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Robin y Marian

Aventuras. Drama. Romance Desilusionados por los años que perdieron luchando como cruzados en Tierra Santa, Robin Hood y su amigo Little John regresan a Inglaterra y se dan cuenta de que todo ha vuelto a ser como antes. (FILMAFFINITY)
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Críticas 44
Críticas ordenadas por utilidad
1 de mayo de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Richard Lester, famoso dentro del mundo cinematográfico especialmente por las dos películas que realizó con Los Beatles, “A Hard day’s Night” y “Help!”, pero también por conseguir la palma de oro en Cannes (Sorprendentemente, por otra parte) con “El Knack y cómo conseguirlo” realiza en esta obra, una interesante digresíon histórica y otra mirada más (pero a la vez también muy interesante, por ser tan singular y novedosa) sobre el personaje mítico de Robin Hood.

El eje principal es el paso del tiempo, esa inexorable fuerza que hace mella por igual tanto a ricos como pobres. De hecho en una de las primeras secuencias de la película, se nos muestra claramente este concepto, con la aparición del rey Ricardo Corazón de León y su reflexión final ante nuestro protagonista principal, Robin. Hay que advertir primeramente que se trata de una ficción histórica absoluta, más que en otras películas del género. La obra establece una relación de amistad (y también profesional, pues Robin combate a su lado) entre Robin Hood y el propio Ricardo (cuando la realidad, es que más bien sería al contrario, ya que Robin era un mercenario a servicio del rey Juan sin Tierra). Pero es interesante ver como utiliza el guión este recurso para seguir apoyando su discurso principal.

Durante muchos momentos el propio personaje de Robin hará alusiones a los viajes que realizó con el rey durante las cruzadas, reflexionará sobre las barbaridades que se cometieron en tierra santa, así como el amor perdido con Marian, interpretada por Audrey Hepburn. Los dos tenían una relación preciosa de amor, que se vio interrumpida por las necesidades de la guerra. Pero en la propia película este amor se volverá a desarrollar, de una manera apasionada, pese a los iniciales recelos del personaje de Marian, que finalmente acabará abriendo su corazón. El envite entre estos dos y sus constantes reflexiones sobre el paso del tiempo son en gran medida la salsa de la película, así como Lester plasma estas sensaciones, poéticamente, pero también sin olvidar que los dos personajes no son ya unos jovenzuelos, y esto el director lo tiene muy claro, con tal de no caer en ningún ridículo.

También las relaciones de amistad entre Robin y su grupo (los antiguos moradores del bosque de Sherwood) nos dan los mejores momentos de la película. Especialmente en el reecuentro, en el que después de tantos años, se vuelven a cruzar las caras, o la relación de Robin con Little John (el personaje más cercano a Robin y por ende, el mejor desarollado).

No olvidemos también que la propia madurez de los protagonistas la podemos ver en los mismos actores. Tenemos a un Sean Connery, que ya había encarnado al mítico agente británico (recordemos que el compositor de la música de Robin y Marian es por cierto, John Barry, el mismo que realizó el mítico tema para 007), así como Audrey Hepburn, que ya había realizado sus mejores películas. Los dos se encuentran en su máxima madurez, y como decía Goethe, con esta película realizan una vista atrás para acabar cerrando el círculo iniciado en su juventud.

De todas maneras el azúcar no domina la película y no se impone en ningún momento del film, pese a lo que nos pueda parecer. No olvidemos que tenemos a Richard Lester, uno de los maestros de la ironía y el humor fresco y cáustico, recordemos no sólo ya las películas de los Beatles, sino su otra interesante película histórica (o ambientada en otro tiempo) como es “Golfus de Roma”. No sólo vemos el humor en la personalidad del personaje de Robin, que con el paso del tiempo se ha ido cada vez más irónico y a la vez vivaz y perspicaz (esa ironía del hombre que ya lo ha visto casi todo) y también algún que otro gag visual, como la patada en los mismos que propicia Robin o la persecución en el castillo, al enseñarnos que el viejo Robin ha perdido cierta agilidad, al igual que su hermano John.

También y enlazado con esto, hay que decir que Lester le interesa mostrar la realidad. Que puede ser tan bella como terrible. Por eso Desmitifica al personaje de Robin, en tanto que no nos lo muestra como un Dios o un héroe convencional. La escena en la que se levanta y realiza las mismas tareas que haría cualquiera de nosotros es un gran ejemplo, mea y se rasca el trasero y luego escupe en el suelo. Seguramente Ridley Scott ni se habría planteado una secuencia similar.

Nada que ver con Errol Flynn o Kevin Costner, la versión marca un antes y un después en la figura de Robin Hood en el cine.

http://neokunst.wordpress.com/2013/05/01/analisis-filmico-robin-y-marian/
Kyrios
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15 de mayo de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las aventuras de Robin Hood siempre han sido del agrado del público y cada cierto tiempo se estrena una nueva versión. En los setenta se filmó incluso una brillante película de dibujos animados y a mediados de la década se estrenó una nueva versión contada desde una perspectiva insólita y original. Esta vez se narran las aventuras del más famoso arquero del bosque de Sherwood en su etapa de hombre maduro.

Robin Hood vuelve a casa con su amigo Little John tras más de veinte años ausente luchando en Jerusalén junto al rey Ricardo "Corazón de León" en las Cruzadas. A su vuelta todo sigue igual, más viejo y desencantado se reencuentra con su antiguo amor Marian recluida en un convento y sus amigos a penas le recuerdan. El rey Ricardo se ha vuelto cruel y despiadado y su amistad con Robin ya no es la misma. Una vez muerto, al no tener descendencia, le sucede en el trono su todavía más despiadado hermano Juan contra quien Robin se ha sublevado. Un viejo enemigo de Hood, el Sheriff de Nottingham, al enterarse de su vuelta a casa desea ajustar cuentas con él por sus desavenencias en el pasado. Ambos se retarán a muerte en un vibrante duelo que decidirá el destino de Robin y los suyos.

Un veterano elenco de ilustres actores da vida a los entrañables personajes, más achacosos y avejentados pero admirables en sus actuaciones. Connery es un perfecto Robin Hood en uno de sus mejores papeles. Hepburn es la enamorada y delicada Lady Marian. Robert Shaw, que ya había coincidido con Connery en la segunda aventura de James Bond Desde Rusia con amor, es el valeroso Sheriff de Nottingham. Nicol Williamson es el siempre fiel amigo de Robin, Little John, mientras que Richard Harris a modo de estrella invitada encarna al rey Ricardo en sus últimos momentos. Los reputados secundarios Ian Holm y Denholm Elliott interpretan al rey Juan y a Will Scarlett respectivamente. Sorprende también la presencia de una jovencísima Victoria Abril en el papel de reina Isabella.

Desde el punto de vista técnico la película cuenta con profesionales de primer orden. Por un lado destaca la presencia de nuestro oscarizado decorador Gil Parrondo, que venía de ganar dos oscars consecutivos por Patton y Nicolás y Alejandra y una tercera nominación por Viajes con mi tía. La cautivadora banda sonora del prestigioso John Barry, la hermosa fotografía del experto camarógrafo David Watkin, el reputado guionista James Goldman y la dirección de un inspirado Richard Lester. La película se filmó en España, concretamente en Navarra y Zamora.

Se trata de una hermosa de historia de amor y aventuras sobre unos personajes en el otoño de sus vidas y que a pesar de los años siguen queriéndose como antaño porque su amor es verdadero y eterno. El final es realmente emocionante. Me gustó también la nobleza del Sheriff de Nottingham y el sentido del humor que impregna el inicio de la historia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Harold Angel
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3 de mayo de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
80/21(30/04/16) El irregular director Richard Lester hizo su mejor trabajo con este notable film, una revisionista obra con un delicioso aura crepuscular, una cinta que arranca como una comedia de aventuras, continua como con un fresco desolador del otoños de la vida, y acaba como una conmovedora historia de amor de las que te pellizcan el corazón. El guión de James Goldman (“El León en invierno”, donde ya aparece Ricardo Corazón de León de príncipe) se basa en la leyenda de Robin Hood, fascinante revisión del héroe, desmitificador relato, vemos al mito envejecido, ajado, con ropas raídas, con el culo al aire, con peleas que las dirime con una patada en la entrepierna, lo vemos meando, con apenas fuerzas para luchar a espada, pero con un alma de juventud intrépida e indomable que no le cabe en el corazón. Se añade una recreación del Medievo con un aire muy naturalista, lo que vemos se siente real, las armaduras pesadas, los cascos un estorbo, batallas innobles contra ejércitos formados por un soldado viejo y tuerto, con una ambientación formidable, y todo esto adornado por una vis cómica maravillosa. Todo esto con la guinda de una pareja protagonista colosal, Audrey Hepburn y Sean Connery en estado de gracia.

La historia se siente un canto a la madurez, a la sabiduría que solo el paso de los años confiere, un relato elegiaco con picos de los que estremecen, con momentos sublimes, y todo ello fluyendo con gran naturalidad, haciendo que el espectador se empape de la melancolía y nostalgia con la que está bañado el metraje, un retrato brillante sobre la decadencia de un icono, sobre la decadencia que a todos nos llega, queramos o no. Habla con hondura sobre la amistad, sobre el paso del tiempo, sobre la lealtad, sobre el sentido del deber, sobre luchar contra las injusticias, luchar contra las tiranías, sobre rivalidades caballerosas, y sobre todo sobre amores eternos. Discurre el metraje con diálogos ingeniosos, con mezcla de humor, costumbrismo, emoción, y un gran romanticismo, rebosantes de un lirismo fenomenal, sin caer en sensiblerías facilonas, dejando un poso agridulce sobre el ocaso de la vida. Una reflexión de calado sobre el paso del tiempo, sobre el saber aprovecharlo, sobre el tiempo perdido y que nunca se recuperará.

Argumento hace una equilibrada miscelánea de géneros, el de aventuras, la comedia, y el que más brilla al final, el romanticismo más penetrante, gracias a unos de los finales más hermosos que haya parido el cine, romanticismo que no empalaga, sabe dosificarlo el realizador por entre la historia épica contra el villano. Historia que se centra mucho más en el humanismo, en la fragilidad, en la debilidad del cuerpo y del espíritu, las escenas de acción resultan escasas, pero las que hay son tremendamente veraces, desprovistas de cualquier gloria, una batalla contra un castillo defendido por un viejo tuerto, una patada en los genitales, una pelea en un muro de un castillo en la que los años de los protagonistas pesan, y una batalla final entre ejércitos dirimida al modo noble de los dos líderes a duelo.

No solo es una obra revisionista con la leyenda de Robin Hood, si no con el género de aventuras de grandes e inquebrantables héroes que luchan por causas bondadosas, aquí se cuestiona con a los héroes. Una construcción de personajes memorable, matizados, los supuestos adalides héroes, como el otrora Rey Ricardo Corazón de León, visto hasta ahora en el cine como un tipo noble, justo y salvapatrias, aquí se nos muestra más cercano a la realidad, un cruel, desalmado, sanguinario, codicioso, capaz de abrir a niños y mujeres en canal para ver si se han tragado oro, llega decir que nunca le importó Inglaterra, vemos a Robin un tipo que lo sigue a pesar de saber que lo que hace no está bien, ha dejado a su amor dos décadas por seguir a este monarca carnicero, vemos a Marian una mujer aplastada por el paso de los años, capaz de intentar suicidarse y metida a monja, que para mantener su amor a salvo es capaz del sacrificio final, vemos a el archienemigo y supuesto gran villano, el sheriff de Nottingham a un tipo noble, recto, inteligente, que ve el pasado con añoranza y el presente con hastío, y llegado el caso prefiere mantener un duelo contra su némesis que provocar una matanza en una batalla, demostrando una sana rivalidad con Robin Hood, vemos a Little John, el viejo compañero de Robin que en realidad está enamorado de Marian, pero el sentido de la amistad le ha impedido mostrar sus sentimientos.

Radiante puesta en escena para reflejar este relato crepuscular, con frugal pero muy bien aprovechado diseño de producción de Michael Stringer (“El violinista sobre el tejado”), rodando en el castillo de Villalonso (Zamora-España), el que atacan al inicio, y en Navarra el resto, asistido por los excelentes decorados de Gil Parrondo (“Patton”), ayuda a esta realista retrato de la época está el mustio diseño de vestuario de Yvonne Blake (“Jesucristo Superstar”), vetusto, viejo, raido, pesado, esto manejado de modo radiante por la fotografía David Watkin (“Memorias de África”) para transmitir desolación, decadencia, aridez, sequedad, cansancio, con gran exposición de patinado naranja en un sentido pictórico bellamente expuesto, con preciosas tomas paisajísticas, con amplios planos que denotan la pequeñez del hombre frente a la inmensidad del mundo, con lindas tomas de atardeceres, captando en algunas largas secuencias el cansancio de los personajes, con muy expresivos primeros planos que sacan lo mejor de las resplandecientes interpretaciones. Y estos elementos atomizados por la estremecedora música de John Barry (creador de la mítica sintonía james Bond), sabiendo estar en cada momento para realzar las sensaciones, tanto las aventureras como las románticas, pero siempre cubriendo de un halo punzante de melancolía cada fotograma, escalofriante el tema de amor, de4 las melodías que se te cuelan en el subconsciente de un modo sutil. (continua en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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1 de noviembre de 2020
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras largos años luchando a las órdenes de Ricardo Corazón de León, un envejecido Robin Hood regresa a los bosques de Sherwood.

Han trascurrido décadas y nada parece haber cambiado: los poderosos continúan abusando de su posición mientras los pobres malviven en pésimas condiciones. Robin, hastiado de tanta guerra y destrucción, se reencuentra con su amada Marian y siente renacer el espíritu de su juventud. Aunque las fuerzas le flaqueen su alma sigue incólume, todavía preparado para presentar batalla, aún dispuesto a enfrentarse al malvado Sheriff de Nottingham.

Richard Lester nos regaló esta conmovedora película de aventuras crepuscular en la que personajes legendarios ganaban un nuevo aliento. Hay emoción auténtica, una mirada nostálgica que trasciende, una vuelta realista al mito que embriaga desde el primer instante y culmina en un final milagroso, perfecto, donde resuenan las palabras de Marian con una de las declaraciones de amor más hermosas que se hayan escuchado. Un espectáculo brillante redondeado por las excelentes interpretaciones de unos actores que rezuman verdad.

Con la reciente muerte de Sean Connery desaparece uno de los rostros más carismáticos de la historia del cine. Más allá de James Bond, para mí fue ese tipo de edad indeterminada, entre los cuarenta y los sesenta, capaz con su sola presencia de aumentar exponencialmente el interés de cualquier obra. Bastaba su voz, su mirada, esa forma de moverse, un leve arqueamiento de ceja, para que todo a su alrededor adquiriera otra dimensión. Cualquier línea de diálogo dicha por él cobraba vida. Y daba igual que hiciera de granuja, policía, ladrón, soldado, general, aventurero, abogado, escritor, monje, espía, rey o incluso padre de Indiana Jones, verle siempre mereció la pena.
Jackie Daytona
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30 de diciembre de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Continuando con el ciclo de Audrey, el día de hoy redacto la crítica a Robin y Marian.

Película perfecta, una buena dosis de humor negro, realismo alucinante, una historia de amor conmovedora, actuaciones sobresalientes, vestuario y ambientación bien realizados, una película con "alma". No tengo nada que agregar, tal vez algunas nimiedades, pero que poco importan.

La actuación de los protagonistas (Connery, Hepburn y Shaw) fue sobresaliente.

Connery un héroe sin educación, pero con principios y valores a toda prueba y su "química" Audrey es realmente notable, Marian maravillosa, Audrey alejada de los vestuarios Givenchy nos da clases de lo espectacular que puede ser la belleza natural (sin ser descuidada) y su mirada cándida que no puede ser descrita, sólo vista; y Shaw es de esos villanos que me agradan, de esos que tienen una cuota de moralidad y valentía.

De todas maneras, aborrezco esta película porque su cursilería me llegó al corazón, algo que no debe pasar, los hombres no podemos ser cursis.

Película absolutamente infravalorada, y debería estar en la lista de las mejores cintas "romántica" del cine.

Y les adelantó que el final es sobrecogedor.

No sólo las megaproducciones o las películas de Tarkovsky merecen un 10, películas como está merecen la excelencia en cuanto a la puntuación.
Seba Colocolino
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