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España España · Shangri-La
Críticas de Echanove
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Críticas 209
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
4
12 de abril de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se entiende que Mario Moreno renegara bastante de esta película con la que se intentó. sin éxito, dar continuidad a su incursión en Hollywood unos años antes con la apreciable "La Vuelta al Mundo en 80 Días" (Michael Anderson, 1956).

Y es que el personaje que en ella interpreta, el humilde mexicano Pepe, es tratado por el imposible guión de modo infame: noble, bueno, inocente, siempre dispuesto a ayudar, pero también con muy pocas luces, destilando una especie de paternalismo gringo hacia los vecinos pobres del sur que resulta bastante estomagante. Y sin apenas asomo del 'Cantinflas' que todos hemos conocido, en cuyas películas, aunque a trompicones, la comedia casi siempre tenía cierta intención social, gracias a un personaje mucho más empoderado y consciente. Y cuyo humor descacharrante podía a veces rozar lo subversivo, aunque fuese 'ma non troppo' y de modo que lo pareciese aunque no lo fuera nunca del todo.

La película además es (y se hace para el espectador) larga de narices. Pese a los innumerables y agradecibles cameos que la salpimentan con peña hollywoodiense haciendo de sí misma. O a algunos números musicales notables. O a que Shirley Jones, sobre todo al principio, esté tan bonita como encantadora.

La historia, por lo demás, es imposible en lo tocante a las relaciones entre el trío protagonista y todo lo que sucede, incluyendo todo lo referente al caballo, que hasta le da al filme cierto aire bizarro. Y es que, pese a todo lo anterior, no cabe duda de que la peli puede tener cierto interés para el cinéfilo curioso como rareza de alto presupuesto.

Sidney era además un buen director, especialmente de musicales, y su buen hacer tras la cámara se hace notar en algunas secuencias aisladamente consideradas, aunque en conjunto y por sus intenciones la película sea, como ya he dicho, bastante infame. A resaltar:

---El número de baile de la Jones con dos maromos (Michael Callan, Matt Mattox), en un garito nocturno de beatniks, prefigurando en su contenido un poco lo que sería un año después "West side Story" (Robert Wise, 1961).

---La secuencia inmediatamente posterior entre una pizpireta Jones y Mario Moreno. Junto a la secuencia en que, nada más llegar Pepe a Hollywood, se conocen, es de lo mejor del filme por su naturalidad. Y no deja de tener su gracia que hablen de su "delantera" y que 'Cantinflas le replique con un dicho mexicano según el cual un "carrito chico" llega a los sitios y es más fácil de manejar que uno grande.

---Los cameos con Bing Crosby y, sobre todo, el de Jack Lemmon en pleno rodaje de "Con faldas y a lo loco" (Billy Wilder, 1959). El cine dentro del cine, un 'crossover' de la realidad con la ficción que aisladamente contemplado mola. Igual que todo lo del 'ratpack' en Las Vegas. O lo de Kim Novak.

---La 'mordida' de una cebolla que Pepe ofrece al policía de fronteras (Ernie Kovacks) con toda la intención del mundo.

---Todo lo del Cantinflas en e apartamento de Janet Leigh, incuida la lposterior legada de Tony Curtis

---Los paisajes de Acapulco. Están muy bellamente fotografiados, aunque la película decae muchísimo desde que la acción se traslada allí.

---El baile de Chevalier,que también hace de sí mismo, con Dailey y Cantinflas.

---Shirley Jones interpretando, rodeada de niños, por las calles de Acapulco, y junto a un entusiasmado y cándido Pepe, la canción del mismo título. Epitomiza de algún modo la película. Lo meliflua y bobalicona que es y el estupendo melodrama que podía haber sido si el guión hubiese apostado por ahí.

¿Acaso no se podía haber hecho un comedión melodramático magnífico acerca de los imposibles y no correspondidos amores del simpático y entrañable 'pelao' mexicano por la pizpireta camarera y de la relaciones de ambos con el director borrachin y venido a menos (Dan Dailey) ?

Con un mejor guión más realista, a George Sidney le habría quedado una peli mucho mejor. Aunque el que lo habría hecho también de maravilla hubiese sido Frank Capra, un tipo capaz de convertir cualquier sueño, por irreal que sea, en creíble. Lo seguía haciendo por aquel entonces en maravillas como "Millonario de Ilusiones" (1959), otro 'semimusical' que tiene en común con este la presencia de un crepuscular Edward G. Robinson. Allí grandioso y aquí muy desaprovechado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Echanove
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7
9 de abril de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puede que no sea una película tan acabada como "La Túnica Sagrada" (Henry Koster, 1953), tan solemne, tan imponente, pero esta continuación centrada en el personaje de Victor Mature tiene la misma emoción, épica y suntuosidad visual, además de un ritmo narrativo ncluso más brioso que aquella.

Incorpora asimismo una trama sentimental a través de las relación pasional de Demetrio y Mesalina, encarnada por una Susan Hayward entonces en plenitud, que no deja de tener su atractivo como contraposición al más casto y puro amor que el griego siente por Lucía (Debra Paget).

Además, al incluir todo el mundo de los gladiadores dirigidos por un jovencísimo Ernest Borgnine, y los espectáculos en el Coliseo, o la cuestión de la sucesión de Calígula (Jay Robiinson) por su tío Claudio (Barry Jones) hay en la cinta una serie de elementos adicionales al religioso que, sin detrimento de este, hacen la película "más de aventuras" que su predecesora. No es a ello ajeno que el apoyo en los textos bíblicos de la trama sea mucho más leved, aunque se mantenga el personaje de San Pedro (Michael Rennie).

Por otra parte, pese a sus proverbiales hieratismo e inexpresividad, Mature, que repetía de la entrega anterior, está bastante bien, igual que el hasta hoy para mí desconocido Jay Robinson como un histriónico Calígula.

En definitiva, una más que digna secuela en nada inferior a la cinta que le dio origen y en la que, por si fuera poco, vuelven a brillar con luz propia el cuidadísimo diseño de producción, el vestuario o los decorados, para poner en pie un estupendo y trabajado guión (en este caso original y no basado en una novela como en "La Túnica Sagrada", aunque esta peli proceda de aquella).
Echanove
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7
8 de abril de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si uno investiga un poco, verá que aunque "La tunica sagrada" haya pasado a la historia como el primer filme en Cinemacope, ya había habido durante el tránsito del mudo al sonoro un intento en Francia a través de un cortometraje, "Construyendo un fuego" (Claude Autant-Lara, 1930), basado en un relato de Jack London, aunque parece que está perdida. Incluso habría que añadirr, tal como se indica en IMDB, que aquel mismo año 1953 se rodó otra película con el nuevo formato panoraḿico pocas semanas antes que esta, "Cómo casarse con un millonario" (Jean Negulesco, 1953), aunque se estrenara también en los cines unas semanas después que la que nos ocupa.

En todo caso, "La túnica Sagrada" ha pasado a los libros de historia el cine como el largometraje en que por primera vez se utilizó el Cinemacope. Y si ello no es del todo cierto, tal vez se explica porque dicho acontecimiento en la de Jean Negulesco va unido a otro acontecimiento como el protagonismo de Marilyn Monroe, algo que muchos cinéfilos consideramos un tan gran acontecimiento en sí mismo, que eclipsa el resto de rasgos o singularidades de cualquier peli.

Pero eso sí, dicho todo ello, se debe agregar que "La Túnica Sagrada" acredita muy bien su fama de 'blockbuster' de su época, pues se trata de todo un espectáculo y un placer para los sentidos gracias al partido que se saca al nuevo formato. El diseño de producción de la Fox en cuanto a vestuario, decorados, escenarios, es apabullante; la fotografía, suntuosa; y el diseño de los planos, en cuya composición suele haber siempre muchísimos extras, cuidadísimo.

El filme es tremendamente pictórico, desde que se inicia con la visualmente brutal, por abigarrada, secuencia inicial del foro a ltoda la parte final, en que Marcelo (Richard Burton) retorna a Roma acompañado por Demetrio (Victor Mature) y San Pedro (Michael Rennie). En estas secuencias en Roma incluso llega a percibirse cierto eco de pintores clásicos como Gerard David, del mismo modo que muchos de las escenas en interiores en Jerusalén recuerdan la pintura bíblica de pintores de la llamada "escuela veneciana" como Tintoretto.

Parece que Burton abominó de la película y que la crítica fue bastante unánime en decir que estaba muy frío e inexpresivo. No estoy del todo de acuerdo con que estuviera tan mal, aunque su interpretación no sea lo mejor del filme y seguramente no era el más idóneo para el papel. A diferencia de lo que pasa con Víctor Mature, cuyo hieratismo y sempiterno gesto de estreñimiento no le va nada mal al suyo.

Y es que, en cualquier caso, esas posibles deficiencias se superan por el carácter épico del filme, con no pocos momentos de emoción: a destacar al respecto el duelo de espadas de Marcelo con el oficial romano inmediatamente después de su conversión en Palestina, posiblemente la cumbre del filme, junto a la de la crucifixión (que también es de una espectacularidad hasta entonces pocas veces vista) o el desenlace un desenlace final, que tampoco es manco.

Y es que asimismo, y a diferencia de tantos 'blockbusters' actuales, la espectacularidad de la película no es nada vacía, sino que está al servicio de una historia, tan sublime como maravillosa.

P.D. Una curiosidad del filme, si se ve en versión original, es el "cameo de doblaje" que, según IMDB, hace Marylin Monroe de una esclava que en Capri anuncia a Marcelo y a su prometida (Jean Simmons) que Tiberio (Ernest Thesiger) quiere verlo.
Echanove
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7
5 de abril de 2024
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque mi musical favorito de Rita Hayworth es y será siempre "Las Modelos" (Charles Vidor, 1944) este inmediatamente posterior tiene también su encanto, además de parecida textura visual y el mismo tono modesto, simpático y desenfadado que impregna ambas cintas.

Aquí nos encontramos en el Londres de los bombardeos nazis, el del 'Sangre, sudor y Lágrimas' de Churchill, como telón de fondo de otra comedia musical romántica y algo melodramática en la que, si bien el contexto es casi lo de menos y las lágrimas por la guerra sólo llegarán al final, sí sorprende la rapidez con que Hollywood se adaptaba a la realidad de modo casi periodístico: el filme debió empezar a rodarse nada más terminar en Europa la guerra y comienza con un flashback que retrotrae el tiempo unos años antes.

Todo es muy sencillo y convencional en cuanto a estructura y argumento, y lo hemos visto, en esencia, muchas otras veces, pero no por ello deja de funcionar bien, incluido el dramático giro final nada previsible. Y, además, Rita, que, según IMDB, estaba entonces embarazada, está tan radiante como siempre en uno de esos papeles que rimaban y riman con su propio mito y quien sabe si también con su vida, si es que una cosa y otra son separables.

A recordar:

1. La secuencia en que Tommy (Marc Plattl) baila a los acordes de un discurso de Hitler.

2. El primer asedio de Paul (Lee Bowman) a Rosalind (Rita Hayworth), tras llevarla a su apartamento. Esta le echa una mirada oblicua de las que pocas veces se ven en una pantalla, antes de que se sienten en el sofá, que pocas veces se ha visto. Es, además, una escena divertida.

3. Los bailoteos y el número con el xilófono de "El Gran Waldo" (profesor Lamberti)
Echanove
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5
4 de abril de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un 'peplum' religioso' tan soso como anodino en el que tal vez lo más curioso y reseñable sea la presencia de la figura mencionada en los Hechos de los Apóstoles de Simón El Mago, siendo su intérprete, Jack Palance, tal vez lo mejor de la película.

El decorado minimalista de cartón piedra, como ya han comentado muchos, es bastante peculiar, pero ese no es el mayor problema del filme, sino su ritmo y factura desganados y cansinos, en un metraje de más dos horas, con continuos altibajos, que se hace largo y al que, sobre todo, la falta chispa.

Sin ser del todo malas las interpretaciones de Pier Angeli (que incluso está bastante bien) de o Virginia Mayo (que pocas veces ha hecho de mala tan mala), quien más desentona es un desvaído Paul Newman, que seguramente nunca ha estado peor. Quizá porque no creía demasiado en una película de la que luego renegó y en la que hizo lo que pudo, pero que, en todo caso, no despliega nada de lo que luego sería su potencial pese a que podría haber aportado mucho más al personaje.

El guión tiene también el problema de no seguir una línea clara y definida aunque en su planteamiento inicial promete mucho. Lo diálogos son, en general, parcos y planos, aunque de vez en cuando emitan algún destello brillante y aislado, al tratar temas como la espiritualidad cristiana, como un eco (supongo) de la novela en que está basado.

La secuencia de "Palance/Superman" es, como mínimo sorprendente, y en la del final, lo malo no es solo la perorata de Pedro (Lorne Green) sino lo feo del 'travellin' hacia atrás que la acompaña.
Echanove
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