El espantatiburones

Sinceramente nunca ha sido una película que me haya atraído para ver. Pero un día decidí sentarme y disfrutar de esta historia; aunque en realidad el disfrute fue bastante dispar.
Tengo que decir que la historia no está mal, pero sinceramente no me llegó a enganchar en ningún momento. Tiene ciertos pasajes que son bastante aburridos, y sin nada de contenido.
No obstante, creo que la base principal de la historia está bastante bien, pero el resultado final de extenderla durate 90 minutos no llega a cuajar.
Ante todo debo indicar que pocas veces se ve en una película de animación que se unan para doblar a sus personajes, bastantes actores de gran calibre como: Robert de Niro, Will Smith, Angelina Jolie, Jack Black, Renée Zellwegger o el director Martin Scorsese.
Por otro lado quiero indicar que la creación de la animación tiene ciertos momentos que me parece un poco cutre, aunque reconozco que los personajes principales están muy bien caracterizados, teniendo matices de los propios actores.
Ahora voy a hacer mención al mejor personaje de toda la película, y es el del joven tiburón. Un tiburón vegetariano, que no es capaz de matar ni a una mísera gamba, y que lógicamente es la desgracia de su familia; los Corleone del mar. Para mí es lo mejor de toda la película, y con el que más me he divertido y reído.
En fin, una película simple pero con momentos y situaciones grandes que hace que uno pase un grato agradable, pero que deja un rescoldo de decepción al ver que el material era muy bueno para haber realizado una gran película de animación.

El Espantatiburones es una película que está algo infravalorada, por lo tanto merece mejores críticas de las que tiene., es una película imaginativa y deslumbrante que contiene referencias un tanto cómicas a famosos., sus efectos de animación son aceptables y contiene una manera poco común de resolver los problemas.

Lo resumo fácilmente en el título. Como película de animación, funciona al igual que la mayoría de ellas. Es una más, con las virtudes habituales del género. En su contra, quizás que parece querer aprovecharse descaradamente del gran éxito de Pixar “Buscando a Nemo”.
Pero lo peor de todo es que los diseñadores han metido la pata hasta el fondo a la hora de crear a la mayoría de personajes. Esos peces que nadan “de pie” y que tienen rasgos humanos en la cara, con cejas, pestañas, dientes, ojos de color, y aletas que semejan a las orejas, son horrorosos.
Es normal que esto se haga en la animación, para que nos identifiquemos con ellos y sobre todo para que, al hablar, tengan un toque humano. Hasta ahí, vale, pero… ¡es que les han salido feísimos! No solo tienen un aspecto poco creíble, pareciendo extraños mutantes, es que son más poco agraciados que Rossy de Palma sin arreglar. Al menos, con los tiburones no han sido tan radicales en este sentido.
El doblaje de Fernando Tejero deja que desear. Es animación, y no podemos compararlo con el trabajo de Will Smith porque no le vemos. Lo malo es que, mi paisano cordobés puede ser muy gracioso en las series de televisión que hace, pero no es doblador profesional. Se le nota una voz muy forzada a la hora de eliminar su acento andaluz, y aparte de eso, no tiene sonido cinematográfico. Pero el fallo no es suyo, sino de los distribuidores que, en la época en que salió la película, se empeñaban en contratar a famosos para los doblajes, algo pensado exclusivamente para promocionar el film pero que no deja de ser una chapuza descomunal que deja estropeada la película para siempre. Y cuando la ves años después y ya no está de moda el actor o actriz de turno, ¿a quién le importa? Pero el daño ya está hecho.
En fin, no todo son fallos. Como dije antes, el film cumple con los cánones de la animación. Tenemos a un pardillo que termina siendo héroe por equivocación, los típicos conflictos entre el egoísmo y el compañerismo, y un sinfín de momentos de buen humor. Es divertida y entretenida, y no es exclusivamente infantil.
Eso sí, como nos pongamos a compararla con la odisea “pecera” de Pixar, “El espantatiburones” sale perdiendo bastante, como no podía ser de otra manera.

Esta es una película relativamente especial para mi, forma parte de esas películas que nunca llegué a disfrutar de pequeño puesto que mi nervioso coco y nerviosas manos acababan por rayar la superficie de los discos antes de siquiera introducirlos en el lector, relegando la cinta a unos 10 minutos de grabación legible.

En este viaje al pasado he disfrutado de lo que seguramente mi yo de 4 años no hubiera disfrutado, como son los guiños a la cultura de finales de los 90, los roles sociales asignados a la explícita "gold digger", el tiburón mafioso, o como se podría interpretar el papel de Lenny como una alegoría del hijo repudiado por su padre a causa de ser "diferente" (En este caso, la "feminidad" del personaje nos podría dar a entender que es homosexual). Particular mención a el arco argumental que justifica la ambición de Oscar, es sorprendentemente justo y esconde más significado del que muchos pudiesen interpretar.*

Todos estos aspectos son maduros, hasta la muerte se toca con tristeza y sin eufemismos, pero si hay algo esencial y de lo que esta película carece, es de el interés por la magia, ya lo he mencionado en otras críticas de animación hasta que punto es relevante que el entorno se sienta único y la trama mágica, aquí, todo eso se obvia, y con ello, gran parte de su interés.

La música no destaca, ni para bien ni para mal, y esto no es bueno; una cuchara final de moralina no demasiado empalagosa termina por manchar los detalles que otorgaban autentica profundidad a la trama.

Básicamente, El espanta-tiburones, no era más que una representación alocada, pomposa y con colorantes artificiales de tantas tomas fotográficas, sobre como aprender a hacer una película elaborada sin llegar a marearse. Pero más allá que se desarrolle en las profundidades del mar. Cuenta con personajes sufribles, enfermizos, nerviosos y con lenguajes casi aguachentos, lo cual nos produce tantos dolores de cabeza.
Pero de repente los pececillos con la magia del cefalea se vuelven millonarios del humor, la fiesta y la compasión, incluyendo Don Lino y la preciosa de Lola cuando tratan aludir a la energía abierta y libre. Desde esa pelea borrascosa que se libra entre Benny y Óscar, sabía que esa esencia se debe aplicar en escenas cuando realmente admitamos podemos ser héroes algún día y merezcamos respeto no por músculos sino por cabeza.
Ha sido lo más ingenioso y coqueto que vi, algo colorida pero el dinamismo era difícil de digerir.

Quizá una de las pocas películas comparadas con la comida rápida: "Degusta cuando tengas ganas y de vez en cuando