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El desprecio

Drama Paul Javal (Michel Piccoli), un dramaturgo francés, acepta reescribir algunas escenas para "La Odisea", una película que se va a rodar en Capri bajo la dirección del renombrado director alemán Fritz Lang (Fritz Lang). En un primer encuentro con el productor norteamericano, el arrogante Prokosch (Jack Palance), el escritor deja que su mujer, la bella Camille (Brigitte Bardot), se vaya en el coche con el productor a la finca de éste. Este ... [+]
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Críticas 60
Críticas ordenadas por utilidad
30 de agosto de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película vibrante que te exige cierto esfuerzo intelectual para disfrutarla plenamente. Si no pones de tu parte, te puede aburrir y/o defraudar.

En las primeros minutos (superado el momento de B.B. desnuda en la cama) se explícita y explica la película que vamos a ver: una versión de los últimos versos de la Odisea. Esa historia se esconde en...¡ella misma!. O sea, se cuenta la versión de un final distinto a la Odisea de Ulises a través de la ficción cinematográfica de la realización de una película de la Odisea. Para lo que se ha contratado al guionista (protagonista).
En esta versión la historia de amor fiel y devoto del original se va a ver puesta en prueba por la realidad. Y no sólo la realidad empresarial y devoradora del mundo del cine sino también la realidad del tedio, del malentendido y de la mala comunicación.
A lo largo de la película nos recordarán esta intención varias veces. Sinceramente, está bien que te lo recuerden. Se tocan tantos temas que, a veces, no estás seguro de cual es la principal intención de Godard con esta película.

Guión, muy bueno. Pero también denso y exigente intelectualmente.
Tenemos una descripción algo pesimista y amarga de las relaciones de pareja y del matrimonio (ver zona spoiler).
Tenemos una versión antiromántica de la Odisea (ver zona spoiler).
Tenemos metacine, cine dentro del cine, para describir un mundo de dinero, intereses y miserias del que se sólo se salva Fritz Lang (haciendo de él mismo) para hablar del cine como arte y como vehículo de expresión; aunque no tan ingenuo como para negar la importancia del dinero. De hecho su diálogo, en la presentación de los personajes al principio, lo define como un "dios griego" por encima de los afanes y vanidades de los que están debajo. No interviene en el drama, sólo lo mira desde la distancia.
Tenemos una tragedia griega con su final inesperado. Unos malentendidos (¿o no lo eran...?) hace que el amor presuntamente desgastado - según Piccoli - se pueda romper (ver zona spoiler).

Fotografía espectacular. Encantadoras imágenes llenas de significado. Merece la pena analizarlas para comprender todo lo que se nos dice al jugar con los colores (ver zona spoiler), diálogos de espaldas (indiferencia, desprecio), ropa, puertas que se atraviesan...
Los movimientos laterales de la cámara, las imágenes de las escaleras en la mansión, la fabulosa escena del diálogo en el piso, la escena de arranque en los escenarios, la elegancia de los desnudos de B.B, las escenas estableciendo paralelismos para transmitir información al espectador (el descapotable del productor pasará rápido separando a la pareja)...todas ellas te hacen deleitarte con la gran calidad artística del film.

Música, del compositor Delarue. Simplemente exquisita: romántica, melancólica y épica a la vez. Le va bien a la intención de la película. Pero, a veces, suena cuando las escenas son chabacanas y zafias debido al cariz que van tomando los acontecimientos. Desentona. ¿O es exactamente eso lo que quería Godard? Hacer un contraste entre lo vulgar del momento y la belleza que se escapa.

Dirección, muy buena. No es la mejor de Godard pero sigue estando entre lo mejorcito que puedes ver. Es artística, es inteligente, es resolutiva y, en este caso, un poco pesimista y melancólica.
Es una película intelectual y no tiene el ritmo al que estamos acostumbrados hoy en día; por ello puede hacerse lenta al público que considere al cine como un producto de consumo rápido.

El parecido del guionista con Godard en la realidad así como el de B.B. cuando lleva la peluca con respecto a la mujer de Godard, invita a pensar en un componente autobiográfico nada halagüeño.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jose Solo Z
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5 de febrero de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empecemos como si fuera un chiste: un italiano, un francés y un americano (productores) deciden poner en manos del nuevo "enfant terrible" Godard pasta gansa para que haga su película menos godarddiana y además en Cinemascope. Para rizar el rizo se pretende adaptar la muy dificilmente adaptable novela del italiano Alberto Moravia (1907-90) cuya baza principal es el punto de vista subjetivo del personaje másculino de la pareja protagonista que se desintegra cuando ella, "una simple mecanógrafa", descubre las miserias del hombre intelectual al que amaba y acaba por despreciarlo.

Godard que consideraba la novela de Moravia vulgar, ideal para leerla en un viaje en tren, acepta el envite,¿por el cheque personal, por manejar una cinta de alto presupuesto,...vaya usted a saber lo que pasaba  y pasa por la cabeza de un genio. El caso es que más listo que los ratones coloraos, lleva la cosa a su terreno; el de siempre de referencias y homenajes cinéfilos incluida la presencia de nada menos que Fritz Lang a sus 73 años haciendo de sí mismo rodando su último film en la ficción ya que desde el 60 nunca volvería a rodar. Por otro lado aprovecha la ocasión para volcar sus propias vivencias con su pareja Anna Karina (esa peluca negra que le pone a Bardot) y como crítica al artista que cede sus presupuestos fílmicos ante las exigencias del productor de turno, en este sentido se llega a hablar del culo de las mujeres (Bardot no tiene más remedio que lucirlo desnudo en varias ocasiones como reclamo para que la cosa funcione comercialmente) y del desprecio que Godard sentía por el Cinemascope en el que le obligaron a rodar. Como guinda del pastel una reflexión filosófica sobre el paralelismo entre los personajes principales de La Odisea  y los de la película.

El resultado para un servidor es de un aburrimiento supino; me da igual lo que les ocurra a esta pareja que se pasa 35 minutos moviendose de manera forzada por un colorido apartamento desojando hasta la saciedad la margarita existencial del me quiere, no me quiere. La estupenda fotografía de Raul Coulard con esos maravilloses exteriores en Capri con la casa Malaparte y la música de George Delerue parecen desmarcarse del asunto, ir por libre, reclamando a Antonioni.

Los nombres del excelente actor Michel Piccoli y del mítico director Fritz Lang acaban en letra pequeña al final del cartel donde prevalece Bardot la sex symbol del momento cuyo registro actoral queda a años luz de, por ejemplo, la recientemente fallecida Monica Vitti por acordarnos del citado Antonioni y su trilogía de la incomunicación. Harina de otro costal.

cineziete.wordpress.com
ELZIETE
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21 de septiembre de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante, como he escrito aquí muchas veces sobre la obra de Godard, porque Godard era un fanático del cine dentro del cine, importándole menos las historias.
Aquí, basado muy libremente en una novela de Moravia, reinterpreta la historia de Ulises-Penélope, con un paralelismo entre Paul-Camille.
Ella, de pronto, lo desprecia. ¿Por qué? Más de media hora de película de un diálogo de besugos entre los dos no logra aclararlo, pero no importa, porque Godard está entretenido con la cámara, con la luz, con el color.
Y él, que ama el cine americano, se trae a Jack Pallance para un papel irrelevante, Y al mismísimo Fritz Lang, ya con más de setenta años.
En medio decenas de referencias a peliculas: Río Bravo, Hatari, Viaggio in Italia, de su admirado Rossellini, y también una suya, Vivir su vida.
Todo esto es carne para cinéfilos, pero el espectador medio, sobre todo masculino, se quedaría avec le cul de Brigitte Bardot, ampliamente mostrado. Porque Godard, además de cinéfilo era culófilo.
En resumen uno de los caprichos de Godard, que en años posteriores alternaría le cul avec le comunisme. Y Mao.
Haz lo que quieras, Godard, pero la gran mayoría del público saldrá del cine diciendo: ¿Qué coño he visto?
yoparam
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26 de agosto de 2018
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hasta los más reputados artistas, emborronan su trayectoria.
Hasta genios como Picasso hacían a veces alguna mamarrachada.
Godard no es ningún genio y ha echado algunos otros borrones a su cinematografía, y se ha despachado con alguna otra mamarrachada pero es un "autor" y hay que consentirle estas pifias, catalogarlas de una profundidad de la que carecen, concederles un prestigio y un crédito que no se han ganado como narraciones del séptimo arte.
Una bagatela con firma.
Un descalabro "prestigioso".
Una pérdida de tiempo.
Una idiotez.
Una bobada de "qualité".
Federico
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8 de octubre de 2013
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Precioso culo el que nos muestra Brigitte Bardot en varias ocasiones. Todo un documental sel poder de los celos. Primero la caga Michel Piccoli, que es su reluciente marido al dejarla sola con el productor de cine Jack Palance. Después es ella la que se siente vendida y le pierde la credibilidad a Piccoli. También es un placer conocer al gran Fritz Lang, creador de M. Aquí también trabaja de director en la película. El guion probablemente lo vivía Jean-Luc Godard en sus propias carnes con su reluciente esposa Anna Karina.
amarin
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