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El halcón y la presa

Western Un sheriff abandona su puesto para perseguir a un joven mexicano acusado de violar a una pequeña de doce años. Es un joven rápido con el cuchillo, y difícil de capturar, por lo que su persecución es larga y complicada. (FILMAFFINITY)
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Críticas 22
Críticas ordenadas por utilidad
8 de febrero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un 'eurowestern' más que notable, aunque para mí no alcance el nivel de la épica y más compleja segunda película de su director, "Cara a Cara", si bien aquí Sollima también emociona y dota a esta cinta de una intencionalidad social más que interesante.

Incluso podría decirse que es más equilibrada y menos imperfecta que aquella, aunque no se eleve hasta sus cumbres. Y hasta más de carne y hueso, por tratarse más de una película con una historia y unos personajes, y no una película tan "de tesis" como aquella.

Aquí lo que nos cuenta Sollima es, básicamente, la persecución por parte de alguien que, por su reputación como "el típico héroe americano" a lo John Wayne, puede llegar a ser senador con apoyo de los económicamente poderosos, de un pobre 'matao', del típico malote de las pelis del oeste que suele ser tan 'matao' y tan marginal que ni la cámara ni las pelis que se habían hecho hasta entonces se ocupaban hasta entonces apenas de ellos. Aunque fueran tan malotes que a veces los 'mcguffin' se construyesen en torno a ellos.

Pero en este caso poco a poco iremos descubriendo que nada es como parece. Y, por supuesto, eso servirá a Sollima para llevar a cabo una crítica social implícita y que se desprende de la propia historia. Sin ninguna intención enfática o grandilocuente, ya que no hay nada de ello explícito en los diálogos.

El filme, que tiene cierto aire de 'road movie', nos trasladará a distintos ambientes con los que cual personajes cervantinos Corbett (Lee van Cleef) y Cuchillo Sánchez (Tomás Milian) tendrán que enfrentarse y de entre los que sobresale el rancho ganadero propiedad de una insatisfecha y voraz viuda (nuestra Nieves Navarro) rodeada por una caterva de maromos (Benito Stefanelli, Luis Barboo, Antonio Molino Rojo, entre otros), que constituye, tal vez, el segmento más morbosete de la cinta. Y, quizá, por que no decirlo, el que tiene menos que ver con el resto, aunque no por eso deje de interesar.

En el resto del filme hay poblados de braceros mexicanos, otro poblacho en que ejerce como Sheriff el bueno de Fernando Sánchez Polack (!), una caravana de mormones en la que conocerán a una adolescente casi niña Maribel Martín (!), una misión franciscana con un fraile expistolero (Antonio Casas), un pionero que va de tío majo y sale trasquilado (Lorenzo Robledo), ricachones texanos, mexicanos y hasta un austriaco (Walter Barnes, Herard Herther, Angel del Pozo, Alfredo SantaCruz), un sheriff tiyular borrachín y vago (Roberto Camardiel), un militar mexicano al que no le importa que yankis y juaristas se maten entre sí (Fernando Sánchez) y hasta una entrañable putilla que desea que su noviete, que no es otro que Cuchillo, la lleve a conocer el mar (Manolita Barroso/María Granada), y que, entre tanta balacera, nos regala una escena con él tan natural como dulce.

Mucho nombre español, ya ven, y eso, al menos a servidor, siempre le divierte y otorga a las pelis un plus curiosete. No en vano, en la producción estaba, junto al italiano Grimaldi, Tulio H. Demichelli. Y hay que decir que técnica y formalmente, en cuanto a dirección artística, la película es también muy resultona, y que lucen magistralmente los paisajes almerienses de Tabernes y el Cabo de Gata, pero también los de Navacerrada o La Pedriza.

Aunque eso sí, el que brilla como nunca, creo yo, y si te descuidas se come la pantalla, desde el principio hasta el final, es Lee van Cleef.
Echanove
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1 de noviembre de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se engaña a nadie afirmando que después de las películas que realizó Sergio Leone, el subgénero del Spagheti Western quedó en cierto sentido huérfano. Pero, aunque es cierto que no haya ningún director que haya mantenido una trayectoria tan excelsa como la del director romano (quizá el que más se le parezca sea Sergio Corbucci), también es verdad que puntualmente han destacado películas de un nivel notable, aunque sea de manera aislada. Es el caso de El gran silencio de Sergio Corbucci, de Hombre a Hombre de Giuilio Petrano, o en el caso que nos ocupa, El halcón y la presa, de Sergio Sollima.

El halcón y la presa, realizada en el 1966 es una película que aunque tiene semejanzas con otras películas del subgénero, también tiene unas diferencias bastante visibles. Por ejemplo, es una de las pocas películas no sólo del Spaghetti, sino también del Western, que tiene unas actitudes políticas de crítica muy bien concebidas. En este sentido la película se moja bastante a favor de romper muchos de los clichés y estereotipos del género.

Por otra parte la trayectoria del director, Sergio Sollima es menos sólida que la de otros directores de Spagheti (cosa que ya es decir) y apenas después de realizar la película dirigió alguna que otra obra más dentro del mundo del western, sin resultados excesivamente destacables (incluso volviendo a repetir el personaje que aparece en el halcón y la presa, el de Cuchillo Sánchez) para después realizar una serie de películas de thrillers urbanos de Serie B tan de moda en Italia, aunque sin grandes resultados. Quizá suene cruel pero seguramente con el halcón y la presa tuvo la suerte de dar con todas las teclas necesarias para realizar una película bastante notable. Y claro está, encontrar a dos actores de la talla de Lee Van Cleef y Tomas Milian.

Como ya decía, es cierto que la película sigue muchas de las reglas que surgieron con la aparición de las películas del gran genio Sergio Leone. No tenemos a Clint Eastwood, pero tenemos a Lee Van Cleef, un actor que ya aparecía en las películas de Leone y que repetiría muchos papeles dentro del subgénero. Sin duda realiza para la película una de las mejores interpretaciones de su carrera y su gestualidad acompaña muy decentemente a la caracterización del personaje. Tampoco el argumento a priori parece diferenciarse mucho de otras películas westerns. En este caso nuestro personaje principal, deberá seguir los pasos de un criminal mejicano, Cuchillo Sánchez, interpretado por Tomas Milian, al que se le supone un crimen de violación a una menor.

Pero en realidad, El halcón y la presa es una película mucho más compleja que otras películas. Incluso, pese a no ser mejor que las mejores obras de Leone, si encontramos una actitud de crítica y análisis social que no existía en las obras del director romano.

Y es que, nuestro personaje es enviado por un hombre de negocios norteamericano que tiene mucho interés en deshacerse rápidamente del personaje que interpreta Tomas Milian. Poco a poco la película irá desvelando sus cartas…en realidad, nada es tan simple como parece en un primer momento. Tomas Milian no es más que un chivo expiatorio al que se le atribuyen crímenes que no ha cometido. Una jugada argumental que nos revela las intenciones maquiavélicas de las altas esferas, que intentan ocultar un atroz crimen echando las culpas a un personaje de una condición inferior al que todos tomarán por culpable de primeras. La película aún va más allá, reflexionando sobre el propio género. ¿Por qué en muchas películas del género, el malo siempre es el inmigrante o el extranjero? ¿Por qué los indios? ¿Por qué esta insistencia en pintar a los mexicanos como seres mayoritariamente abominables? La película le da un vuelco a todas estas cuestiones. Si en un primer momento parecía que se iban cumpliendo todas las premisas arquetípicas, a medida que avanza la película nos daremos cuenta del error de juicio inicial, que no sólo toma el público, sino también nuestro personaje principal interpretado por Lee Van Cleef.

Y es que otro de los grandes éxitos de la película es la caracterización psicológica de los personajes. Si en muchos de los spaghetti westerns, los personajes principales no son más que muñecos de trapo o peleles que lo único para lo que sirve es para empuñar un arma y apretar el gatillo, en el Halcón y la presa sucede lo contrario. Reveladora es una frase que el personaje de Lee Van Cleef le espeta a su superior, una vez ha descubierto el engaño, cuando le pregunta si se pensaba que él simplemente era uno más de los hombres que disparan sin preguntar antes (una vez más una referencia a otras películas del género). Tanto el personaje de Lee Van Cleef como el de Tomas Milian resultan mucho más profundo de lo que en un principio propone la propia película. Van Cleef no es un simple pistolero mercenario, sino que tiene un código ético bastante insólito. Por otra parte, Tomas Milian no es tampoco un simple bufón (como se intuye en los primeros compases de la película, con su actitud cómica y graciosa) sino que demuestra ser un hombre de carne y hueso. En algunas secuencias el film nos muestra secuencias intimistas en las que su personaje revela una complejidad pocas veces vista en el Spaghetti Western.

Argumentalmente la película tiene mucho de Road Movie. No escoge un espacio único para desarrollar la acción, sino que los personajes irán avanzando por diversos parajes debido a la búsqueda. Paradójicamente es un viaje que hará evolucionar a los dos personajes, de tal manera que el desarrollo de la película nos hace pensar que no es casual esta elección.

http://neokunst.wordpress.com/2013/11/01/el-halcon-y-la-presa/
Kyrios
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11 de mayo de 2021
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Resulta extraño que el mismo año (1966) que se estrenara este "Halcón y la presa" (Sollima) lo hiciera también "El bueno, el feo y el malo" (Leone). Son numerosos los elementos comunes que encontramos en las dos cintas.
La de Sollima centra la atención ya desde el título en dos únicos protagonistas, el Halcón, Jonathan Corbett (Cleef) y la Presa, Cuchillo Sánchez (Milian), que guardan un cierto paralelismo con el Hombre sin nombre (Eastwodd) y muy notable con el entrañable Tuco (Wallach). Aquí el "malo" se descarta aunque aprovechando el actor que asume otro rol diferente.
La similitud entre Tuco y Cuchillo trasciende la exagerada suciedad de ambos para alcanzar a los diálogos con reacciones y frases casi idénticas. Como por ejemplo la célebre "El mundo se divide en dos tipos de personas, los que están al final de una cuerda y los que disparan" (Leone poco más o menos), aquí adaptada a "El mundo se divide en dos partes, los que huyen y los que persiguen".
Las dos obras tienen cierta extensión y abordan situaciones en ambientes muy diferentes. En la de Sollima la presencia del perseguido entre los mormones, en el rancho "taurino" (sobra por completo), el paso por casi el mismo convento franciscano de Leone, el poblado mexicano donde luce como nunca Fernando Sancho o, finalmente, entre la aristocracia texana y mexicana. Muchos parecidos, y eso sin contar con la música de Morricone o los áridos paisajes "tabernarios".
Como reconocen otras reseñas, "El halcón y la presa" es uno de los mejores westerns mediterráneos tras los de Leone. Técnicamente impecable, ambientaciones, interpretaciones, música, fotografía. De esta última destacamos la escena final cuando cada uno sigue su camino adentrándose ambos en el desierto.
Personajes bien cuajados, ricos en matices, tal vez demasiado recargado Cuchillo. Ingenioso y astuto que sabe salir siempre adelante, como en la escena de la "picadura" de víbora cuyo veneno extrae chupando la sangre primero y luego abriendo una herida con el cuchillo pasado por el fuego para provocar una hemorragia mayor.
No vemos tanto mensaje político como otros críticos pero es igual. Estamos en México donde aun hoy siguen dándose parecidas injusticias sociales. Tampoco parece tan novedosa la presencia del barón austriaco, "Treinta y tres duelos, treinta y tres viudas". Ahí está para demostrarlo toda la saga de El Zorro y otras muchas cintas por el estilo
Concluyendo, una buena película que recomendamos vivamente.
Lafuente Estefanía
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17 de junio de 2021
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Apreciable western ítalo-español dirigido por el especialista en policíacos Sergio Sollima y protagonizado por una curiosa pareja, Tomás Milian y Lee Van Cleef, acostumbrados ambos a interpretar personajes no demasiado recomendables y que aquí encarnan respectivamente a un escurridizo vagabundo mexicano acusado de violar y asesinar a una niña y a un texano experto en cazar bandoleros empeñado en darle presa aunque para ello tenga que atravesar montañas, desiertos y lo que le echen. Lógicamente, a medida que pasa el metraje la historia se va enrevesando y las cosas no son exactamente como parecían al principio...

"El halcón y la presa" copia con bastante descaro las constantes estilísticas de las películas de Sergio Leone (la ambientación en desiertos inhóspitos y pueblacos polvorientos, los duelos al sol, los personajes amorales, el uso de la música para crear tensión en las escenas clave...) pero por lo menos las copia con buenos resultados, y las pone al servicio de una historia interesante (en la que se introducen elementos de crítica social y algo de mensaje político) y unos personajes que a medida que esa historia progresa se van volviendo más profundos y complejos. Eso se consigue en parte gracias a unos diálogos concisos pero sustanciosos y en parte debido a unas interpretaciones bastante buenas, sobre todo por parte de una pareja protagonista que se compenetra bastante bien.

Imprescindible para los amantes de las películas del Oeste con algo de trasfondo ideológico/social, y recomendable para aficionados al western en general.
elviajero
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13 de julio de 2023
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Dirigido por uno de los Sergios del cine italiano, este filme suele ser un tanto infravalorado. La película suele ser catalogada como buena o digna, al momento de agrupar los eurowestern de acuerdo a su calidad, queda ubicada desde la mitad hacia arriba. Sin embargo, no se le ubica a la altura de filmes tales como "Agáchate Maldito" o la trilogía del dólar; si el apellido del director fuese Leone sería un clásico.
Jonathan Corbett, un prestigiado pistolero que prácticamente a erradicado a la escoria de Texas, es contratado para capturar a "Cuchillo" Sánchez, quien es acusado por el crimen de una niña. Es el inicio de un juego del gato y del ratón; a medida que transcurre el filme se demuestra la real culpabilidad del acusado.
Lee Van Cleef, para muchos el verdadero rostro del western europeo (incluso por sobre Eastwood), interpreta a Jonathan Corbett. Tomás Milián, otro habitual del género, es "Cuchillo"; para algunos su actuación es descollante, llegando a opacar a Van Cleef; para otros es sobreactuado en exceso, transformando a Klaus Kinski y Jim Carrey en actores moderados. En un pequeño rol vemos otro rostro clásico del eurowestern: Fernando Sancho.
"Cuchillo" es un personaje con suficientes argumentos para estar a la altura de Django, Sábata o Sartana. Lástima que sólo apareciera en 2 películas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Christopher Cusching
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