Una cosa por otra

Un título insípido que tendrá su parte de culpa de que esta película pase tan desapercibida. Aparentemente verás una película sosa pero no lo es, al contrario, lo que pasa es que es de esas comedias que con poco dinero y sin escenas escabrosas, sin tiros, sin peleas, sin nada..., pues consigue un resultado de lo más redondo. Que parece irreal, o surrealista, o facilona... ¿Y qué? Lo importante es que consigue llegar al final con éxito y eso es gracias a una buena idea, a un buen guion, a una bonita historia bien desarrollada, sin ínfulas de maestro, una historia simpática como pocas.

Esto demuestra la importancia de la imaginación, con que sea una idea original, o que sin serlo mucho tenga sensibilidad, es suficiente. Y el tema parte de un preso inocente al que nadie cree que sufre un derrame y termina disléxico, pues de ahí, un mundo. Luego la película transcurre sin sobresaltos, sin trampas ni giros raros. No se necesita más que eso, no hacen falta ni cuerpos esculturales ni una banda sonora marchosa. La directora lo ha demostrado con Medeea Marinescu, una actriz sencilla que te llega. Puede que la película no sea tampoco para tan alta nota, pero hay que premiar esa forma diferente de hacer cine con un poco de sentido del humor, sin intentar inculcar ideales de ningún tipo, sin denunciar nada. Hay que valorar este cine con algo más de nota...

Isabelle Mergault es la directora de películas como Eres muy guapo, 2005 (Premio César a la mejor ópera prima en 2006); o, Por fin viuda, 2007 (Una comedia hilarante). Pues bien la Margault dirige con gran encanto y dinamismo esta comedia romántica mezclada con temas criminales, conducida por un hermoso guión de la propia Mergault junto a Jean-Pierre Hasson. Tiene una preciosa música de Cecilem y una buena fotografía de Jérôme Alméras.

El reparto está compuesto por tres de los mejores intérpretes del cine francés: Daniel Auteuil (Un corazón en invierno, 1992); Sabine Azéma (Las malas hierbas, 2009)); y Medea Marinescu (Eres muy guapo, 2005). Los tres hacen excelentes papeles, interpretaciones creíbles, con sintonía y química entre ellos. Y les secunda un elenco de actores y actrices de reparto muy buenos como Agnés Boury, Anne-Sophie Germanaz, Jean-Lui Barcelona, Christian Sinniger y Julien Cafaro. Entre todos, junto a su directora Isabelle Mergault, construyen esta divertida comedia negra romántica, con situaciones delirantes, embrollos imprevisibles e instantes para el amor que se funden en un film con mucho encanto.

La película es, además de bonita, sumamente divertida, con líos y enredos por dondequiera, escenas con fuertes cargas de humor, y no se olvida el amor igualmente presente. Aunque en España parece que no ha tenido mucha resonancia este film, ni otras películas del país vecino, yo cada vez constato más que el actual cine francés, o al menos una parte de él, hace comedias realmente divertidas y muy entretenidas, como esta Una cosa por otra, cuyo título, Donnat, donnat, nada tiene que ver con la traducción castellana. Su traducción sería “dar y tomar”, lo que se aproxima más a la trama de este film. La película tiene momentos de ternura a veces, otros desternillantes, y también encuentra ocasión para la franja dramática.

En cualquier caso, la recomiendo encarecidamente. Creo que es una cinta con buena onda, con una directora muy interesante, tal la Mergault, y unas grandes interpretaciones con un Daniel Auteuil, una preciosa Medea Marinescu y la tercera en discordia, Sabine Azéma, todos sembrados, que como suele ocurrir, no defraudan, formando un trío divertido, con enfrentamientos, pero también donde el amor cruza sus vidas.

Con buenas actuaciones y química entre los protagonistas transcurre esta comedia francesa en donde una joven le pide a un convicto recién escapado de la cárcel, que para no denunciarlo, asesine a su madrastra, para poder irse a París tras su sueño de ser una concertista de piano. Es aquí donde comenzarán los equívocos y distintas situaciones y personajes que harán de un film simple algo realmente entretenido. Dentro de las actuaciones Daniel Auteuil como siempre muy correcto al igual que Sabine Azéma y Medeea Marinescu en los papeles principales.

Admito que la nota de media en esta página, un 4,7, era tan inusualmente baja para un producto francés que sólo quedaban dos posibilidades: o que fuera realmente mala o que por el contrario tuviera su gracia por su falta de pretensiones, que de una comedia se trata, aunque fuese negra. La conclusión es que si bien es algo original y de vez en cuando te saca alguna sonrisa, la mayor parte del tiempo es demasiado tonta, con un sentido del humor que va más por lo histriónico que por lo realmente cachondo. En este sentido, la fina barrera que en este género te separa de caer en lo bobo o no hacerlo es traspasada por Isabelle Mergault. Por ejemplo, el recurso tan fácil del gangoso tipo Arévalo pero en accidente cardiovascular más pronto que tarde termina siendo repetitivo.

Dicho esto "Una cosa por otra" no es desagradable, así que tampoco es un pecado grave verla, cosa que parece que es a tenor de su escaso seguimiento, con cero críticas en FILMAFFINITY. De todos modos a mí lo que más me llama la atención es que ya viene siendo una constante la predilección de los franceses de emparejar hombres muy mayores con mujeres bastante jóvenes. Si en "Las chicas de la sexta planta" (2010) la diferencia es de veinticuatro años, en esta ocasión Daniel Auteil, que nació en 1950, por cierto, en la Argelia Francesa, y Medeea Marinescu, que lo hizo en 1974, a propósito, en Rumanía, vuelven a repetir la misma cifra: él 60 años y ella 36. Demasiada diferencia ¿no? La tercera en cuestión es Sabine Azéma, que es del 49 pero cuando se arregla no está mal.

Nuestros vecinos son de lo más productivos en cuanto a historias y en alguna que otra ocasión (como esta) no logran atinar con el resultado.
La trama que nos presentan parece que ya la hemos visto multitud de veces. Los protagonistas realizan una buena labor, el mayor problema es que al llegar a la hora de metraje, todo lo conseguido se va directamente al traste, haciéndose pesada y esperando a que el final esté cerca.
Lo más positivo del film es su banda sonora. No hay grandes temas, pero muchos de ellos sirven para ensalzar dispares sentimientos: ternura, miedos o tristeza, de una forma muy bella.
La secuencia final y el poder de la música logran que te olvides de que llegar hasta allí no ha sido tan perfecto como uno esperaba.