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Lejos del mundanal ruido

Romance. Drama La independiente, inteligente y joven Bathsheba Everdene (Carey Mulligan) se gana la vida cuidando una granja más bien modesta. El joven y próspero ganadero Gabriel Oak (Matthias Schoenaerts) se enamora de ella y le propone matrimonio, pero Bathsheba quiere ser libre y no acepta su ofrecimiento. Sin embargo, el destino cambia la fortuna de ambos, pues ella hereda de su tío la mayor granja de la localidad y él pierde en un accidente sus ... [+]
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Críticas 40
Críticas ordenadas por utilidad
27 de junio de 2016
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un clásico como los de antes pensé despues de verla. Película romántica contada de una forma maravillosa, esta película es un relato de emociones, una grandiosa historia de amor, tiene un ritmo magnífico. Para conseguir lo que uno quiero hay que darlo todo.
Carey Mulligan esta maravillosa, me enamoró. Me encantaron sus gestos, su mirada, su dulzura, me atrapo como al protagonista masculino. La historia como las de antes, para mí fascinante. ME ENAMORÓ. Un placer.
Megustaelcine
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14 de septiembre de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nueva versión de la novela de Thomas Hardy que tan notablemente llevó al cine John Schlesinger en 1967. Si aquella tenía un cuarteto protagonista excelente, aquí no lo es menos, aunque el personaje del oficial británico aquí no está a la altura. Terence Stamp lo bordó en la anterior.
Con todo estar bien interpretada, tener una dirección académica -al margen del abuso de la cámara en mano- y una ambientación y fotografía notables, se le echa en falta más emoción. Es excesivamente fría, en algunos momentos diría que incluso argumentalmente atropellada. No es de extrañar, cuando seguramente sea una de las pocas ocasiones en la historia del cine que una nueva versión o remake dura bastante menos que su predecesora.
Si la versión de Schlesinger su tono clásico estaba salpicado de la modernidad del free cinema que iba como anillo al dedo, aquí el exceso de academicismo resulta le confiere cierta apatía, más me sorprende al venir de un cineasta como Vinterberg, que ha demostrado mucha osadía al afrontar proyectos.
waldeker
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17 de abril de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El eterno problema de las películas que siguen una novela. La de Hardy es muy buena y tiene tiempo de dar con muchos matices.
La película tiene un guión que sigue lo bastante bien la historia. La fotografía y la música, muy buenas. Las interpretaciones, sobre rodo la de Mulligan, más que notable. También la de Schoenaerts, un poco alelado siempre pero consistente.
Pero falta algo, más trabazón, más hondura en algunos personajes, emoción, trasladar más y mejor esa tristeza de la novela.
Con todo es una buena producición, bien llevada.
yoparam
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23 de noviembre de 2019
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Historia ambientada en la sociedad rural inglesa del siglo XIX, con el foco puesto en una mujer soltera que se convierte en terrateniente al recibir como herencia la granja más próspera de la comarca. La narración se centra en las consecuencias que tienen sobre la mujer las decisiones matrimoniales, y tiene como paisaje de fondo los trabajos de la granja y la relación entre pequeña burguesía y campesinado.

La apuesta es interesante, sobretodo al mostrar cómo merman el nivel de independencia y la posición de una mujer al estar ligada a un hombre y ser éste copropietario de sus bienes. Incluso se llega a hacer una alusión directa a ello en una canción que canta la protagonista (Let no man steal your thyme). Sin embargo, la película acaba cayendo en ciertos clichés y el amor romántico se idealiza de forma descarada. Además, se encasilla a algunos personajes en roles muy concretos (principalmente a los pretendientes) y la trama puede hacerse previsible. Personalmente, el final me ha decepcionado.
Hurakan
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1 de agosto de 2015
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Amante sin labios que besar, enamorado sin cuerpo que amar, oídos que se recrean con el goce de su voz, ojos que miran pero no poseen pues el permiso requerido se perdió por el fatigoso camino, ¡hay acaso muerte más lenta y dolorosa!
Por suerte es lo que esperas, por fortuna proporciona lo que anhelas, ese romance de época que empieza donde quiere terminar, para dar mil vueltas de recreo ocioso que rellena con talento y soltura y, mientras tanto, a confundir, divertir, padecer, entretener al personal con esa fascinación por el drama, amor por la pasión, apetencia por los tropiezos, dolor por el desatinado corazón, ansia por esa conjunción ardiente, urgente esperanza de resolución final que compense tanta espera y arregle tal desbarajuste.
Porque es la esencia de la historia, el espíritu de su ser, ese alargar lo máximo posible, con precipitado caos incluido y errores como condimento que no fallan, para esa deseada mezcolanza que se resiste a lo que más solicita, que se controla ante su mayor atracción, que incrédula observa el paso del tiempo y los acontecimientos con el triste asombro de equivocarse una y otra vez.
Felicidad, ¿dónde quedas que tan lejos estás?, ¿no alcanzo a cogerte a pesar de mi honda necesidad? Tan cerca tan prohibida, puedo sentirte pero no tocarte, verte pero no tenerte, rocambolesco juego de sentimientos y emociones combinado con armonía delicada y sutil, esmerada formalidad de innegable deleite más una preciosa fotografía que habla por si misma, de forma que sigues la ruta marcada, escrita por el novelista de la obra, también adivinable y conocida si eres admirador y devoto de este género, y te dejas llevar por el dificultoso amor de estos dos silenciosos enamorados, valientes en sus decisiones laborales/afónicos y tímidos en su privacidad que a nadie, ni a ellos mismos, engañan.
Tiene la consistencia suficiente para atrapar, la fuerza debida para encandilar, el encanto justo para degustarla con placer y agrado de saber dónde irá a pesar de los tortuosos y enrevesados giros que se empeña en dar; Matthias Schoenaerts como merecido héroe, sufridor, fiel y honorable, claro merecedor de más suerte, Carey Mulligan como bella y confusa dama, objeto de deseo que no sabe cómo manejar sus propios arrebatos e instintos, más una corte de gratos secundarios para formalizar ese estupendo retrato de tiempo añejo donde lo no dicho era más importante que lo impetuosamente expresado, donde las miradas ruborizaban y un sólo roce carnal, leve toque mano con brazo, piel temblorosa con agitada respiración era un delirio de tormento, fascinante, penetrante e inolvidable por el cual vivir esperando o morir olvidando.
Matthias Schoenaerts ofrece esta nueva adaptación, leal y correcta, sólida y acorde a la obra de quien nace y existe, robustez espléndida en la plasmación del momento, en la configuración del escenario, en la seducción del entorno, ajustada química entre los intérpretes, sugerente y expresiva ella/firme y potente él, un guión lleno de orgullo y misericordia, afán y celos, desdén y fortaleza, sensaciones varias que no necesitan de mucho esfuerzo para presentarse y establecer camino, lujuria sentida tímidamente/evocada con más gracia que viene a sugerir, por lo bajito, que ¡menos contención y más provocación! pues el relato adquiere más temperatura al ser absorbido por tu expectante cuerpo y pasar a la fantasiosa imaginación que lo degusta, repasa y desmenuza hasta secarlo, que lo digerido por tus sentidos que observan poca agitación temblorosa para tanta implícita insinuación.
Vibra con moderación, retumba con templanza, no acaba de explosionar todas sus fervorosas armas, relato para provocar y encender al corazón, alterar y frustrar al alma, atosigar y preocupar a la razón que sólo logra realizarlo a medias, pues tu aprobación ante lo visto está lejos del suculento ardor que tus carnes solicitan presenciar, justa, armónica, bonita y decorosa, retrato sobrio y mesurado que pasa por cada uno de los puntos con eficacia y seguridad pero se olvida de infringir intensidad y vigor a tanta suavidad y corrección.
"Soy demasiado independiente para ti"; te equivocas, no lo eres, muestra coherente que no sobresale dentro del amplio abanico de hermanas similares, apetecible se digiere con comodidad y complacencia, lo cual no quita se eche de menos algo más de arrebato, sufrimiento y voltaje, inyectar más energía y ardor a su placidez y finura; acomodarse sí, está bien y se aprueba pero necesito experimentar la tormenta, su lluvia y catastróficas o conformes consecuencias con mayor devoción y éxtasis, vivir y absorber el proyectil de apertura, el granizo de entretiempo y la traca que anticipa su final con mayor ímpetu y desasosiego.
"Así la ardiente pasión, que en abrasado volcán convertía al corazón, se trueca en tibia ceniza al pie de los altares y, arroyo que se desliza es lo que torrente fue. Ceniza que da calma al amante corazón, por eso el dulce sosiego de los felices esposos, es la ceniza del fuego de sus pechos amorosos; evidencia de gran amor/vacilación respecto la pasión, la dicha perseguida se revela y desafía como se espera pero sin la magnitud y fuerza que se imaginaba, parece que, desde el principio, la ardiente pasión fue tibia ceniza, siempre arroyo/nunca torrente, de modo que la erupción del volcán nunca fue de violento magma, nunca fue de auténtica lava.

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
lourdes lulu lou
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