Horizontes azules

A veces hasta yo misma me asusto porque conozco casi más de historia norteamericana que de la española, pero es que los americanos de cualquier hecho histórico hacen una o varias películas.

Bien nos trasladamos a la norteamericana de 1803, Estados Unidos son poco más que las trece colonias del Este, el resto del país aún es salvaje, o pertenece a otros países como por ejemplo la corona de España. Así que cuando el presidente Jefferson compra la Lousiana a los franceses las fronteras se expanden hacia el oeste y el país dobla su territorio. Es por esto que el presidente manda una expedición comandada por su secretario
particular el capitán M. Lewis (Fred MacMurray) al que acompañará su amigo el teniente William Clark (Charlton Heston), para que tracen mapas y sepan con que recursos naturales cuentan los nuevos territorios y de paso si pueden, descubrir ríos que fluyan hasta el oeste para lograr comunicar los nuevos territorios con del Pacifico y así poder tomar posesión de ellos.

En el viaje se les unirá una joven india Sacagawea (Donna Reed) que será muy importante para que logren el éxito en esta misión.

Rodada en Vistavision y con Technicolor y basada en la novela “Sacajawea of the Shoshones” de Della Gould Emmons.

La película estrenada en 1955, cuenta con un buen reparto de la época capitaneado por MacMurray y Heston.
La película está englobada en varios géneros; aventuras, Western, histórica, naturaleza y siglo XIX. Yo humildemente también la metería como drama romántico y de ahí el 8 de mi puntuación, bueno también destacan en ella la aventura y la naturaleza, en cuanto al rigor histórico, a grandes rasgos narra unos hechos sucedidos en la realidad y que forman parte de la historia de Estados Unidos, aunque parece poco probable la historia de amor, más del gusto de los dramas amorosos de las películas de los años 50 del siglo pasado.

Sea como sea la película cuenta con una buena dirección a cargo de Rudolph Maté, es bastante dinámica y no se hace pesada. Un siempre correcto MacMurray, un convincente enamoradizo Heston, y una Reed metida en el papel de india. Hermosa fotografía para hermosos paisajes que nos devuelven a la majestuosidad de los territorios aun salvajes de esa Norteamérica de principios del siglo XIX.

La trama rema a favor de los casi recién creados Estados Unidos de América, pero el dinero es suyo, así que no es de extraña esta postura. También ahora nos puede parecer raro que la Reed está caracterizada y que no hubiesen escogido por ejemplo sino a una nativa a una latina para el personaje, pero hay que recordar que con mayor o menor fortuna también Marlon Brandon se metió en la piel del líder mejicano Emiliano Zapata., Yul Bryner en la del rey de Siam o John Wayne en la del conquistador mongol Gengis Kan, vamos que era lo más normal en la época.

Resumiendo no es lo mejor del western, ni del cine de aventuras, pero te hará pasar un buen rato. Aunque como ya he dicho antes, me parece que se pone más el énfasis en el idilio interracial.

Una lujosa fiesta en Virginia donde hombres y mujeres lucen sus joyas y sedas de tonos apastelados, se interrumpe bruscamente para dar la noticia de la compra a Francia por 15 millones de dólares de la Luisiana, más del doble del terreno que entonces ocupaban EEUU. Estamos en 1803, es presidente Thomas Jefferson que consiguió finalmente vencer la oposición que el Congreso planteaba al proyecto. Francia apenas llevaba dos años en esta colonia que había pertenecido hasta entonces a España, y cuyos derechos de readquisición fueron olímpicamente ignorados.
Había pues que reconocer el territorio, levanta mapas, estudiar sus recursos naturales, establecer lazos comerciales con los nativos y, muy importante también, valorar la posibilidad de alcanzar la costa del océano Pacífico con excusa de las posibles rutas fluviales que allí desembocaran.
Para esta tarea fueron designados los capitanes Meriwether Lewis (MacMurray) y William Clark (Heston), viejos amigos ahora distanciados por cuestiones amorosas. La cinta narra la aventura de la expedición, históricamente conocida como la de "Lewis y Clark", con encuentros con los indios minetaris y sosohones o con los colonos establecidos en aquellas inhóspitas tierras. Navegando a vela y remo siempre a contracorriente, salvando cataratas izando el barco por la falda de las montañas al estilo "Fitzcarraldo", usando luego canoas hasta alcanzar las grandes montañas.
Aventuras que se desarrollan en majestuosos paisajes naturales manteniendo siempre fija la atención del espectador. No hay pausas en el desarrollo de la trama. Hay abundantes escenas de lucha con indios y colonos (magnífica una cuchillos en mano), como de peleas internas entre los dos capitanes pues de nuevo se interpone una mujer, en esta ocasión la bella india Sacagawea (Reed), que de nuevo se inclina por el joven Clark. Los 18 meses largos de marcha debilitan el sentido militar y obligan al pundonoroso sargento Grass a llamar la atención de sus jefes: "Ya que no se comportan como oficiales, no les hablaré como sargento".
A destacar el papel que Sacagawea desarrolló en la expedición como guía, intérprete y, sobre todo, prestando su ayuda diplomática. Sus méritos fueron reconocidos más tarde al dar su nombre a un importante río que descubrieron.
Argumento histórico tratado con alguna libertad, destaca la seriedad del guión y la buena dirección de la obra. No es mala tampoco la interpretación que no se libra del característico envaramiento de Heston. Se critica la elección de Donna Reed para el papel de la india Sacagawea, con un rostro que para nada recuerda a la raza cobriza. Y sin embargo, fíjense, las esculturas y los cuadros que evocarán a esta valerosa mujer se inspiran generalmente en la imagen de Donna a falta de otro modelo mejor. Y esto es mérito de la película, de la película y de la enorme capacidad de difusión que siempre ha tenido cine. No lo dudemos.
Con otra fiesta parecida a la del comienzo, ahora en la Casa Blanca, termina esta buena película de aventuras que vivamente recomendamos.

Relato histórico muy libre que narra los acontecimientos que siguieron a la compra de EEUU de la Lousiana a Francia, a principios del siglo XIX, un territorio inmenso e inexplorado que duplicaría las extensiones del recién independizado país, cuyas desconocidas posibilidades estaban aún por descubrir.

El presidente enviará a dos expedicionarios, Lewis y Clark, a explorar las rutas río arriba para cartografiar la zona y tomar notas acerca de las posibilidades de explotación de sus recursos naturales, así como, de paso, tratar de averiguar qué hay más allá de sus nuevas fronteras que, al parecer, ya se les estaba quedando pequeñas.
Estamos pues ante un relato de aventuras, que no western ( al menos para mí) que, desgraciadamente, se pierde mucho al pretender rellenarlo con un romance intercultural bastante pasteloso que no me convence nada, entre la nativa sosohone Donna Reed que interpreta al personaje histórico Sakagawea y Heston que interpreta al capitán Clark.
El romance no me gusta, no me conmueve, se me hace pesado y oportunista con un final muy adecuado a la hipócrita moral, faltaba más, y como casi toda la película gira en torno a eso o a los conflictos que se generan por su causa, la cinta me ha terminado resultando bastante morosa.
Por contra, todo lo demás me parece espléndido. Magníficos paisajes, los diversos lances que tienen que superar ( la escena de la subida del barco en tierra, la emboscada, la pelea a cuchillo...).
Pero como lo que menciono apenas ocupa una ínfima parte del metraje y yo esperaba un relato más épico, pues me he quedado con las ganas.
Mencionar, por último, que es de admirar cómo los americanos se las arreglan para contar su historia haciendo parecer que ellos no tuvieron nada que ver con los conflictos con los nativos y que sólo pasaban por allí.
En esta película todos los conflictos son ocasionados por enfrentamientos entre las distintas tribus o por traiciones entre sus miembros. Los americanos sólo eran hombres de paz que venían a dibujar.

Dirigida por Rudolph Maté, se basa en el episodio histórico de la expedición de Lewis y Clark a principios del siglo XIX por el territorio de Louisiana, recién adquirido por los Estados Unidos a Francia, incluso más allá de Luisiana, hasta alcanzar el mar Pacífico.

La trama sigue al capitán Meriwether Lewis (interpretado por un solvente Fred MacMurray), secretario particular del presidente Thomas Jefferson (1801-1809), quien se encuentra en Virginia, en una lujosa fiesta, a punto de declararle su amor a Julia Hancock (Barbara Hale), la hija del dueño de la mansión.

Y hete aquí que llega la noticia de que los EE. UU. han comprado a Francia la Louisiana. El Presidente reclama su presencia para encargarle la misión de dirigir la expedición para explorar los nuevos territorios. Lewis pide que le acompañe con igual rango su amigo William Clark (interpretado por un intenso por Charlton Heston). En la fiesta, Clark seduce Julia: ¡horror!

Mientras se arma para embarcar la misión de explorar los nuevos territorios, William Clark lo acompaña en esta aventura donde no faltará de nada, incluidos indios (e india – bellísima Donna Reed como "Sacagawea"), incluida la tribu amigable de los shoshones y algunas batallas con indios hostiles.

La película ofrece una historia de aventuras entretenida, con un ritmo muy bien llevado, paisajes grandiosos y un toque de romanticismo. Aunque este último puede parecer poco acorde con la época descrita, resulta irresistible y emotivo.

La dificultad de mantener unida a una familia separada por el trabajo y la distancia también se aborda de manera realista, lo que añade momentos enternecedores y conmovedores.

La sensacional fotografía de Daniel L. Fapp logra capturar la majestuosidad de los paisajes mientras los exploradores enfrentan desafíos naturales y humanos. Hermosa y épica música de Hans J. Salter.

La relación entre Lewis y Clark, así como las tensiones familiares debido a la rivalidad por las mujeres y por el amorío de Clark con una india, añaden capas emocionales a la narrativa. Aunque algunos elementos románticos pueden parecer anacrónicos, contribuyen a la experiencia cinematográfica.

En suma, película “prewestern” que combina historia, naturaleza y romance (s) de manera cautivadora. Su ritmo bien llevado, paisajes grandiosos, un delicioso romanticismo y las actuaciones sólidas hacen que sea una película que vale la pena ser visionada.

Película interesante. 1803 bajo al presidencia de Jeferson las colonias compran La Lousiana a Francia. Y hay que explorar el territorio, de lo que se encargan: Fred MacMurray, que hace de Secretario personal del Presidente y Charlton Heston, amigo y militar que se enamora de la misma chica que su amigo. Su aventura a lo largo del territorio marca una evolución en el personaje del militar, enamorado de una india y sus cuidados dulzura.
Indios, peleas, tiros, aventuras, ríos, camaradería, amores imposibles en un ambiente hostil y difícil... Película de aventuras, pero de las que se recuerdan.
Los paisajes son de nota, dignos de mención, pero no abusa de ellos, rueda mucho en interiores, lo cual es una pena. No es una gran "paisajista", tipo Mann, por ejemplo, aunque claro, él era el rey de eso.
Muy entretenida, con un color intensísimo, en el solo falta algo más de desarrollo de la trama, sencilla y efectiva pero con poca profundidad y andamiaje. Paisajes abiertos, música adecuada aunque demasiado sinfónica, trama seria y profunda y actores en sus papeles muy logrados. Interviene Donna Reed, actriz reconocible en su papel de india y Barbara Hale en en suyo de señorita. William Demarest, y Alan Reed completan el reparto.
Me ha parecido muy interesante, aunque algo plana. El director se dedica a filmar una historia, sin más, ser el narrador de la misma, no intervenir en ella, no participar de su desarrollo. Filma lo que tiene en el guión y fuera.
Maté es un director muy interesante, con grandes cosas. Gran fotógrafo, y responsable del apartado técnico de la fílmica de grandes películas para grandes directores antes que los estudios le dejaran dirigir sus propias cosas. Polaco emigrado a EE.UU. en la década de los treinta se convirtió en un director más que decente. No excesivos títulos, unos treinta, de todos los géneros. De los que he visto me han gustado especialmente: Cerco de odio (1948) es una película muy interesante, como Con las horas contadas (1950), probablemente su mejor película. Estación Unión (1950) es interesante. Muy buena es también Cuando los mundos chocan (1951), un clásico de la ciencia ficción de gran recorrido, muy imitada posteriormente, una película que marcó un canon. Asedio a Rio Rojo (1954), Hombres violentos (1955) y El León de Esparta (1962) no me gustaron tanto, me parecen interesantes pero menores.