Monos

Sin duda la impregnación de obras referenciales como El señor de las moscas (Willian Golding) y la visualización apocalíptica que hizo Coppola (Apocalyse Now) del Corazón de las tinieblas (Joseph Conrad), están presentes en esta relectura y nueva reflexión cinematográfica que hace Alejandro Landes sobre la vulnerabilidad e inestabilidad moral del ser humano y su pequeñez dentro de una naturaleza de cuyo control presume.

La contaminación con unos antecedentes tan ilustres, no resta méritos a este laborioso proyecto del colombiano que, además, se ha visto obligado a diferenciarse aportando situaciones creíbles a planteamientos filosóficos, alucinógenos y distópicos, que desembocan en una cruda y desesperanzadora realidad.

La amplitud del plan pergeñado por el director, aunque partiendo de una clara circunscripción: el secuestro de una norteamericana de cuya vigilancia se encarga un pelotón de jovencitos paramilitares; es posiblemente culpable de que el relato sufra algunos titubeos, al menos en su primera parte, que acaban siendo resueltos en una fase final mucho más clarificadora.

La violencia, camuflada como disciplina y consolidación de madurez, e insertada en tiernas mentes, devuelve a las víctimas a su estado más prehistórico e instintivo, convenciéndolas de que es la única salida que garantiza la supervivencia.

He tenido la oportunidad de ver en pantalla grande el tercer largometraje coescrita y dirigida por Alejandro Landes tras “Cocalero” y “Porfirio”. En la cima de una imponente montaña, donde lo que a primera vista parece un campamento de verano, ocho niños guerrilleros apodados “Los Monos» conviven bajo la atenta mirada de un sargento paramilitar. Su única misión es clara: cuidar a la doctora, una mujer americana a la que han tomado como rehén. Cuando esta misión empieza a peligrar, la confianza entre ellos empezará a ponerse en duda. Esta coproducción colombiana es un contundente drama en el contexto de la guerrilla que no intenta hacer una descripción exhaustiva de este aspecto sino sumergir al espectador en una propuesta que resulta apabullante a nivel visual, con un gran trabajo en la fotografía a cargo de Jasper Wolf y sonoro, con una destacada banda sonora compuesta por Mica Levi. La película se puede dividir en dos partes: la primera tiene lugar en lo alto de la montaña bajo la niebla y el frío mientras que la segunda se adentra en la selva con humedad y calor. Al principio no sabemos muy bien las intenciones del grupo pero cada miembro tiene su espacio y su protagonismo. Vemos cómo son unos chavales en proceso de maduración que progresivamente van enajenándose en una dinámica de violencia física en que hay momentos incómodos para el espectador. El elenco de actores hace un bien trabajo, de entre los que hay que señalar a la actriz Juliane Nicholson (vista en “Agosto” o “Novitiate”) como la doctora secuestrada y Sofia Buenaventura como Rambo. El film tuvo un buen reconocimiento el año pasado: obtuvo el premio especial del jurado en la sección World cinema del festival de Sundance, el premio a mejor música original en el BAFICI de Buenos Aires, fue seleccionada para representar a Colombia en loos Oscar, nominada al premio BIFA a mejor película internacional independiente y candidata a los premios Forqué y Goya a mejor largometraje iberoamericano.

Valoración: 8

Lo mejor: el aspecto visual y sonoro de la película.
Lo peor: que haya espectadores que esperen un retrato detallado del conflictoen en Colombia.

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Con una excelente fotografía, con un majestuoso manejo de sonido, Monos es una historia sin idiología que aunque toma elementos de la guerra sufrida en Colombia, plantea unas situaciones que han alimentado el odio y con las cuales se ha generado un rechazo a otras maneras de terminar el conflicto que no sean las del brazo armado. Estos lugares comunes del discurso han permitido generar campañas de desprestigio y ofensa a un tema que va más allá de lo monetario y responde a complejidades históricas y sociales sobre cargadas, por eso la cinta tiene desaciertos como que unos niños cuiden una secuestrada que tendría "tanto valor" para el movimiento armado sin un acompañamiento de un alto mando y alejados de la concentración del resto del grupo militar, (además que es un fetiche pensarla a ella como la extranjera, no se indaga mucho por el personaje de ella, ni se desarrolla realmente) el papel que Wilson Salazar ex combatiente de las FARC cumple en la película hacia creer que él permitiría que a la altura de grandes directores colombianos como Ciro Guerra, se realizará un trabajo de campo o una investigación a fondo de las dinámicas y roles a desarrollar en la trama (en este caso de la guerra), la historía se cobija en elementos que son lugares comunes para generar odio y desvirtuar un conflicto que aunque no deja nada positivo, tiene unos matices más fuertes que solo la extorsión (como se ven en algunas escenas) y el enriquecimiento de unos cuantos a costa de unos niños, al final parece que los héroes son la fuerza armada, a pesar que lo último que se dice en la película los ubica en el marco de la ilegalidad, pero solo si uno piensa en las posibilidades de sus acciones y no es tan evidente para el público (Ver Spoiler).
La primera parte ubica la historia en el páramo, la fotografía y una locación entre las nubes, los colores neutros y de juegos de a tres y en pocas ocaciones de a cuatro la hacen visualmente mágica, poderosa, luego viene la segunda parte donde la locación pone la historia en el oriente colombiano, dando así un campo amplio para pensar que cualquier movimiento guerrillero puede ser el que esta reflejado, pero para la gran mayoría en la FARC quien utilizó el secuestro o capturas de guerra para conseguir recursos y presión política, y por supuesto no lo dicen pero es evidente que es guerrilla y no paramilitares.
Se hace referencia a historias que alimentan el morbo del conflicto, como los "pisa suaves" (equipo elite entrenado para moverse por horas, días, sin ser detectados) la extranjera que no es una captura militar ni política, solo por ser extranjera y ni siquiera se desarrolla como personaje.
Contiene excelentes actuaciones, fotografía y sonido pero viéndola Incluso como historía ficcional, Monos es incómoda y ofensivamente borrosa con las dinámicas del conflicto colombiano, va hacia los lugares comunes del morbo más en un momento de odios y rechazo a esa paz que busca la no repetición.

He leído críticas de nota baja e incluso en ellas, no entiendo la argumentación que incluso imagino, no atravesó la cabeza de su director en ningún momento al filmarla.

Trata sobre supuestos guerrilleros saltando y comportándose como monos... Secuencias sin hilo conductor, sin un guión que muestre algo entendible. Lo más acertado es el título, creo que existe en él, una soterrada intención.

Los premios la avalan, y por supuesto, yo he de estar equivocado, pues esos mismos premios han de ser garantía de un producto distinto y de calidad que en ningún momento conseguí descubrir.

Sin tener la misma propaganda mediatica, sin ganar solo por nombre, fuí a ver "Monos", la más reciente super-producción colombiana y me ha dejado sorprendido. Siempre se ha narrado la historia del conflicto, pero que yo recuerde son pocos o ninguno los que lo han narrado desde el día a día de los secuestradores, desde su retina y desde sus dramas y demonios internos con los que conviven a diario. La película no busca un "héroe" y mucho menos un martir con moralidad, solo narra una historia de supervivencia cuando se desciende a los infiernos en donde lo que menos hay es razón humana.

Los personajes reflejan una naturalidad bárbara, sin duda logran transmitir sus delirios y sus dilemas mentales. En términos generales es una película cuidadosamente lograda en cuanto a sus locaciones: empezamos viviendo el drama desde lo más alto de un paramo y terminamos en los bellos paisajes más tropicales y todo esto resaltando la bellísima versatilidad colombiana a lo largo de su geografía.

Es fuerte comprender el signifcado de la vida o de una vida perdida cuando a un joven no se le permite desarrollarse como individuo en una sociedad y termina de secuestrador, pero al mismo tiempo secuestrado por una vida que lo eligió, pero que ha sido su único camino conocido.

Julianne Nicholson, qué tuvo su participación en "I, Tonya", interpreta con todo el valor posible su papel, un personaje que debe lidiar con la perdida de su dignidad y a la vez sobrevivir en el infierno humano al que está sometida, que debe tomar decisiones, así estas incomoden su cordura ética y que sobre todo, se transforma y deja de verse como la mártir a ser el personaje finalmente con mayor fortaleza mental de toda la historia aquí narrada.

Escenas de acción que nos harán subir la tensión, dramas que nos dejarán confundidos, anécdotas que tal vez nos saquen una que otra risa, es lo que lo vamos a encontrar en esta valerosa historia hecha en la Colombia profunda, tan profunda como los dramas de nuestros protagonistas. Vale mucho la pena verla.