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Aquellos duros años

Western Ben Mattews decide abandonar su azarosa vida de jugador a bordo de un barco para asentarse con su novia Zoe en Galena. Pero, cuando Ben es acusado de un asesinato que no ha cometido, se ve forzado a huir de la ciudad. Al cabo de muchos años, decide regresar para encontrarse con Zoe, pero, sobre todo para encontrar al culpable y limpiar su nombre. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
5 de julio de 2012
27 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aquellos duros años me parece un título muy profundo para una película ligera, llevadera, entretenida de ver. Aquellos duros años lleva el pensamiento hacia el pasado cuando la injusticia se impuso sobre la verdad. Sobre estos pensamientos cada vez estoy más convencido que aunque hay que aprender del pasado, siempre hay que mirar hacia adelante.

No recuerdo a Tony Curtis en el Oeste, uno de esos clásicos galanes del cine más encuadrado en comedias como el inmaculado piloto en la carrera del siglo o de inolvidable músico perseguido por la mafia, pero mirando hacia adelante diremos que está convincente y que las pistas que van quedando ahí están perfectamente enlazadas según van sucediendo los hechos de esta intriga. Como el manejo del malvado pistolero con el cinto para arrear en la cara al pobre Tony Curtis o el indio de madera que parece robado de un parque de atracciones.

Y luego está Arthur Kennedy, espléndido en sus papeles en el Oeste aunque aquí parece un personaje casi intrascendente. Lo mejor es el gran oficio de R. Maté que hace una película agradable de ver. Aquellos duros años es un pensamiento común para los que alguna vez han sufrido una injusticia y han apechugado con ella. Así es como hay que seguir adelante en este mundo, si miras para atrás lo único que consigues es cabrearte más.
floïd blue
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28 de febrero de 2018
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy entretenido western, de esos a los que se denomina menor, pero que dejan un pero que muy buen gusto en el paladar y la memoria (bueno, esto quizás no pues muy bien pudiera olvidarse al de no mucho tiempo de verse).
Pero mientras tanto uno/a asiste a un buen ejemplo de producto artesanal, confeccionado con muy buen gusto, sentido del ritmo y la narración clara.
Preciosa fotografía, excelentes intérpretes (el gran Arthur Kennedy, Robert J. Wilke, William Demarest...) y bonitos decorados de interiores.

https://filmsencajatonta.blogspot.com.es
Constancio
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16 de agosto de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que sorprende en este casi desconocido western es el inteligente realismo de su guión, centrado en una acusación injusta de asesinato , y cuyo desarrollo crea una admirable tensión que se traduce en el esfuerzo por demostrar el protagonista (Tony Curtis) no sólo que él es inocente, sino quién es el culpable.
Vemos a la gente linchar en la horca sin comprobar ninguna culpabilidad ,a una bella corista (Colleen Miller) acostarse con el asesino para salvar a su novio, a un tramposo en el juego indignarse con su socio porque ha sido honrado y a las fuerzas vivas de un pueblo organizando robos a los barcos que recorren el río.
Mezcla de film de suspense, aventuras y western, está narrado con un ritmo perfecto y unos diálogos de gran calidad. También influye en el resultado la fuerte personalidad del director, Rudolph Maté.
Luis
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11 de agosto de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el estado de Kansas se encuentra la ciudad de Galena que, como su propio nombre indica, dispone de ricas minas de este mineral que la naturaleza ofrece en forma de cristales grises y pesados. Se trata de un sulfuro de plomo, y plomo en abundancia se repartía precisamente en "Aquellos duros años".
Plomo y soga, pues a menudo se practicaba sobre la marcha la ley de Linch para disgusto de algunos sibaritas, "La horca es como una buena comida, necesita preparación".
De milagro salva el cuello Ben Matthews (Curtis), compinche de un jugador tramposo que ejercía en los barcos fluviales que surcaban los ríos de las inmediaciones. Acusado de un asesinato que no ha cometido, debe dejar a su amada Zoe Fontaine (Miller), corista de saloon, y ponerse a trabajar lejos de allí como vaquero mientras escampa.
La falta de noticias de Zoe, y la necesidad de limpiar su nombre le hacen volver a Galena en compañía de un perillán que conoce por el camino, Rick Harper (Kennedy), que se muestra graciosamente pesimista: "Las chicas son como los sombreros, si dejas uno en alguna parte cuando vuelves ya no está".
Buen compañero de andanzas, "Después del dinero nada mejor que la amistad", aplica a Ben un intenso masaje para que se recupere de los golpes recibidos en la pelea.
Esta vez sí que está. Las cosas le han ido bien y ahora es la vedette del casino. De hecho se marca un número de amores gitanos con el correspondiente cuadro de baile de inconfundible sabor hispano, seguida de una bella balada que habla de abejas y de flores.
Western que perfectamente podríamos encuadrar en el subgénero fluvial. Sin embargo es mucho más. Tiene momentos de drama de jugadores con toques de intriga, comedia y musical.
Buen guion y buena dirección, aunque a ratos la tensión decae. Personajes discretos, no terminamos de ver a Curtis en el papel de duro, ni a Kennedy en el de gracioso. La costumbre del encasillamiento. Correcta ambientación sobre todo en el interior del "Montana Queen" con sus palas que lo impulsan.
En resumidas cuentas, una película muy interesante que merece la pena contemplar.
Lafuente Estefanía
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5 de marzo de 2024
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Sirviendo como cómplice en la mesa de un tramposo jugador, Ben Matthews, se viene ganando la vida… pero, cuando en un crucero ve como se arruina a un buen hombre, la culpa lo domina y, animado por otro hombre digno, Matt Comfort, decide redimirse y, además, acepta trabajar para este nuevo amigo. Sin embargo un sorpresivo incidente impedirá que esto suceda, y Carrico, el cómplice de Mathews, terminará muerto, mientras que éste tendrá que huir hasta demostrar quien robó y asesinó al apreciado sr. Comfort.

El guion, firmado por, Earl Fenton, Robert Presnell Jr. y D.D. Beauchamp, está basado en otra novela (“The Rawhide Years”, 1953) del acreditado escritor, Norman A. Fox (1911-1960), quien por estos años pasaba por su mejor momento como autor de cortas novelas western (publicaba una o dos historias por año), algunas de las cuales fueron llevadas al cine. Infortunadamente, cuando aún estaba con la creatividad en alto, un tumor canceroso truncó su vida cuando cumplía 49 años.

Como era habitual en Fox, la historia contiene varios elementos sorpresa que la convierten en un juego de intriga muy interesante. El director, Rudolph Maté, saca a relucir sus alabadas dotes como cinematografista y con la cámara de, Irving Glassberg, nos asegura una composición de imágenes -en excelente technicolor- bastante satisfactoria.

En los hechos, salen relucir de nuevo esa suerte de impulsos y motivaciones que hacen que los hombres escojan la senda turbia que va a terminar llevándolos al abismo: La trampa, como recurso para ganar en el juego… la ambición desmesurada, ejercida en la piratería… la traición, por el afán de poseer lo que el otro tiene y siento que debería ser mío… y por enésima vez, el cine sirve de mensajero de una serie de experiencias de vida que terminan muy mal, aunque bien pocos aprenden de ellas… pero bueno, ¡A cada quien su propio infierno!

Tony Curtis, me ha resultado siempre un excelente comediante. Lo encuentro magnífico en títulos como, “The Black Shield of Falworth”, “Some Like it Hot”, “Sex and the Single Girl”, “Boeing Boeing” y otras. También en roles dramáticos ha sido muy eficiente: “Sweet Smell of Success”, “The Defiant Ones”, “The Boston Strangler”… Pero no logré ni un minuto estar conforme con su rol en, <<AQUELLOS DUROS AÑOS>>, porque entendemos que está representando a un varón y no a un gay (hecho que acogeríamos sin reserva alguna si el personaje actuase como tal), y siendo varón luce tan acicalado, femenino y feamente maquillado, que su personaje no es para nada creíble, además de que resulta imposible que, un hombrecillo así, en una época como aquella del salvaje salvaje oeste, no fuera víctima de burlas, malos tratos y hasta abusos. El carácter general del personaje se reafirma viril, puesto que tiene novia y planea casarse, pero, curiosamente, el único abrazo de la película se lo da ella al inclinarse en su regazo, y por más que se encuentran nunca se dan un beso y todo el tiempo, Ben y Zoe, lucen como buenos hermanitos.

Se me ocurre pensar que, aunque culturalmente sería anacrónica por la época de la historia, hoy día la película podría verse como progresista, al recrear seriamente a un personaje de este estilo. Sin embargo, el hecho es que Curtis no recibió reconocimiento alguno, y desde entonces, nunca más protagonizó otro western.

El reparto lo complementan: Colleen Miller (Zoe), la recordada Lolly de, “Four Guns to the Border”; Arthur Kennedy, como Rick Harper, el “amigo” que siempre sorprende; Peter Van Eyck, el enigmático dueño del bar; y William Gargan, como el jefe de policía.

Título para Latinoamérica: AMOR JUSTICIERO
Luis Guillermo Cardona
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