Paris, Texas

París, Texas es una película única e insuperable, un clásico de los ochenta con una puesta en escena maravillosa, tan poética como árida, tan ausente como mágica. El paisaje que se contempla en el film bien podría sacarse de uno de los relatos de Crónicas marcianas, la célebre novela de Ray Bradbury. Y luego la música, esos acordes que resquebrajan el horizonte rojo de la fronteriza Texas, y que perduran en nuestra memoria como un grito de socorro, como un sollozo asmático. Porque París, Texas es ante todo una silenciosa historia del amor, el dolor y el perdón. Una road move atípica y existencialista, repleta de escenas y diálogos tan simbólicos como precisos, y he ahí el mérito del director y su equipo: una parcela vacía en el desierto, un padre y su hijo volviendo a casa cada uno por un lado de la acera, espejos que reflejan distintas historias según la variación cromática del ambiente.
Travis es un personaje tan impredecible y peculiar que es imposible describirle en una crítica.
Al principio no es más que un espectro errante, pero a medida que avanzan los minutos empieza a revelar sus secretos poco a poco hasta el desgarrador desenlace. Si uno siente curiosidad por el protagonista desde el principio, quedará fascinado por esta historia tan sutil como la aflicción de una decisión tomada en el pasado, ya irrecuperable.
Preciosa.

Vi esta cinta por la recomendación de FA, la tuve que re-veer porque me dormí la primera ves, mal augurio.

Esta cinta es lenta y excesivamente larga. Algunas escenas se alargan muchísimo, como en el vídeo en que muestran que eran una familia unida unos cuantos años atrás. También es bastante predecible. Leí la critica del amigo jabat0_j0nes y estoy de acuerdo con él, me parece que durante los primeros 20 minutos un esta con la incógnita de que le pasara al protagonista, después pierde un poco interés. Uno esperaba algo más grabe como que le habían cortado la lengua o algo importante. Es poco creíble, varias situaciones como el comportamiento de Stanton, en las primeras escenas, otra: que una mujer tan joven y bella como Nastassja, se enamore de un hombre tan viejo, sin dinero, muy celoso, medio borracho y violento, solo faltaba que fuera drogadicto. La cuestión que se amaban tanto que se separaron durante mucho tiempo. Después surge todo eso de que el hijo no acepta al padre y así.

No estoy de acuerdo con el amigo/a que dice que el amor puede dañar al sujeto amado, como dice una crítica. El amor bien entendido nunca puede dañar a alguien y mucho menos al ser amado. Solo puede ser alguna desviación del amor hacia algún tipo de egoísmo.

Lo destacable es: la belleza de Nastassja y la fotografía por momentos.

- En una galaxia muy lejana.

Vi la película en su dia y me impactó.
Apenas recordaba varias escenas: él, Travis, vagando por el desierto de Texas, las conversaciones en la cabina... y sobretodo, la tristeza.
Casi sin palabras hasta la parte final, cuándo éstas son precisas y contundentes.
Poderosas imágenes del desierto, paisajes casi lunáticos, desgarradores y, como contraste, las tomas finales de la ciudad.
He vuelto a verla y me ha gustado aún mas, ahora lo he entendido mejor y debo decir que sigue de actualidad.
Es la búsqueda y la redención.

He de reconocer que el comienzo es prometedor: el desierto despiadado de Mojave, el punteado de Ry Cooder, el agua que se acaba... Pero eso, única y exclusivamente el comienzo, es decir los dos primeros minutos.

El resto es una sucesión de escenas, diálogos y personajes absurdos y aburridos. El mensaje es pretencioso, como no podría ser de otra manera en una película francesa, cuando no es más que un típico melodrama con argumento mil veces trillado. Una pérdida de tiempo, lo único que se salva es la épica, escalofriante y patética música de Ry Cooder.

Hay películas que cuesta volver a ver porque les guardas un buen recuerdo y no estás del todo convencido de que el paso del tiempo les haya pasado factura, para mal.
Todo me indicaba que esto podía sucederme con Paris, Texas. La filmografía errática de su autor, la archiconocida música de Ry Cooder, los paisajes polvorientos, las carreteras sin fin, las ciudades en el ocaso del día, el jersey de la Kinski y los silencios de Dean Stanton. Todos esos componentes que en otras ocasiones me han producido ardor de estómago y que recordaba como algo excelente aquí, creía que podían ir en su contra treinta años después. Como se puede apreciar en la nota que mantengo, no ha sido así.
Me he vuelto a encontrar ante la obra magna de su autor, un verdadero placer sensorial. Es emotiva, no sensiblera. Es elegante, no esteticista. Es inteligente, no pedante. Altamente recomendable para todos los públicos.
Dos escenas sobresalen. La sublime narración de la historia de Travis en el peep-show y la sencilla recopilación de escenas proyectadas en súper 8 de su vida en pareja años antes.
Algunas de su imágenes se perpetúan en el recuerdo. Ha valido la pena esperar 30 años para volverla a disfrutar.