Críticas 4.274
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas de Reaccionario
26 de noviembre de 2017
121 de 196 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me parece bien que las series de televisión españolas arriesguen con productos que entren de lleno en el thriller o la acción. Este es el caso de "La casa de papel", una ficción de ATRESMEDIA compuesta de quince episodios en dos temporadas, duración muy razonable, que narra el asalto a la Fábrica de Moneda y Timbre con el objetivo de realizar el mayor atraco del siglo. La idea es original, la puesta en escena no es mala y por momentos consigue ser más o menos estresante. Ahora bien a medida que pasan los minutos este cuadro empieza a deshilacharse, las tramas se estiran con demasiados giros sentimentales, situaciones absurdas (algunos tiroteos dan risa), personajes que no se sabe a dónde van, como es el caso de Alison Parker (una no obstante atractiva María Pedraza), totalmente difuminada hasta desaparecer del guión, y comportamientos delirantemente improcedentes, dada la situación. Por ejemplo, en momentos de máximo tensión actuar con toda la parsimonia del mundo mientras hacen planes de qué van a hacer con el dinero que se va a llevar cada uno.
La conclusión es que prácticamente todos los personajes te irritan o te caen mal. La inspectora "quemada" Raquel Murillo (Itziar Ituño), a la que el caso le viene realmente grande, los ladrones, entre histéricas, idiotas, psicópatas, chonis y pillados de la cabeza, y hasta los rehenes. Pero al menos "La casa de papel" tiene un gran, gran personaje con el que rápidamente empatizas, el Profesor (Álvaro Morte), el único responsable de que el robo pueda acabar bien. Por desgracia tiene que lidiar con los inútiles del interior del edificio que no paran de cometer errores gravísimos, bolas de partido que el Profesor tiene que salvar de modo agónico. La conclusión es que uno lo que quiere es que detengan a estos aprendices de ladrón pero que el Profesor se salve pero a ver cómo van a cuadrar la ecuación (SPOILER). Por otro lado, el intento de hacer pasar un vulgar atraco como un acto de rebeldía social contra los pérfidos bancos, hasta el punto de ganarse a la opinión pública y hasta algunos miembros del cuerpo de seguridad, es que da hasta rabia, con hipocresías y trucos incluidos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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24 de febrero de 2013
50 de 75 usuarios han encontrado esta crítica útil
Está, junto a "Pesadilla en Elm Street" y "Alien" fueron las películas que más miedo me hicieron pasar de niño. Pero la que más, "El Exorcista". La razón es obvia. Si el demonio existe, y para el que tiene ciertas creencias religiosas esto es evidente, ¿qué impide que entre en tu cuerpo? Además, el propio trabajo de William Friedkin está basado en un caso real, ocurrido en 1949, esta vez, con un niño de protagonista. Confieso que durante unos días estuve atenazado por ese temor a ser presa del maligno. El éxito de este gran clásico de terror reside en que nunca antes, ni tampoco después, se había llevado a la gran pantalla con tal grado de realismo, austeridad y rudeza el poder del diablo. Comprendo el alboroto que se montó en 1973, los desmayos, ataques de nervios y el pánico desatado en un público acostumbrado, a lo sumo, a lo liviano de "La semilla del Diablo". Es cierto que hoy día, con tanto que hemos visto, las veces que la han repetido y hasta las parodias que se han hecho, miedo no pasa uno pero aún así sigue siendo inquietante. Y si uno recuerda lo que experimentó años atrás, no te digo.
Es obvio que "El exorcista" tiene su punto fuerte en la posesión diabólica de una adolescente, Reagan (Linda Blair). Sin embargo, la película no funcionaría igual sin la tensión in crescendo que se va acumulando, ese extraño inicio en una excavación de Irak, el tono denso y desesperado que la impregna o esa presencia de lo maldito que afectó hasta el propio rodaje. Leyendas hay muchas al respecto pero lo que sí es cierto que el actor Jack MacGowran, el del "Baile de los Vampiros", falleció antes del estreno. Los sucesos extraños llegaron a tal nivel que el director llamó a un sacerdote para que bendijera a todo el equipo. Sea como fuere, otros puntos fuertes de "El Exorcista" son el tratamiento de los personajes, la impresionante música de Mike Oldfield o la crítica al rumbo de la iglesia católica. Sobre este punto, diría que la película supone un duro revés a lo propugnado tras el Concilio Vaticano II. Es precisamente el racionalismo, la ciencia a la que se acoge el padre Karras (Jason Miller) la que le hace perder la fe. En cambio, la terrible presencia del demonio devuelve lo sagrado al centro de la religión. 7 de noviembre de 2012
45 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si no nos conociéramos, me quedaría alucinado al ver que esta "James Bond contra Goldfinger" supera en puntuación y en críticas positivas al resto de entregas de la popular saga. Precisamente ésta, la más floja de Sean Connery, si no fuera por los adefesios que la siguieran, una película llena de momentos absurdos, de chicas guapas de quita y pon, cuya única función es amenizar la velada de James Bond, de una historia que se estira de un modo ridículo, de una serie de paridas para ir saliendo de las complicaciones en las que se halla nuestro héroe y hasta de una cantidad de rarezas estrambóticas como lo del ejército de pilotos mujeres al servicio de Goldfinger o la vieja con metralleta. Para detalles más concretos, consultar el SPOILER.
Lo peor de todo es que se ve que al espectador precisamente es esto lo que le gusta. Después de dos intentos dignos, "Agente 007 contra el Dr. No" y "Desde Rusia con Amor", Guy Hamilton inicia con esta película la etapa más hortera y frívola del famoso 007, camino que daría sus peores frutos con Roger Moore. Mucho invento, unas chicas detrás de otras, malos excéntricos, extravagancias varias, guión de lo más tonto, torpeza a la hora de desarrollas las secuencias y exotismo variado. Pero en el fondo, lucimiento personal constante de Bond. Pues en vez de rechazar este menjunje completamente superficial, falto de inteligencia y hasta de coherencia, veo más alabanzas que nunca. Si es que las cosas, cuando degeneran, es que degeneran.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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27 de octubre de 2016
47 de 74 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las señales de alarma se activan cuando leo el adjetivo "postfeminista" para "La chica del tren", adaptación del best seller homónimo de Paula Hawkins que dudo mucho que lea alguna vez. Luego la sensación empeora cuando en lo diez primeros minutos lo que vemos es un desfile de mujeres tristonas, rayándonos con sus problemas. Afortunadamente no se trata de un drama sino una de intriga, así que el mal trago del principio acaba siendo digerible. Pero hablando de trago, menudo papelón de Emily Blunt como la alcohólica Rachel: consigue presentarse como un despojo humano pero sin caer en la vulgaridad, de hecho la fragilidad que transmite le confiere un raro encanto. En el fondo, y aunque la caracterizan para que tenga mal aspecto, la mayor parte del tiempo está guapa.
El caso es que como digo la trama nos acabará conduciendo de improviso a un asesinato, que es un cuando la película empieza a ponerse las pilas. Aquí llega la mejor parte porque el espectador puede comenzar a elucubrar con distintas alternativas, todas posibles. Lo malo es que todo termina del modo más obvio posible, con algunos recursos sacados de la manga un poco tramposos, me refiero a las lagunas de memoria de Rachel. De igual modo también falla en esa investigación policial completamente inexistente pues de lo contrario el caso se resolvería con rapidez (SPOILER). Por si fuera poco, "La chica del tren" acaba desbarrando en un alegato feminista un poco cutre, sugiriendo la idea de que el varón, por el mero hecho de su impulso sexual, es un peligro para las mujeres.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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11 de febrero de 2014
46 de 73 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que buena la metáfora del enorme pescado muerto varado en la playa. Esa es "La Dolce Vita", un ser en estado de putrefacción que emerge de las profundidades marinas, o sea, de la historia cinematográfica, que primero despierta el interés del público por lo atípico pero del que te acabas separando con asco. Yo no sé de qué va. Bueno, sí pero luego lo digo. La película está completamente desestructurada, venga capítulos independientes, no tiene historia sino el deambular nocturno del protagonista, es aburrida y pesadísima con sus soporíferos 175 minutos. Intenta ser elegante a la vez que inteligente pero lo que acaba siendo es pedante, afectada, vieja y hasta cutre. Todo acompañado por un doblaje mediocre moderno, ya que siguiendo las indicaciones de "L'Osservatore Romano" la película permaneció censurada en España hasta 1980, pero no por Anita Ekberg o algo sexual sino, según el Vaticano, por su evidente obscenidad, lo cual es exagerar un poco.
Hay como tres grandes temas en "La Dolce Vita". El más evidente, la crítica a la prensa rosa, posiblemente su punto más logrado. El segundo sería la decadencia de las élites italianas al mismo tiempo que su hastío. Ahora bien, ¿lo que hace Fellini no es demonizar a un colectivo tirando del esperpento? No explica nada, no es creíble como ejemplo, no analiza, ni disecciona. ¿De verdad nos creemos que toda la burguesía era así? Pues lo tenéis claro. Pero encima hay un tercer factor relacionado, un ataque a ese modo de vida "conservador". Dice Steiner (Alain Cuny), "es mejor una vida anárquica, créeme, que una existencia basada en una sociedad organizada". Y Marcello (Marcello Mastroianni) preso de un amor "deprimente" que sólo le ofrece "cocina y cama" intenta liberarse a base de tortas, por cierto, violencia ejercida hacia las mujeres vista con complacencia por los personajes y el propio Fellini, que para eso eran progres y radicales. Más sobre Reaccionario
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