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¡Vente a Alemania, Pepe!

Comedia Peralejos, un tranquilo pueblo del Alto Aragón, es un lugar donde nunca pasa nada. Un día regresa al pueblo para pasar las vacaciones Angelino (Sacristán), un emigrante que conduce un magnífico Mercedes y cuenta maravillas sobre Alemania y sus mujeres. Pepe (Landa), fascinado por las historias de su amigo, decide emigrar también, pero su sueño empieza a las cinco de la mañana, limpiando cristales, y concluye a las doce de la noche pegando carteles. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
5 de noviembre de 2011
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Coyuntural éxito del cine español, que trata de forma superficialmente digna el fenómeno de la inmigración de nuestros paisanos a otros países, aquí la socorrida Alemania. Buen oficio de los actores, situaciones más o menos divertidas, un punto nostálgico no excesivamente latoso y globalmente mejor que otras muchas del prolífico y mediocre Lazaga.
kafka
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25 de diciembre de 2010
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es de esas películas que una puede ver con sus padres. Lo de menos es si es buena o mala película, lo mejor es que ellos están encantados de volver a ver "Vente a Alemania, Pepe" y de paso contar como les iba a ellos o a sus padres en aquella época. Eso por lo menos quiere decir una cosa, y es que lo que nos cuenta el guión, aunque exagerado, se acerca bastante a lo que realmente sucedía.

El principio es genial, el amigo finge que le va genial allí para quedar bien con los de su pueblo. ¿Quién no conoce a alguien que esté endeudado hasta las cejas por fardar de cochazo? El pobre Pepe se lo cree y así empieza su calvario en Alemania. En Alemania hay trabajo pero también hay que trabajar muchas horas y en cualquier tipo de trabajo, pero eso no es lo peor………lo peor es que no consigue ligar ni con chuleta en alemán y eso que la novia está lejos y claro no se entera de nada.

La parte negativa es el evidente españolismo: Todos quieren volver, nadie se plantea vivir allí, solo se juntan entre ellos, etc. También el landismo de la época: los españolitos feos detrás de las alemanas guapas… pero esta película es lo que es y cuando te predispones a verla ya sabes lo que hay. Así que júntate con tus padres o abuelos y pasa un rato entretenido en compañía de Landa, Sacristán y compañía.
Nessy
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2 de octubre de 2015
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es casi un pre-remake de la reciente "Perdiendo al Norte" (2015), igual de divertida pero con mucho mensaje. Por un lado, tenemos la inmigración europea, sobre todo, a Alemania Occidental, unos 185.000 residentes por 1973, sobre la que hay mucho mito. Aclaro que nadie se iba huyendo de la miseria y la pobreza, siempre habría excepciones, lo que también es posible, sino detrás de una ganancia mucho mayor. Como sabéis, si algo sobraba en España era trabajo: 1971 acabó con un 3,3 % de desempleo, cifra por la que cualquier político democrático vendería su alma al diablo para poder siquiera acercarse. Sin embargo, la tasa era relativamente alta. Por ejemplo, en 1973 y 1974 nunca llegó al 3 %. Pero tampoco penséis que eran sueldos diminutos y bajo condiciones laborales leoninas. De hecho, el poder adquisitivo era bastante superior al que se ha conseguido en estos cuarenta años de decadente democracia que padecemos. Ahora bien, ¿si aquí había trabajo y relativamente bien pagado? ¿Por qué se iban? Pues porque los sueldos extranjeros eran muy superiores, lo que se compensaba en buena parte con un nivel de vida mucho más caro. Por eso allí se ganaba todo lo que se podía pero no se gastaba para mandarlo a casa. Es decir, lo que en España era una pequeña fortuna fuera de ella no era gran cosa.

Pero, por supuesto, "¡Vente a Alemania, Pepe!" tiene más miga. Lo que puede que llame más la atención es la aparición de un exiliado republicano, al que se trata con el máximo respeto posible. De hecho, Antonio Ferrandis casi repite papel en "Volver a empezar" (1982), pero si la de Garci termina siendo autocomplaciente hasta el sonrojo, en esta "sencilla" película de Pedro Lazaga consigue transmitir verdadera nostalgia por la persona que ha quedado totalmente desarraigada. De todos modos, este abrazo a la otrora "anti-España" no es tanto adelantarse a una futura reconciliación sino la constatación de que el antiguo guerracivilismo, el odio hacia las izquierdas, hacía muchos años, décadas, que se había olvidado. Porque recordad que cualquier obra seguía pasando hasta 1975 por la censura franquista, que casi siempre estuvo más interesada por la moral que por la política. Y hablando de moral, es muy interesante como entre la mujer española, el cura o las circunstancias, la fantasía masculina de promiscuidad sexual a coste cero, que tu señora te aguante como una boba, es desbaratada por completo. Pero lo más curioso es que, por ejemplo, Pilar (Tina Sáinz), que está magnífica, se revuelve contra el supuesto "patriarcado" desde una postura subordinada, que ella misma defiende, pero que es la que le da fuerza moral para atacar.
Reaccionario
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12 de enero de 2019
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quiero recordar en esta crítica que fue en 1960 cuando se firmó el primer convenio de emigración entre España y Alemania, que habría de durar hasta 1973 y que provocó que al menos 600.000 españoles abandonaran sus pueblos y ciudades en busca de mejores condiciones de trabajo y salariales.

En la película, cuando el fenómenos migratorio de españoles al norte de Europa batía en retirada pero que era aún una huella importante en nuestra sociedad, en ese tiempo digo, Pedro Lazaga con guión de Vicente Coello abordan esta comedia escrita sin duda para el gran Alfredo Landa de entonces, en el rol de cateto, parroquiano de un pueblo aragonés que queda encandilado por los signos de ostentación y las historias sexuales y otras que narra un retornado de Alemania interpretado magistralmente por José Sacristán; en verdad todo el reparto es genial: Antonio Ferrandis, Gema Cuervo, Fernando Guillén, Manuel Summers; actores de siempre jamás.

Más allá de los tópicos de que hace gala la cinta, es, empero, una película con una crítica cáustica a aquella España pacata aún, reprimida aún y aún franquista, y un cántico irónico a todos aquellos que volviendo de Alemania con el coche Mercedes de rigor, no se cansaban de cantar las bondades de Germania, la tierra de providencia ‘donde manaba leche y miel’, lo cual luego muchos verían que no era tan así; sobre todo para el pobre currito que se iba con lo puesto y que tras mucho trabajo se hacía con un capitalito a cambio de quedar en tierra de nadie. Además, quiero subrayar que este drama de la emigración ayudó mucho al despegue español, aunque muchos de estos emigrantes no tuvieran cabal conciencia de ello (7.000 millones de dólares recibió España en concepto de remesas de los emigrantes hasta el año 1975).

Se incluye también el sentimiento de despertenencia, de no saber si se es de un país o de otro, pues en todos se observaba extrañamiento.

Película aconsejable que dibuja también el contraste y el conflicto entre la sociedad moderna del norte europeo ‘versus’ la España tradicionalista tardofranquista. Amén de la magnificencia y la soberbia con la que trataban los recién llegados de fuera a los nativos que no se habían movido del pueblo y que acababan en ocasiones arrastrados al país de la fortuna.

Creo que esta película es exponente de un cine social y político que siempre fue injustamente desvalorizado en los años ’60 y ’70 en favor del cine foráneo. En aquellos tiempos parecía de obligado cumplimiento para los jóvenes ver cine norteamericano, o sueco, o italiano, o francés, todo antes que nuestro cine, esas películas a las que peyorativamente calificábamos de “españoladas”. Espero que algún día se repare esta falla en nuestros juicios cinematográficos y redimamos el valor de obras que, como esta, tienen su fondo y su miga.

Dijo una vez Alfredo Landa, no sin sorna, que le parecía genial que una película fuera calificada como una "españolada".
Kikivall
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24 de mayo de 2017
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine hispano que media entre principios y mediados de los 70 nunca ha sido valorado en su justa medida." Películas de rápido consumo", " Artesanos como Pedro Lazaga o Mariano Ozores cumplen con su tarea", " Una mas entre un montón de churros"... Son los lugares comunes. La realidad es que tras la aparente sencillez del producto se esconde un equipo técnico inimitable. No conozco a nadie que se haya aburrido viendo esta película. Claro... Trata la inmigración en clave de comedia. Y al margen de Berlanga y Bardem todo ha sido mediocridad. Con Vente a Alemania Pepe se cristaliza un modo de hacer cine que apuesta por la Sonrisa del niño y elude el Silencio de Dios.
Tanque50
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