Star Trek III. En busca de Spock

"La ira de Kahn" es la segunda película de la saga Star Trek, pero funciona como la primera parte de una trilogía esplendorosa que finaliza con "Misión: Salvar La Tierra". "En busca de Spock" es un filme muy emocional, en el cual las profundas relaciones entre Kirk, McCoy y Spock son llevadas al pathos absoluto. La lógica contra el corazón de nuevo. La personificación del sacrificio personal y profesional de un colectivo de personas con el único objetivo de volver a poder abrazar a un amigo.

Sin tener conocimientos técnicos de cine, lo que más destaca si comparamos LIDK y EBDS es el uso diferente del cromatismo. Mientras que la primera puede calificarse de oscura con uso predominante de tonalidades rojas, la segunda utiliza los colores fríos simbolizando un estado de angustia permanente de los protagonistas. James T. Kirk es sometido a pruebas muy duras y la interpretación que hace William Shatner está a la altura, desmintiendo topicazos injustos sobre la dudosa calidad de los actores trekkies, normalmente realizados por ajenos "sesudos" al mundo trek.

Destaco también la actuación de Mark Lenard, como el padre de Spock (Sarek), un vulcano de pura cepa que desconoce lo que son los sentimientos pero es capaz de ponerse en el lugar de los humanos aunque no le parezcan lógicos sus comportamientos: Un mensaje claro hacia la tolerancia entre culturas. De nuevo tenemos en el tajo a la Teniente Saavik, esta vez interpretada a mi entender con menos acierto por Robin Curtis, que ofrece una caracterización más fría y menos impulsiva de la vulcano que en "La Ira De Kahn".

Los villanos de turno son esta vez la raza enemiga de los terrícolas por antonomasia, los klingon, que entran por la puerta grande en una película Trek. El versátil actor Christopher Lloyd (el Doctor Emmet Brown de "Regreso al futuro") da vida al Comandante Kruge, un despiadado pirata que va en busca del Proyecto Génesis con la intención de masacrar planetas enteros (recordemos la discusión entre Spock y McCoy en LIDK acerca de la utilización de un elemento artificial creador de vida para destruir).

Sentencias como "El bienestar de la mayoría supera al bienestar de la minoría" han dejado huella indeleble en todo trekkie que se precie y, de nuevo, el final de la película vuelve a poner al público enfervorizado en pie de la misma manera que ocurrió en el filme anterior, deseando que la aventura continúe...

Leonard Nimoy dirige esta película para dejar claro quién manda aquí, y cómo son las cosas en el espacio, la última frontera. Y es que después de lo que pasó en la película anterior (La ira Kahn), esto no podía quedar así.

--*Contiene spoiler de la anterior película: La ira de Kahn, pero avisaré cuando empiece el spoiler de En busca de Spock.*----

Entretenida tercera parte de la serie Star Trek con su reparto original en plena forma, esta vez enfrascados en salvar a Spock del planeta Génesis. Lugar al que va a parar el vulcano de orejas puntiagudas después de sacrificarse por la tripulación del Enterprise al final de la segunda entrega. El capitán Kirk y su tripulación deberán salvar a Spock de un planeta que le ha devuelto la vida pero en el que corre un gran peligro debido a su naturaleza inestable ya que en realidad se trata de un experimento fallido. En su búsqueda tendrán que enfrentarse a los temibles Klingons.

Leonard Nimoy demostró su talento como director con esta secuela y gracias al éxito cosechado los productores confiaron en él para que se hiciese cargo de la dirección de la cuarta entrega que a la postre se convertiría en la más popular de la saga. Otro de los atractivos del film son sus magníficos efectos visuales obra de Industrial Light & Magic. La cuidada restauración de la franquicia en sus formatos de alta definición hace que se disfrute de ella plenamente.

En el apartado interpretativo destaca la presencia de Christopher Lloyd como villano de turno caracterizado para la ocasión y la fugaz presencia de Miguel Ferrer.

Dicen que, en Star Trek, las buenas son las pares y las malas las impares. En este caso se cumple, esta tercera edición no es mala, pero tampoco es buena, no tiene nada que destacar y se hace difícil realizar una crítica. Cumple sin más y ya está.
Es una película que va de más a menos, lo único reseñable es la parte del puerto estelar y el Excelsior, muy buena. Cachondísimo el momento en que dice el capitán "¿Cómo puede haber alerta amarilla en el puerto espacial?" y, luego, muy chulo todo lo que pasa a continuación.
Algo que no entiendo muy bien es el cambio de actriz con la teniente Saavik. Supongo que sería imposible, por el motivo que sea, volver a contar con Kirstie Alley, pero ¿tan importante es el personaje para tener que meterlo con calzador? A mi no me lo parece, creo que lo podrían haber hecho de otras mil maneras distintas y, todas ellas, mucho mejores.
Lo más destacable, en todo caso, el hecho de sacrificarlo todo en pos de una gran amistad.
Por último, ¿Christopher Lloyd de Klingon? Lo siento, pero tras verlo en "Regreso al Futuro" o en "Mi Marciano Favorito", un papel "serio" no le pega nada y se me hace muy difícil verlo así. En cualquier caso, tampoco es que lo haga mal, simplemente es que le veo la cara y me hecho a reir. Lo tengo encasillado en papeles cómicos.

Si seguimos con las corazonadas mal pintaba la nueva entrega de "Star Trek", nueva para 1984, "En busca de Spock", es decir, la tercera de la saga, cuando veo que han cambiado a la actriz que interpreta a Saavik, la resultona Kirstie Alley por la, al menos aquí, sosa Robin Curtis. Por otro lado, hay otra novedad a señalar. Que Spock, o sea, Leonard Nimoy, se pasa al otro lado de la cámara para dirigir la película. En lo demás, me da en la nariz que este largometraje se acerca al mero pretexto para hacer caja, con una trama que es una continuación artificiosa de la segunda parte, en gran parte rutinaria y descuidada en sus detalles. El intento no salió del todo mal, pues se convirtió en el noveno título más taquillero de 1984 en los Estados Unidos con 87 millones de dólares recaudados.

Sin meternos en un spoiler, pretenden sacar petróleo de la muerte de Spock. Resulta que ahora van a buscarlo porque creen que puede estar en el planeta Génesis, ese que se formó al final de "Star Trek II" (1982). Aunque hay cierto misterio y unos malos que pondrán en aprietos a la tripulación de la Enterprise, la película, bueno la saga en general, tiene un aire pulp que echa para atrás. Hay situaciones y diálogos que dan risa, ya por poco rigurosa (la atmósfera de cualquier planeta es respirable), ya por la escena en sí (ese kilingon espachurrando una babosa alienígena). Peor aún es el vestuario que lucen, en especial el de Chekov (Walter Koenig), que es tan feo, mezcla de muñeco y niño pequeño, que se lo cambian durante el viaje, no sé si por piedad o para evitar la revuelta del actor.