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La balada de Narayama

Drama Era una vieja ley del pueblo, de un tiempo tan lejano que ya nadie lo recordaba; Al alcanzar los 70 los ancianos debían abandonar el pueblo para ir a vivir en la cima de la montaña Narayama. Una sentencia de muerte despiadada que sumía en la tristeza y la desesperación a las familias cuando tenían que enviar a sus mayores a la montaña. Orin tiene 69 años y se acerca el momento de partir hacia la montaña, pero todavía tiene que encontrar ... [+]
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Críticas 42
Críticas ordenadas por utilidad
21 de mayo de 2007
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Crudo film que retrata la tradición llevada a límites extremos, a través de la visión de un remoto pueblo, rodeado de montañas, en el que sus vecinos viven aislados del resto del mundo, a la vez que se rigen por sus propias leyes. Una de las cuales reza que los ancianos deben abandonar el pueblo a los setenta años, para entregar su cuerpo y alma al dios Narayama, que mora en lo alto de la montaña que lleva su nombre.
Inamura despierta el aletargado cine japonés, Mizoguchi y Ozu quedan ya atrás, y el trabajo de Kurosawa se hace más espaciado, con esta historia de socialización al margen de la conducta establecida, en donde el rango social y el cumplimientos de las normas priman sobre el resto de cosas.
o0_oscar_0o
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1 de noviembre de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película poética que narra una leyenda en la que la gente cuando llega a cierta a edad deben ser abandonados en la montaña llamada Narayama; para así poder encontrarse con Dios y morir tranquilamente. Una montaña que para llegar hay que realizar un trayecto complicado; y que empieza cuando la persona cree que es el momento para abandonar su día a día.
Se trata de un film japonés muy reconocido en la década de los 80 que es un remake de otra película de la década de los 50. Un film que nos presenta claramente esa mitología japonesa, y nos expone fuertemente esas tradiciones que se vivían antiguamente en la sociedad; y que tanta fama le ha dado al carisma del pueblo japonés; teniendo personalidades muy características.
Yo vi esta película hace años porque me la recomendaron diversas personas. Lo que recuerdo es que me pareció un film interesante para ver; pero también un film no tan brillante.
Años después he decidido verla nuevamente y he descubierto que sigo teniendo la misma percepción. Y es que la película cuenta con una trama muy buena y con ciertos momentos realmente brillantes que enamoran visualmente y también por la fuerza narrativa. Dichos momentos son sobre todo tanto al principio como al final; pero en su parte intermedia cuenta con escenas que resultan un poco pesadas.
Y es que esta película cuenta con mucha poesía en sus imágenes; pero también con un ritmo en ciertos momentos que hacen que decaiga la atención.
Sinceramente creo que este es el principal problema. El ritmo. El tiempo en la parte intermedia se hace lento y pesado. Uno empieza a ver todo con mucha ilusión y gran entusiasmo. Después del planteamiento todo se empieza a atascar, y es en la última parte donde la poesía y la magia vuelve a inundar la pantalla y a pegarte a las imágenes que se ofrecen.
En fin, "La balada de Narayama" es un film mítico del cine japonés de los 80 que sigue teniéndose muy en cuenta entre el cine oriental de calidad. Para mí, es una película que se balancea entre momentos de calidad y otros que no lo son. No obstante, en general me parece interesante de ver para poder conocer y disfrutar con la poesía de esta curiosa leyenda.
icaro_81
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5 de febrero de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente remake de una película de la los años 50 del cine oriental. Igual que ocurre con "Rashomon", no precisamos de un cultivado conocimiento de la historia nipona para identificar tema comunes a todos los seres humanos. La vejez, el sexo, la supervivencia, la soledad... de todo eso habla "La balada de Narayama" con una naturalidad enorme.

Basten para ello ver sus escenas de violencia o eróticas, sin ningún glamour, todo muy terrenal y, como en algunos de los mejores párrafos de Cela, animalizado. La endogamia sistemática de vivir en un entorno tan cerrado, las supersticiones, el dolor, el apego a la familia... Incluso sabes que muchos de los personajes huelen mal por el duro trabajo del campo, algo muy difícil de conseguir a través de una cámara. Imamura lo logra.

Un recorrido costumbrista y donde, sin embargo, pasan pequeñas cosas que luego alcanzarán una fuerte importancia. El reparto es espléndido y acogen a sus personajes con una facilidad pasmosa, resultando cada instante creíble.

Sin destropar nada, su final da que pensar y es una reflexión de fuerte madurez. Absolutamente recomendable.
El Libanés
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8 de septiembre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decir primero que esta película es un remake de la original de 1958. Pero quien dijo que los remake no son mejores que la original, aquí se equivocó, y eso que la versión de 1958 es una gran película, pero para mi gusto, esta la pasa con creces. De echo ganó ese mismo año; "La Palma de Oro" en el prestigioso festival de Cannes, y eso señores no es moco de pavo.

Una sociedad oriental distinta, a ratos bella y a ratos inquietante. Unas gente que respetan el orgullo de la familia y las costumbres por encima de todo.
La película es magnética. Está basada en trágicos poemas tradicionales, con una gran puesta en escena, desgarradora fundada en fotografiar en primer plano escenarios naturales, y la actitud primitiva inherente al ser humano.
Sin lugar a dudas, "la balada de Narayama" sigue siendo uno de los documentos más estremecedores acerca de la inhumanidad imperante en las sociedades que tienen en la miseria y en vetustas tradiciones ajenas a todo atisbo de racionalidad sus esquemas de ordenación.
La balada de Narayama es una película sobre la dura supervivencia de un enclave situado en una zona escarpada. En su argumento se plantean temas escabrosos como el infanticidio y la eutanasia a los ancianos, justificados por motivos religiosos. La supervivencia de unas gentes embrutecidas por sus condiciones de vida que les llevan a extremos aberrantes.
Una sociedad cerrada en sí misma e implacable.
Una sociedad que no puede permitirse el lujo de la moral tradicional que todos conocemos.

Estamos ante una de las cintas más enigmáticas, plásticas, poéticas y preciosistas del cine japonés de todos los tiempos, sin duda una pieza única de arte japonés que transgrede los límites del arte estrictamente cinematográfico.
Fascinación, es lo que siento por La balada de Narayama. Con sus bellos decorados, acompañados de de esas luces de tono cromático, hábilmente iluminadas para inquietar e hipnotizar al espectador con sus colores amarillentos y rojos, como si de una flor ansiosa se tratara por asomar sus carnosos pistilos a la multitud. Una obra realmente poética.
Esta versión está rodada en escenarios naturales dando una imagen mucho más realista de las incidencias de la novela.
La balada de Narayama es precisamente una cinta asombrosa e inigualable. Una obra ajena al mortal efecto del paso del tiempo, es una metáfora llena de simbolismo.

El tiempo ha convertido al filme en todo un clásico del cine japones. Un cine donde se cuida a la perfección, la imagen hasta el menor detalle. Un cine rico en gestos, silencios y sentimientos. Un cine con un ritmo lento típicamente oriental. Un cine que provoca entusiasmos en Occidente porque representan una cultura rica y poderosa.
La balada de Narayama es sin duda uno de los más crueles cuentos acerca de la inhumanidad del ser humano. Un ser capaz de eliminar a sus ancianos en nombre de la supervivencia y el bienestar de los jóvenes. Una sociedad diseñada en el engaño de falsos ídolos anunciadores de paraísos celestiales ajenos a la vida terrestre que aniquila la dignidad que supone la vejez..
El Occidente del siglo XXI parece que no es tan prehistórico como nuestra mente nos hace creer. Y es que los asilos de ancianos con sus doctorados trabajadores y comodidades se han convertido en el Monte Narayama que sigue turbando con su presencia el seguro destino que el paso de las estaciones y del tiempo nos deparará a todos nosotros. Porque, sin duda todos acabaremos habitando ese Narayama, frío, silencioso, misterioso. Un hábitat que únicamente espera nuestras dentaduras postizas y bastones de madera para cobijarnos en sus frías paredes hasta que el último aliento haga su espiración.

Si hay cada vez más jubilados, y cada vez menos contribuyentes. La pregunta no sería...
¿Que vamos a hacer con nuestros ancianos?
alessandro
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14 de junio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La ví hace tiempo, pero la recuerdo perfectamente. Me impactó. Habla sobre una tan cruel como necesaria tradición entre las gentes de la montaña del antiguo Japón. Ahora que nosotros también nos enfrentamos a una situación de riesgo de sobre población, resulta un elemento imprescindible para abordar el debate. Excelentes interpretaciones de actores para nosotros del todo desconocidos, e impecable dirección y ambientación. Verla es una obligación, aunque duela. Nada que ver con la recién oscarizada y totalmente deplorable "Parásitos".
Bonifacio49
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