Perdita Durango

Parece que el autor de la novela original se basó, en principio, en dos personajes reales: Adolfo de Jesús Constanzo "el padrino o el narco satánico de Matamoros", y Sara Aldrete Villareal "La madrina". El tal Adolfo era un cubano santero que practicaba una mezcla de santería y sacrificios aztecas, llegando a asesinar a trece personas o más, que luego descuartizaba para hervir sus órganos en una olla, todo como parte del ritual que practicaba. En todo era secundado por "la madrina", mejicana que estudió Educación física. Adolfo, cuando iba a ser detenido hacia 1989, fue tiroteado por uno de sus secuaces, parece ser que a órdenes suyas, y la madrina parece que intentó negar su colaboración y pasar como víctima, pero quedó claro que era amante y cómplice criminal del otro, y fue condenada a perpetua. Actualmente, octubre de 2017, sigue encerrada en un penal mejicano.

Sin embargo, esta película se aparta completamente de la historia de estos repulsivos personajes reales, y crea otros dos muy distintos, que parecen malillos al principio y luego se van humanizando. La película está llena de detalles arbitrarios como atropellos de coche porque el guionista lo dice, y otros recursos "peliculeros" tan mal mezclados que ya no se sabe si es una de mafias, una de terror o una comedia. Barden es un buen actor, pero aquí no entra ni con calzador, con ese habla y esas expresiones del foro madrileño años noventa. Además, va resultando que su personaje, ese santero y presunto asesino sin escrúpulos, pues es un tío culto y admirador de Burt Lancaster. Qué barbaridad. Igualmente, la música en una película debe ser en todo momento consecuente con el estilo de la misma, y aquí no se les ocurre nada mejor que poner una de las más exquisitas composiciones de J.S. Bach para acompañar la escena en que el capo supremo está ordenando traiciones y muertes. Esto no sólo es un desacierto desde el punto de vista dramático, sino casi una falta de respeto a algo tan ajeno a estos personajes como la música de Bach. Si se puede poner cualquier música (aunque sea porque la está escuchando uno de los personajes) igual le podrían haber puesto canciones rusas o cantos tiroleses. Es una película mal hilvanada en la que guionistas y director claramente se pierden. Alex de la Iglesia lo hizo mucho mejor en películas posteriores.

Road movie tipo western al estilo "Asesinos Natos" (Oliver Stone) y "Corazón Salvaje" (David Lynch). Película hiper violenta no apta para todo tipo de público con dosis desmesuradas de sexo explícito, violencia brutal y un humor demasiado negro como para agradar a numerosos espectadores. Es muy bestia.
Sublime Javier Bardem, imponente Rosie Pérez.
Detestada por muchos, adorada por pocos. Supongo que su alto contenido en violencia gratuíta echa para atrás a muchísima gente. Merece la pena sentarse a verla si estás preparado para hacerlo sin prejucios y a asistir a un espectácuo visual potentísimo y peculiar.
Infravalorada.

Me la recomendó el gran Iker Jiménez en uno de sus episodios, donde el tema principal eran los sacrificios humanos. Cuando me entero que es española y sale Javier Bardem, empiezo a inquietarme pensando que será un peliculón. Si es de Alex de la Iglesia, ya era un cocktail que no podía fallar.

Bueno pues todo lo contrario. Dos horas sin sentido ninguno, sin trama ni guión. Sin sentido. El personaje de Bardem es malísimo. He visto en una crítica que le han puesto un 9... increíble. Las peores dos horas de mi vida delante de la pantalla. Horrible. Seguramente sea la peor película de Bardem, lo ha tenido que reconocer en alguna entrevista fijo.

No recomendable para nada. Lo único impactante es que está basada en hechos reales. Le doy un 1.

El problema de Perdita Durango es que la historia flojea sin remisión.
Porque, ¿qué historia nos está contando Álex de la Iglesia, recién salido del exitazo de El día de la bestia? ¿De verdad hay algo detrás, o es sólo una excusa para meter multitud de tiroteos, ardientes escenas de sexo y mucha sangre? Porque, entre un tono que recuerda muchísimo a Robert Rodriguez y su trilogía de El Mariachi (la ambientación, como es evidente, las referencias a la Santería, etc), y referencias también al cine de Quentin Tarantino, de la Iglesia no tiene una gran historia que contar, ni un gran guion, ni unos grandes personajes (salvo los dos principales, a quienes dan vida con mucha pasión, volcánica química y fuerza Rosie Pérez y Javier Bardem). De hecho, en ocasiones resulta bastante estomagante y decididamente bizarra, por no decir desagradable.
Con todo, no se puede negar que la película provoca una cierta fascinación morbosa y contiene imágenes de lo más logradas e impactantes, como las de los desiertos de México y Arizona, que lucen maravillosos en la pantalla (apunte: si tienen ocasión, hagan la ruta 66 entre California y Arizona. Unos paisajes de una belleza maravillosa, a los que las fotos e imágenes no hacen justicia) o la de la protagonista llorando en silencio mientras camina por el Strip de Las Vegas, rodeada por cientos de personas pasándolo bien y los innumerables casinos y neones de la ciudad del pecado. Además, está claro que el vasco es un cineasta puro, lleno de referencias, amante del cine (como Tarantino) y con unos arrestos y un valor como director que pocos tienen.
Una de las películas más flojas de Álex de la Iglesia, pero aun así tiene elementos muy destacables.

Lo mejor: El partido que se saca a las localizaciones naturales en México, Arizona y Nevada, y la fuerza y la pasión, juntos y por separado, de las interpretaciones de Rosie Pérez y Javier Bardem.
Lo peor: ¿De qué historia? ¿De verdad nos está contando algo?

Desbordante, es una historia de amor loco sobre 2 psicópatas super pintorescos, lo que sucede no tiene mucho sentido, al contrario, es un absurdo, una especie de parodia y homenaje a las películas de carretera, en si el hilo que sigue es endeble, caprichoso, incoherente, no se sostiene por eso, sino por los personajes, sobre todo el de Romeo (Javier Bardem) que ya es increíble en todos los sentidos del termino desde el momento en que con su acentazo castizo interpreta a un centroamericano que no sé sabe muy bien de donde es, pero no importa porque no es algo realista ni por asomo, al contrario.
James Galdolfini está muy bien en su papel de detective cínico siendo el antagonista del estos 2 desquiciados.
Tiene muchos momentos logrados y otros muchos que no, su extrema duración de más de 2 horas no ayudan, podrían haber condensado la historia en 90 minutos, se ahorraban varias escenas que parecen una repetición de otras anteriores.
Lo mejor es que tiene algo de David Lynch y de Tarantino también pero en el estilo de Alex de la Iglesia, no copia a estos, o sea si imita como mucho la estética y la ultra-violencia, pero a su manera.
Loca, burda, intensa, merece la pena verla.