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Críticas 1.513
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
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8
23 de octubre de 2024
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No me parece que se aprecia debidamente esta primera incursión de "The Whistler", al terreno del cine, procedente de los medios radiofónicos de la época.
Una serie de relatos que, hasta ahora, creía que sólo tenían en común entre ellos la figura enigmática que actuaba a modo de presentación y su componente de temática noir, aunque los cuentos en sí mismos difirieran bastante en cuanto a contenido.
Pero me he dado cuenta de algo más. A los episodios de esta serie les une un elemento más que actúa de denominador común y es la tremenda ironía de la que hacen gala todos ellos.
Hasta ahora no he visto un sólo episodio en el que este humor macabro no haga su aparición ya sea en la forma de presentación del argumento, en los giros y revueltas (no siempre verosímiles) o en su conclusión. La serie no responde, simplemente, a un conjunto de historias negras y ya está, siempre se encuentra implícita una burla, una sorna en el destino de su protagonista o una carcajada fatal. Creo que sus responsables lo consideraron una condición sine qua non a la hora de escoger las películas que llevarían a la pantalla.
Al mismo tiempo, la enorme ventaja (alguna tenía que tener) de la que disponían las series B era que aun sacrificando en muchos casos la verosimilitud, sí podían dar rienda suelta a la imaginación, a la originalidad y al experimento. Esto tenía sus pros y sus contras. La contra ya la he señalado, el pro es que, a menudo, resultaban enormemente divertidas.

Esta primera entrega de la serie me parece estupendísima se mire por donde se mire. No sólo en el planteamiento de su argumento (como señalan mis compañeros precedentes), sino en todo el discurrir de la misma.( spoiler)
Sospecho que al escribir este guion sus autores se lo estaban pasando de miedo.
-"¿Cómo podríamos putearle más a nuestro personaje?", creo que se preguntaron los mismos a la hora de concebir esta historia. O acaso fue la mismísima señora de la guadaña la que se sintió interpelada y desafiada por haberla invocado cuando a ella lo que le gusta es presentarse sin invitación, y pensó que ese hombre precisaba un escarmiento y se lo envió en forma de mercenario teorico-intelectual, estudioso de la muerte, de las filias y fobias y demás rasgos psico-filosóficos trascendentes.

Además, la película se encuentra cuidada en todos sus detalles. Todo el descenso de Dix a los abismos de la paranoia, el acoso a cara descubierta del asesino, ese centro de acogida para vagabundos, los diferentes personajes con los cuales se topa, el accidente, la abundancia de giros, la estupenda fotografía...Incluso el silbador en esta primera entrega tiene una pequeña, pequeñísima intervención en el film, no se limita a su función de narrador, actúa un poco como irónico hado fantasmal interventor en los destinos del hombre, no diremos si para ayudarle o para perjudicarle...

La cinta, en su conjunto, me ha parecido divertidísima. Yo estoy seguro de que sí querré volverla a ver. Y les recomiendo que hagan lo propio. Ignoro por qué estas cintas se encuentran tan escondidas y olvidadas.
Considero que se ha realizado un gran esfuerzo aquí, en esta serie, al tratar de ofrecer relatos negros, irónicos y divertidos, con pocas o nulas pretensiones (no se pongan trascendentes) pero ciertamente estimulantes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Izeta
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6
22 de octubre de 2024
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El único pero que se le puede poner a esta agradable comedia periodística es lo que tarda en arrancar y en entrar de lleno en la cuestión, desperdiciando así valiosos minutos de metraje en una película, ya de por sí, corta.
Con guion de Herman J. Manckievicz y fijándonos en el encabezamiento del reparto con Clark Gable y Constance Bennett a la cabeza del mismo, sumados a los característicos del momento, (Stuart Erwin, William Demarest, la misma presencia de la simpática y atolondrada Billie Burke ya nos marca el tono de lo que nos vamos a encontrar), podemos colegir que nos encontramos ante una más de las muchas comedias nacidas a la sombra de "Sucedió una noche" (esta película supuso un verdadero filón para los estudios).
Gable en la piel de astuto periodista, cómo no. Bennett, por su parte, es la chica de sociedad (a la que aquí se le concede situarse a caballo entre los dos mundos). Por una parte interpreta a la niña bien que se codea con lo más granado de la sociedad por razones de cuna y crianza y por el otro, representará a una colega del periódico que colabora en las páginas de sociedad.
Cuando Gable entra en contacto con ella primeramente la despedirá por oponerse a sus intereses periodísticos pero cuando descubra los contactos que tiene y, sobre todo, la relación de amistad que sostiene con unas figuras a las cuales está investigando, decidirá manipularla para obtener información y acercarse a los investigados...
Como decía más arriba, la película, que sólo dura 72 minutos, precisa demasiado tiempo para situarse en la acción y presentar a los personajes. Mankievicz no consigue hacerlo llevadero ni imprimir un ritmo adecuado, escudándose y abusando de los diálogos para dar a conocer la trama. No es la mejor manera de atrapar al espectador que va a tardar demasiado en enterarse de lo que realmente le quieren contar.
Sin embargo, de pronto hay un asesinato y la cinta toma velocidad de crucero. Todo lo anterior comienza a cobrar interés. El espectador despierta a cierta intriga y algunos gags visuales afortunados acuden también a nuestro rescate.
Lo que había empezado regular, acaba de la mejor manera posible. Esto es preferible, en mi humilde parecer, a que suceda lo contrario. !Cuántas películas suelen empezar de manera inmejorable para luego desinflarse en el camino como un globo que pierde gas, dejando al espectador sumamente decepcionado!.
Aun así, creo que no es suficiente. El inmejorable reparto merecía algo más que lo que aquí se les ofrece. Cierto es que la he visto en una versión subtitulada y no creo que los subtítulos fueran nada adecuados (o me han impedido apreciar su gracia, con la importancia que tienen las réplicas en este tipo de películas...). También es posible que Bennett, aun siendo una inmejorable actriz, no sea la más adecuada para sostener con la suficiente fuerza y viveza los afilados diálogos... No lo sé, el caso es que no he podido apreciarlos y me he quedado con la sensación de que no se han esmerado mucho con el film. Me ha parecido una cinta más, hecha para chupar beneficios seguros a cuenta de los éxitos que la precedieron. Una película de rutina. Interesante, sin más.
Izeta
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8
20 de octubre de 2024
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Otro magnífico capítulo de la saga "The Whistler", el sexto de ocho para ser más exactos.
Una serie de películas de temática noir de corte independiente y de excelente factura, estrenadas allá por los años 40 y cuyo único hilo conductor lo compone un misterioso presentador, paseante nocturno entre las sombras, que presta su voz al relato y silba la inquietante melodía que da rúbrica a la serie.

Richard Dix trabajó en siete de los ocho capítulos. Personajes diferentes, historias diferentes. El actor puso el rostro a todos ellos pero no había nada que ligara a sus personajes bajo el mismo denominador común. Podía encarnar a un héroe o a un antihéroe. A un ser mezquino y repugnante o a un simple hombre corriente del montón, con sus fortalezas y miserias. Esto hacía que a cada nuevo episodio te enfrentaras a un nuevo hombre por conocer. Su duro rostro se nos ha hecho conocido hasta la fecha, no así sus motivaciones ni sus actos. Cada película es una nueva historia emocionante que hay que descubrir.

De la mano de George Sherman en esta ocasión (la mitad de los episodios los dirigió William Castle), esta vez Dix compone la figura de un hombre de mediana edad, un mediocre pintor, felizmente casado con una mujer rica (Mary Currier) que le proporciona todas las comodidades y la buena vida que desea y que le permite dedicarse sin preocupaciones a su poco productiva profesión.
Lo malo es que su mujer está enferma. Ha sufrido un par de ataques al corazón y parece que su vida ya declina. El doctor que la atiende no le pronostica muchas semanas de vida.
De hecho, la película abre con una sugerente escena de la dama en cuestión encargando para sí misma en una funeraria una costosa lápida de mármol. Sabe que no le queda mucho tiempo de vida y mujer precavida vale por dos.
Hasta aquí no hay mucho que pueda inclinar nuestros recelos ni nuestra animadversión hacia este hombre.
La preocupación por la salud de su mujer parece genuina. Se nota que el caballero es un trepa gorrón pero tampoco parece que tenga prisa, ya vive como un señor y por tanto puede permitirse el lujo de esperar lo que haga falta al fatal desenlace sin necesidad de cargar las tintas.
!Aaahhh, peeerooo...!. Alguien hace su aparición en una de esas fiestas que el caballero se pega para no aburrirse mientras su mujer guarda reposo en la cama.
Se trata de Leslie Brooks, !bomba de mujer!, una modelo que le presenta un colega, de las que huelen el dinero a kilómetros de distancia, lista y oportunista, en cuanto conoce que Dix está a punto de enviudar y de heredar una cuantiosa suma, se presentará candidata al puesto de sucesora en la vacante de esposa, ni un caramelo antes, eso por descontado. Dix ya está agarrado y tiene un motivo más poderoso que antes para desear que la muerte de su esposa se produzca más pronto que tarde.

La película me ha parecido estupenda, no sólo por la excelente presentación y realización de la misma, sino por lo bien desarrollado que está el misterio y lo equívoco de los personajes.
En realidad nada se desarrolla según lo previsto. Los personajes no son las figuras arquetípicas que podríamos esperar desde el principio. Parece que sí pero no.
El misterio es sólido. Los personajes ambiguos, poco simpáticos, lo que nos hace mantener las sospechas. La trama presenta algunos giros interesantes. La culpa adquiere protagonismo relevante y la moralidad dudosa se erige en dueña y señora. No todos los motivos son limpios ni claros, ni tampoco las acciones o las intenciones, con lo que la intriga estará presente en la cinta desde el inicio hasta el fin.
Además de los personajes que ya he presentado hay más para dar vela en este entierro.
El ama de llaves, permanentemente enfurruñada, los doctores, el abogado...,incluso el periodista inquieta un poco en algún momento del film.
Lo cierto es que la película me ha divertido mucho y me parece otra muestra más de la buena calidad de la serie en sus escogidos relatos y otra prueba más, para el que se acerque a los mismos, de que hemos tenido suerte de que "El silbador", padeciera de insomnio y le diera por pasearse de noche por la ciudad para atrapar los secretos ocultos en el alma de los ciudadanos para así relatárnoslos después.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Izeta
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7
19 de octubre de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Último episodio de la saga "The Whistler" y el único también que no contó con la colaboración de Richard Dix al frente del reparto.
Adapta otra de las novelas de Cornell Wooldrich, lo que ya podría resultar en sí misma una buena garantía para que los aficionados a estas tramas negras piquen el anzuelo pero, curiosamente, a mí me ha parecido la menos negra de las que he visto hasta ahora. Creo, más bien, que correspondería más etiquetarla bajo la calificación de película de intriga ya que en sus personajes y en su historia apenas hay lugar para las dicotomías morales ni para turbiedades ambiguas. Aun así, el misterio que propone junto con la cuidada ambientación, nos va a conducir irremisiblemente a una genuina preocupación por el destino de los protagonistas, todo el mundo parece conchabado en este film para impedir que las estrellas alcancen su objetivo inicial.
Si lo conseguirán o no es lo que nos preocupa y para ello el autor nos mantendrá en vilo con uno o dos giros de guion insospechados que no habíamos visto venir.
Un digno broche para esta serie que recomiendo fervientemente a todos los aficionados al negro o al cine de intriga.
El silbador ha sido un grato encuentro para mí. Y espero que para ustedes. Que la disfruten.
Izeta
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7
17 de octubre de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un elegante melodrama desaforado, muy del gusto de la época, de madre sufriente pecadora que se redime a través del sacrificio, muy en la línea de Stella Dallas y otras de corte parecido.
Estas cintas fueron muy populares en su tiempo. Hacían correr ríos de lágrimas por el rostro de los espectadores. La mujer como concepto erróneo, volátil o emocionalmente frágil, era la urna de cristal que salvaguardaba el honor del hombre y si aquella se rajaba o se rompía, aunque no fuera por su culpa, sólo un sacrificio extremo y superior podría redimirla. Antes madre que mujer. Antes madre muerta que mujer caída.

Seguramente, ahora, nuestras generaciones no podríamos aceptar tan resignadamente la suerte de calamidades en su contra que debe afrontar la protagonista (de hecho, si se hiciera un remake hoy, sería radicalmente distinta la suerte que correría la intérprete). En esta película, la mujer no es la pecadora sino la víctima (lo que ya representaba un tímido avance) pero aun así, debía demostrar ser merecedora del perdón de la sociedad.

Pero la película continúa conservando una inusitada fuerza en sus imágenes, una gran efectividad en la narración, se encuentra provista de un guion fantástico y cuenta con excelentes interpretaciones.
Un Basil Rathbone efectivamente viscoso y depravado como el objeto corruptor. Seductor de inocencias y galantemente hipócrita será el causante del engaño y la tragedia que se verá a continuación.
Una Kay Francis extraordinaria, realizando muy bien su papel. Mujer frívola cuando es necesario. Dulce si se requiere. Trágica y llena de dolor, con sus expresivos ojos cuajados de lágrimas bordeando el llanto en los momentos más dramáticos.

Partiendo en su inicio de una inquietante trama de seducción de menores (esta película es de 1937. Imaginen cómo la veríamos si se hubiera realizado tres o cuatro años antes), seremos testigos de un asesinato a bocajarro realizado por la protagonista (Kay Francis), seguido de un juicio en el que la acusada relatará, a modo de flash back, los hechos que nos harán conocer las circunstancias y motivos por lo que se cometió el crimen.

El relato está bien contado y mantiene la intriga en el espectador que deseará conocer su final. El drama está bien desarrollado, es elegante, con vestuario, ambientación y música estupendos. La acción se desarrolla desde 1912 hasta quince años después y los escenarios en los que discurre la trama, salones de baile, teatros, restaurantes, casas elegantes y sitios así, aportan gran distinción al melodrama. Los protagonistas, dada su condición de profesionales de la música pertenecientes a la burguesía (Basil es compositor y pianista, Francis, cantante de ópera y Bryan estudiante de conservatorio), le prestan un ambiente de glamour de qualité que la emparenta mucho con las tremebundas novelas decimonónicas europeas de temática parecida que proliferaban un par de décadas antes.
El resultado es estimable y curioso pero no deslumbrante ni acongojante. El drama se encuentra demasiado enfocado al sentir del público de entonces y creo que ya no posee el mismo poder en el público actual.
Yo, personalmente, en películas de madres coraje y todo eso, sigo prefiriendo en mucho a la Stanwick encaramada a su valla. O igual es que, simplemente, prefiero a la Stanwick a secas.
Izeta
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