Los amantes de Montparnasse

209/13(09/07/20) Decepcionante drama basado (al parecer libremente) en la figura del pintor y escultor (esto sin sentido se obvia en la película) italiano Amedeo Clemente Modigliani (1884/1920), acercándose a sus últimos meses de vida, artista bohemio que vivió y murió en la pobreza. Originalmente, la película iba a ser dirigida por Max Ophüls, pero en la mitad de la filmación, murió de una enfermedad cardíaca reumática mientras filmaba los interiores de la película, siendo completada la producción por su amigo Jacques Becker, y la imagen está dedicada a Ophüls. Puede que de este cambio vengan sus carencias, pues incluso el guionista colaborador de Ophuls, Henri Jeanson, atacó a la película por sus modificaciones en el escenario original, de ahí la ausencia de un crédito por escrito. Es una cinta harto previsible en todos sus conceptos, ahondando en lo ya muy manido del artista maldito, orgulloso, alcohólico, soberbio, enfermo (en este caso tenía tuberculosis), adicto al opio (esto se obvia como tantas cosas en la película), incomprendido, pero esto incomprensiblemente no se menciona en la película), íntegro, autodestructivo, imán para las mujeres, alienante para su entorno, con amigos que lo quieren a pesar de ser un tipo despreciable (su incansable agente, el poeta polaco Zboroswki [buen Gerard Sety], del que ‘Modi’ pasa como de la mierda). No hay nada que sorprenda, además rodado con funcionalidad.

Nos muestra una dualidad de mujeres que lo amaron, como Beatrice (gran Lili Palmer) como la cuasi-femme fatale, mujer de vuelta de todo, lo tiene como una mascota a ‘Modi’, manteniendo con él una relación sadomasoquista grimante, y por otro está el ángel Jeanne (bellamente deliciosa Anouk Aimée, personaje con el que el artista tuvo una hija y se obvia)), su gran amor puro, la que se desvive por él, cuando en realidad se destapa como que ‘Modi’ es un vampiro que aliena y destruye la vida de ella. En este caso las relaciones románticas se destapan como estereotipos simplistas, donde ellas son las muletas para él. Una idealización del amor bastante pueril, con una pasión de Jeanne bastante grimante, pues a pesar de que ella desafía a los padres, en realidad ella se está tirando al abismo con alguien inestable, borracho, destructivo, el ardor inicial deja paso a la triste realidad de convivir con un escorpión, es su naturaleza y no puede cambiar de ser un misántropo, donde la aciaga sombra de la muerte le acompaña allá donde va.

La sombra de la mencionada muerte aquí puede ser vista como el mejor personaje del film, como es el enigmático marchante de arte Morel (gran Lino Ventura), sabedor del potencial de las obras de ‘Modi’, pero cual espectro del Averno espera paciente a que el propio artista termine de darse a sí mismo la puntilla para aprovecharse cual buitre de su legado. Morel es el Capitalismo que solo mira en su beneficio, el ave de rapiña especulador que vive de saber surtirse de la desgracia ajena, siendo apreciable su presencia en el rush final que eleva algo el resultado final, lo cual dice poco de lo demás.

Pero encuentro la tara de que siendo una película sobre un artista nunca se ausculta su proceso creativo, es algo que está ahí y punto. Solo interesa melodramatizar la vida del esteta, adentrarnos en la manida existencia del creador puro, que en realidad su pureza se apoya en que los demás le tengan que ayudar a pesar de que él no ayuda a nadie, se destapa como un ser egocéntrico y narcisista, nada empatizable, ser despreciable, que no es capaz de vender cuadros a un marchante millonario americano porque este los puede utilizar para publicidad, pero a continuación vende sus obras a cualquiera por 5 francos, y entre tato que su pareja se muera de hambre, todo muy ensalzable )puaj!). Parece que Becker quiera ensalzar este integrismo artístico, pero lo que deja entrever es a un ser indigno. Donde al parecer nos vienen a decir que si no se es un artista trágico con tendencias a las adicciones no serás tocado por la varita de las musas, y por supuesto debes rechazar el éxito (puaj!). Lo de huir de una exposición en una galería con tus obras es aclaratorio de lo anti-social que se nos muestra, arrastrando con él a Jeanne (se obvia que ella había tenido una hija que dieron en acogida al no poder mantenerla, cuando murió ‘Modi’ estaba embarazada de 9 meses, y dos días después del fallecimiento del pintor se tiró preñada por un balcón de un quinto piso, muriendo. Vamos, una joyita este ‘Modi’. Esto se cercena de la película, que la verdad no estropee un biopic); Hay tramos que parecen metidos con calzador para extender el metraje sin sentido, por ejemplo, el amago de pelea de ‘Modi’ con un proxeneta al que el pintor se niega en pagar, no sé qué aporta esto, parece tendrá más recorrido pero no.

Hay un tramo de exageración en el modo de mostrarnos el mercantilismo con que mucha gente puede tratar el arte. Me refiero a cuando ‘Modi’ va con su amigo y su pareja al hotel de un millonario americano a venderle cuadros. Me resulta pasado de vueltas el modo en que vemos el caos en el lugar, con la mujer del potentado cual marujona empujándolo a irse. Lo que me gustan son las referencias artísticas, primero con un cuadro que el americano ha comprado de Cézanne, un pintor con éxito en vida en comparación con la miseria del pintor transalpino, luego con los comentarios de ‘Modi’ hace referencia a Van Goch comprándolo consigo mismo. Pero el modo chusco en que se resuelve la escena, caricaturizando al potencial comprador por lo que pretende con los cuadros, que por supuesto encuentra en ‘Modi’ su muy orgulloso rechazo, me resulta estridente, máxime cuando luego, ante el hambre de Jeanne, se tira a la calle a intentar mendigar con sus bocetos a 5 francos.

Película biográfica apasionante de un pintor coetáneo de Picasso, con quien compitió por el cetro parisino, con resultados bien opuestos para ambos, pues mientras el malagueño vivió en la cima toda su vida, este italiano murió de forma pobre y miserable, como había sido la mayor parte de su corta vida.

Anouk Aimée es una delicia defendiendo este papel, siendo la joven mujer del pintor, sumisa y enamorada, que se quitó la vida tras morir su esposo, aunque esta parte no salga en la película, pues es posterior… Aunque no tanto.

La biografía es una cruel explicación de lo despiadado que ha sido el dinero para la vida de estos artistas, que gozaban de talento y arte, pero que estaban rodeados de sanguijuelas que les chupaban la sangre para luego gozar ellos (miserables) de una gloriosa jubilación.

Falso biopic en torno a la figura del torturado Modigliani, que como otros muchos autores alcanzó fama tras su muerte, El film nos muestra los bajos fondos de París sin tapujos, en donde el alcohol y la prostitución corren al orden del día en la vida de "Modi". En contraposición a esos fantasmas Becker introduce la figura de Jeanne, que intenta en vano equilibrar la balanza dentro de la caótica vida del pintor.

Los biopics son un terreno digamos peliagudo, ya que muchos consideran que lo comercial pesa sobre lo auténtico y aquí creo que el film se toma ciertas libertades.
El personaje de Modigliani está interpretado por un magnífico Gérard Philipe, que sabe transmitir a través de su rostro todos los problemas que lleva dentro de su mente. Anouk Aimée es la perfección absoluta, una actriz que otorga en cada fotograma del film una carga única.
El mayor problema es que que busca una gran carga emocional, pero la forma de lograrlo no es la adecuada, y lo que acaba buscando es algo de carnaza en lugar de intentar acercarse a la realidad de lo sucedido. Lo que no podermos obviar es que el largometraje (a su manera) nos muestra la crueldad que hay dentro del mundo del arte y cómo la fama por desgracia se alcanza pagando un alto precio.

Como la de Vincent Van Gogh, también la vida del pintor y escultor, Amedeo Modigliani (1884-1920), fue un verdadero drama: Justo en el año en que nacía, su padre entró en bancarrota y lo único que lo salvó de pasar hambre junto a su esposa y sus 4 hijos, fue una singular ley que existía entonces en Livorno: “Todos los objetos que se encuentren sobre la cama de una mujer embarazada, son intocables”. Dinero, joyas, porcelanas, utensilios de cocina, cuadros, y cuanto recordaron que era de gran valor para la familia, lo encontraron los agentes del Estado sobre el lecho matrimonial… y así los Modigliani pudieron mudarse a una casa más modesta y seguir subsistiendo.

Habiendo comenzado sus estudios de pintura a los 14 años, Amedeo sufrió de una fuerte fiebre tifoidea y dos años después comenzó a padecer tuberculosis; y entre esto, también lo afectó que su hermano, Emmanuele (futuro diputado en Italia), fue puesto en prisión por hacer parte del partido socialista con alianzas anarquistas. En Venecia, mientras estudiaba en el Instituto de Artes, el entonces dibujante y pintor se dedicó a la bebida y los prostíbulos.

El agradable aspecto físico de, Amedeo Modigliani, y su facilidad para ser fiel a lo que piensa, lo convierte en un hombre de gran magnetismo para las mujeres… y es aquí donde empieza el resto de esa intensa, trascendental y trágica vida que, en versión muy libre, nos cuenta el director y guionista, Jacques Becker, en su excelente película, <<LOS AMANTES DE MONTPARNASSE>>.

Tomando como base la novela, “Les Montparnos” que, el también pintor, periodista y novelista, Michel Georges-Michel, publicara en 1923, el director francés centra principalmente la historia en la amistad profunda que el pintor (se omite su labor como escultor) sostiene con la escritora, Beatrice Hastings, al tiempo que se enamora de Jeanne Hébuterne, una preciosa jovencita de 19 años (él tiene 33) a la que conoce mientras estudia en la academia Colarossi.

La entrega incondicional de esa chica que adelanta su relación con el pintor enfrentando el rechazo y el encierro de sus padres, los cuales lo abominan por su condición de judío, sin recur$o$, y con tendencia al alcoholismo, demostrará por enésima vez cuanto atrae lo prohibido, y de parte de ambos surgirá una suerte de amor para la eternidad.

La película es hondamente romántica y conmovedora; la última parte contiene momentos del más alto dramatismo con muy sentidas y calificadas actuaciones de, Gérard Philipe, como el atribulado Modigliani; Lilli Palmer, la leal y extrovertida, Beatrice; Anouk Aimée, la sensible Jeanne, cuyo final fue aún más trágico de lo que aquí podemos ver, y cuyo amor por el pintor ameritó una lápida que reza: “Compañera devota hasta el sacrificio extremo”. Por su parte, Lino Ventura (Morel) es la suerte de buitre a la espera de que la víctima toque fondo; y Gérard Séty, el marchante Zborowsky bien que sabe que, si al artista le va bien a él le va bien. Todo ésto hace que, <<LOS AMANTES DE MONTPARNASSE>>, tenga ese gusto a cine hecho para trascender.