mía que soy así de marrano o es que el culo de la Bardot captó más la atención que la película en sí, que tiene menos chicha de la que aparenta. Aun así, en su tramo central hay un momento en que la película parece buena de verdad: toda la parte del apartamento, donde una sucesión de planos secuencia registran la cotidianidad de la pareja cuya pasión, casi ingenua, vista en la primera escena se va transformando en indiferencia, sospechas, tensiones, desdén y hastío, todo un tira y afloja donde el mal rollo aflora con la misma gratuidad con la que irrumpen los violines de una banda sonora grave y melancólica graciosamente inoportuna. Pero todo lo que sucede fuera del apartamento pierde nuestro interés. La película continúa, pero nos queda una sensación de reiteración mientras nos bombardean constantes referencias literarias y excursos existencialistas disfrazados de transcendencia que no aportan mucho; y así sigue hasta culminar con un final completamente insatisfactorio, de esos que están ahí porque hay que terminar y ya. No sé yo, al final me deja un regustillo agridulce y me da que, pasado el tiempo, lo único que me vendrá a la cabeza cuando piense en ella será, sí, en efecto, el culo de la Bardot.
Isildur
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4 de julio de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Godard se inspira en un mito griego para contar el alejamiento que se da en una pareja debido a que un hombre estúpido no para ni un segundo de agobiar a su pareja diciendo y preguntando idioteces, manteniendo una actitud ridícula. El vacío se produce por la saturación; el hombre es incapaz de domar su tonto ataque de ¿celos, reclamo de atención? y no consigue ni por un momento dejar en paz a su mujer hasta no hallar en su actitud una evidencia de que lo sigue amando, haciéndose odioso. Como si así lo fuera a conseguir...

Y ese es el único leitmotiv de una película aburridísima, con escenas interminables del dicho asedio verbal, totalmente ausente de la menor lectura crítica por parte del realizador, que más bien parece simpatizar con la desdicha de su protagonista, de que la atención de una mujer no se puede conseguir a placer ni las venticuatro horas, y es evidente de que dirige su película para otros hombres, tratando de despertar en ellos el mismo sentimiento. Todo ello, eso sí cubierto de una capa de intelectualidad refinada y pedante, que a lo mejor no es más que una coraza de resentimiento y... ¿desprecio? hacia el exterior.

No puede caber la menor duda de que está hecha para hombres por la manera de la que hace moverse a la actriz protagonista, los mohínes que la hace adoptar (muy del agrado de los hombres). Y más allá por el modo de filmarla es por su condicionamiento: sin un oficio destacado, unida a un personaje masculino mediocre, sin carisma ni presencia, quedando obviamente como la gran culpable de la disolución del núcleo amoroso, por dejar de querer al maravilloso y apuesto intelectual. ¡La fantasía de muchos hombres de la época!
El Extranjero
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