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Barbarroja

Drama El joven doctor Yasuoto regresa a su pueblo después de estudiar en Nagasaki, pero en cuanto llega sufre una gran desilusión: en lugar de ser nombrado médico del shogun lo envían a una clínica que cuenta con muy pocos recursos y está dirigida por un médico apodado "Barbarroja". Allí, el nuevo interino adopta una actitud arrogante, negándose a usar uniforme y rebelandose contra el resto de médicos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 44
Críticas ordenadas por utilidad
1 de marzo de 2006
117 de 127 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kurosawa nos vuelve a ofrecer una de esas maravillosas películas que te pueden cambiar la vida, que llegan hasta lo más hondo de tu corazón. Me resulta muy difícil, incluso habiéndola visto muchas veces, contener las lágrimas.

Este director es uno de los mayores talentos que ha dado la historia del cine por muchas cosas. Para empezar, porque es un poeta de la imagen que coloca perfectamente a los actores, que usa la fotografía como pocos y que aprovecha el montaje. También tiene un gusto exquisito a la hora de escribir guiones, ya sean originales o adaptados.
En esta ocasión, a fin de ofrecer un contenido variado que no aburra al espectador, vuelve a emplear su estudiada táctica de enriquecer la historia principal con otras "secundarias". La triste historia de amor de Sahachi, la de la loca "mantis religiosa", incluso la de Otoyo, podrían haberse eliminado o recortado a fin de acortar metraje, pero, seguramente, eso habría resultado contraproducente, y la historia de Barbarroja y Yasumoto, contada del tirón, sería más pesada.
Tampoco es la primera vez que Akira se interesa por el mundo de la medicina. Mifune ya interpretó a un médico altruista muy similar a éste en la menos conocida –que no por ello mala– "Duelo silencioso".

PD: Cuando hablo de este genio inmortal uso, inconscientemente, el presente durativo. Es como si siguiera vivo; su cine ya forma parte de mí.
jastarloa
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3 de noviembre de 2007
95 de 131 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cine de excelencia, de calificación máxima, de 10 ó 100, como se prefiera.

Argumento: la profesión médica, en su sentido noble, humanista, emblemática y enarboladora de valores conmovedores y entrañablemente humanos. Akira Kurosawa nos enseña con su "Barbarroja" una clase de médicos que hoy está prácticamente extinguida, al menos en Occidente, unos médicos que se caracterizan por atender, cuidar y curar a los pacientes, en vez del prototipo ahora extendido por doquier, el que se ha universalizado desde Europa al resto del mundo, que en su relación con los enfermos todo su arte se reduce a recetar, recetar y sólo RECETAR; apenas dominan el saber de atender o tratar, menos el de cuidar o velar y casi nada el de curar directamente; su especialidad real hoy por hoy no va más allá de RECETAR, RECETAR Y RECETAR drogas farmacéuticas y poco más.

El director Akira Kurosawa, para mi gusto tiene tres obras de calificación EXCELENTE, auténticas obras maestras de la historia del cine, el resto son buenas, notables e incluso muy buenas, pero son tres las que destacan en la cima de su creatividad, donde evidencia la gran conectividad que toda enorme obra de arte tiene con los valores humanos, lo cual precisamente la hace comprensible, apreciable y venerable a toda mente y corazón humanos; dichas tres obras son:
+ Vivir (Ikuru), Japón 1952,
+ Barbarroja (Akahige), Japón 1965, y
+ Dersu Uzala, URSS 1975.
Estas son películas que congracian al cine y a los espectadores con lo mejor y lo más noble que el ser humano conlleva dentro de sí, aquello que se transmite en todos los lugares de la Tierra a través de las generaciones y por medio de narraciones, de manera que no se pierda la maravillosa esencia de los valores trascendentes e infinitos.

Yo prefiero estas tres películas, aunque sólo sean estas tres, verlas, reverlas y volverlas a ver, antes que todos los libros, docentes y asignaturas inventadas por los gobiernos para hablar de civismo, como esa que acaban de inventar recientemente en la España de 2007, llamada "Educación para la ciudadanía". ¡No jodan! ¡Mil veces más me educa, dignifica y muestra qué es ser humano de verdad, sociabilidad y solidaridad, una auténtica delicia de película instructiva, espabiladora y moral como esta "Barbarroja", que toda esa demagógica cuyuntural y politiquera materia escolar obligatoria, empaquetada bajo el título de "Educación para la ciudadanía".

Fej Delvahe
Fej Delvahe
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20 de julio de 2008
61 de 64 usuarios han encontrado esta crítica útil
Akahige pertenece a ese selecto grupo de películas insuperables en las que el talento de Kurosawa, todas sus virtudes y señas de identidad afloraban a plenitud logrando la obra de arte. Y en cierto modo este film tiene un tono de despedida. Del blanco y negro y de su actor preferido, Toshiro Mifume. Tras 17 películas juntos, "el emperador y el lobo" dieron por finalizada su colaboración dejando tras de si una de las relaciones mas estrechas y satisfactorias que ha dado la historia del cine. Y como no podía ser menos, ambos lo hacen a lo grande, alcanzando de nuevo las cotas mas altas de su talento en este bellísimo film, que a pesar de la dureza de los temas tratados, no pierde un tono ligeramente optimista que no se prodiga mucho en la carrera del director y que a partir de esta película prácticamente desaparecerá de su cine. Una vez mas Kurosawa nos regala una historia sobre el aprendizaje, sobre la responsabilidad profesional y sobre el ser humano en general. Kurosawa realiza un rico y extenso retrato de personajes que logra que las tres horas que dura la película sea uno de los mayores placeres que el cine puede dar. Las diferentes histórias contadas son simplemente magistrales. El flashback de Matahachi es sin duda uno de los cortometrajes mas portentosos de la historia del cine, un prodigio de condensación, de puesta en escena, de emoción y capacidad de sorpresa. Pero lejos de ser un conjunto inconexo de pequeñas joyas, todo forma parte de un bloque compacto que tiene como principal objetivo mostrarnos el proceso de aprendizaje del protagonista eliminando todo elemento innecesario a pesar de su aparente dispersidad. De esta manera el esplendido guión pone la base para que Kurosawa pueda trabajar en la puesta en escena para el texto se convierta en magia cinematográfica. Y el director lo consigue a un grado casi insultante para el cine actual. Toda la primera parte del aprendizaje, en el que Yasumoto se mantiene aislado voluntariamente del mundo de Barbarroja y la clinica, Kurosawa se vale de separaciones visuales que le aíslan igualmente en el plano a personaje. Cualquier cosa es eficaz, una rama, una valla, una mesa (genial la de la mesa) o una vela. Pero el film esta lleno de metáforas y referencias que enriquecen la lectura de esta en cada visionado. Del mismo modo, como es habitual en el director, se vale constantemente de la insinuación mas que de la plasmación directa de las cosas, con lo que gana notablemente en poder de sugerencia, calando mas hondo en el espectador. Pero ante todo, mas allá de una perfección técnica irreprochable, encontramos una de las películas emocionalmente mas impactantes del director, que logra no solo una complicidad absoluta con el espectador, sino dejar una sensación de haber visto un film genuinamente entrañable e inolvidable. Una de las grandes obras maestras de la historia del cine.
cineoptero
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7 de diciembre de 2005
38 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es espléndida, digna del mejor Kurosawa, pero destacan dos pequeños bloques: la seducción de la mujer loca, interpretada por Kyoko Kagawa, irónicamente la actriz-icono de la inocencia adolescente japonesa (me recuerda esta escena a "Lillith" de Rossen) y, especialmente, el largo flashaback en el que el moribundo Sahachi cuenta su vida.
Son unos veinte minutos que están bien integrados en el conjunto de la película pero funcionan como un bloque independiente; y creo que se trata del mejor cortometraje de la Historia del Cine: qué lección de cine narrativo y a la vez plástico
Talibán
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17 de febrero de 2006
42 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra mirada más del maestro hacia los menos favorecidos. Kurosawa utiliza al engreído y joven médico cómo viaje interior hacia la humildad y la generosidad mientras en el viaje exterior sitúa la pobreza extrema como denuncia social: "¿cuándo han hecho los políticos algo por los pobres? Nunca." Efectivamente, y jamás lo harán. El mensaje para mí está bastante claro, hay personas con el don de ayudar a otras pero a veces no ven más allá de su sombra, y sin esas personas el mundo se vuelve algo más oscuro y frío.

Como bien han expuesto anteriormente, el ritmo narrativo de Kurosawa es impecable durante las más de tres horas de film y las degustas en un ti-ta. Mifune es un coloso y su personaje otorga al centro un aire más de albergue que de hospital, dónde todos los pobres son bienvenidos. Buena película e intenciones brillántemente plasmadas.
Txarly
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