Lejos del mundanal ruido

Película con una buena dirección de Thomas Vinterberg, dentro de los cánones de una cinta clásica. Tiene un guión trabado, salvando algún pequeño desliz, y escrito con solvencia por David Nicholls, adaptación dela novela de Thomas Hardy (1840-1928), Far from the Madding Crowd (1874), donde escribe sobre los detalles de la vida rural inglesa que el escritor tanto apreciaba. La música de Craig Armstrong es bastante buena como banda de la obra que goza además de una preciosista fotografía de Charlotte Bruus Christensen, que retrata tanto los primerísimos planos como pinta los hermosos paisajes ingleses.

El reparto es sobre todo Carey Mulligan, que hace un trabajo antológico e incluso salvaje, sosteniendo ella misma a la tozuda y libre heroína adelanta a su tiempo Bathsheba Everdene, con grandes dotes expresivas y de sintonía con el público, que sabe como nadie aguantar los primeros planos; además, y además es una mujer muy bonita y de original físico, desde mi modo de ver. Le acompañan con actuaciones bastante buenas del actor belga Matthias Schoenaerts, tal vez un tanto inexpresivo, pero en realidad ese es su papel y lo hace bien; Tom Sturridge hace muy bien su rol de soldado seductor, jugador y buscavidas; Michael Sheen interpreta al tercer pretendiente en ciernes de la chica, un hombre metido en años pero que ansía con ilusión infantil ser aceptado por Bathsheba y eso lo hace muy bien. Acompañan actores y actrices muy buenos como Juno Temple, Jessica Barden, Hilton McRae o Richard Dixon por mencionar algunos.

El film es un auténtico y fascinante drama, y la película hace honor a los temas básicos de la misma obra que lo inspira, con una producción sólida y brillante. Esto es tanto más evidente como película de época que es, lo cual a Vinterberg le sale muy bien. Tiene además un ritmo ágil y el tono pesimista que caracteriza la obra de Hardy.

Pero no es oro todo lo que reluce. Yo, tras salir de ver esta película y transcurridos dos días, me doy cuenta de que el film tiene sus lagunas importantes. Sobre todo, no aporta nada nuevo, es pura ortodoxia técnica e incluso en esto comete algunos errores, pues en ocasiones te puedes perder y en otros momentos da una impresión de falta de emotividad, de grandeza pasional. Al l final, lo que debería ser una gran historia de amor, deviene en un retrato frío con bonitos atardeceres.

Por supuesto mi consejo es que la vean, es un film notable, lo que ocurre es que la historia es tan intensa y ya conocida en el cine (hay cuatro versiones al menos: 10145, 1967, 1998 y la de ahora, 2015), que yo habría querido que Vinterberg hubiera dado el salto hacia la calificación de sobresaliente.

Para el espectador medio, el nombre de Thomas Hardy no le resultará tan familiar como el de otros escritores británicos que han sido adaptados una y mil veces, a pesar de que ya cuenta con algunas versiones de sus obras en la gran pantalla, algunas excelentes. Ese es el caso de ‘Tess’, de Roman Polanski, realizada como homenaje póstumo a su pareja Sharon Tate, que era gran aficionada a la novela de Hardy. Otras películas inspiradas en sus historias que hemos podido ver en los últimos años han sido ‘Jude’, ‘El perdón’ o ‘Tamara Drewe’, precisamente una actualización contemporánea de ‘Lejos del mundanal ruido’. Las ficciones de Hardy siempre se desarrollaron al sur de Inglaterra, en los parajes de Dorset, abundantes en naturaleza agreste, colinas y acantilados. Lugares donde ambientar unas historias dominadas por las grandes pasiones y donde el amor es un sentimiento que suele conducir a la desgracia a aquellos que padecen sus efectos.

A pesar de su origen británico, ‘Lejos del mundanal ruido’ está dirigida por un danés, Thomas Vinterberg (‘Submarino’, ‘La caza’), que para más inri fue hace años uno de los impulsores, junto a Lars von Trier, del movimiento Dogma 95, opuesto al modo de producción tradicional y que apostaba por un cine sin ataduras formales. Con esas directrices realizó ‘Celebración’, la más conseguida de todas las películas que amparó un movimiento que pretendía ser revolucionario y que ha sido abandonado incluso por sus creadores. Curiosamente, ‘Lejos del mundanal ruido’ ya fue adaptada en 1967 por John Schlesinger, otro director influido por un colectivo que buscaba reflejar mayor naturalidad en pantalla, en su caso el “Free Cinema” inglés. Con la ayuda de Frederic Raphael y Julie Christie, su guionista y actriz protagonista en ‘Darling’, Schlesinger construyó una película que bebía claramente de los dramas épicos de David Lean (incluida la obertura musical al inicio), lo opuesto a lo que buscaba el “Free Cinema”, aunque el resultado fue igualmente meritorio. Schlesinger hizo una cinta academicista, aunque salpicada de algunos recursos formales que denotaran los inquietos orígenes de su autor y Vinterberg ha hecho algo similar con esta nueva versión. Porque la puesta en escena de Vinterberg se caracteriza por una soberbia fotografía de aires naturalistas, lejos del cartón piedra de otras producciones de época y cercana a lo que hizo Polanski con ‘Tess’, donde se dio al paisaje la importancia de ser un personaje más.

Thomas Vinterberg dececpciona a este rendido admirador suyo con esta película tan impecable en la forma como vacía de contenido. Un producto fallido, bajo mi punto de vista, y en cualquier caso, de forma indiscutible, muy muy lejos de sus anteriores trabajos.

Me considero un espectador fácil de contentar con las historias de amor. Me las quiero creer y me gusta disfrutarlas. Pongo de mi parte. Pero hay veces que es imposible, por muy predispuesto que esté. “Lejos del mundanal ruido” tiene virtudes y defectos, pero por encima de todo, si tuviera que decir una frase sobre ella, es que no me la creo. Y eso, en una película que pretende conmover, es el fracaso definitivo.

Y eso que tenía mucho ganado ya que la actriz principal, Carey Mulligan, cumple con bastante dignidad el papel de una mujer dulce y frágil a la vez que abnegada, resuelta y temperamental. Pero ella sola no basta para que la historia cobre altura. Sus acompañantes masculinos no le dan réplica (salvo, un poco Michael Sheen) y le restan puntos al film. A una mujer como ésta, tal como nos plantean la historia, hay que ponerle delante pretendientes con más calado, que el público sienta que ella se puede estremecer ante sus intentos de “cazarla”, pero nada de eso, en realidad queda un poco grotesco incluso.

Matthias Schoenaerts, para mi gusto, fracasa en la composición de su personaje. Se supone que debería transmitir continuamente enamoramiento y dolor, un personaje introspectivo, de pocas palabras, que dijera muchas cosas con la mirada, pero creo que no lo consigue. No se puede poner esa cara de melancólico desde la primera escena hasta la última. Un poco de expresividad, por Dios!. A mí personalmente no me transmitió nada. Lo encontré plano, sin cambio de registros. Un pasmarote. Por su parte, Tom Sturridge está aún peor, ya que su personaje era mucho más fácil de representar y ni aún así lo salva, excediéndose en la caricaturización y sin lograr que haya un solo espectador que se pueda creer que seduzca a la chica.

Tampoco me gustó la linea narrativa. Va a tirones, desacompasado, no hay fluidez. Las cosas tan pronto pasan muy despacio como muy deprisa. Hay elipsis que no se entienden, a veces falta información y otras sobra. El colmo de todo esto viene en una de las últimas escenas, en la que la protagonista tiene que explicar de palabra el por qué se produjo un cambio en su actitud como mujer. El simple hecho de que lo tenga que explicar ya es un síntoma suficiente de que la película no está bien hecha.

Me gustó el modo en que arranca el film y llegó a interesarme. Creo que los primeros veinte minutos son muy prometedores, pero a medida que avanza la historia va decayendo el interés. A medida que se complica la trama, la película pierde fuerza y ya no la salva ni el trabajo de Mulligan, ni los increíbles paisajes, ni la excelente música ni nada de nada.

No se puede ser tan previsible. A los cinco minutos de película ya sabes cómo va a terminar. Pero eso no es lo peor, la previsibilidad es constante. Por ejemplo, cuando conoces que la protagonista es tan independiente sabes que terminará siendo cazada por alguno. Y cuando esto ocurre, sabes inmediatamente que empezará rápidamente a añorar su soltería. Estas cosas cuando las ves venir pierden todo el valor. Nos gusta que nos sorprendan en la vida, y en el cine aún más.

Tampoco es para tanto. Cualquiera que me lea pensará que estamos ante la peor película de la historia. No es así. Hablo desde la desilusión de quien esperaba una joya más de Thomas Vinterberg y se ha encontrado una película de época simplemente aceptable, correcta, pero sin rastro del cine arriesgado, en el que se retaba al espectador a participar y a sentir. Me he encontrado con otra cosa, y de ahí mis palabras quizá demasiado reprobatorias con el film.

Hay que admitir que la fotografía es extraordinaria, que el vestuario y la puesta en escena no podrían ser mejores, y que la música de Craig Armstrong posiblemente por sí sola ya valga el precio de la entrada. Pero si voy a ver una historia de amor quiero que me hagan sentir algo más que admiración audiovisual.

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Me ha encantado esta versión de la novela de Thomas Hardy. Es una obra sensible,honesta, tierna y a la vez cruel y nos muestra los sentimientos más duros y los más dulces del ser humano. Carey Mulligan borda el papel protagonista y le dota de una sensibilidad exquisita.
No creo que sea una película que atraiga a los espectadores en masa pero los que vayan sentirán que su historia es grande e irrepetible.

La película es muy agradable de ver, con una ambientación muy buena, y buenas también la música y la fotografía, y con una protagonista que crece a medida que avanza la película, que es larga y pausada pero no aburrida. Le falta sin embargo un punto de sutileza en el desarrollo de la acción y en la definición de los personajes. En especial el pastor, que por decirlo rápido, resulta demasiado atractivo en todos los sentidos para el papel que le corresponde, y el militar, justo al revés, y eso hace que no se entienda bien la actitud de la protagonista.

Hace muchísimo tiempo, cuando era un chaval, vi la versión de Julie Christie, que por lo que recuerdo se ajusta punto por punto al guión de esta, y me pareció más profunda e intensa, y el final me dejó el regusto amargo de ver que lo correcto va de la mano de lo aburrido. En cambio, el final de esta no es así, es más agradable pero menos realista, menos auténtico, más ligero y superficial, a juego con el resto de la película.

De todas formas, si te gustan las películas inglesas de época, creo que lo vas a pasar bien viendo esta.