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¡Vente a Alemania, Pepe!

Comedia Peralejos, un tranquilo pueblo del Alto Aragón, es un lugar donde nunca pasa nada. Un día regresa al pueblo para pasar las vacaciones Angelino (Sacristán), un emigrante que conduce un magnífico Mercedes y cuenta maravillas sobre Alemania y sus mujeres. Pepe (Landa), fascinado por las historias de su amigo, decide emigrar también, pero su sueño empieza a las cinco de la mañana, limpiando cristales, y concluye a las doce de la noche pegando carteles. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
15 de mayo de 2008
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llego a un 6 por lo que tiene de recuerdos de aquellos reales y duros tiempos. Pero creo que no es de las mejores de Landa ni del resto de los actores. La tomo como una especie de documental novelado de aquella realidad de la emigración a Europa. Si me consta que así fue la cruda y dura realidad y debemos dar las gracias a todos aquellos españoles que nos ayudaron con su esfuerzo y sacrificio desde "aquella Europa..."
caanril
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25 de enero de 2009
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es interesante de ver con el paso de los años, ya que en ella se ve lo que tuvieron que hacer miles de españoles para poderse ganarse el dinero fuera del la patria; un dinero que se ganaba trabajando de sol a sol.
Aquí su director intenta mezclar tanto la comedia como el drama. Lo que nos quiere enseñar es la situación de unos personajes que comparten domicilo en una pensión y que trabajan en Alemania, ya que quieren que todo lo que ganen les sirva para poder volver a España.
Como buen film de la época los actores consiguen darle brillo a los papeles para que éstos salgan adelante; en el papel principal se encuentra Alfredo Landa, acompañado de otros grandes como José Sacristán, Tina Sáinz, o Antonio Ferrandis, por su parte en la dirección encontramos al gran y solvente Pedro Lazaga.
Bdange
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5 de febrero de 2016
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pedro Lazaga dirigió ésta comedia cercana, quizás demasiado, a un periodo vivido a nivel social en que muchos españoles aprovecharon para emigrar a otros países de la entonces lejana Europa de fronteras a hacerse con un trabajo.

Alemania (madre y jefa de todas las troikas), era el país que más y mejores posibilidades ofrecia gracias al potente motor económico que había desarrollado durante los años posteriores a la II Guerra Mundial.

Y Alfredo Landa, abanderado como no y con honor, del landismo más cañí a base de chorizo y garrafón de vino a mayor gloria del cine español de pura cepa, se vistió de su personaje de Pepe ,natural de Peralejos, de la secana provincia de Teruel, para venirse al frío Munich aconsejado por un amigo del pueblo, Angelino (José Sacristán), residente en el país.

Como es habitual en las comedias españolas de la época todo un desencadenante de situaciones divertidas en que se ve inmerso Pepe a su llegada a Munich y con la torpeza como bandera son la excusa para caricaturizar lo que muchos españoles tuvieron que hacer.
Natxo Borràs
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28 de enero de 2017
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comedia de medio pelo típica del “landismo”, con el leve (y torpe) barniz social de la inmigración, tan de moda por aquel entonces y tan de moda de nuevo ahora.

La idea daba para mucho, pero el mediocre guion de Vicente Coello lo dejó en una vulgar sucesión de españoladas y tópicos carpetovetónicos de escasa gracia, una mezcla entre el paletismo con boina de Paco Martínez Soria y las landadas de macho ibérico babeando ante las macizas suecas (alemanas, en este caso). Lastima. Se salvan los papeles de Antonio Ferrandis, Fernando Guillén y Gemma Cuervo, los únicos que tiene un componente dramático y bien interpretados. También cumple Tina Sáinz en un rol secundario con poco juego, pero resuelto con eficacia. Y poco más, porque los personajes principales de Landa y Sacristán naufragan de puro ridículos, tantas veces vistos e interpretados siempre igual que hartan y aburren.

Y el final, ese patrioterismo de pandereta con la típica moraleja del Régimen: se vive mucho mejor en la España profunda, con la boina y las boñigas de vaca, que en una gran ciudad europea. Con un par, oiga.

En fin, película fallida por un guion topiquero de brocha gorda que malogra una buena idea original. Le doy el 4 por el buen hacer de los secundarios citados.
Sir Lancelot
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10 de abril de 2023
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El objetivo era ambicioso, tocar en clave cómica un tema como el de la emigración que se presta poco a la risa. Y eso que últimamente diversas cinematografías europeas han ensayado con éxito eso de "Bienvenidos al Norte" y "Bienvenidos al Sur" o, sin salir de España, con los famosos "Ocho apellidos" vascos o catalanes y sobre todo "Perdiendo el norte" a cuenta de los cantos de sirena de la serie televisa "Españoles por el mundo".
Pero a comienzos de los 70 en nuestro caso estaba también el asunto de los exiliados. Y eso daba poca risa.
Lazaga y sus guionistas tienen el mérito de intentarlo ... con relativo acierto.
A un olvidado pueblo de Aragón, Peralejos, llega Angelino (Sacristán) desde Múnich con su "mercedes" contando glorias del "milagro alemán". Pepe es un chico para todo, con su boina calada hasta las cejas hace de sacristán, electricista, cartero ... hasta "pone inyecciones". Pero su sueño es tener una vaquería con su novia Pilar (Sáinz), lo mismo que otros vecinos aspiran a ligar con las gachís alemanas. Total, "Angelino, colócanos a todos".
Soñar como soñaban en "Bienvenido míster Marshall". Llegar a la gran urbe europea como Paco Martínez Soria lo hace en "La ciudad no es para mi", total para comprobar inmediatamente que en Alemania no atan precisamente los perros con longanizas.
Lo más chusco del guion es precisamente la imagen de catetos y de salidos mentales de aquellos emigrantes cuya aspiración era abrir una gasolinera o ganar unos cuartos para volver a España y emprender algún que otro negocio. Para hacer gracia no es necesario ridiculizar tanto.
Sin embargo, un acierto la presencia del exiliado político, Don Emilio (Ferrandis), que, con su nostalgia a cuestas, pronto desengaña a los recién llegados, "Gorriones nuevos", de los "cuentos de emigrantes" que han escuchado.
Abundan las referencias aragonesas, como las escenas de la televisión bailando la jota en Albarracín, partidas de guiñote, la imagen en la mesita de noche de la Virgen del Pilar o las referencias geográficas a los Monegros, Velilla, Sabiñánigo o Peralejos.
Interpretaciones correctas y excelente banda sonora.
En resumen, una comedia a ratos un tanto zafia pero que sabe tratar con elegancia el drama de la emigración y del exilio. La añoranza de la tierra, los "Suspiros de España".
Lafuente Estefanía
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