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Mi gran noche

Comedia A José lo envía la ETT a un pabellón industrial de las afueras de Madrid para trabajar en la grabación de una gala especial de Nochevieja. Cientos de figurantes como él llevan semana y media encerrados y desesperados mientras fingen celebrar con alegría la falsa venida del Año Nuevo. Alphonso, la estrella musical, es capaz de todo para asegurarse que su actuación tendrá la máxima audiencia. Adanne, su antagonista, joven cantante latino, ... [+]
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Críticas 118
Críticas ordenadas por utilidad
4 de enero de 2016
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues qué decir de Mi gran noche.
Lo primero que hay que hacer notar es que realmente no es una película. Es más bien una colección de sketches humorísticos pegados unos con otros que están más o menos relacionados entre sí pero que podrían no estarlo, porque son sobre todo una excusa para que vaya desfilando por allí el estelar reparto que ha reunido Álex de la Iglesia para la ocasión (y, unos mejor y otros peor, la verdad es que forman un conjunto muy divertido que le pone muchas ganas al asunto). No busquen una historia que vertebre los sketches porque no la hay. No busquen un guión con planteamiento, nudo y desenlace porque no lo hay... o lo hay solo a medias. La propuesta es fresca, más o menos divertida y se deja ver muy bien, pero se puede esperar más de alguien que nos entregó El día de la bestia o La comunidad.
En definitiva, pasable, entretenida, con puntos divertidos, pero en absoluto uno de los mejores trabajos de su director, entre otras cosas porque no se puede considerar una auténtica película.

Lo mejor: Su frescura, su buen humor y los actores
Lo peor: Es una excusa más que una verdadera película, y no tiene un verdadero guión.
Sibila de Delfos
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7 de enero de 2016
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Probablemente no haya nada más chabacano, hortera y Kitsch que las programaciones televisivas de fin de año, navidad y celebraciones similares. No hace falta más que recordar los bochornosos programas de este mismo pasado fin de 2015, donde las diversas cadenas competían por exhibir el programa más nauseabundo posible. Eso es precisamente lo que plasma Mi Gran Noche (Mi Gran Noche, 2015) la última película de Álex de la Iglesia, y que desgraciadamente, también se acaba empantanando en el mismo tema que retrata.

El Argumento, irremediablemente nos evoca a otros filmes de Alex de la Iglesia, y en este aspecto podemos decir que el cineasta es terriblemente fiel a sí mismo, quizá hasta al extremo. El filme se ubica cronológicamente en las navidades del 2015 (pasado año), cuando una cadena de televisión se encuentra rodando el programa de año nuevo, que debe emitirse en breves. Sin embargo, las cosas no van nada bien en el programa, que es un caos absoluto, y que lleva ya vario tiempo rodándose. Ahí entra en acción el personaje principal, interpretado por Pepón Nieto (quien hace el personaje que tantas veces le hemos visto hacer, de torpón bonachón; por cierto con una de las pocas secuencias que merecen destacarse desde el punto de vista de la puesta en escena) quien se convertirá en un actor de reparto en este especial Show navideño. Lo cierto es que es difícil describir con palabras el grado de surrealismo que alcanza la película ya desde el primer momento.

Todo es una absoluta farsa que se desvía por el esperpento más cáustico, tal y como pasaba en otras películas del cineasta, como Muertos de Risa (Muertos de Risa, 1999). Algunos comparan la película con la tradición Valle-Inclánesca, pero lo cierto es que incluso De la Iglesia va más allá. Y ahí es exactamente donde radica el problema del filme, que de hecho puede comprobarse ya desde los primeros momentos, donde como en los peores filmes españoles nos encontramos con una conglomeración de caras conocidas, amigos y socios del cineasta y demás casta conocida del cine español, que pululan por el filme sin ningún objetivo claro. Siguiendo las peores tradiciones de las películas del amiguete Segura, el filme se dedica a coleccionar famosos como quien colecciona cromos, buscando desesperadamente en el espectador la sonrisa cómplice.

Pero evidentemente, esto es sólo un aperitivo más. El auténtico problema radica en que los personajes del filme no tienen ningún rumbo bien definido, sino que son simples monigotes que utiliza De la Iglesia como una excusa para introducir sus propios fetiches cómicos. Pongamos por ejemplo el caso del personaje que interpreta Carlos Areces (quien por mucho que me duela decirlo, está francamente horrible, en gran parte por lo absurdo de su personaje). El cineasta es incapaz de mostrar los auténticos traumas del personaje, a pesar de que el filme se explaya bastante en ello (de manera ridícula por otra parte) dejando el carácter como un guiñapo desechado. El supuesto humor corrosivo que emplea el director acaba convirtiéndose precisamente en la misma idiotez que pretende criticar la película. Claro ejemplo de ello lo encontramos en el personaje de Mario Casas, que se nota que intenta ser gran parte del atractivo cómico del filme, convirtiéndose en un personaje que imita a los cantantes de última generación, que sólo son una cara bonita, y que además basa sus chistes en el repertorio más escatológico posible, y que acaba traspasando por reiteración su estupidez a la propia película.

Además, hemos de destacar en el filme la fallida crítica social que introduce el guión. Parece que el cineasta se ve impuesto totalmente por las circunstancias sociales del momento a poner como cuota una parte de ellas en la película. En la película somos testigos de la huelga que sacude violentamente los sets del plató, por el despido de numerosos trabajadores (un Ere). Siguiendo la bizarrada del desarrollo argumental, la película propone una violencia entre trabajadores y la policía digna de El Día de la Bestia (El Día de la Bestia, 1995). Como decía, más que una necesidad de guión, todo el trasfondo socio-político parece una inclusión con vistas comerciales, como la conversación vía Whatsapp entre el mandatario de la cadena y políticos, que no viene a cuento de nada.

Quizá rescatable de todo este desbarajuste sea el personaje que interpreta el gran Raphael. Actor en su juventud (de películas que sólo servían para vender su carrera como músico) la película mezcla inteligentemente la metaficción, convirtiendo un personaje que es la parodia exagerada de la imagen real del propio Raphael (Alphonso en la película). Ese carácter de estrella presuntuosa (llevado hasta el extremo) encuentra en la interpretación de Raphael su mejor activo. Sin embargo, ni su personaje ni su interpretación es suficiente para salvar la película de la quema.

https://neokunst.wordpress.com/2016/01/07/mi-gran-noche-2015/
Kyrios
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6 de noviembre de 2015
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
MI GRAN NOCHE empieza queriendo ser una broma gamberra y elaborada y acaba siendo una lamentable tomadura de pelo.
Promete, promete mucho con un arranque enérgico, vital, dinámico y apabullante, con un despliegue técnico y un saber hacer cinematográfico que nos hace creer que hemos recuperado a ese gran cineasta que era Alex de la Iglesia…pero todo es un espejismo.
Una vez planteadas todas las subtramas del desvarío que promete ser MI GRAN NOCHE, todos los personajes desquiciados, todos los guiños, los diálogos chispeantes y todas las situaciones hilarantes propias de un cómic de Ibañez, ya nada encaja y la película muere y se desintegra en una sucesión de momentos zafios, burdos, toscos , torpes y, chapuceros que no hacen más que empeorar y empeorar hasta desembocar en un final lamentable semejante a una mala imitación de un episodio de Benny Hill.
Ni siquiera interpretativamente nada ni nadie sobrevive a ese punto de inflexión en que empieza el descalabro (salvo quizás Blanca Suárez) y todos los personajes quedan huérfanos, sin nadie que les dirija ni saber muy bien qué coño hacen ahí.
Una comedia que no es divertida, ni entretenida, que provoca justo lo contrario de lo que pretende y que se convierte involuntariamente en parodiada en vez de en parodiante.
Apenas 20, quizás 30 minutos de buen y desmadrado cine y casi hora y media de aburrimiento, de gags sin gracia, de barco sin capitán y de vaca sin cencerro. No compensa.
MI GRAN NOCHE es como una montaña rusa que te eleva a lo más alto y después de la primera caída vertiginosa ya no hay ni subidas, ni bajadas, ni loopings ni retorcimientos, ni latigazos ni nada que te haga liberar adrenalina, ni siquiera te despeine, sólo un paseo sin sentido a ras de suelo y a una velocidad que te hace mirar con envidia al tiovivo donde has dejado a tu sobrino y no ves el momento de bajarte del carricoche.
Es como una metamorfosis de mariposa a oruga.
Es como comprar en el teletienda.
Es como un programa de Tele5.
Es como EL GUATEQUE en un videoclip de Camela
Es como mearse y no echar gota: frustrante.
piensaencines
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21 de enero de 2016
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
01/01(01/01/16) Alex de la Iglesia nos obsequia con un producto despreocupado, divertido, satírico, y con muy buenos momentos de humor, sin afán de trascendencia, solo hacer que pases un rato ameno olvidando tus mundanos problemas, y esto lo consigue haciendo una radiografía mordaz de las “celebritys”, ello con el telón de fondo de una rancia grabación de especial de Nochevieja, donde saca punta a la artificiosa alegría de las Navidades, y como a la fuerza tienes que estar alegre, quedando más que con sonrisa con cara de tontito. Guión del propio director junto a su guionista de cámara Jorge Guerricaecheverría compone un mosaico coral de historias que se entrecruzan de modo caustico y sardónico, con un crisol de personajes disfuncionales que rozan el esperpento, interpretados por una atractiva galería de actores, donde destaca sobremanera el veterano cantante Raphael, llevaba 44 años sin actuar en cine (Desde 1971 con “Volver a nacer” de Javier Aguirre), lo hace con mucha vis cómica parodiándose a sí mismo, le acompañan un “ejército” de actores que dejan un gran regusto.

La acción se desarrolla durante la grabación del especial de Nochevieja del 2.015 de la cadena Mediafrost, varias historias en paralelo se suceden. José (Pepón Nieto) es requerido una noche por una ETT para sustituir a un figurante accidentado en la filmación de dicho programa, al llegar a los estudios se encuentra una beligerante manifestación a las puertas por un Ere que la cadena ha hecho. Dentro es sentado junto a la guapa Paloma (Blanca Suárez), mujer que parece tener una maldición. Por otro lado está Alphonso (Raphael), un longevo divo de la canción que aspira a ser el que primero cante tras las campanadas, tiene al representante en Yury (Carlos Areces), su maltratado “hijo adoptivo”, el honor de ser primer cantante del año se lo disputa con un ídolo de quinceañeras, el ingenuo y mujeriego Adanne (Mario Casas), este a su vez será chantajeado por dos chonis, el representante de Adanne es Perotti (Carlos Pozzi), que intenta ponerle algo de cordura al díscolo intérprete. Por otro lado está la pareja de presentadores del programa, el ex matrimonio Cristina (Carolina Bang) y Roberto (Hugo Silva), a la gresca por el simplón guión que deben recitar. En otro apartado está el presidente de la cadena Benitez (Santiago Segura), intentando imponer su ordenes, en esto tendrán importancia las encargadas de la realización Rosa (Carmen Machi) y Amparo (Carmen Ruiz). Y para enredarlo todo más hay un enigmático tipo, Oscar (Jaime Ordóñez), admirador de Alphonso que aparece en la gala dispuesto a asesinarlo. También tienen importancia personajes como los figurantes Soriano (Enrique Villén), Josua (Luis Fernández) o la madre de José, Dolores (Terele Pávez).

La cinta resulta una especie de versión bufa de la obra de Luis Buñuel “El Ángel Exterminador”, y como bien he leído con subtramas muy con el aire berlanguiano, encierra a un puñado de personajes en un lugar del que no pueden salir, y allí monta un increscendo delirante de situaciones, que sí, serán, irregulares, algunas de sal gorda, pero las buenas son desternillantes, de gran humor corrosivo, caricaturizando los ajados especiales de Navidad, su impostada felicidad, la falsa alegría, su vacuidad, compiten en horteras con al Festival de Eurovisión. A través de este microcosmos se realiza un fresco punzante contra muchas de las lacras de nuestra tóxica cultura pop que nos acucian, como la prensa amarilla, las envidias entre aristas, contra nuestro afán consumista del sensacionalismo, contra la construcción de estrellas volátiles sin nada que ofrecer, contra la pretensión de conseguir la fama a toda costa, contra la mezquindad y arrogancia del famoseo, contra el egoísmo imperante en nuestra sociedad, contra la corrupción moral, donde la solidaridad es algo parece solo al alcance de personas cándidas. El director imprime un claro tono cañí donde se dan la mano de modo turbador el homenaje y la chanza, ejemplo es el personaje de Raphael, asimismo afronta temas de actualidad como la corrupción política, los eres televisivos, la explotación laboral, las chonis, las gruppies, o los reality shows, todo esto afrontado en un entrecruzamiento de historias perfectamente ensambladas, accidentes provocados por una gafe, dándose robo de semen vía felación, una violenta manifestación sindical, un egocéntrico cantante, un fanático asesino que se expresa mediante estrofa de canciones de Raphael, y más en esta hoguera de vanidades.

Alex de la iglesia ha sabido crear un universo propio, su cine es claramente reconocible, envuelve sus historias en el exceso, en el histrionismo, en el humor vitriólico, absurdo, surrealista, llegando al de brocha gorda, haciendo de sus relatos nota discordante con su dispersión, regando sus films de homenajes cinéfilos, ello siempre en un increscendo cuasi- bélico para desembocar en cuasi-de apocalipsis, encumbrando elementos icónicos en sus clímax finales, el edificio con el luminosos Scweppes de la Gran Vía de Madrid, las Torres Kio, o el Valle de los Caídos, desnudando con incorrección política las miserias de nuestra decadente sociedad, en este caso su campo de batalla es el rodaje de una Fiesta de Año Nuevo, donde con su aguijón mordaz arremete con un despliegue de humor bizarro contra la hipocresía, las falsas apariencias, el divismo, los ídolos de barro, colocando frente a un espejo deforme a sus personajes, algunos surgidos de la tradición hispana de la picaresca. Lo hace con un ritmo frenético, con momentos muy jocosos, imaginativos, magníficos los momentos musicales. Reseñables son los guiños cinéfilos presentes en la trama, como su divertida afición por Darth Vader (en “La Comunidad” un personaje estaba todo el film disfrazado de él), en este caso con un mítica frase, o con su final, claramente influenciado por la comedia de Blake Edwards, “El guateque”. (sigue en epoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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2 de febrero de 2016
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desfile multitudinario de caras conocidas para la nueva mierda de Álex de la Iglesia.

Todo lo nuevo que pare Álex acaba oliendo a rancio, no digo que parta de algo interesante y por momentos veo destellos de su buen cine pero lo que intenta parodiar o criticar se acaba volviendo en su contra, convirtiendo su película en una desdibujada parodia.

Sus amiguitos de la Academia de la Mafia y Artes Cinematográficas Españolas le comen la polla, le alaban pero su cine hace años que dejo de ser transgresor, ni rompe, ni me sorprende, si no que a cada nuevo film me acaba por demostrar que Álex es parte de la casta de la Academia.

En Fin….Álex, Esta No Es Tu Gran Noche.

_LO QUE MOLA: Dura poco más de 90 minutos.
_LO QUE NO MOLA: Lo caduco que esta su cine.
desaceleracion
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