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Críticas de willieyenka
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Críticas 87
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
12 de junio de 2019
16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Volver a disfrutar de Al Swearengen, por última vez, es como volver de un sueño maravilloso… Al terminar la película se me queda una extraña sensación de irrealidad, de pertenencia y, sobre todo, de nostalgia... La nostalgia de saber que ya no disfrutaré de Ian McShane interpretando a ese pedazo de personaje. Deadwood me marcó a fuego, y si venimos del barro yo me abrazo al lodo hediondo de las Black Hills.

Es cierto que es imposible condensar en cien minutos largos de metraje lo que se hizo en 3 temporadas sublimes, pero David Milch- diagnosticado con alzhéimer al acabar la película, ha sido FIEL a su historia, a sus personajes, a su estilo- como esos estupendos juegos de planos con el Grand Central Hotel y el balcón del Gem Saloon, a esa tensión magníficamente sostenida que inmortalizan los mejores momentos de la serie, solo al alcance de unos pocos elegidos. El canto del cisne de un genio cuyas ideas valen oro.

Sin duda, es una película hecha para los fans, para los que ya conocían el sucio y depravado universo de Deadwood, y los guiños autorreferenciales se suceden casi a cada minuto. Quien espere ver algo parecido a Sin Perdón, que se lo quite de la cabeza. Quien espere ver una trama totalmente cerrada, también. He leído en muchos sitios que lo suyo hubiera sido acabar la historia en una miniserie de 4 o 5 capítulos, ojalá… Deadwood fue víctima de los índices de audiencia y de un elevadísimo coste de producción. Si se hubiera hecho allá por 2007- 2008 pues bueno, pero ¿asumir una inversión colosal al amparo de un público fiel pero minoritario tras 13 años de abandono? No fucking way… Si ni siquiera han sacado en DVD la tercera temporada. Aquí, como en cualquier negocio, los números mandan. De todas formas, que HBO y su creador hayan decidido revivir este proyecto después de tanto tiempo para darle un final digno es todo un hallazgo. De acuerdo, la película es un poco Frankenstein, no funciona como desearíamos todos: algunos acontecimientos se precipitan sin justificación alguna, muchos personajes secundarios solo aparecen en cameos o como meros acompañantes sin ningún peso argumental y la utilización del flashback me parece innecesario. Pero, amigo, lo que se ha hecho en 3 años de duro trabajo no se puede igualar en 3 meses de rodaje. Creo que la intención de Milch y su equipo, más allá de intentar cerrar los cabos sueltos de la tercera temporada, ha sido respetar la esencia de la serie, los códigos que la hicieron inconfundible. Y para mí, eso era lo más importante.

Sin embargo, la muerte en 2015 de Ralph Richeson- el entrañable e inclasificable Richardson, y la ausencia de Titus Welliver- Silas Adams, me dejan cierta sensación de vacío, un vacío que se agiganta y se hace insoportable al no contar con el grandísimo y genial Powers Boothe- Cy Tolliver, fallecido en 2017. Sin el carisma hipnótico de Al pero con una presencia imponente, Cy era el antagonista perfecto, una pieza indispensable en el devenir de este pueblo fronterizo de Dakota del Sur.

Se pueden recuperar los decorados, el vestuario o a la mayoría de esos actores y actrices que formaron un elenco espectacular, incluso se pueden recuperar los diálogos shakesperianos que desaparecieron hace 13 años. Pero lo que nunca se podrá recuperar es el tiempo perdido. Powers Boothe, Ralph Richeson, ahora sí, descansen en paz. Larga vida a Deadwood.
willieyenka
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8
6 de octubre de 2010
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre los muchos triunfos que puede conseguir un cineasta, hay uno que es infrecuente: el mérito de arriesgarse a hacer una obra que dinamite la estructura convencional de una película, presentando de esta manera algo nuevo y refrescante, ¿o no tanto? En 1944, Alfred Hitchcock revolucionó el thriller y el suspense añadiendo un matiz de terror paranoico y psicológico al género en su obra maestra Náufragos. Alterar las formas en el lenguaje cinematográfico puede dar sus frutos: Cube, El Proyecto de la Bruja de Blair, Dogville, Open Water, REC… más o menos afortunados, los directores de estas películas tienen, al menos, el mérito de contar una historia de forma distinta.

Rodrigo Cortés ya apuntaba maneras con su impresionante y premiado corto “15 Días”, que nos sumerge en el alucinado universo de las teletiendas, y donde consigue divertirse, y divertirnos, con las leyes de la oferta y la demanda como si fuera de un juego de niños. Más irregular me pareció su largo "Concursante", tan ambiciosa y excéntrica que al final me pareció algo absurda y pretenciosa, pero ahí está el mérito de este director: quien no arriesga, no gana.

En Buried, Cortés cambia de registro para presentarnos un film que se mueve al filo de la navaja, que descarta, de entrada, al espectador acomodado que no aguantaría ver una película rodada entre las cuatro paredes de un ataúd. Porque seamos sinceros, ¿quién aguantaría más de 15 minutos enterrado vivo antes de que la oscuridad, el pánico y la angustia estrangularan su garganta o quemaran su oxígeno? Buried te perturba antes de entrar a la sala, durante la proyección y al salir del cine. Pero el verdadero acierto de Cortés es mantener el interés del espectador de principio a fin en un espacio tan reducido gracias a un guión brillante: un móvil es el hilo conductor de la historia, y las retorcidas conversaciones que se producen a ambos lados de la línea telefónica, hace que ésta sea una historia casi coral, y los diversos personajes que hablan con el protagonista adquieren tal densidad que sólo hace falta que se materialicen en la pantalla. De paso, el cineasta aprovecha este recurso para criticar la exasperante e ineficaz burocracia política. También, gracias al hábil manejo de las formas, Cortés consigue dinamizar la película a través de múltiples planos detalle, giros de cámara de 360º o imaginativas y desnaturalizadas perspectivas del ataúd. La soberbia actuación de Ryan Reynolds hace el resto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
willieyenka
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8
11 de junio de 2010
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1981 Sam Raimi engendró una obra que ha fascinado a los incondicionales del cine de género: películas que huyen de efectismos innecesarios, con guiones originales, sin trampa ni cartón. La saga Evil Dead no ha sido encumbrada por puro capricho, como piensan muchos usuarios. El talento visual de Raimi es innegable y su riqueza expresiva hace de "Posesión Infernal" una cinta eléctrica y trepidante, formalmente brillante, pese a su escasísimo presupuesto. Raimi es un maestro en la descripción de las formas, y en "Terroríficamente muertos" esta virtud se ve agudizada. El resultado es un título irrepetible y cachondo hasta la náusea: una combinación surrealista de gore y humor negro. Raimi consigue alternar la corriente cómica del slapstick- propia de los dibujos animados clásicos- con chorros de hemoglobina de forma tan natural y espontánea como la muerte. Es imposible olvidar esa increíble escena en la que Ash no puede controlar su mano poseída y acaba estampando toda la cubertería de la cocina contra su sien.
Esta explosiva combinación también se refleja en los recursos estéticos del director, influido por las pelis de serie B de los años cuarenta, pero sometidos a una aceleración espídica y demencial. "Terroríficamente muertos" tiene pasajes realmente geniales, y en algunos momentos parece que el guión de la película ha sido escrito por el árabe loco Abdul Al-Hazred.
Y precisamente por eso, la saga Evil Dead tiene un valor incalculable en el género fantástico o de terror. Por esa energía descontrolada que la aleja tanto de cualquiera de los títulos recientes que fabrica Hollywood.
willieyenka
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5
12 de mayo de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1865, el matemático inglés Charles Lutwidge Dogson, más conocido como Lewis Carroll, concibió un juego de cajas chinas que ha maravillado a generaciones de lectores. Fina sátira política de la Inglaterra victoriana enfrascada en un cuento infantil, auténtico rompecabezas lógico que juega con el significado de las palabras.
Tanto Alicia en el País de las Maravillas como su continuación, Alicia a través del espejo, son un reto envenenado para cualquier osado cineasta que pretenda abordarlas. En esta ocasión, el hombre elegido viste de negro, tiene el pelo alborotado y un plan en la cabeza: escoger una obra que desprenda un leve halo gótico o una pincelada onírica, meter la cabeza en ella y sacarla con un buen fajo de billetes entre los dientes. Sí señores, es Tim Burton, enfant terrible de los multicines de 25 salas, tenebroso artista de guante blanco. Sin embargo, hubo una vez en que su incuestionable talento visual no era el envoltorio de un caramelo verde, con olor a dinero y sabor a nada. Recordando sus primeros largos, como Beetle-Juice, Eduardo Manostijeras o Ed Wood, me da la sensación de que Burton ha vendido su alma al diablo.
La adaptación que firma el director de aquel universo alucinado del escritor anglicano, es tan convencional, tan falto de chispa que evade cualquier elemento que implique un mínimo riesgo (comercial): no hay ganas de jugar con el espectador, no hay frescura, no hay atrevimiento. El cineasta se encomienda a la guionista de La Bella y la Bestia y El Rey León para contar una historia previsible con batalla final incluida, algo más parecido a Las Crónicas de Narnia que a las dos obras de Carroll.
De la mano del conejo blanco, Alicia vuelve a Underland, tierra de sus sueños infantiles. Por supuesto hay detalles: los flamencos y erizos siguen sirviendo para jugar al croquet y están presentes viejos conocidos: el Sombrero Loco- interpretado con curiosa moderación por Johnny Deep-, la oruga fumadora, la liebre de marzo, el gato de Cheshire, la Reina Roja de Corazones... Pero no es suficiente.
¿El 3-D? Pues bien, gracias, pero no hay mejor receta para adentrar al espectador en un mundo desconocido que la imaginación y el talento. Miyazaki lo consiguió con un lápiz en El viaje de Chihiro.
willieyenka
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10
10 de mayo de 2010
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Billy Wilder ya había demostrado su infinita agudeza un año antes de dirigir "Ace in the hole", con esa sátira implacable y lúcida sobre la decadencia de las celebridades de Hollywood que no supieron digerir el ampuloso éxito del estrellato. "Sunset Boulevard" es una de las obras más brillantes de la historia del cine. Puro talento.
En esta ocasión, Wilder vuelve a sacarse un AS de la manga o, directamente, un póker de ases:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
willieyenka
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