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Manderlay

Drama Tras abandonar Dogville, Grace se dirige con su padre a Manderlay, una plantación de Alabama, donde ambos son testigos de los horrores de la esclavitud y la segregación. Segunda parte de la trilogía "Visiones de América", en la que el director danés ofrece su punto de vista sobre un país que nunca ha visitado. (FILMAFFINITY)
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Críticas 70
Críticas ordenadas por utilidad
4 de noviembre de 2007
22 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras el brutal y desesperanzador derechazo a las bases de la sociedad estadounidense que supuso "Dogville", Von Trier continúa su implacable análisis centrándose en esta ocasión en otro de los grandes conflictos que ponen de manifiesto las grandes desigualdades sociales y los más profundos prejuicios: las secuelas que han quedado en el país tras los tiempos de la esclavitud de los negros.
De nuevo Grace, que tras su amarga experiencia en Dogville no ha dudado en usar el poder que ostenta, se encuentra ante la alternativa de integrarse en una comunidad que, según la visión justa y ecuánime de Grace, necesita grandes modificaciones.
Aquí quiero detenerme a analizar el papel de Grace como se merece. Ella, personaje simbólico que intenta esforzadamente representar la luz de la razón, de la justicia, de la igualdad, de la democracia y del bienestar, trata de construir una sociedad mejor por donde quiera que pasa. Ingenuamente, cuando llega a un nuevo lugar cree que es posible mejorar las cosas sólo con que todos pongan su empeño en ello, con que cada cual ponga de su parte. Pero lo que le cuesta tanto aceptar es que la humanidad, aún siendo perfectamente capaz de conseguir las más asombrosas gestas, sin embargo a menudo se deja arrastrar por la indolencia, por la pereza ante los cambios, por el temor a lo desconocido, por un círculo vicioso en el que los más bajos instintos acaban por entrar en juego.
Grace, pese a ser un personaje simbólico (en realidad, tan simbólico como cualquiera de la película), también es humana y por lo tanto no es infalible, comete errores y se deja dominar por sus pasiones. Pero ella siempre reluce con su propio y único fulgor, el fulgor de la esperanza y de la convicción de que la humanidad tiene arreglo si verdaderamente se lo propone, de que se pueden hacer muchas cosas para que este mundo sea más habitable. Y, pese al aura sin duda heroica e íntegra que Grace posee, acaba siempre salpicada y emponzoñada, también crudamente juzgada por la voz de la conciencia colectiva y, sobre todo, por la voz de su propia y desengañada conciencia. Vanos empeños los suyos. Von Trier no deja un solo resquicio de esperanza. Nadie escapa a su abrumadoramente pesimista retrato.
Von Trier no se detiene hasta hurgar profundamente en los escondites más ocultos y oscuros de la conciencia colectiva. Es extremadamente escéptico ante la idea de la "bondad natural del ser humano", al menos cuando éste se ve sometido a ciertas circunstancias y extremos. Von Trier nos deja muy claro que para él es inadmisible que la sociedad pueda avanzar y mejorar porque las generaciones repiten continuamente los mismos errores y se dejan llevar por lo peor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
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18 de marzo de 2009
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si Dogville suponía un descarnado y amargo acercamiento a la decadencia moral y social norteamericana, la continuación de la proyectada trilogía sobre Estados Unidos del director danés (uno de los pioneros del manifiesto DOGMA), Manderlay, no suaviza para nada la visión oscura y pesimista de Lars von Trier. Nuevamente el film juega con formas visuales ajenas a las tradicionales y a través de Grace, personaje protagonista en la primera parte, nos involucra en otro de los grandes problemas sociales del país norteamericano: la esclavitud, el racismo y sus acerbas consecuencias. En este nuevo ensayo sobre la condición humana, nadie sale bien parado. El pesimismo antropológico del danés queda patente en cada personaje y sus motivaciones, en las situaciones que surgen resultado de los intentos de Grace de construir una sociedad más ecuánime. A cada uno de ellos sigue una reacción desastrosa que no conduce al fin que la protagonista persigue y desea. El supuesto mundo justo que a la fuerza quiere imponer la hija del mafioso, colisiona constantemente con una condición humana depravada, soez y egoísta que hace hundirse cada tentativa en la procelosa realidad humana. No hay finales felices posibles para esta obra y la sensación de desasosiego que deja su visionado solo se puede borrar proyectándola parte de un programa doble junto con El Jefe de Todo Esto, película siguiente del danés y comedia con la que von Trier parece querer escapar a la desolación de su amarga visión del mundo.
Altamente recomendable para pesimistas y detractores de la condución humana.
Gunnar Hansen
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8 de noviembre de 2009
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
La continuación de Dogville carece de fuerza. Mantiene la linea narrativa sólida muy bien presentada en la primera pero algo no termina de cuajar. Acá Lars la emprende con la esclavitud y si bien es una correcta película, no llega a tener el brío y la insolencia que brillaba en Dogville, se hace un poco larga y por momentos tendenciosa en su planteo. Magníficas las actuaciones de todo el elenco pero a la protagonista le falta el nervio que poseía la Kidman y mal que me pese porque nunca fué santo de mi devoción, la ausencia de Nicole se nota y mucho. Excelente el final con las fotografías y la canción de David Bowie. Pero la propuesta aunque es interesante decae su interés hasta llegar a un final increíblemente facilongo. Pero se deja ver y como todo film de von Trier hay logradas escenas donde la pincelada genial del director, extrae sentidas emociones en los actores. Muy recomendable para quienes vieron Dogville.
Srita davidlynch
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28 de mayo de 2008
49 de 89 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de la más que interesante “Dogville”, Von Trier continua su trilogía con “Manderlay” en lo que parece ser un simple y triste boceto del talento demostrado por el director danés en su anterior obra. Ya que, si en aquella nos veíamos sumergidos en situaciones de un dramatismo bastante logrado y en algún que otro vuelco de guión para mostrarnos la naturaleza humana, aquí nos encontramos con una trama infinitamente inferior a la de su predecesora, además de ser sumamente esquemática y, en ocasiones, demasiado infantil.

La historia, desde un buen principio, ya resulta forzadísima y, durante todo el transcurso de la misma, es presente en ella un enorme maniqueísmo que destapa los peores defectos de esta endeble cinta. A ello, se le suman algunos diálogos tan burdos como desafortunados aunque, de vez en cuando, hallemos reflexiones mínimamente interesantes que saben captar la atención del espectador.

Otro de los puntos débiles del film son sus personajes y su estética. En primer lugar, lo que en Dogville resultaba novedoso y sorprendente, aquí ya resulta exasperante a niveles descomunales, pues el empacho de la voz en off y el minimalismo de los decorados ya no ofrecen ninguna sensación mínimamente atrayente o sugestiva. En segundo lugar, nos topamos con unos personajes que nada tienen que ver con los del primer volumen de la trilogía, pues empezando por su protagonista (interpretada por una, en general, sosa Dallas Howard), que parece haber perdido su carácter y no resulta ser más que un mero esbozo de la bien elaborada Grace con la que nos topábamos en “Dogville”, y terminando por el padre de la misma (interpretado por Willem Dafoe), cuyo personaje no se sustenta por ningún lado, podemos entrever como el nivel es bastante inferior. Solo destacaría a Danny Glover en su actuación que, aun sin tener un papel demasiado interesante, lo saca adelante con empeño y ganas.

En último lugar, también hay que decir que la labor del director en esta película es harto mediocre, pues la cinta se torna en ocasiones un tanto tediosa y puede llegar a aburrir por su carencia de ritmo en algún que otro tramo. Y, por si eso no fuera poco, Von Trier intenta dar un giro final realmente infame, tramposo y cogido con pinzas, donde ya deshecha lo poco bueno que pudiera haber tenido esta obra que, aun y conteniendo ciertos aspectos críticos, no aporta demasiado ni muestra nada relativamente nuevo. En conclusión, una verdadera lástima echar a perder así una cinta que podría haber dado para mucho más.
Grandine
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19 de febrero de 2006
18 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
No entraré a valorar el onanismo del señor Von Trier, si es buena o mala persona o me gusta su manera de juzgar o no los EEUU. Me da igual todo esto, su cine es de lo más interesante y original que se puede ver hoy en día en una gran o pequeña pantalla.
Quizás su mayor pecado haya sido el de convertirse en un autor de renombre y no permanecer siendo una peculiar rareza, sólo adorada entre los círculos pseudo-intelectuales de algunos cinéfilos.

Manderlay esta en la línea de Dogville, línea de perfección me refiero. Von Trier no intenta sorprender con su originalidad, porque sabe bastante bien que ya lo hizo con la antecesora. Por ello, la película parece continuar el relato de Dogville casi linealmente (salvando el desafortunado cambio de actores), como si no hubiese existido ningún lapso de tiempo entre la realización de una y otra.

Para los que este tipo de películas, sumamente explícitas, les parezca un ensayo demasiado "intelectualoide", por favor, absténganse de ver el cine de autores como Bergman, Fellini o Buñuel, les aseguro que no entenderían ni una palabra.

Un saludo.
vdevendetta
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