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Star Trek III. En busca de Spock

Ciencia ficción La victoria del almirante Kirk sobre Khan y la creación del planeta Génesis son triunfos inútiles. Spock ha muerto y McCoy, inexplicablemente, se ha vuelto loco. Una visita de Sarek, el padre de Spock, revela algo sobrecogedor: McCoy está albergando en su cuerpo la esencia vital de Spock. Kirk trata de ayudar a sus amigos, secuestra el Enterprise y desafía la cuarentena impuesta por la Flota Estelar en Génesis. Pero los Klingon también ... [+]
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Críticas 36
Críticas ordenadas por utilidad
22 de agosto de 2015
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
A mí hay algo que me inquieta desde que lo supe: la nominación al Razzie de William Shatner como peor actor... ¡del siglo! No del año, de una saga, de la década, no, no, sino de todo el siglo XX. Me entra la risa. No seré yo quien lo defienda, pero ¿no es demasiado? Pobre señor Kirk.

No sé si vamos de mal en peor o de peor a mejor o de mal a mal con «Star Trek» pero me temo que la cosa no levanta demasiado la cabeza. Después de una segunda parte movidita con una auto conciencia plena de ciencia ficción pulp dirigida a los seguidores, nos llega una tercera que ya ni recordamos pasados unos días. La historia continúa en el momento trágico con el que se acabó y con una tripulación de la Enterprise que se rebelará frente a sus superiores en plan machote para salvar a un amigo cuyo nombre no diremos aunque solo sea por aparentar cierto misterio que el título de la película se encarga de destruir.

El camaleónico Christopher Lloyd hará de villano malvado, valga la redundancia, que pondrá en apuros a nuestros amiguetes y les perseguirá de aquí para allá con oscuras intenciones. Percibo alguna mejora en las naves, no así en el vestuario hortera hasta las lágrimas. Esas combinación de (¿terciopelo?, ¿ante?) granate y camisa rosa que lleva Kirk o el cuello de bebé que Chekov lucirá durante unos minutos graciosísimos... O los pantalones abombados y estrechos en los tobillos... Manda narices.

Tonta y chapucera. Seguimos con esta larga saga de dudosa prosperidad.
Kaori
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20 de agosto de 2008
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si algún "trekkie" temió por el presupuesto que podía suponer la continuación de la saga debido a un inusual y estrepitoso final en "Star Trek II; la ira de Khan", respirarían aliviados ante la esperanza que resurgiera el mesiánico Spock. No solo está vivito y coleando sinó que se pone detrás de la cámara para supervisar su resurrección, llevando la batuta sin romper las reglas de un buen capítulo largo, en que hace sufrir a sus compañeros de tripulación en misión de alcanzar su paradero en un inestable planeta metamorfoseado por el proyecto Génesis.

Nimoy se lo pasa muy bien como director. Se olvida de su conciencia de vulcano. Hace que su amigo Kirk sufra un golpe muy duro ante la muerte de un familiar, pero aún más cuando reduce el Enterprise a escombros convirtiéndolo en una bola de fuego. También allana el camino a los archienemigos Klingon a los que da más protagonismo. De ellos apenas había reseñas en la primera película, y en la segunda entrega eran solamente mencionados. Christopher Lloyd (Alguien voló sobre el nido del cuco; Regreso al Futuro) y John Larroquette (Juzgado de Guardia) encabezan irreconocibles a tan proscrita raza. Sin una pizca de autocompasión se lo hacen pasar mal a Kirk y su grupo.

Eso de dirigir desde arriba merece elogios para un actor que siempre se la ha encasillado con su personaje de "mandado". ¿Realidad superando a la ficción? ¿Venganza? No hay respuesta. Solamente hay que ver la película y pasarlo bien. Luego juzgen.
Natxo Borràs
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4 de octubre de 2010
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La aún inacabada saga de Star Trek continúa con esta tercera entrega de las aventuras de la USS Enterprise. Prosigue con el hilo argumental de Star Trek II, donde Spock acaba muriendo y sus restos caen en el recién creado planeta Génesis, por lo que estamos ante un sencillo capítulo más del serial cinematográfico, mucho más simple si cabe que en la entrega anterior.

Leonard Nimoy decidió ponerse tras las cámaras en esta cinta después de convencer a los productores en un intento de evitar repetir su eterno papel del vulcaniano asesor científico Mr. Spock. Su dirección no es firme pero es correcta y está dentro de los cánones establecidos por la franquicia, al igual que las actuaciones del reparto, tan de serial de TV como de costumbre. Destacaríamos en esta entrega al histriónico Christopher Lloyd (el inolvidable Doc de "Regreso al Futuro") como un Klingon obsesivo y temerario que pretende hacerse con el secreto del proyecto Génesis. Sin duda, la mejor interpretación de la película.

El filme da un par de sorpresas inesperadas a los trekkies: un duro golpe al capitán Kirk y otro golpe aún mas duro a la Enterprise, todo por obra y gracia del imperio Klingon. Aparte de ello, la cinta se deja ver sin más y denota un ligero descenso en el interés general de la saga (siempre que no seas un trekkie), notorio ya en la segunda parte, que se recupera considerablemente en la entretenidísima cuarta entrega.

Sigue siendo Star Trek en estado puro, y son palabras mayores en la ciencia-ficción. Su estética y su magia sempiternas es lo que la salva de un suspenso alto.
Richy
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7 de agosto de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Solo dos años después de la exitosa Star Trek 2: La Ira de Khan (1982) llega a las pantallas el tercer capítulo de la saga galáctica creada por Gene Roddenberry, Star Trek 3: En Busca de Spock (1986). A Spock no hay que ir muy lejos para buscarle, por lo menos detrás de la pantalla pues su intérprete, Leonard Nimoy, es el director, rol que ya ejercería dos años después otra vez en Star Trek 4: Misión Salvar la Tierra (1988). Los resultados en taquilla, notables -76 millones ingresados con un coste de 17, cifra media baja para la época-.

El reparto, un copiar y pegar de la Flota Estelar bajo las órdenes del Capitán Kirk: William Shatner (James T. Kirk), DeForest Kelley (1920-1999, McCoy), James Doohan (1920-1985, Scotty), George Takei (Sulu), Walter Koenig (Chekov) y Nichelle Nichols (Uhura), repite por última vez Merritt Butrick (1959-1989, David, el hijo de Kirk). Las novedades vienen de Robin Curtis en un papel que en la anterior realizó Kirstie Alley (Capitana Saavik) y Christopher Lloyd (el villano Klingon, Kruge).

Situada de manera cronológica inmediatamente después de La Ira de Khan, este nuevo Star Trek cuenta como la Flota Estelar quiere retirar el USS Enterprise tras la agonizante última batalla. Kirk pide un último viaje, ir al planeta Génesis -recién creado en un experimento en la anterior película- a exhumar el cuerpo de su amigo Spock, muerto, para llevarlo a su planeta natal, Vulcano.

En términos cinéfilos, En Busca de Spock tiene menos alicientes que las dos anteriores entregas debido a un guión escaso de emociones fuertes, aunque mantiene las señas de identidad que tan bien funcionaron en La Ira de Khan, el equilibrio entre las estratégicas batallas espaciales, los combates cuerpo a cuerpo y la filosofía habitual de la que hace gala el Capitán Kirk y sus congéneres. Las finalidades de la película, simples, encontrar un modo de revivir a Spock para las saga -convincente argumento-, y ver el primer enfrentamiento en pantalla grande entre el Enterprise y sus enemigos acérrimos, los Klingons -deslucidos por un flojo villano Christopher Lloyd/Kruge-.

A destacar: la habitual ligereza de la propuesta, los efectos especiales, la música de James Horner -repitiendo en la saga- y la idea de revivir a Spock, posiblemente el único motivo de la existencia de En Busca de Spock.
David MS
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19 de octubre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Demasiado simple esta tercera parte. Y eso que el punto de partida podría dar para algo más complejo: la reencarnación del alma. La unión de la ¨fuerza vital¨ con su cuerpo después de la muerte, logrando el renacer. Pero el argumento no ahonda en ello, lo trata de una forma superficial: Spock dejó su esencia vital en McCoy, y hay que llevar esa esencia a Vulcano junto con el cuerpo para realizar la fusión. Me hubiera gustado que el tema se tratara mejor y no quedara tan ¨frío¨.

Por otra parte, y como verdadero tema a tratar en esta secuela, está la amistad, el sacrificio que conlleva y el enfrentamiento que supone ante la lógica. Kirk no duda en dejar de lado esa lógica y robar el Enterprise con la intención de recuperar a su amigo. El plan es simple: ir a Génesis, planeta creado en la anterior entrega, recuperar el cuerpo y visitar Vulcano. La cosa se complica por varias razones. Génesis está en cuarentena, su creación, además, ha fallado. El planeta es inestable, tiene cambios de clima bruscos, envejece a paso acelerado y se encamina a la destrucción. Por si fuera poco, un grupo de klingon desea hacerse con el poder de Génesis.

La parte de los klingon no me convence. Es demasiado forzado, metidos para hacer interesante la historia. Eso de hacerse con el Génesis ya lo hemos visto en la anterior. Christopher Lloyd hace un buen villano, pero está tristemente desaprovechado. Este personaje tratado de mejor forma podría haber llegado al nivel de Khan. Al final esa subtrama se queda en nada. Está también por ahí el devenir del hijo de Kirk, pero le pasa lo mismo, es una escena forzada, fría, un acontecimiento que debería tener una importancia y consecuencias mayores de las que aquí se muestran.

Otro punto que no queda muy claro es el enlace del cuerpo de Spock con Génesis. Así, tan libremente, ha reestructurado sus células llevando a cabo un renacimiento del cuerpo con mente vacía. Primero, eso no aporta nada. Segundo, como diría Spock, no es lógico. Y tercero, una vez más se trata el tema de forma superficial, sin explicaciones.

Demasiadas lagunas argumentales. Aún así, tiene buen ritmo. Los fx siguen siendo más que competentes y la bso es exquisita. A nivel de entretenimiento no se le puede reprochar gran cosa. Por lo comentado antes, sí. La sensación final es la de haber visto una película de transición, un mero trámite para traer a Spock de vuelta para la siguiente entrega.
Biopunk
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