Haz click aquí para copiar la URL

Crisis en seis escenas (Miniserie de TV)

Serie de TV. Comedia Serie de TV (6 episodios). Comedia ambientada en los turbulentos años 60 en los Estados Unidos, y centrada en una familia de los suburbios de clase media cuya vida se ve revolucionada con la llegada de un invitado. (FILMAFFINITY)
<< 1 2 3 4 5 >>
Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
19 de mayo de 2017
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
92/06(09/07/17) Apreciable serie del genial Woody Allen, soplo de aire fresco en la cartelera catódica en que los fans del “gafotas de Brooklyn” se sentirán confortados en el universo particular forjado por este (desde los icónicos créditos iníciales, el modo de tratar temas de clase media-alta con sus neurosis, el ritmo, y por supuesto Allen haciendo de lo que ha hecho siempre, o sea, de un inseguro hipocondriaco con inseguridad infinita, cuestionándoselo todo,…). Dirigida, escrita y protagonizada por Allen es una comedia en seis partes (como indica su título), puede ser entendida como su película más larga con dos horas de metraje. La cadena Amazon estaba tras su último film (“Café Society”, 2016), y tras insistir mucho lo contrató para dar lustre a su recién estrenado canal televisivo. Allen no se adentra en territorios desconocidos, no arriesga, sabedor de lo que puede ofrecer, nos regala una divertida inmersión en los convulsos años 60 estadounidenses, donde un matrimonio de blancos acomodados en el otoño de sus vidas ven sacudida su tranquilidad con la llegada a su hogar de una revolucionaria anti-sistema perseguida por la justicia, poniendo patas arriba su modus Vivendi rutinario. Una comedia con notables momentos, sazonada con frases y diálogos punzantes, aunque con algo de irregularidad, pero en su conjunto superando con creces la media. Esperaba mucho menos por las críticas muchas negativas, sumado a que el propio Allen dijo lamentar la experiencia, o quizás por eso mi expectativas eran bajas y me he complacido hallando unas cuantas sonrisas. Allen dijo la serie constará de sólo temporada.

Sidney J. Muntzinger es un escritor que vive con su esposa, Kay (Elaine May), en las afueras de Nueva York, donde trabaja como psicóloga en su casa. No tienen hijos, pero sienten un gran aprecio por el hijo de uno de sus amigos, Allan (John Magaro), comprometido para casarse con la joven Alan Brockman (Rachel Brosnahan), tras lo que seguirá los pasos del padre en la banca. Una noche, alguien irrumpe en el hogar Muntzinger. Lennie (Miley Cyrus), hija de otros amigos. Se ha convertido en una radical y combativa revolucionaria comunista, huye de la policía y busca un escondite un tiempo. Pese a las objeciones de Sid, Kay siente simpatía por ella y la deja quedarse.

Es una comedia ligera, que no pretende profundidad, si no tan solo hacerte pasar un rato ameno riéndonos de nosotros mismos, fortalecida por diálogos ingeniosos y situaciones que van de lo jocoso a lo disparatado (propios de la inventiva prodigiosa narrativa alleniana), despertando más de una sonrisa, moviéndose con elegancia por el humor fino y para el alocado. Aprovecha de modo ingenioso el contexto histórico de los sesenta para hacer bromas sobre los conservadores y liberales, la Guerra del Vietnam, Nixon, la lucha por derechos raciales (Los Panteras Negras), el peligro comunista (El soviético y el cubano), todo tratado con el ácido y mordaz bisturí de Woody, ello en un conjunto no sólido en su equilibrio pero si regocijante en sus puntos álgidos, sin caer en la nostalgia clásica del “cualquier tiempo pasado fue mejor”, no es el objetivo del cineasta de Brooklyn, su foco está en relativizar los conflictos sociales, en reírse de las contradicciones e hipocresía de los idealistas y los pragmáticos, problemas de algún modo transportables a los de hoy día (con algún matiz), esto Allen lo posiciona en que los mayores son conservadores y nada propensos a los cambios, mientras los jóvenes son más aventureros y dados al idealismo puro, lo que se llama el choque generacional.

Muy jugoso el modo en que la mentalidad revolucionaria de la idealista en huida va “intoxicando” gradualmente a Kay y a Alan, a cada uno por diferentes motivos: A Kay por sus fuertes convicciones y de este modo se encadena con la subtrama de que en un club de lectura de mujeres de avanzada edad se les inocule el “virus” comunista (maoista) contestatario, con charlas entre ellas desternillantes, el zenit cuando se planten una quedada para desnudarse como protesta; Alan se sentirá enamorado de su carisma e ímpetu, que le hará replantearse su acomodado futuro
Hilarantes también el enfrentamiento entre Sidney y la revolucionaria Lennie, echan chispas sus ententes, arremetiendo ella contra su modo de vida conservador (hasta tiene una máquina para hacer chocolate!), mientras se zampa la comida de él, arremete contra el consumismo, contra la publicidad (profesión de Sidney), Sidney se defiende contra la demagogia de esta activista rebelde, y entre los dos momentos descacharrantes en su electricidad; Tambien explota Allen las sesiones de terapia matrimonial de Kay, para sonsacar risas de las miserias de algunas decadentes parejas (tronchante el esposo que paga a su mujer para tener sexo).

Incluso Woody se sirve paradójicamente de una serie de televisión para criticar al medio catódico, ya desde su primera escena con él mismo con el barbero (buen Max Casella) comentando que no le entusiasma pero va a trabajar en la caja tonta, por dinero, denigrando de este modo el sentido de calidad que pueda tener, al sutilmente (o no) dejar caer que los espectadores televisivos son unos “caníbales” que lo devoran todo; Esto se suma a otra escena en que el personaje encarnado por Allen tiene una reunión con unos productores televisivos a los que cuenta una idea para una serie televisiva, donde los mandamases parecen distraídos sin hacerle mucho caso.

Es una serie que va de menos a más, comienza de modo algo tenue, para a medida que pasan los capítulos el ritmo y el caos ir desatándose hasta estallar en sus dos últimas y alocadas entregas, en el penúltimo con la aventura del matrimonio Muntzinger en Nueva york con un maletín, teniendo que huir de la policía saltando por azoteas, o en su último, en su rush final convertir la casa protagonista en el camarote de los hermanos Marx (venerados por Allen), quedándole tiempo para reírse del “ermitaño” escritor JD Salinger.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
12 de octubre de 2017
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece evidente que el auge de la televisión es uno de los cambios culturales más destacados de lo que llevamos de siglo XXI. Decía Ray Liotta en una entrevista reciente que en su época la televisión era un paso previo hacia la cima, o sea el cine, mientras que actualmente empieza a ser casi lo contrario. Parece que no eres nadie si no participas en una serie, que empieza a ser la forma dominante de la narrativa audiovisual si es que no lo es ya. Actores y directores de todo pelaje participan gustosos de esta tendencia, incluso poniendo dinero de su propio bolsillo para producir la enésima candidata a ganar emmys a cascoporro y reventar en rottentomatoes o metacritic, como intuyendo que si se mueven no saldrán en la foto. Otros en cambio parecen casi resignados ante un cambio que jamás imaginaron posible, como el propio Liotta, cuyas palabras destilaban la nostalgia del que creció en otro mundo y no termina de aceptar que ahora vive en otro totalmente distinto.

Sospecho que el gran Woody Allen es otro ejemplo de gran autor al que esto de la tele le pilla un poco de vuelta de todo. En justicia habría que decir que Allen siempre ha ido a lo suyo, fiel a su estilo, ajeno a las muchas modas que ha visto surgir y caer en casi cinco décadas de brillante trayectoria, o a lo sumo reflejándolas de forma irónica, como en la genial “Desmontando a Harry”. Pero, ay, otra constante de su dilatada carrera es que cada poco tiempo se ve obligado a aceptar encargos -más o menos evidentes- con los que financiar las películas que realmente quiere hacer, y que generalmente y por desgracia suelen ser bastante menos rentables y exitosas. Y eso es, intuyo, “Crisis en Seis Escenas”: un producto hecho con desgana y falta de interés por un Allen al que esto de la era dorada de la televisión se la refanfinfla y solo ha venido a cumplir el expediente y llevarse el cheque de Amazon. Más aún, parece que el medio le da hasta un poco de coraje, como reflejan los monólogos en los que en boca de su personaje Allen desprecia la televisión.

Qué exagerado, dirán. Como gran fan de Allen que soy me gustaría que así fuera, pero todo apunta en esta dirección. La serie no es una serie, o al menos no tiene las hechuras de serie. Es un guion que Allen tenía en el baúl, que ha troceado en seis partes y al que ha metido algún que otro relleno para conseguir llenar los seis capítulos. Seis capítulos que no son tales porque tienen poco o nada de unidades narrativas. Entre varios de ellos, de hecho, la separación es básicamente arbitraria, como si hubieran metido el tajo en el fotograma que hacía el minuto 25. Casi todos los personajes son estereotipos allenianos andantes, con la parcial excepción de la pareja formada por Rachel Brosnahan y John Magaro. Y luego, además, Milley Cirus. No sé si ha sido imposición del estudio o elección de Allen, que tiene por costumbre dar una oportunidad a actores y actrices de moda (siempre he sospechado que les cobra para que puedan poner en su curriculum que trabajaron con él). Sea como fuere, es Miley Cirus, no hay mucho más que se pueda decir. Y en fin, muchos de los temas eternos de nuestro viejo amigo: costumbrismo neoyorkino, existencialismo (aquí un poco de baratillo, diría yo), la ambivalencia hacia su propia clase social y estilo de vida, los conflictos generacionales y de género… En fin, mucho de lo que hemos visto mil veces mejor. Diablos, hasta hay algunos anacronismos en la ambientación impropios de alguien de su talento.

Y en resumen, una auténtica lástima. Verán, la cosa se deja ver porque Allen es Allen y siempre va a meter momentos, diálogos y situaciones divertidas. El último capítulo es bastante bueno, por ejemplo. Por contraposición, hay otros en los que terminé pidiendo la hora, y eso que son bien cortitos. Lo auténticamente triste es que molaría haber visto a Allen explorar las posibilidades del medio, igual que ha hecho en sus películas con muchos géneros y estilos. A hacer evolucionar los personajes de forma más pausada, a probar narrativas más elípticas, a combinar el doble ritmo del capítulo y la temporada… Lynch y en menor medida Scorsese se han animado a probar y han aportado su grano de arena al crecimiento del medio. Allen ni siquiera se ha esforzado en intentarlo. Una pena, hay que decirlo más.
Lemmytico
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7 de octubre de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ambientada en Nueva York en la agitada década de 1960, nos trae a un escritor timorato, casado con una psicóloga que recibieron en el cuarto de huéspedes al hijo de un matrimonio amigo y a la inesperada activista prófuga que sale en los diarios y que conoció alguna vez a la dueña de casa.
En ese escenario, Woody Allen se planta con sus típicos desequilibrios emocionales, manejos del humor y su hipocondría oponiéndose a alojar a la activista y allí comienza ella un viento suave que va llevando todo a charlas suaves sobre el Che Guevara, Mao y Fidel.
Es la primer serie de este ya clásico director neoyorquino, en donde actúa y se destaca haciendo de un personaje que toma muchos elementos repetidos del arquetipo allenesco.
Se destaca la dirección, los actores y la música. El guión es lo flojo.
Es una obra menor dentro de la filmografía de Allen, recomendada principalmente para fanáticos de él. Si aún no has visto nada del director, recomiendo empezar con otras películas ampliamente superiores como "Annie Hall", "Match Point" o "Love and death" entre otras.
Nacho Lopez
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 de diciembre de 2019
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me encanta Woody Allen.

Debe ser que no he visto sus peores películas, porque todas las que he visto me encantan, y eso que se supone que aun me quedan por ver algunas de las mejores.

Me encanta pensar que tengo todavía una gran filmografía suya por delante.

Woody Allen es uno de esos artistas que gustan por su estilo. Desde luego, como cualquier artista, tiene trabajos más inspirados y otros menos, pero todos tienen el sello inconfundible del señor Allen. Un estilo reconocible incluso si empiezas a ver una película sin que te hayan dicho que es suya.

Me encantan sus historias con una trama bien estructurada. Sus dialogos. Su humor, por supuesto. Su preciosa e idealizada fotografía. Grandes películas en forma y fondo.

Es lo que ocurre con esta serie. Es Woody Allen en estado puro. Podemos discutir si es un trabajo mejor o peor, pero creo que cualquiera que disfrute con su cine, lo hará con esta serie.

Por desgracia, la serie sabe a poco, con solo 6 episodios de escasa duración. Es como una película suya un poco más larga, especialmente si como yo, te ves la serie del tirón.

Y si a eso le añadimos que ya tuvimos suerte de que Amazon no retirase la serie por las acusaciones de que es un monstruo machista y acosador, símbolo de la opresión del heteropatriarcado capitalista y fascista y no se cuantas cosas más, pues... es triste pensar que no podemos esperar una continuación o una nueva serie en Amazon Prime.

Por cierto, esta serie habla sobre eso. Una serie de lo más actual, donde se ironiza sobre todas esas revoluciones de salón y luchas sociales de burgueses acomodados en el esfuerzo individual de los demás. Nada más lejos de la realidad que nos toca vivir en nuestros días.
Ochentero
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
31 de enero de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Woody Allen ya se ha hecho muy mayor, y es normal, los años pasan para todos y se nota en Allen.

Lo más increíble de todo es como pasan los años y sigue haciendo cine y con nuevas ideas, aunque no le salga bien, pero lo intenta, quiere seguir intentando cosas nuevas.

Esta miniserie para la televisión demuestra que Allen hace cosas buenas y cosas malas, y este es el ejemplo de cosa mala.

A veces parece que a Allen no se sabe ni por donde le da el aire, además hay algunas escenas en las que no debería haber actuado porque da pena, no es la sombra de lo que fue hace treinta años en sus clásicos y ahora parece una ancianito sacado de la casa de la tercera edad, eso fue el gran error de Allen, ponerse a él mismo en esta comedia.

A pesar de su edad, sigue sorprendiendo con sus películas, en los últimos años ha hecho pequeñas joyas como Blue Jasmine, Cafe Society o Media noche en París, con esto no quiero decir que Allen no valga para nada, al contrario, la cabeza le va perfectamente y esto se demuestra en los diálogos políticos de esta miniserie.

Si hay algo que me gusta de esta miniserie es su crítica político-social, con su ligera tendencia comunista, ya no se que puedo pensar de mi querido Allen pero siempre estoy dispuesto a que me de que pensar.

Lo peor de todo, me ha costado mucho ver esta miniserie, no me apetecía mucho seguilar porque carecía de energía, pero ya está, lo ha intentado.
manuel
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 5 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here

    Últimas películas visitadas
    Oliver Twist (Miniserie de TV)
    1985
    Gareth Davies
    5,7
    (54)
    arrow