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Barbarroja

Drama El joven doctor Yasuoto regresa a su pueblo después de estudiar en Nagasaki, pero en cuanto llega sufre una gran desilusión: en lugar de ser nombrado médico del shogun lo envían a una clínica que cuenta con muy pocos recursos y está dirigida por un médico apodado "Barbarroja". Allí, el nuevo interino adopta una actitud arrogante, negándose a usar uniforme y rebelandose contra el resto de médicos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 44
Críticas ordenadas por utilidad
27 de marzo de 2015
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando hablamos de Kurosawa, se suele recurrir al tópico de la occidentalización de su cine. En realidad, el cineasta observaba – desde una triple postura técnica, emotiva y reflexiva, absolutamente japonesa – esa cultura occidental que había contribuido a su formación artística y humana. Lo cual dio pié a una vigorosa ruptura de cualquier limitación creativa, consiguiendo “trascender sus márgenes culturales concretos para crear un discurso absolutamente universal”. Buena prueba de ello es “Barbarroja”, un film profundamente humano que plantea un dilema moral a un joven doctor, elegir entre gozar de los privilegios económicos que podría reportarle el ejercicio de su profesión o el sacrificio personal que exige una interpretación moral del juramento hipocrático.

Siglo XIX en el pequeño pueblo de Edo, el presuntuoso Yasumoto (Yuzo Kayama) recién licenciado en Nagasaki, donde ha aprendido novedosas técnicas, ve truncadas sus aspiraciones de convertirse en el doctor de cámara del shogun, al ser obligado por su familia a aceptar como destino un hospital local para pobres. Una vez en el centro, el joven médico se muestra apático en su labor e indisciplinado respecto a las rígidas normas impuestas por el director, el Dr. Kyojio Niide (Toshiro Mifune), conocido por sus pacientes como “Barbaroja”, un medico que defiende la teoría que para combatir la enfermedad hay que eliminar la pobreza y la ignorancia. Pese a las reticencias iniciales, la fascinante personalidad de Barbarroja y su aplomo a la hora de soportar la crudeza de los casos con los enfermos que debe afrontar, despertarán en el joven una vocación que hasta entonces carecía.

Sin dejar de lado cierto tono de crítica moral hacia aquellos que ejercen profesiones de responsabilidad social, Kurosawa se centra en el aspecto humano de la labor médica. La sutileza del guión en la que se enlazan una tras otra las narraciones de los hechos que han llevado a los pacientes al hospital, sirve al cineasta para reflexionar acerca de la enfermedad y la propia condición del enfermo, dando paso a la sugerente idea que en el estado de enfermedad se une lo físico con lo moral. Por eso Barbarroja no trata a los pacientes sólo con fármacos, sino que lleva una aproximación humana a cada enfermo. Un aspecto en el que la medicina convencional no suele reparar por fala de tiempo, sensibilidad y recursos humanos.

Todo ello filmado con gran maestría, una lección del emplazamiento de la cámara en cada plano, en cada encuadre, con una vigorosa puesta en escena. Es una película de aprendizaje de la vida construida de una manera absolutamente novelesca, es el progresivo camino de un joven hacia el autoconocimiento, hacia el hallazgo de la generosidad oriental, la consulta gratuita a los pobres y adoptando los ropajes de la parábola. La melodramática música está inspirada en la sinfonía nº 94 de Haydn y en la 9ª sinfonía de Bethoveen. Finalmente me gustaría recordar un proverbio japonés que dice: “Ser un hombre significa haber experimentado todo en la vida, victorias y derrotas”. Naturalmente porque somos seres imperfectos que debemos aprender de los errores.
Antonio Morales
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31 de diciembre de 2008
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Exquisitez y excelencia que te llena en su totalidad el maestro Kurosawa, la vuelve a hacer, un verdadero fruto maestro, sin duda alguna obra cinematográfica que te llena durante tres horas de benevolencia a esto se le puede llamar joya y nada mas.

Yasumoto un joven orgulloso y presuntuoso que va cambiando esa errónea forma de pensar ya que ha salido de una muy buena escuela de medicina, cuando se da cuenta en el hospital si se le puede llamar hospital en el que se encuentra, empieza su cinismo, pero una secuencia de eventos y el aprendizaje que le va dejando Barbarroja con toda su serenidad y su caridad con los enfermos a pesar de los pocos recursos, van volviendo a Yasumoto en una persona llena de nobleza y generosidad.

La fotografía limpia y las actuaciónes intachables.

Sin duda alguna una película que te deja mas que pasarte un momento de distracción, si no enseñanza humanidad fidelidad y sociabilidad.
TRES BOTONES
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24 de marzo de 2012
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película, incialmente, no atrae porque como en tantas otras producciones japonesas su lenguaje cinematográfico resulta artificioso para la mentalidad de nuestra cultura occidental.
Y uno, llevado por la inercia de las primeras impresiones, tiende a resistirse a entrar en el juego del director.

Pero después de tres horas frente a la pantalla no cabe sino rendirse a la evidencia y reconocer que el film se ve con mucho agrado, que llega a cuajar en el ánimo del espectador y que una suerte de urdimbre de complicidad te lleva a plantear la validez de tus iniciales reservas cuando dudabas acerca de que aquello que comenzaba a proyectarse pudiera resultar sugerente.

La película está llena de carga emotiva, de descripción costumbrista, de reivindicación social, de arte popular, de colorido, de folklore y hasta en el detalle del pozo airón es preciso reconocer las claves de una obra muy bien trabajada.

Hay que verla.
Hay que verla pero con una disposición de ánimo especial.
ABSENTA
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15 de abril de 2010
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si puedes conformarte con apenas tres colores: blanco, negro y gris; sino te hacen falta los efectos especiales para sentir que una película es valiosa; y si estás a tono para ver, en la interioridad humana, la más inmensa riqueza que podemos adquirir en esta tierra, ésta película te sorprenderá y te emocionará, quizás hasta las lágrimas, porque presentirás la fuerza del espíritu, la luz del corazón y la energía prístina de la mente.

El gran maestro japonés, Akira kurosawa, tiene aquí otro de sus momentos más densos y relucientes como realizador y nos trae un filme pletórico de personajes inmensos, cálidos, dolidos, pero capaces en su mayoría, de sobreponerse al sufrimiento y a las falsas expectativas. La historia, de principio a fin, es ejemplarizante, símbolo de una vida colmada de vocación y de amoroso compromiso con el ser humano.

Toshirô Mifune, es el doctor, Kyojo Niide, mejor conocido como, "Barbarroja", por su espesa y rojiza barba que lo identifica -a él- como un hombre de principios. Director de un hospital de caridad, el médico cada día se ve obligado a una mayor austeridad ante la reducción del presupuesto estatal, pero, él sigue avante, dando todo de sí para servir a los menos favorecidos… y éstos, a su vez, le dan unas lecciones de vida y de superación, tan valiosas, que justifican todos los sacrificios del mundo.

Un joven médico comparte ahora sus experiencias. Es de clase alta, aspira a ser miembro del shogunato y parece estar allí por un “imperdonable” error. Pero ocurre que, a veces, la vida no nos pone donde queremos estar, sino donde debemos estar; y sabe, bien que sabe, que tan pronto nos untemos de la realidad que nos cobija, quizás nos pase la piquiña y veamos un poco más al frente.

En un guion escrito por, Masato Ide, Hideo Oguni, Ryûzô Kikushima y el propio Kurosawa, una serie de personajes entrañables, y otros muy densos, pasarán por el filme y se nos meterán en la memoria talvez para siempre: Barbarroja, ejemplo de integridad y vocación a toda prueba; Noboru Yasumoto, la ciega presunción ávida de luz y de verdad; “La Mantis”, la víctima de atropellos en su infancia, transformada ahora en devoradora de hombres; Sahachi en busca de la redención y del reencuentro con el amor perdido; Otoyo, la niña rescatada del infierno que guarda oculto un ángel…

Kurosawa, ha dado en el punto exacto para obtener otro filme inolvidable. <<BARBARROJA>>, pone muy, pero muy en alto, al cine japonés.
Luis Guillermo Cardona
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24 de septiembre de 2021
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tres horas de película dan para mucho, y más si es de Kurosawa, por eso trataré de centrarme en los pequeños fogonazos de impresión que me ha producido:

- Para empezar, los extremos: En el lado satisfactorio, el tema que trata, loable, el servicio a los demás, el servicio desinteresado, la ayuda al prójimo. En el lado de lo defectuoso, el tema tiene un cierto olor a trampa, a efectismo, a mensaje construido por quien no conoce la realidad, aunque sí la ha pensado.

- Brevemente, la fotografía aterciopelada, las actuaciones contenidas, el lirísmo subyacente embriagador, el ritmo reposado, sereno. La música acompaña bien.

- Kurosawa toca muchos palos, pero el central es el que expongo arriba. Pero contemplando la cinta, presentí que el director no procede de ese mundo, el mundo de los pobres y desahuciados, no lo conoce, no tiene ni puñetera idea, por tanto hablaría desde un idealismo, una construcción mental.

- A Kurosawa no le quito el talento para contar historias, es un puente entre la tradición japonesa y la occidental, a este respecto se le ve la grieta de su "querencia" occidental en el final de la película, la música que aparece suena a americanada, casi a película del oeste.

- Lo que más destacaría: "Barbarroja" es un prefacio a la doctrina médica que planteó años más tarde el Doctor Ryke Geerd Hammer, médico alemán que creó la llamada Nueva Médicina Germánica, un enfoque de la medicina en la que se da preponderancia a los factores somáticos, a las cuestiones emocionales del paciente. El médico alemán fue y sigue siendo atacado por sus planteamientos, aunque otros médicos modernos han seguido y mejorado su estela. Pero a lo que voy, Kurosawa se adelanta a Hammer en el esbozo de la idea, aunque muy somera eso sí, hay un dibujo que se explicita con el ejemplo sobre todo. Puntazo para Kurosawa, a ver quien se atreve hoy día a plantear la cuestión expresamente.

- Hay algo que me produjo rechazo: Se presenta a los doctores como seres omnipotentes (dentro de su entorno del hospital), incluso se muestra a Barbarroja como una especie de Superman (la escena Ramboiana es un feo borrón en la cinta), a fin de cuentas la película mantiene la filosofía de alabanza al médico sabelotodo (en el film es cierto que se muestra humilde) que es quien nos va a salvar, pues el individuo es incapaz de salvarse a si mismo...hay efectismo al mostrar el hospital atiborrado de gente, medio moribundos, y los supermédicos llegan siempre al rescate.

- La figura moderna del médico procede de hace un par de siglos, anteriormente la gente gestionaba su salud, y siempre había quien sabía un poco más y te podía echar un capote, pero para nada representaba esa eminencia con un poder absoluto, lo que suponía una dependencia total de los pacientes.

- Otro ejemplo de concesión americana del director: La escena final me parece más increíble que la escena Rambótica, supura buenismo. Lo explico en el spoiler.

- El personaje de Barbarroja, por lo que representa, produce admiración: Seriedad, humanidad, se salta la Ley si hace falta con tal de ayudar, paciencia, sinceridad. Es de alabar el que muestre todo eso sin hablar mucho, y con una destacable presencia actoral.

- Aunque los personajes centrales aportan servicio y ayuda al prójimo, no me transmiten que lo hagan desde el amor, entonces siento que es un servicio valioso pero sometido por la compasión. Tengo que reflexionar más esta cuestión, pero hay algo que no me encaja en la actitud de los médicos. Sí me transmite ese amor en el servicio el que nace de la niña.

- Kurosawa lanza por momentos algún mensaje sobre la influencia de lo sobrenatural en la vida terrenal, como la escena de las mujeres en el pozo. Sugerencia muy interesante que hay que saber valorar.

- Tengo que elogiar esas escenas que se mantienen sin movimiento de cámara, sin cortas y pegas, con los actores y actrices manteniendo la fuerza de los personajes, sin que decaiga el ritmo. Hay que ser muy bueno como director para ejecutar esas tomas con maestría.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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