Película mágica de los 80s. Sí, DE LOS 80S, con mayúsculas porque tiene ese optimismo, ese ambiente de ensueño, esas miradas seductoras, la espontaneidad, las cosas más random, la música new wave, un final de los que se te quedan grabados y esa atmósfera absorbente habitual en las películas de esa década.

Las críticas profesionales que aparecen en la página de la película en esta web son lamentables, me imagino que ni han visto la película porque recurren a citas de otros críticos. Quién haya disfrutado de películas como No Puedes Comprar Mi Amor, Una Maravilla con Clase, El Cielo se Equivocó, La Chica de Rosa y otros títulos ochenteros de comedia romántica, va a disfrutar de esta película sin duda.

Mención aparte merece Kim Cattrall porque sinceramente no he visto una chica más atractiva en una película que aquí ella. Y el tema de Starship es simplemente una leyenda. Ay, esa época cuando las películas acababan con un plano congelado para que no las olvides nunca.

No es el Rey León (1994). Eso está claro. El nivel ni se le acerca, pero tiene suficientes momentos memorables como para que su visionado merezca la pena. Las canciones "El vive en ti", "Somos Clan", el final de la película... mantienen el espíritu de la primera y su atmósfera mágica. No se la pierdan si les gustó la primera.

Entretenidísima película de aventuras de los años 80s con todo lo que pertenecer a esa década conlleva. Sigue el patrón de muchas otras películas de la época: Protagonista A se encuentra en un lugar extraño desamparad@ donde surge una inesperada amistad con el Protagonista B, persona muy diferente, con la que van desarrollando una amistad y culmina tanto en el climax de su relación como en el del argumento. En este caso, la protagonista es una guapísima Kathleen Turner que hace una actuación digna de recuerdo, dejando bastante mal parado a Michael Douglas. La trepidante sucesión de aventuras en Colombia no da lugar para el aburrimiento, los diálogos tienen chispa, los paisajes son grandiosos y no faltan los puentes colgantes, persecuciones, pueblos dominados por la droga, tesoros... Todo esto bajo el encanto ochentero llevado a su máxima expresión hace que se te quede grabada en la mente y con ganas de volverla a ver. Una de esas que te alegran el día.

Esta película posee una atmósfera especial y una marcada magia visual fruto de una preciosa fotografía combinada con los fantásticos paisajes de la costa escocesa. Trata sobre el descubrimiento de un mundo lleno de sencillez, música popular, barcos de pesca, acantilados y lugareños variopintos por parte de un empresario de una petrolera de Houston, TX. La película está llena de sorpresas, y va ganando interés conforme avanza su visionado, pero el ritmo es algo cansino y el ingenio de las situaciones que se presentan no siempre está a la altura. De todos modos, merece la pena verla por la fabulosa música de Mark Knofler y el ambiente mágico de la película.

La tercera película de las precuelas sigue el camino de sus predecesoras. El camino de la más absoluta comercialidad.Sí, las antiguas también eran comerciales, pero todo se sostenía en un pilar que respetaba los códigos del cine clásico, estaban hechas con mimo y por verdaderos artistas.En SW 3 el mayor protagonista es el equipo de hardware digital del Sr.Lucas, que de nuevo intenta aprovechar cada minuto de la película para que alabemos esos escenarios, volteretas, naves... tan vacías de sentimiento como de credibilidad. Estamos ante un auténtico timo, respaldado por los críticos de turno que se venden a las productoras o los fans que hacen la vista gorda sólo por ver el logo de Star Wars al empezar la película y espadas láser, o por las a veces forzadísimas referencias a la Trilogía original. Dónde radica el mayor interés de la película es en la conversión de Anakin a Darth Vader y su traición a Obi Wan , que nos regala algunos buenos momentos, y en los últimos minutos que de alguna formq dejan el círculo cerrado de una forma excelente. Pero nada de eso me puede hacer obviar una película dónde la palabrería barata, las actuaciones faltas de pasión y calidad, el desprecio de los personajes en beneficio de una aparatosa puesta en escena y un guión lamentable confirman lo que se veía venir con SW 2, que las precuelas están a años luz de (cualquiera) de las originales.