El infinito

Ya la había visto y no la había valorado. Reflexionemos: En ocasiones el cine se cubre con una capa extraña que parece diseñada para provocar cierto distanciamiento con el espectador, y de esa manera los directores pueden ofrecer ese grado de aparente intelectualidad al alcance de unos pocos elegidos.

Lamentablemente yo no pertenezco al grupo de los espectadores intelectuales que disfrutan con obras maniqueistas, trazando senderos que frecuentemente no atravieso.
Que nadie me muestre el buen camino, porque si existe, ya encontraré la manera de apartarme de él.

Interesante thriller fantástico y de ciencia ficción con una fantástica primera mitad que juega a crear tensión desde la ambigüedad y que recuerda un poco al cine de Mike Cahill (Otra Tierra, Orígenes) pasado por el tamiz de Lovecraft.

Una lástima que gran parte se lastre cuando intenta explicar de manera poco convincente lo que estamos viendo y lo acabe de estropear con un desenlace poco atinado.


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El tandem estadounidense Benson & Moorhead van camino sino lo impide el salto previsible a mayores presupuestos por parte de la industria a dejar huella dentro del género de un terror donde el misterio y lo sobrenatural con toque de ciencia ficción y humor se sobreponen a los sustos enlatados y el gore prefabricado que tanto abunda.

Estos "Juan Palomo" (dirigen, guionizan, producen, fotografían, actúan...) crean atmósferas inquietantes, en este caso de corte Lovecraftiano, donde la imaginación del espectador juega un rol determinante. El guión de Benson deja espacio para la reflexión sobre las sectas al tiempo que corre en paralelo sobre historias de dioses primigenios innombrables y caprichosos probables parientes de Cthulhu. Cocinada a fuego lento narrativo y sin pirotecnia de efectos especiales, "El mito de Sísifo" según el ensayo de Albert Camus y la filosofía del absurdo son el caldo de cultivo sobre el que se sustenta una propuesta más ambiciosa que lo que parece.

cineziete.wordpress.com 

Cuando una película no consigue mantenerme despierto no puedo darle buena nota. Este extraño mejunje que combina sectas, bucles temporales y terror cósmico tiene un ritmo demasiado cansino y lleva su carácter indie hasta un extremo algo insufrible. Y cuenta con una baza negativa como son sus dos actores principales, que para colmo son los directores, los cuales no es que sean Marlon Brando y Gary Cooper, precisamente. Poca interpretación y nulo carisma. Y casi dos horas. Piénsenlo bien.

The Endless es una de esas pelis cuya mayor prioridad no pasa por poner una historia al servicio de un presupuesto, sino un presupuesto al servicio de la historia. Resalta mucho aquello que está contando y subordina el cómo y el con qué. Es singular el uso de los efectos especiales, cuasi artesanal, lo que me invita a la sospecha: The Endless fue hecha por y para un nicho de espectadores. Una peli nacida para buscar el culto.

¿Funciona lo que cuenta? Veamos.

Valiéndose de la "información a medias", The Endless juega a la incertidumbre del diálogo nunca cerrado. Cada personaje hace su aparición, cuenta lo suyo y deja luego un signo de pregunta con carteles de neón, hiper luminosos y bien visibles. Resulta un método efectivo, pero un tanto evidente al repetirse como patrón instalado.
Pinceladas de efectos aquí y allá, ralentizaciones de cámaras oportunas. Es una obra de atmósfera lograda.

Una vez que ha sembrado la incertidumbre va revelando sus cartas de a poco, con notorio espíritu sugestivo. El espectador finalmente logra correr el velo del misterio y...aquí la cosa patina un poco. Porque el suspenso ya se había logrado con creces desde los primeros minutos, pero a la hora de calentar los motores, de tensar la cuerda...en fin, de construir el climax (ese instante en el que el espectador se agarra casi sin darse cuenta de lo que tiene a mano para sujetarse), pues ahí no llega.

No marca su tono lo suficientemente alto, falla a la hora de plasmar tensión dramática. El suspenso no logra quebrar su propio límite y la peli vuelve, paulatinamente, a su estado inicial. Faltó riesgo, una buena sopapeada. Que joder, estábamos ante un estancamiento cósmico.