Cuatro bodas y un funeral

Las comedias románticas pueden ser (de hecho, lo son muchas veces) un caldo de cultivo para los productos más abominables y deleznables que un aficionado al cine se puede echar a la cara. La historia ahí está para comprobarlo. Por fortuna, no siempre pasa y, de vez en cuando, se juntan profesionales con buen tino y un guión sólido para dar una cinta digna cuanto menos. Este es uno de esos casos.

Por un lado, tenemos a Hugh Grant, un actor que estaba empezando a ser más que una cara bonita y se estaba mostrando como un actor que atraía a la gente por su saber hacer. Aquí, el actor inglés muestra como interpretar en una comedia romántica, con un personaje que no se humilla para conseguir a la chica de sus sueños, ni cae en el ridículo más absoluto. Sabe a quien quiere, pero no se arrastra. Charles (Hugh Grant) se muestra toda la película como un personaje simpático e imperfecto, lo que le aporta más credibilidad.

Y esa mujer es Andie MacDowell, una actriz que ha conocido tiempos mejores, cuya belleza sigue latente en la madurez. MacDowell, recién salida de otro éxito como 'Atrapado en el tiempo' interpreta a una mujer tan simpática e imperfecta como Charles. Junto con el talento de la actriz estadounidense hacen a Carrie un personaje bien construido y bien ejecutado.

No solo la película son ellos dos, en esta película también hay espacio para algunos secundarios como el cura interpretado por Rowan Atkinson, las breves, pero con jugo, apariciones de Kristin Scott Thomas (curiosamente, interpretando a una mujer llamada Fiona, un nombre que ya llevó en la película 'Lunas de hiel' de 1992, en el que también aparecía Hugh Grant) o Gareth, el juerguista del grupo de Charles.

Para que este largometraje tenga una opinión positiva, no solo valen los actores. En este caso, también hay que subrayar un guión lleno de situaciones cómicas, más aportes dramáticos y románticos, que ayuda a que la película no caiga en el hastío antes de tiempo. Con la mezcla de actores acertados en personajes bien perfilados y un guión firme e ingenioso, el resultado es una obra que puede ser utilizado como herramienta si tienes un mal día, o, simplemente, quieres entretenerte.

Nota real: 7.5

Con un guión de Richard Curtis, que escribió de la también exitosa “Notting Hill (1999) y que dirigiría en una misma línea la coral “Love Actually”(2003), Mike Newell (Bailar con un extraño; Donnie Brasko), rodó una de las más populares comedias britanicas que se conocen y mencionan aún hoy en día. El argumento es afín al título siguiendo al protagonista principal, Charles (Hugh Grant) y a su círculo de amistades de toda la vida durante los eventos en que asisten como peligrosos (en el buen sentido de la palabra) invitados. Entre ellos se encuentran Scarlett (Charlotte Coleman),compañera de piso de Charles, la reprimida Fona (Kristin Scott Thomas) y la pareja homosexual formada por Gareth (Simon Callow) y Matthew (John Hannah).

Charles todavía no se ha comprometido pero de ceremonia en ceremonia no puede estar más prendado de Carrie, (Andie MacDowell) americana y amiga de sus amigos.

La película no deja de sorprender por la vis cómica de algunos de sus intérprete: desde los errores y olvidos que provocan entre otras situaciones comprometedoras. A destacar en éste ambito el rol que hace el cómico Rowan Atkinson en su papel de cura

Tal vez no le haya prestado la suficiente atención, pero no ha sido para tanto. Una película tan sobradamente conocida, pero no es como para estallarse de risa.
Lo que me está gustando de las comedias que veo (ayer comenté la de Notting Hill, y ahora con esta), es que los personajes secundarios estén siempre en primera plana y no tan atrás, que cobran protagonismo y tengan unas personalidades tan definidas todos ellos: unos más sencillas otros más peculiares, pero sencillamente muy agradables para no empalagarnos de Hugh y Andie.
Hablando de ellos. Puede que sea más bien por ella que la película no me termina de satisfacer, no sé, la película seguía y seguía y no notaba gran cosa dentro de mí que me suscitara ese placer de apreciar una comedia romántica completa.

Reconozco que la película es un clásico del género, bastante entretenida, pero no la consideraría magistral. A pesar de ello, repito, está bien, interesante, y cuenta con una banda sonora estupenda.

Mi problema reside en ella.
Todo el resto me atrae, sobretodo los ojos azules de Hugh Grant, quien nunca ha estado más atractivo, más atrayente, siempre en su mismo tipo de papel cuyo cenit alcanzará en Notting Hill, pero es aquí cuando no puedo desviar mi mirada de él. Acierta en la manera de contar una historia, hacerla diferente, rompiendo esa lógica y tradicional estructura de chico conoce a chica. Acierta en varios de los personajes secundarios y sobretodo en el funeral, donde el momento más emotivo de la película no es protagonizado por los personajes principales.
Me gusta, lo compro todo, me falta ella, en la que no hay en nada que me atraiga, es bella, es diferente a la típica buena chica y lo agradezco, pero no me resulta memorable, tampoco su historia de amor, yo deseaba un final con Kristin Scott Thomas y es una pena.
Mi problema es que en una película romántica, no me dice nada el romance, pero lo compensa él, al menos para verla una vez.

Es un placer encontrarse con comedias románticas con un humor tan inteligente como el que nos deja "Cuatro bodas y un funeral". Solo sea por su ingenioso guión, y por sus toques hilarantes, la película debe verse como una manera curiosa de afrontar cualquier ceremonia, donde los personajes entrañables hacen de la fiesta todo un compendio de destinos imprevisibles, gags memorables y relaciones imposibles. De todas maneras, la cosa no es para ponerla en una pedestal, si nos atenemos a que me ha resultado demasiado cansino y muy artificial algunas cosas como ver que detrás de una boda va otra -el mecanismo llega a hastiar ligeramente-, Sin embargo, la cuarta y aclamada boda se convierte en un experimento jocoso y la segunda con Rotwan Atkinson, ese cura tan carismático, se erige en una ceremonia que destaca por su simpatía y habilidad al llegar a un espectador sorprendido por la frescura de su resolución.

En cuanto al funeral lo meten con calzador un poco para dar este toque de drama y experimentar con algo que llegue al espectador en una faceta diferente a la risa. A pesar de este semi-fallo, no está mal el manejo de los géneros, en ningún momento deja de encajar la combinación humor-poquito de drama, y además, la estética y protocolo británicos quedan muy bien traídos en el conjunto y por ello, ante el despliegue tan efectivo de escenas tronchantes y la capacidad de atraer a un público con ganas de ver un final acorde al rumbo de la historia, esta comedia romática se convierte en un delicioso manjar. Y si no, siempre podemos ver a Hugh Grant bailar con la más fea -nunca mejor dicho- ante el despropósito de ver como su amor tarda en ser correspondido. Y es que por el dicho, ya se sabe: cada oveja con su pareja. El mejor aliciente de esta gran comedia es el enredo. Quizás lo único negativo, el ritmo algo lento.
Un 7, excelentes interpretaciones, y un manejo de la cotidianiedad y naturalidad envidiable. Todo al estilo british, lo cual se agradece.