La esclava libre

El maestro Walsh, capaz de tocar todos los géneros y de hacerlo con una maestría difícilmente repetible, tira de uno de sus actores preferidos, el Rey, el gran Gable, ya maduro, no en decadencia, porque siendo Clark Gable no se puede decaer nunca ante una cámara, pero si en retirada ya, del cine y de la vida, para contarnos una historia con muchos paralelismos con LA PELÍCULA por antonomasia que, veinte años antes, había batido todos los registros en Hoollywood.

Con una bellísima Yvonne de Carlo, ciertos paralelismos con IMITACIÓN A LA VIDA, de otro gran maestro del melodrama, nos presenta todo un dramón en el que se mezcla la aventura, la reflexión sobre el racismo (ciertamente novedosa en aquellos tiempos), un technicolor rabioso que va muy bien con la historia, y una cierta pulsión sexual, muy evidente y muy osada para aquellos años.

Si bien no hablamos, ni por medios ni por resultados, de LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ, Walsh es capaz de competir con cierta dignidad desde una película mucho más pequeña pero con momentos dramáticos verdaderamente notables, guiando al espectador por una historia muy atrevida para la época, con un ritmo trepidante y una forma narrativa en la que los sobreentendidos y las insinuaciones hacen que el espectador se percate de todo y se sienta importante, ya que se le trata con respeto, a él y a su inteligencia.

La película resulta tan atrevida y avanzada a su tiempo que nos permite ver negros malos, blancos buenos, soldados yanquis malvados, hombres de honor canallas y simpáticos personajes con pasados turbios y truculentos, todo mezclado con una historia de amores entre blancos y negros novedosa y audaz para la época.

Y todo, increíblemente, enmarcado en un rodaje de estudio, de interiores, con pocos medios para los que una producción así parece pedir.

Chapeau ¡¡!!

Una especie de "Lo que el viento se llevó" pero en versión menos glamourosa. Clark Gable imperial como siempre, con una Yvonne De Carlo guapísima. Con Sidney Poitier, Efrem Zimbalist Jr. y Patric Knowles.
Drama racista y amoroso eficaz y resultón, pero con falta de profundidad. Emocionalmente solvente pero poco trascendente. No es de los mejores trabajos de Raoul Walsh, ni mucho menos, pero se puede ver. Un poco larga quizá, dos horas es mucho metraje.
No se entiende bien cuál es la razón por la que el rico propietario de la recién esclava es tan bondadosa con ella y con otros esclavos. Tampoco se explica bien cómo y por qué una mujer de sangre blanca y negra llega a ser esclava. El papel de la mala de la película, de la mujer que encandila al padre de la muchacha y por la que pide dinero al prestamista no está bien desarrollado. Quizá se había rodado material luego desechado.
No se llega a apreciar si es un alegado contra el racismo, la historia de una venganza -la del nuevo propietario contra quien quiso comprarla-, o una simple historia de amor. Desde luego no es historia e identidad propia.
Clark Gable está como desencantado, cansado de sí mismo, pasota, fuera de ese punto de intensidad dramática que requiere cualquier actuación si quiere ser auténtica. La película es de 1957, y él murió en 1960.
La belleza de Yvonne De Carlo es clásica, rotunda, racial, muy sexual, enigmática, y profunda. Una belleza 'de largo recorrido', de hoy, de ayer, de siempre.
El papel de Sidney Poitier tampoco está muy explicado. Se me hace raro que un negro se haga cargo de los negocios del amo. Se intuye que puede ser su hijo, pero no se explicita.
Rosa dice que la ha visto, pero yo creo que no. Me suena, porque es un tema absolutamente conocido, pero no la he visto, al menos no la tengo ni fichada ni guardada.

Raoul Walsh se basó en una novela de Robert Penn Warren para rodar este melodrama sureño de ambiente bélico y mensaje antirracista, con altibajos y claras conexiones temáticas con "Lo Que El Viento Se Llevó" (1939), conexiones que se ven reforzadas por la estelar presencia de Clark Gable en ambas películas.

Conducida con la habitual intensidad de Walsh en la narración, la película hace gala de un encomiable trabajo de vestuario y dirección artística, además de transmitir una gran fuerza emocional en varios de sus tramos, sobre todo en aquellos que ilustran el surgimiento del vínculo amoroso entre Gable e Yvonne de Carlo.

Sin embargo, el conjunto se revela endeble y caprichoso, tanto en su trama como en las actitudes de sus personajes, no logrando compactar satisfactoriamente la densidad de su raíz literaria.

A destacar la luminosa fotografía de Lucien Ballard y la notoria participación de Sidney Poitier.

Viendo el principio ya sabes que algo ha pasado, que las cosas no se hacen bien, hay unos saltos que te quedas un poco a cuadros, unos cambios, que se nota que no está trabajado. El resto de la película no pasa en gran medida, pero no está bien hecha. En su día tuvo malas críticas, supongo que vieron más o menos lo mismo que yo.

Ejemplo: al principio cuando la hija va al entierro de su padre, queda muy forzado toda esa escena: primero que no está enterrado donde corresponde, segundo que la hija está desheredara y todo se lo lleva una mujer que suponemos que es la mujer que ha salido antes y que la pintaron de malas maneras de una forma rápida y sin gracia. Y para rematar le dicen que ella es negra porque su padre se lio con una esclava. Poco creíble que esa mujer sea mestiza.

Ya ves que va mal encaminada la película, luego sale Clark Gable, muy a "Lo que el viento se llevó" y es que la compararon mucho por ser en la misma época. Y aunrque aquí Clark ya tenga 56 años, pues bueno, no está casado y ahora quiere. No sé, poco creíble todo, la verdad.

Sidney Poitier, sale magnífico y ya se ve que despunta como actor, aunque claro, en un Hollywood aún muy blanco, pues lo tendrá difícil.

Como curiosidad, en la película se menciona a Butler, supongo que lo hicieron aposta, para relacionar "Lo que el viento se llevó" donde era Clark Gable, y ahora Clark está en el otro bando. Si no me equivoco...

Soberbia película que tiene el perfume de “Lo que el viento se llevó”, con Clark Gable, que es el cine. Impresiona muchísimo la situación de los negros en el sur en la previa de la contienda civil norteamericana. Si eso estremece, ni pensar el hecho de que muera tu padre y al pie del cadáver te desvelen tu identidad. No heredas y pasas a ser nadie. Quizá esa es la forma más inteligente y cruda de hacer ver el problema, que no importa ni el color de la piel, que es una cuestión de estupidez humana. Ojalá se supere esta tara donde todavía se siga manteniendo, con un miedo al de fuera más que al hecho de la piel.

El devenir de la peli es precioso, con una ambientación clásica y los devenires de Amantha por doquiera que va. Cada personaje que se va encontrando es a cual más necio e hipócrita, adjetivo perfecto que le lanza a ese politicucho de pacotilla que, a la hora de verdad, es más racista que a los que combate.

Interesa la trata de negros en el río Congo, que Gable esboza sin desarrollar. Me pregunto si hay alguna película que aventure a desentrañar y describir cómo se llevó a cabo la captura de seres humanos y el trato como animales en esas tierras vírgenes africanas. Odioso ser humano.