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Voto de Sibila de Delfos:
8
Thriller. Intriga Tom O'Meara, policía neoyorquino de ascendencia irlandesa, acoge en su casa a Rory Devaney, un joven irlandés recién emigrado. Entre ambos surge una gran amistad, pero lo que Tom ignora es que Rory es el terrorista más buscado de Gran Bretaña. (FILMAFFINITY)
16 de enero de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dejando de lado que, siendo sinceros, Brad Pitt no resulta en absoluto creíble como terrorista del IRA, aunque le pongan barba, con su aspecto surfero y hollywoodiense (su interpretación es otra cosa, y a ello iremos después), La sombra del diablo, película final de Alan J. Pakula antes de su muerte, representa lo mejor del cine comercial de los 90.
Un cine perfecto para disfrutar en la sala de cine con unas buenas palomitas (algo que, hoy en día, parece sólo reservado a los grandes blockbusters, más si cabe tras la irrupción imparable de las plataformas y la herida, ya veremos si mortal, que ha infligido la COVID 19 en el cine tradicional), y además un cine muy elegante y muy fácil de disfrutar. Es difícil de explicar, pero hay algo innegablemente "noventero" en la película: en el retrato de Nueva York, en su sentido del entretenimiento, en la idea de unir en la pantalla a dos de las mayores estrellas de Hollywood de entonces, cada una de una generación distinta, en la importancia de la familia en la ecuación y en el acento que pone en cómo dos hombres en lados opuestos de un conflicto pueden entenderse, respetarse e incluso llegar a apreciarse sinceramente.
Además, la química entre Harrison Ford y Brad Pitt es excelente. Ford hace este tipo de personaje con los ojos cerrados, un tipo lleno de carisma y con un alto sentido del honor y el deber. Pitt, por su parte, pese a que no es el actor adecuado para dar vida a Frankie físicamente, demuestra una vez más su altura como intérprete, que entonces pasaba algo desapercibida debido a su estatus de sex symbol (pese a que ya había sido nominado al Oscar por 12 Monos) y que hoy en día ya nadie duda. Aunque entonces costara reconocerlo, el inolvidable JD de Thelma y Louise es un actor de primerísimo nivel, y ya lo era entonces. Es impresionante cómo, a base de carisma y esa mirada que tiene, suple el hecho de que, como decimos, su físico no lo acompaña para hacernos creíble que se trata de un comprometido guerrillero republicano irlandés.
Más que notable.

Lo mejor: Su tono, su elegancia, y el duelo entre Ford y Pitt, dos monstruos ante la cámara.
Lo peor: Aunque en su momento se dijo que glorificaba al IRA, cosa que no es verdad, sí se le puede reprochar cierta tibieza y cierta identificación con el personaje principal, un terrorista.
Sibila de Delfos
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