La sombra del diablo

Pues claro que no. Aunque la película no es tan brillante como anteriores suyas, "Todos los hombres del presidente" por ejemplo, Alan J. Pakula culminó su carrera y su vida de una buena forma.

La película narra a dos hombres de ideales opuestos compartiendo un origen común. Harrison Ford sabe que por encima de la amistad y de los sentimientos están los ideales universales contra los que nadie puede antentar. Pues el terror no está justificado bajo ningún concepto.

Duelo de interpretación entre Pitt y Ford. Cada uno va a ver quién puede más. Harrison Ford ya trabajó con Pakula en "Presunto Inocente" y esta repetición no le sentó nada mal.

Un pistolero de una organización terrorista viaja a Nueva York con el fin de comprar armamento antiaéreo, allí conocerá y se alojará con una falsa identidad en casa de un sargento de la policía de N.Y.
Nos encontramos delante de un intrigante thriller lleno de acción. Empieza con una secuencia de 5 minutos de pura adrenalina y con un realismo sobrecogedor, ya que las imágenes parecen tan reales que nos olvidamos que sólo es una película. El guión es de calidad con una trama bien hilvanada, la música excelente y la dirección de Alan J. Pakula sobresaliente. Fue su ultimo trabajo, falleció a la edad de 70 años en su ciudad natal víctima de un accidente de tráfico.
En cuanto a los dos protagonistas muy desiguales. Brad Pitt correcto y acertado en su interpretación de un terrorista del IRA. Harrison Ford patético y penoso como el sargento O’Meara, ya que nunca encuentra su sitio en el film.

La película empieza bien pero va perdiendo fuerza. Se entrelazan dos historias: la del terrorista irlandés y la del policía americano. Las historias del segundo son bastante ligeras, propias de una mala película, casi de una comedia, con demasiados tópicos que quieren construir un retrato del deber policial idealizado. Es un mal contrapunto a la "historia irlandesa"; añade minutos innecesariamente, hace que pierda calidad y la historia pierde coherencia interna.

La "historia irlandesa" no resulte creible por la interpretación de Pitt y por el papel que el director le quiere dar. Quiere presentar una visión amable, busca la complicidad del espectador, trata de suavizar el perfil del mismo, pero es imposible: una despiadada ejecución de su destino al final lo impiden. Acaba siendo el retrato de un asesino. Además de sus víctimas, también se el criminal ha echado a perder su vida ya antes de morir.

En algunos momentos, se hace lenta. Sobran minutos

Dejando de lado que, siendo sinceros, Brad Pitt no resulta en absoluto creíble como terrorista del IRA, aunque le pongan barba, con su aspecto surfero y hollywoodiense (su interpretación es otra cosa, y a ello iremos después), La sombra del diablo, película final de Alan J. Pakula antes de su muerte, representa lo mejor del cine comercial de los 90.
Un cine perfecto para disfrutar en la sala de cine con unas buenas palomitas (algo que, hoy en día, parece sólo reservado a los grandes blockbusters, más si cabe tras la irrupción imparable de las plataformas y la herida, ya veremos si mortal, que ha infligido la COVID 19 en el cine tradicional), y además un cine muy elegante y muy fácil de disfrutar. Es difícil de explicar, pero hay algo innegablemente "noventero" en la película: en el retrato de Nueva York, en su sentido del entretenimiento, en la idea de unir en la pantalla a dos de las mayores estrellas de Hollywood de entonces, cada una de una generación distinta, en la importancia de la familia en la ecuación y en el acento que pone en cómo dos hombres en lados opuestos de un conflicto pueden entenderse, respetarse e incluso llegar a apreciarse sinceramente.
Además, la química entre Harrison Ford y Brad Pitt es excelente. Ford hace este tipo de personaje con los ojos cerrados, un tipo lleno de carisma y con un alto sentido del honor y el deber. Pitt, por su parte, pese a que no es el actor adecuado para dar vida a Frankie físicamente, demuestra una vez más su altura como intérprete, que entonces pasaba algo desapercibida debido a su estatus de sex symbol (pese a que ya había sido nominado al Oscar por 12 Monos) y que hoy en día ya nadie duda. Aunque entonces costara reconocerlo, el inolvidable JD de Thelma y Louise es un actor de primerísimo nivel, y ya lo era entonces. Es impresionante cómo, a base de carisma y esa mirada que tiene, suple el hecho de que, como decimos, su físico no lo acompaña para hacernos creíble que se trata de un comprometido guerrillero republicano irlandés.
Más que notable.

Lo mejor: Su tono, su elegancia, y el duelo entre Ford y Pitt, dos monstruos ante la cámara.
Lo peor: Aunque en su momento se dijo que glorificaba al IRA, cosa que no es verdad, sí se le puede reprochar cierta tibieza y cierta identificación con el personaje principal, un terrorista.

Esta fue la última película de Alan J. Pakula antes de morir en 1998 y como testamento cinematográfico creo que se merecía mucho más del director de reconocidos trabajos como 'Todos los hombres del presidente', 'Klute' o 'La decisión de Sophie'.

Por mucho que tengas a dos superestrellas como Harrison Ford y a Brad Pitt llevando el peso de la película y secundarios de lujo como Rubén Blades, Treat Williams o Natasha McElhone, el guion es su mayor lastre. Entre tres personas acreditadas como guionistas no fueron capaces de sacar lo mejor de un material prometedor. Y es que creo que se equivocaron al enfocar la historia como un thriller de acción y no como un drama, siendo un thriller de acción se ve un buen manejo de la dirección en dichas escenas e interpretaciones correctas, mas no es del todo satisfactorio.

Una historia de un terrorista irlandés escondido en la casa de una familia en Estados Unidos podría haber dado para un filme que enfrentase puntos de vista, que Harrison Ford y Brad Pitt sacasen el talento que llevan dentro y que hiciesen unas grandísimas interpretaciones y Alan Pakula se habría despedido con un trabajo de notable, y quien sabe si de sobresaliente. Los condicionantes son muy bonitos y, por desgracia, la realidad fue otra.

La realidad es que es una cinta con demasiado peso en la acción y menos en el drama desperdiciando un buen punto de partida y llegando a la meta así, así. El resultado que se vio en las salas de cine es correcto, para pasar un buen rato, pero nada más. Es una lástima, pero es lo que hay.

Por suerte, tanto a sus protagonistas como a su director se les recuerda por otros proyectos mejores. Este es un traspiés que hasta los mejores pueden tener.