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Love & Mercy

Drama Biopic sobre el músico y compositor Brian Wilson, fundador de los Beach Boys, sobre su influencia en la música, y sus problemas nerviosos que propiciaron su relación con el controvertido terapeuta Dr. Eugene Landy. (FILMAFFINITY)
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Críticas 32
Críticas ordenadas por utilidad
29 de enero de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con cierta frecuencia aterrizan en la gran pantalla historias que giran alrededor de personajes famosos en los que se detallan buena parte de su vida centrado en los momentos más destacados y supuestamente trascendentales de su vida. De hecho, los críticos se suelen referir a este tipo de films como "biopic". Si la persona en cuestión pertenece al mundo de la música, el combinado "sexo, drogas y rock'n roll" está garantizado.

Sin embargo este "biopic" centrado en la figura de Brian Wilson, máximo exponente de los Beach Boys, y dirigido por el novel Bill Pohland, tiene muy poco del citado combinado. De hecho, en honor a la verdad tiene también muy poco de biopic. No parece ser la intención de Pohland seguir las pautas de los típicos biopics al uso. Es decir: el relatar la vida de Wilson, como forma el grupo, junto a sus hermanos, sus éxitos, su caída y posterior resurgimiento de las cenizas.

Quien espere un relatado detallado de la vida del músico salpicando el metraje con los grandes temas archiconocidos del grupo, se llevará una gran decepción. Y eso no quiere decir que sea una mala película. Ni que no encontremos algo de eso. El film arranca en los años 90, con un Wilson (interpretado por John Cusak) perdido en su propia mente y en manos de un psicólogo (Paul Giamatti) que parece tener más interés en sacar provecho de él que en curarle. Mientras asistimos a los intentos de Melinda Ledbetter (Elizabeth Banks), una vendedora de coches que conoce a Wilson casi por casualidad, por liberarlo de las garras del psicólogo, diversos "flashbacks" nos transportan al momento (o momentos) en el que un joven Wilson (interpretado por Paul Dano), creaba las canciones por las que siempre se le recordará, incluso por encima de los Beach Boys.

Con estos viajes al pasado podemos observar la influencia de la figura paterna en el personaje, de aire autoritario y con tendencia a levantar la mano los primeros síntomas de los problemas mentales de Wilson, sus condicionantes con un una figura paterna autoritaria de mano fácil a quien Wilson intenta en vano contentar con su obra, y con una inquietud por hacer aflorar el sonido que tiene en mente. Pero lo más interesante de largo del film y lo que le diferencia con respecto a otros films es justamente la plasmación del proceso creativo, cuando el realizador se recrea en el estudio de grabación mientras se van perfilando esos grandes temas.

Más que un biopic sobre la vida de Brian Wilson, lo que Pohland pretende es ofrecernos una película sobre el proceso creativo de un artista, en este caso, musical. Un proceso que no es sencillo, ni siquiera es comprendido (ni siquiera al principio). Sin duda, los mejores momentos del film los encontramos en el estudio de grabación en el que Wilson plasma el sonido que tiene en la cabeza. Aunque no lo trate directamente, al espectador no se le escapa que hay una relación entre los desarreglos emocionales y psicológicos del músico y la música que le sale de dentro. En este sentido, el realizador no puede evitar cierta comparación recurrente con otros films similares en los que el artista protagonista padece algún tipo de desorden, ya sea mental o físico, o con tendencia a abusar de determinadas sustancias etílicas, lisérgicas o de cualquier tipo.

Pese a que parece mucho más interesante la línea interpretativa que protagoniza Paul Dano, que la de John Cusak (en especial por la presencia de un Paul Giamatti excesivamente histriónico en su papel de psicólogo "chupasangres" que no parece aportar gran cosa más allá de una colección de camisas tan chillonas como su personaje), estamos ante un buen "biopic", narrado con buen pulso y equilibrado, con muchos puntos interesantes, que seguramente hará la delicias de los fans acérrimos de los Beach Boys, no tanto por la banda sonora sino por como se muestra el proceso creador de alguna de sus canciones más emblemáticas.
manulynk
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22 de marzo de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda Brian Wilson es todo un personaje, no lo conocía solo apenas un poco los beach boys pero esta historia tiene algo que engancha. No es la típica historia lineal, todo lo contrario, trata de entretener en todo momento pero sin salirse del fiel reflejo del personaje. La mezcla de las épocas esta precisamente contada, acompañada de un magnifico guion y una estética muy cuidada. Me ha gustado mucho mas de lo que esperaba y hay escenas que no quedaran en el olvido.
juanmartin2705
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22 de agosto de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un impecable estudio sobre la locura asociada a un genio de la música. Un visionario con problemas mentales que encuentra en su arte un sentido a su caótica vida.
Un duelo interpretativo entre Paul Dano y John Cusack, ambos representando el mismo personaje en diferentes etapas de su vida, el duelo le gana por KO Paul Dano, los dos son muy buenos, pero Dano es mejor actor, Cusack sobreactúa y se nota.

Creo que cuando era niño fue la primera música que me llamó la atención, Los Beach Boys y los Beatles en unas cintas que mis padres grabaron de una discoteca, como una biblioteca pero de discos, en Bruselas.
Esa música setentera siempre estará en mi memoria y una película sobre quienes la crearon resulta interesante, ya de por sí es interesante la profundización en la enfermedad mental del protagonista.

The Beach Boys no fueron tan conocidos como The Beatles y tienen muchas cosas en común. Es muy posible que la influencia de las drogas psicodélicas ayudarán a ambos grupos a explorar nuevas formas de hacer música y también es muy probable que los problemas mentales del protagonista fueran si no producidos, desde luego acrecentados por el LSD. En los setenta todo debió de ser fun fun fun.
pikuet
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15 de mayo de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Atípico biopic que nos presenta la siempre interesante figura de Brian Wilson, uno de los mayores compositores e intérpretes del S.XX, un genio con mayúsculas cuyo nombre merece estar marcado en neones por los siglos venideros.

Además de los grandes clásicos de los Beach Boys que cualquiera ha tarareado en algún momento u otro de su vida, Wilson era una inagotable factoría de himnos de consumo fácil para todos los públicos, odas al mar, a la diversión, a las chicas guapas, a la playa… pero no solo eso, su amplitud de miras y su talento inabarcable le movieron a buscar nuevos sonidos, a acercarse a la melodía perfecta, incluso si en ese trayecto perdiese su cordura. Bien conocida es la mutua admiración que se profesan Brian y Paul McCartney, el americano siempre afirmó que los Beatles eran el sumun de la creatividad, sin embargo y paradójicamente, los ingleses reconocieron que Pet Sounds es el disco harmónico perfecto, una gema poliédrica con tantos vórtices y matices que cada vez que se escucha es como escucharla por primera vez.

La historia del film refleja a la perfección la personalidad de nuestro protagonista, es no lineal, mezclando fragmentos del pasado con el futuro, siempre poniendo de manifiesto las inseguridades del genio creativo, sus dudas y temores, dependiente extremo de terceras personas, primero el abusador de su padre, después su banda de amigos y familiares que no dudan en exprimir hasta la última gota de su talento, después por el doctor Eugene Landy, un aprovechado que exterminó sin piedad cualquier atisbo de creatividad e independencia que le pudiera quedar. Hasta la llegada de la que es actualmente su esposa y salvadora, Melinda Ledbetter.

Los actores son una verdadera delicia con un Paul Dano mimetizándose en gestos, dejes vocales y actitud con un joven Brian, una actuación portentosa; John Cusack reflejando la depresión y la inseguridad en cada movimiento en el Brian de los 90; Elizabeth Banks guapísima y luminosa como su futura esposa y Paul Giamatti muy lejos de sus registros habituales, que nos regala una interpretación oscura y desgarradora interpretando al doctor Landy.

La dirección corre a cargo de Bill Pohland que se aleja de los cánones preestablecidos para este tipo de productos y nos regala una película diferente, fresca y con muchos matices, solo hay que ver como refleja en varios puntos el proceso creativo de composición, una verdadera maravilla y realmente fiel.

Un film que refleja a la perfección la personalidad de su protagonista: íntimo, mágico, envolvente, cálido, inspirador, magnético y cautivador, no está mal para un chico de la playa que nunca supo surfear, ¿verdad?
Luke_Cage
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21 de julio de 2023
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lento y espesísimo biopic sobre el líder de los Beach boys que se desarrolla en dos líneas temporales enlazadas por sus problemas y trastornos mentales: por un lado, en el apogeo de la banda, cuando los síntomas empiezan a manifestarse y a interferir con su vida personal y laboral y, por otro lado, con el grupo ya disuelto y él semiretirado, cuando lleva una vida bajo la influencia de los psicofármacos y de su siniestro médico.

Nada que decir o reprochar en el plano de lo dramático. La película es concisa, discurre por las fases esperadas y las interpretaciones van desde lo impecable en el caso de un Paul dano al que parecen dársele sospechosamente bien los papeles de trastornado, a lo solvente y correcto de los demás protagonistas. De hecho, creo que el gran problema de “Love & Mercy” viene dado por las expectativas que se crean en cualquier espectador en cuanto le dices que estás ante hechos reales de personas reales… y famosas. Si en lugar de ser una película alrededor de Brian Wilson, el de los Beach Boys, fuese una película sobre Roberto Vázquez (o, incluso, sobre Brian Wilson eliminando la referencia a los Beach Boys porque, seamos sinceros, nadie en España conoce a estas alturas al bueno de Brian Wilson) la película sería un solvente, anodino y convencional drama.

Pero claro, en el momento que metemos a los Beach Boys (y eso que tampoco es que lo estén petando ahora mismo), esperamos algo de épica (o, como mínimo, de morbo) y nos encontramos con una película absolutamente plana en la que la referencia al grupo y a su música es meramente tangencial. No se abunda ni en sus éxitos ni en sus miserias. No hay ventilación de trapos sucios, no hay puñaladas, no hay una explotación musical inteligente del contexto, no hay ascensos y caídas… sólo hay un enfermo en rehabilitación que busca encauzar su vida personal, laboral y, quizás, amorosa. Supongo que no soy quien para decir lo que debería haber sido la película, pero estoy seguro de que no hubiese pasado nada por recurrir a una estructura narrativa más convencional, con una intro del grupo y sus mejores momentos que pusiera un poco de chispa en el público, antes de pasar a lo chungo. No sé si es que la producción se ha pasado de circunspecta queriendo poner el foco en Wilson o es la fórmula narrativa quedó descompensada por una mala implementación, pero las vibraciones que deja “Love and Mercy” son esencialmente neutras referenciando a un grupo que se caracterizó por su buena onda. Deseas que al hombre le vaya bien por pura humanidad, no porque el mundo musical se esté perdiendo algo. Y tampoco es que el conjunto transmita un rigor histórico que compense el no adornar algo los hechos. No sé, lo mismo se me escapa algo.
OsitoF
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