Monos

Visualmente es mágica y opresiva, con una denuncia clara de lo que supuso para los niños participar en las acciones de la guerrilla.
Pero resulta especialmente borrosa e indefinida sobre el conflicto colombiano y tampoco es verosímil que un rehén importante sólo este vigilado por unos niños sin un jefe en el lugar.
Es destacable la fotografía.

La delgada línea de la expresividad vehemente de sus personajes es traspasada hasta el punto de introducirnos en la metarrealidad de sus vidas. Entendemos hasta qué punto la trama nos guía sabiendo el punto de no retorno del raciocinio o de la empatía, pero lo saltamos con estupor al entender los códigos con los que nos comunicamos. Ese juego de realidad ficcionada siempre añade un valor, el valor de la subjetividad personal. Esos protagonistas que se llenan, se desarrollan, se encumbran y caen e su ostracismo personal delante de nosotros hace que compartamos sus sensibilidades, o su ausencia, y que queramos comprender sin sumergirnos en sus daños o dolores. Además el guion tiene ese ritmo cortado, esa forma de jugar a una realidad sin métodos preestablecidos de engaños dramáticos. Solo la realidad es el referente que guía al guion. Una realidad que comunica con sus ausencias y llena lo vacíos de identidad propia. La belleza de cada secuencia, la ambientación desmedida juega un papel más en la trama, donde los miedos son un personaje más. Donde los giros son una razón y no una conclusión o consecuencia. Bella en su dolor y tremebunda en su contenido.

La primera película que hemos visto este año 2020 es la seleccionada por la academia colombiana de cine para representar al país en la carrera por el Oscar a mejor película de habla no inglesa. Una película, no obstante, que difícilmente se paseará por la cartelera de nuestro país, pues, por desgracia, la filmografía del país cafetero no suele tener demasiada repercusión a este lado del Atlántico.

Ocho jóvenes armados hasta los dientes mantienen secuestrada a una “doctora” americana en una montaña inhóspita de algún rincón de Colombia.

Estamos ante una película que retrata de forma muy cruda la organización de las guerrillas colombianas, en especial, su forma de reclutar a gente muy joven para adiestrarla sin ningún miramiento según su conveniencia.

La historia, junto a una majestuosa banda sonora firmada por la británica Mica Levi y una gran fotografía, nos adentra de lleno en las mentes de unos adolescentes despojados de todo apego a la sociedad y hasta de sus nombres. La violencia que los mueve, los conflictos internos, las disputas y enfrentamientos nos recuerdan a los protagonistas de la magnífica novela de William Golding “El señor de las moscas”.

Una original e interesante propuesta que puede resultar incómoda y perturbadora en su presentación pero que nos dejó hipnotizados de principio a fin.

Hasta la fecha de hoy no conocíamos mucho al director brasileño Alejandro Landes. Debuto hace ya unos años con el documental “Cocalero” donde mostraba la figura de Evo Morales. Pero cuando de verdad se dio a conocer, sobre todo en el mundo de los festivales fue con su primer largometraje de ficción “ Porfirio”. Ahora nos presente su tercer largometraje, una película que propone al espectador a una experiencia tan incómoda como radical e hipnótica. “Monos” obtuvo el premio especial del Jurado de la World Cinema Dramatic Competition en el Festial de Cine de Sundance. Aquí en nuestro país tuvo su estreno oficial en el Festival de Cine de San Sebastián dentro de la Sección Horizontes Latinos.

Nos cuenta la historia de ocho niños, denominados monos, que conviven en una especie de campamento sobre la cima de una imponente montaña ante la atenta mirada de un sargento paramilitar. No son las típicas colonias de verano donde se viene a disfrutar. Es mucho más fuerte que eso. Allí los jóvenes guerrilleros tienen una misión clara, cuidar de una doctora americana que han tomado como rehén. Todo parece estar bajo control, hasta que el plan comienza a peligrar y, en consecuencia, la confianza entre ellos también. Durante el desarrollo de la cinta no sabemos en ningún momento quienes son estos chicos, ni dónde están ni por qué hacen todo lo que hacen.

Pero la verdad que no importa, porque desde casi la escena inicial nos encontramos con una cinta apabullante tanto visualmente como sonoramente. La película tiene varios objetivos, por un lado mostrarnos por encima lo que es el conflicto externo, que es la guerra como la conocemos, pero sobre todo nos muestra el conflicto interno, que es el de la adolescencia y el paso ese entre ser niño y convertirse en adulto.

Estamos ante una película áspera, compleja y sobre todo muy incómoda, no es un tipo de cine fácil, pero si entras en ella, disfrutarás mucho con la historia. Destacan sobre todo la maravillosa fotografía de Jasper Wolf y la psicológica banda sonora de Mica Levi en la que se funden los sonidos de la jungla con los de un viaje alucinógeno. Aunque no veamos aparentes escenas de violencia, se palpa que siempre está presente. La cinta va claramente de menos a más, cuanto más se van deformando las relaciones entre los protagonistas más fuerza van cobrando todo. Muy recomendable.

Lo mejor: Su apabullante potencia visual
Lo peor: Es una película incómoda y nada fácil.

Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net

He ido a ver esta película con la garantía que ofrece la obtención de muchos premios y nominaciones y el desprecio del ínclito Boyero. Y aún recogí otra garantía, no por inesperada menos valiosa, en el pasillo de entrada al cine, donde una señora de bien que salía de la anterior sesión le comentaba a su acompañante: "quina merda de pel·lícula".

Con tanta expectativa me ha decepcionado un poco, pero igual es recomendable. Cierto que parece triunfar más la forma sobre el contenido, aunque quizás no la he entendido del todo. Los personajes, que parecen cada uno representar un estereotipo, y la fuente literaria "El señor de las moscas" hacen sospechar de la existencia lecturas alegóricas que mi falta de perspicacia o conocimientos sobre la sociedad colombiana me ha impedido captar.

De todas formas, solo en lectura directa ya es interesante, e incluso si se despojara del argumento un tanto surrealista, nos quedaría la preciosa fotografía y la música vigorizadora. Las actuaciones noveles son en general bastante buenas, especialmente convincente el actor que hace de mensajero (luego hemos sabido que es ex-guerrillero). Han habido quejas sobre la ininteligibilidad de los diálogos pero, sinceramente, yo he entendido todo. Esfuérzate un poquito eh Boyero que no es tan complicado, vamos a ir superando el mito de que el español correcto es el de Valladolid. El español es rico en sus múltiples variantes.

Gustará a: moscas, Spiderman, ositos de goma
No gustará a: Shakira, cumpleañeros, buscadores de oro