Langosta

Aunque no es una película perfecta y la falta quizás, una pequeña introducción que sitúa completamente al espectador, ‘Langosta’ es una de las películas más rebosantes de originalidad que he visto. Su visionado es tan sumamente extraño, como entretenido y divertido.

Situándonos en un futuro distópico, en medio de un hotel en mitad de la nada y con un Colin Farrell pasadito de kilos y bigotudo, creo que la película es desde el minuto uno lo que su director griego Yorgos Lanthimos quería que fuese. Para muestra esa escena a cámara lenta de caza entre solteros renegados y solteros que acceden a ser transformados en animales.

Y con el propósito de no caer en ningún momento en los terrenos del cine convencional (ojito al agridulce final que nos narra, por el concepto propio de amor que destila el film del inicio al final), se nos presenta el tema de la soledad y el amor desde un punto de vista nunca explorado: solteros que deciden transformarse en animales si no consiguen pareja. Y aunque Lanthimos parezca disfrutar haciendo que los personajes sufran, esa metáfora de la transformación y del animal que escogería cada uno dice mucho más de cada personaje que banales conversaciones.

‘Langosta’ puede gustar más o menos, pero creo que en su primer visionado tiene tantos elementos ganadores que la convierte en una película que debes ver. Ojito a unos magistrales Farrell y Weisz y una desconcertante Léa Seydoux.

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Película distinta, su historia me enganchó, su forma de contarla, sus interpretaciones sublimes.
Su historia, su comienzo es distinto esta realmente bien tratado, me conquistó.
Al otro lado estaba mi mujer, yo estaba hipnotizado y a ella le parecía aburrida, me decia te estas tragando esto, se levantaba, no le prestaba atención. Y yo allí sin quitarle ojo, atento, sin perderme ningun detalle.
Película desconcertante donde las allá. O la amas o la odias, no tiene punto medio, y yo soy de los primeros. Una rareza. Un placer.

La soledad es una de las constantes de nuestra sociedad, nuestros recursos son ilimitados para comunicación pero no sabemos usarlos, los desperdiciamos o los mal encaminamos hacia la condición misma de la soledad. El terrible mal y miedo de estar solos. Empiezo así este review por que creo la nueva obra de Yorgos habla sobretodo del miedo a estar solo causado por un sistema social que si bien no impone, si juzga inhumanamente. Con un tono de comedia satírica, Langosta maneja la ficción distópica y el humor de una manera deliciosa, rayando con suma fineza la comedia, es casi como una burla a uno mismo; en sí la misma idea desde el concepto de la necesidad de estar en pareja sea como sea, solo refleja la enfermiza acción social de acompañarse sin detenerse a preguntar ¿por qué? En ese sentido, la primera hora es una de las lecciones de cine más hilarantes que recuerdo, y de un valor psicológico brutal, la diseminación del hombre como animal primitivo es para no para de debatir. Entonces vemos que las relaciones actuales para el director nada tienen que ver con el amor o la compañía, es un asunto de intercambio y posición social. Casi diría yo de estados de redes sociales. Así de enfermo. Ese norte se pierde en la segunda hora y es donde el filme pierde un poco su forma y cae de ritmo, el trasfondo del filme incluso habla sobre el poder y la política en sí, sobre el totalitarismo y como cambiando de enfoque el sistema es el mismo. Ese doble discurso le hace perder fuerza al filme. Pero el ejercicio aún con eso queda muy bueno, y nos da una de las experiencias cinematográficas más gratas del cine. Ojo con Yorgos, una mente diferente que hace un cine diferente. Ese que tanto necesitamos algunos.

Una sociedad en la que el encajar ante los demás parece ser la única cosa importante, el encontrar tu compañer@ de vida al margen de cualquier otra cosa. Langosta usa lo absurdo para tocar un tema "real" y acercarlo al espectador. Gran representación por parte de los actores que simulan estar ausentes de sentimientos, música que acompaña a la película llegándote a sacar los nervios ante situaciones que te dejan trastocado. Una película pausada que te anima continuamente a saber mas del mundo en el que esta desarrollada.

El film se contextualiza en un mundo (o al menos, una ciudad) donde los solteros no tienen cabida, de ahí que quienes lleguen a cierta edad adulta sin pareja reconocible, son enviados a un hotel donde pasan algún tiempo con otras personas en su misma condición, para así, buscar pareja, de no encontrarla pasada ese lapso, serán convertidos en un animal de propia elección, el que gusten.

Todo eso se va dando a conocer pasando los minutos de metraje, puesto que Lanthimos se exime de mostrar un cartelito inicial donde meta toda esta información, ni falta que hace. Su protagonista es David (Colin Farrell), un tipo que llega a este lugar para intentar “salvarse” de convertirse en una langosta, el curioso ser que eligió de no lograr emparejarse.

Más allá de hacer hincapié en la situación de personajes, no estaría mal enfocarse en la acción alrededor de este enfermizo ambiente y contexto que el director, coguionista junto a Efthymis Filippou, su habitual compañero en este apartado. El realizador logra en todo momento envolver al largometraje con un aire de rareza y extrañeza sublime.

Esto lo hace sin utilizar recursos torpes o que engañan, simplemente lo hace filmando con total normalidad, ¿pero qué es lo que filma? Filma lo absurdo, situaciones que en la realidad estarían completamente fuera de base, aquí funcionan a la perfección gracias a toda la excentricidad que se construye alrededor de la propuesta.

El elenco, en completa sintonía con el sentido de la obra, se encuentra a la altura, con actuaciones que rozan lo robótico y muy cuadradas, los personajes se muestran fríos ante una sociedad que los trata de igual forma. La gente que trabaja en este mencionado hotel con una indiferencia abrumadora ante la situación de los huéspedes.

A fin de cuentas son simples “perdedores” al no encajar en dicha sociedad, y estos pobres individuos, hombres y mujeres buscando como solventar su situación, se muestran temerosos, tímidos, sin ninguna esperanza, ¿y cómo no? Están siendo presas de un sistema abrumador y asfixiante. Joya de película.