Lo resumo fácilmente en el título. Como película de animación, funciona al igual que la mayoría de ellas. Es una más, con las virtudes habituales del género. En su contra, quizás que parece querer aprovecharse descaradamente del gran éxito de Pixar “Buscando a Nemo”.
Pero lo peor de todo es que los diseñadores han metido la pata hasta el fondo a la hora de crear a la mayoría de personajes. Esos peces que nadan “de pie” y que tienen rasgos humanos en la cara, con cejas, pestañas, dientes, ojos de color, y aletas que semejan a las orejas, son horrorosos.
Es normal que esto se haga en la animación, para que nos identifiquemos con ellos y sobre todo para que, al hablar, tengan un toque humano. Hasta ahí, vale, pero… ¡es que les han salido feísimos! No solo tienen un aspecto poco creíble, pareciendo extraños mutantes, es que son más poco agraciados que Rossy de Palma sin arreglar. Al menos, con los tiburones no han sido tan radicales en este sentido.
El doblaje de Fernando Tejero deja que desear. Es animación, y no podemos compararlo con el trabajo de Will Smith porque no le vemos. Lo malo es que, mi paisano cordobés puede ser muy gracioso en las series de televisión que hace, pero no es doblador profesional. Se le nota una voz muy forzada a la hora de eliminar su acento andaluz, y aparte de eso, no tiene sonido cinematográfico. Pero el fallo no es suyo, sino de los distribuidores que, en la época en que salió la película, se empeñaban en contratar a famosos para los doblajes, algo pensado exclusivamente para promocionar el film pero que no deja de ser una chapuza descomunal que deja estropeada la película para siempre. Y cuando la ves años después y ya no está de moda el actor o actriz de turno, ¿a quién le importa? Pero el daño ya está hecho.
En fin, no todo son fallos. Como dije antes, el film cumple con los cánones de la animación. Tenemos a un pardillo que termina siendo héroe por equivocación, los típicos conflictos entre el egoísmo y el compañerismo, y un sinfín de momentos de buen humor. Es divertida y entretenida, y no es exclusivamente infantil.
Eso sí, como nos pongamos a compararla con la odisea “pecera” de Pixar, “El espantatiburones” sale perdiendo bastante, como no podía ser de otra manera.