Star Trek II. La ira de Khan

Sencillamente y como digo en el título: Sobresaliente. Habiéndole dado un 9 a la primera a ésta, en una sencilla regla de tres, le correspondería según mi opinión no menos de un 12, pero no habiendo más que hasta 10, éste le concedo con sumo gusto.

"La ira de Khan" tiene en sí todas las virtudes del primer film de 1979 y una considerable mejora en los puntos flojos de aquella: tiene un mejor ritmo narrativo, unas buenas escenas de acción y unos personajes enemigos más carismáticos.

Su trama, centrada en torno a los desesperantes deseos de venganza de Khan contra el capitán Kirk, me ha parecido mucho más interesante que la de la primera (sin menosprecio de aquella) y desde luego el capitán interpretado por William Shatner cumple a la perfección con lo que se espera de un "marino" algo ya envejecido pero astuto y experimentado. No obstante para mi lo mejor de la película es sin duda el Señor Spock.

(NOTA: Esta crítica está transcrita palabra por palabra de la videocrítica que incluí el año pasado en este vídeo: http://www.youtube.com/watch?v=pBxBfgz_5bs)

Según la información que adquirí por adelantado, para disfrutar de Star Trek II no es necesario haber visto Star Trek I, ni la serie de televisión de los años 60: Es autoconclusiva. (Y además es el primer capítulo de una trilogía que concluye en Star Trek IV). Así que me la vi antes que la primera parte y, adivina qué: ¡Me gustó bastante!

Sin llegar al nivel de lentitud ni de genio de 2001: Una Odisea del Espacio, la película sí que es bastante “tranquilita”, se toma su tiempo. Supongo que la Primera mucho más, pero ésta también. Habiendo visto Megamind en los cines hace poco, se agradece un descanso del ritmo desenfrenado de algunas producciones de hoy en día. Dios, ¡Megamind sí que era histriónica! Aquí se toman el tiempo para dejarte apreciar la puesta en escena; dejan espacio a los personajes para que se desarrollen y para que les dé tiempo a captar la simpatía del espectador…

He dicho que es autoconclusiva, y es verdad, pero hay algunas referencias que un recién llegado a la serie no capta. Por ejemplo: El villano de la película, el personaje malvado, el que aporta la “Ira” del título, Khan, viene realmente de un capítulo de la serie antigua que se llama “Space Seed” (“Semilla del espacio”). Inmediatamente después de terminar la película me fui a Youtube para ver el capítulo y así conocer los orígenes de este peculiar personaje y la rivalidad entre él y el almirante Kirk.

Y la rivalidad entre estos dos es realmente uno de los puntos fuertes de la película. Tiene muchas influencias del libro “Moby Dick”. Khan está obsesionado por matar a Kirk tanto como el capitán Ahab lo estaba de capturar a la ballena blanca. De hecho, la última frase de Khan está cogida literalmente del libro.

Otra referencia literaria la encontramos en uno de los títulos que se barajó para la película antes de su estreno: “El País Desconocido” (“The Undiscovered Country”). Es un término que utiliza el personaje de Hamlet en la obra de teatro de Shakespeare para referirse a la muerte. Al final la terminaron titulando “La Ira de Khan”, pero “El País Desconocido” llegó a ser el título de la sexta película de la saga, que ya la veré.

Y este filme tiene muchísima temática de muerte y tragedia.

(Continúo en la sección de Spoilers)

Seguimos el repaso con Star Trek: La Ira de Khan.
Tras el relativo éxito de la magnífica primera entrega se pudo hacer esta nueva entrega, aunque contó con menor presupuesto y eso terminó beneficiando el excepcional resultado final del filme. La historia se basa en un capítulo de la serie original. Bajo la cara aparente del guión (persecución de Khan para vengarse de Kirk), se esconde una historia mas centrada en la amistad y sacrificios de los personajes. La banda sonora, aunque no iguala la insuperable banda sonora de Star Trek: La Película, es también muy destacable. Los momentos finales del filme son muy emocionales y de una calidad excepcional, una auténtica oda a la amistad al más puro estilo Star Trek. Constituyen una de las cimas de toda la saga, con un carácter épico y romántico impresionante. Encontramos asi una película que profundiza más en los personajes y sus conflictos y sentimientos, menos espectacular que su predecesora, pero genial de todas formas. No se la pierda porque merece la pena.

En la andadura cinematográfica de Star Trek siempre han habido dos tendencias inequívocamente distinguibles: las grandes películas para trekkies, y las de las grandes películas a secas. Y Nicholas Meyer sabe eso mejor que ningún otro realizador de renombre que haya pasado por la franquicia -y ahí incluyo a Robert Wise-, puesto que suyos son los dos episodios -2° y 6°- que, dentro de la saga primigenia, mejor encajarían en el segundo modelo. Y eso que estamos hablando de la que, a la espera de que se confirme la futurible 14° entrega realizada por Quentin Tarantino, continúa siendo la película más cruda, gore y violenta del USS Enterprise.
¡Khan ha regresado! El superhumano modificado genéticamente por la ingeniería del siglo XX, y derrotado en el episodio 'Space seed' de la serie televisiva original, huye de su destierro en el planeta Ceti Alpha V y secuestra a una nave de la Federación con el fin de lograr lo único que le ha obsesionado durante 15 años: matar a James T. Kirk.
Nicholas Meyer corta de raíz con toda pretensión de construir un relato serio de ciencia ficción como el de la infravalorada -e injustamente maltratada- 'Star Trek: La pelicula' (1979, Robert Wise), aunque sí reutiliza planos y secuencias de aquella, y tira la casa por la ventana con una desprejuiciada y emocionante relectura intergaláctica de Moby Dick (1851, Herman Melville) donde William Shatner y su tripulación actúan como la presa mientras Ricardo Montalbán ejerce de enfurecido Capitán Ahab del cosmos -con un escotazo de vértigo, e inmune a la angina de pecho- para tomar al USS Reliant como su particular Pequod en su obsesión por perseguir, destruir y hundir a la gran nave blanca.
Kirstie Alley debuta en el cine como la oficial vulcana Saavik -mucho menos humanizada que cuando la interpretó Robin Curtis-, y Walter Koenig se las ve más negras que nunca, tanto para sobrevivir como para peinarse de lado y ocultar su alopecia. A James Horner le toca heredar la batuta de Jerry Goldsmith, y cumple con un aprobado más que alto.
Fecha estelar: 24 de junio de 2019. Fin del informe.

A pesar de la existencia de honrosas excepciones, los años 1980 supusieron el hundimiento del género de la ciencia ficción en los parámetros facilones del cine comercial. Es así como Ripley pasa de ser la única superviviente de una nave invadida por un alien a convertirse en la protectora de una huerfanita o como el capitán Kirk prefiere perseguir malos malísimos de la serie original que descubrir fascinantes razas extraterrestres.

Así las cosas, llegó en 1982 está primera secuela de Star Trek, en que todo intento de trascendencia empezado por su predecesora queda abortado. Y toma su lugar un enfoque mucho más convencional de Nicholas Meyer, que recurre a las batallas de naves para animar al personal. Así, lo que antes eran hallazgos, ahora empiezan a ser tópicos, como la nostalgia del mando de la nave, y lo que constituían conclusiones más o menos acertadas de un episodio (el dejar a seres humanos mejorados genéticamente en un planeta, ante la imposibilidad de convivir con seres humanos normales) se convierte en una historia de venganzas.

El rendimiento del reparto tampoco fue especialmente memorable. Si bien Kirk continúa marcando perfil, Spock queda completamente desdibujado ante la eclosión del viejo romance del capitán y su hijo bastardo, mientras que el resto del reparto -doctor incluido- tan sólo están por ahí. En cuanto a Ricardo Montalbán, al que le toca el papel de malvado, lo vemos envuelto de una retórica bastante histriónica.

Así las cosas, el producto se hunde en la mediocridad cinematográfica, aunque tenga una cierta eficacia. Sólo Leonard Nimoy sabría prescindir de los elementos superfluos en la cuarta película y llevar las cosas a un terreno más sabio y, por cierto, más exitoso.