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Creed. La leyenda de Rocky

Drama Adonis Johnson no llegó a conocer a su padre, el campeón del mundo de los pesos pesados Apollo Creed, que falleció antes de que él naciera. Sin embargo, nadie puede negar que lleva el boxeo en la sangre, por lo que pone rumbo a Philadelphia, el lugar en el que se celebró el legendario combate entre su padre y Rocky Balboa. Una vez allí, Adonis busca a Rocky y le pide que sea su entrenador. A pesar de que este insiste en que ya ha dejado ... [+]
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Críticas 180
Críticas ordenadas por utilidad
1 de febrero de 2016
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nadie debería esperar escuchar una fanfarria cuando comienza esta historia.
De hecho, hace esfuerzos conscientes para no recordar a aquel boxeador que ya conocemos, hace mucho tiempo, y busca su propio camino escarbando en los márgenes que nunca conocimos.
Esta es una historia de padres e hijos, y los paralelismos siempre están ahí, pero también es una historia de nuevas construcciones y nuevas luchas, consciente de dónde ha venido.

'Creed' es, en esencia, algo muy especial.
Es algo que construye en un legado muy reconocible, y lo lleva por otros caminos, ahondando para sacar de él la rabia acumulada, la miseria y los afectos no correspondidos. Donnie Johnson es solo un hombre pequeño entre las sombras de gigantes, queriendo salir de ellas para labrarse su historia.
Esas sombras son el boxeo como deporte, un famoso Potro Italiano, o un padre que nunca estuvo... de las que solo podrá salir luchando con todo esfuerzo, como en su momento hicieron otros, que tienen estatuas erigidas a su gloria donde la gente se hace fotos, recordando un pasado glorioso de la manera más sencilla.

Nadie dice que nos tenga que gustar Donnie Johnson, de hecho.
Al empezar su historia, no es más que un niñato caprichoso que quiere escapar de todas las comodidades que se han puesto en su vida, y no cae precisamente simpático. No es hasta que le vemos luchando en el ring, salvando todas las consecuencias de llevarse una paliza, que se ve algo de la fuerza de voluntad que le inunda: potente, pero sin pulimentar.
Rocky Balboa también tuvo esa rabia, pero siempre contó con su buen humor, y el aprecio de terceros que ya no están. Por eso esto es una oportunidad de oro para destilar lo que le hizo grande: Rocky deja a Donnie pelear delante del espejo, dando golpes que recibe el mismo. Una lección sencilla, que los golpes que uno se da son probablemente los más difíciles de esquivar, y que tu voluntad quebrada, no los puñetazos de tu rival, es lo primero que te hará caer.

En sesiones de entrenamiento con sabor añejo se consigue dejar claro por qué Rocky ganó sus batallas y otros no: siempre hubo fuerzas para volver a levantarse, no importa lo fuerte que le golpeara nadie, ni siquiera la vida. De pronto, se entiende que al boxeador le quedaba algo tan fundamental como pasar su saber a nuevas generaciones, para que sepan llevar la llama de lo que le impulsó en su momento.
Solo y olvidado, encuentra cierta redención en enseñar lo que aprendió a golpes, lo que nadie te puede enseñar en un gimnasio por mucho nombre clásico que tenga. El aprendizaje no es solo del cuerpo sino sin duda de la mente, pues hay que mentalizarse para no abandonar aún cuando la campana suene.
Y si Donnie trata de escapar de un apellido que lleva como maldición, Rocky intenta escapar de un legado que le supera allá donde vaya. Más que nunca, se resalta la naturaleza del boxeo como gran espectáculo en el que el público acude a ver caer gladiadores portando algún tipo de escudo de armas en forma de apellido, donde no importan tanto las vidas de aquellos que luchan sin que nadie les haya dado nada.

Es un fondo que ya estaba, hace años: lucha, porque nadie lo hará por ti.
Justamente un fondo que también alcanza a Rocky cerca de la pelea decisiva de Donnie, y ante el que decide rendirse. Es entonces cuando Donnie debe recordarle quién es, y devolverle cada pequeño centímetro de coraje y esfuerzo que han ganado juntos.
Ambos, luchador naciente y luchador en su ocaso, combaten por lo que tienen, porque se tienen a sí mismos. Aunque pueda haber un final, porque ambos lo afrontarán juntos, es emocionante ver como, ni a los 27 ni a los 77, se puede uno rendir a lo que los demás te han marcado para ser.
Una lucha que la joven cantante por la que Donnie también lucha comprende muy bien, al entregarse a la música sin garantías de que esa pasión le sea devuelta. Porque una pasión se lucha, hasta el fin, sin atajos fáciles, justo el que podría haber tomado Rocky antes de que su pupilo le recuerde lo que estaba a punto de olvidar.

En el combate final, el detalle está en las manchas de sangre, derramadas y removidas, que han cimentado esta historia de forja personal.
Sería demasiado poco decir que se ha llorado a los padres, que se ha sufrido por los legados, que se ha crecido bajo el abandono. Porque todo eso desaparece, una vez que uno se levanta y sigue.

Creed es un nombre a ganarse, pero también una promesa hecha a alguien que no pudo escucharla. Tanto Donnie como Rocky han tenido siempre esa promesa presente, y por eso se la dicen el uno al otro, porque nunca es tarde para hacerlo.
Es cuando, finalmente, se cumple esa promesa, cuando se ve que Donnie se la hizo a si mismo. Los demás le alentaron, le prestaron sus legados para romperlos o para reinventarlos, le dieron su amor para recordarlo, pero en el final solo luchaba contra la dificultad de aceptar quién es, y quién será tras saberlo.

¿Y Rocky?
Las escaleras del museo de Philadelphia no dejarán de recordar sus pasos, como un ejemplo de que las cumbres, en esta vida, pueden alcanzarse.
Charles
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31 de enero de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creed no es perfecta, pertenece al subgénero del boxeo y no atraerá a todo el público. Pero al igual que la original, logra emocionar más por los avatares ajenos al ring, que el propio ring.

Creed es simplemente un reflejo de cómo encarar los golpes que te da la vida y el saber reponerse. No resulta gratuita su cierta equidistancia con el maravilloso film francés "Intocable", (2011, Olivier Nakache, Eric Toledano) y logra, aunque en cierta forma forzada, recuperar ese sabor a drama realista que destilaba la película original.

En cualquier caso, como ya he comentado, la película tiene sus fallos: Stallone con y sin maquillaje sigue sin ser un buen actor, (no lo hace mal, se ríe de si mismo y resulta entrañable pero no memorable) tiene cierto sabor a "remake" y no puedes evitar ese desenlace tan previsible de toda la saga. También su duración está un pelín alargada, pero su desenlace nuevamente logra cautivar como antaño.

Me quedo de lejos con el increíble plano final, donde se nos muestra a los protagonistas dilucidar la imponente Filadelfia con un plano clásico, vintage preciosista, un elegante homenaje al mejor cine italo-americnao de Scorsese.
Buscapé
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1 de febrero de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Stallone suma y sigue. Muchos críticos de cine, aclamados y reputados profesionales del séptimo arte, andan jodidos. El joven Creed continuará la saga; Rocky (Stallone) le entrena, le dice que ha de volver a levantarse. Los antiamericanos verán alargada su frustración. Creed tiene que ser campeón del mundo; Rocky lo verá todo desde el rincón, desde allí dirigirá con éxito al nuevo héroe de Filadelfia. A los miembros del simpático jurado de los premios Razzies se las ha helado la sonrisa; Sylvester Stallone gana el Globo de Oro, el premio de la Crítica Cinematográfica y es nominado al Oscar. Va a resultar que Stallone es un buen actor. Los que no tenemos ni puñetera idea de cine sí que lo sabíamos. Los auténticos profesionales del cine se reían. Babeaban con "Gente corriente", "Amadeus", "Memorias de África" o "El último emperador". Se reían y se ríen si les pedimos una valoración rigurosa de las interpretaciones de Stallone en "Evasión o victoria", "F.I.S.T.", "Rocky", "Rocky II", "Acorralado", "Cop Land", "Rocky V" o "La gran revancha". Pues bien, como decía Novecento en la otra grande de Tornatore, "La leyenda del pianista sobre el océano", "¡a la mierda el Jazz!. Así que: "¡A la mierda los profesionales!"
Ryan Coogler consigue una estupenda película estableciendo un ligero paralelismo entre la vida del joven Balboa y la vida de Adonis Creed. Pero es sólo un pequeño punto de apoyo, un guiño nostálgico,un agradable preludio. Porque los personajes de antaño poco tienen que ver con los de ahora. Sólo Rocky es Rocky. Adonis y Bianca hacen camino a su manera. Y lo hacen bien. Balboa sólo es el nexo con el boxeo de élite. Como lo fue Micky con él en "Rocky". Lo que sucede es que, el vínculo afectuoso que se establece entre la joven pareja y el paternal entrenador, no cae en saco roto en el corazón del espectador. Y, las dos luchas que mantienen por separado Rocky y Adonis, avanzan paralelas al ritmo de una música potente y entregada por igual a ambas causas. Avanzan paso a paso, golpe a golpe, asalto a asalto. Y, lo que es más importante para nosotros: Latido a latido.
el chulucu
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3 de febrero de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya por delante que soy fan acérrimo de Rocky, incluso de las entregas más flojas de la saga. Por eso tenía cierto temor a la hora de sentarme a ver esta película. ¿Sería buena? ¿Respetaría el espíritu de las originales? ¿Sería un spin off del montón?

Se encendieron las luces de la sala de cine y en mi cara había una sonrisa de oreja a oreja: No es un solamente una gran película de Rocky, es un peliculón en términos generales. 'Creed' sabe forjarse una identidad propia respetando por completo la iconografía de esta veterana saga, con un Sylvester Stallone inmenso e impagable. Balboa está ahí, sí, aunque sea en una esquina del ring entrenando a su pupilo y regalándonos algunos de los momentos más emotivos de su carrera (ver spoilers). Afortunadamente, el personaje de Adonis Creed no engulle a nuestro querido Rocky durante las dos horas que dura la película, sino que lo utiliza de soporte principal con un resultado inmejorable.

También hay que destacar que la película contiene algunos de los combates de boxeo mejor rodados que he visto en mi vida cinéfila, con un par de rounds en plano secuencia a mitad de película que son para quitarse el sombrero. En definitiva, bienvenido sea el vástago de Apollo, se ha ganado un sitio en el Olimpo del cine de boxeo por méritos propios.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Skull Kid
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4 de febrero de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de las buenas críticas que había ido cosechando, así como de los premios que destacaban a su verdadero protagonista, aún era reticente, pero al fin Creed, de la que no esperaba nada, me dejó verdaderamente satisfecho; no nos llevemos a engaño, gran parte del buen sabor de boca final viene, como en el caso de El despertar de la Fuerza, con haber sabido tocar las teclas adecuadas en el momento adecuado, en la cabeza de un fan de la saga entregado, y que es más "familia" de Rocky que la relación artificial que se introduce en la película. Creed es otro remake más, pero por suerte emparentado con el de la saga galáctica y no con la del cyborg del futuro o los dinosaurios diabólicos, lo que se puede traducir en más de lo mismo, que la receta no cambie demasiado que el plato original nos gusta tal como está.
La película, a pesar de sus muchos fallos, como las impostadas y poco creíbles relaciones que se forjan en ella (ya sean amorosas o paterno-filiales), el nulo carisma del protagonista, o alguna escena especialmente vergonzante (y todo ésto tan sólo sin profundizar demasiado en el punto de partida argumental, un auténtico sinsentido), cumple su función, la de seguir sufriendo y disfrutando con Rocky, y a pesar de "robarnos" el gran cierre que supuso el anterior capítulo de la saga del Potro Italiano, nos hace darnos cuenta de que, en sus mejores y en sus peores momentos, tanto físicos como fílmicos, queremos estar ahí. Porque Rocky es de los nuestros, es de la familia, y siempre nos tendrá a su lado cuando nos necesite.
samanosuke
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